City of Witches capítulo 74
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City of Witches capítulo 74 en español
Cambio III
Parte 1
Con un solo paso, pasó decenas de metros.
Amelia corrió colina arriba. Su capa, junto
con su camisón, ondeaban en el aire.
Si alguien de la academia la viera en su
estado actual, seguro que se sorprendería.
La elegante y noble Amelia esprintó bajo la
luz de la luna.
Era algo tan surrealista que la gente chismorrearía
sobre ello. Tal vez incluso entraría en la lista de Gehenna de sucesos
escandalosos creados por las brujas perezosas.
Sin embargo, Amelia no tenía tiempo para
preocuparse por asuntos tan triviales.
Estaba muy ocupada con el hecho de que Siwoo
era capaz de usar magia.
Y no era magia ordinaria, sino una magia de
autoesencia avanzada que Amelia no podía comprender a primera vista.
Además, pretendía usar esa magia para escapar
de Gehenna.
En esencia, no era gran cosa, no era más que
un esclavo que intentaba escapar de la esclavitud.
No había necesidad de que ella hiciera tanto
alboroto al respecto, era un comportamiento completamente normal. Pero, a pesar
de que su cerebro comprendía este hecho, su corazón no podía aceptarlo.
Debido a esto, su mente estaba en un estado de
caos.
Así que decidió preguntarle directamente. Tal
vez después de eso, ella podría aprender algo significativo.
Hasta entonces, cada intento de ella tratando
de llegar a una respuesta propia terminaría con ella dando vueltas en círculos.
“...”
Tomó un atajo desde el granero directamente a
la mansión.
Mientras saltaba por encima del jardín de
rosas, de repente dejó de moverse.
Se había dado cuenta de algo. La bruja no lo
había notado antes porque no sólo había tomado una ruta diferente previamente,
sino que lo que encontró también era bastante difícil de notar.
Amelia liberó su Zancada del Lagarto de Agua y
aterrizó en el suelo.
En el jardín, junto a la fuente, había un
carruaje aparcado.
Enseguida supo quién era la dueña del
carruaje.
Un emblema familiar bellamente tallado,
representando por dos pájaros gemelos.
“Condesa Gemini...”
En circunstancias normales, habría pasado de
largo sin prestar mucha atención.
Amelia era indiferente a la mayoría de las
cosas a su alrededor. El carruaje de una condesa ni siquiera la impresionaba.
Esa fue probablemente la razón por la que pasó
por allí de largo una vez.
Sin embargo, las palabras de Siwoo pasaron por
su mente.
'¿Has oído algo de la
Condesa Gemini? '
Después de volver a su alojamiento, Siwoo
mencionó a la Condesa Gemini mientras comía su pastel.
En ese momento, Amelia no le dio importancia.
Pero, hay algo
inquietante en su comentario.
Mencionó a la Condesa de la nada, desapareció
por la ventana a mitad de la noche y luego ella encontró el carruaje de la
Condesa aparcado cerca de su mansión.
Ella sabía que Siwoo había estado en buenos
términos con las gemelas últimamente.
“...”
Su intuición le gritaba.
Advirtiéndole de que algo podría haber
ocurrido.
Ella calmó su palpitante corazón.
No debería ser nada
grave.
Amelia no entendía por qué se sentía tan
nerviosa de repente.
En cualquier caso, dejó a un lado esos
sentimientos, respiró profundo y sujetó el picaporte de la puerta del carruaje.
Decidió entrar y echar un vistazo.
Si estaba la Condesa, podía inventar una
excusa adecuada e iniciar una conversación con ella. Si eran las mocosas las
que estaban allí, podría regañarlas y darles tareas adicionales.
No hay razón para tener
miedo.
No hay nada por lo que
estar ansiosa.
—¡Creak...!
Amelia abrió la puerta lo más silenciosamente
posible.
El interior del carruaje parecía mucho más
espacioso de lo que parecía debido a la magia espacial que se le había
aplicado. Pero había una curva colocada en la entrada, gracias a la cual ella
no podía ver el interior de inmediato.
Poco a poco, sintió un aire tibio que salía
del interior.
El aire parecía húmedo, en contraste con el
frío del exterior.
Sin querer, frunció el ceño.
Había un fuerte aroma a castañas, sudor y un
olor denso y desconocido con el que no estaba familiarizada.
Amelia abrió un poco más la puerta mientras se
aseguraba de no hacer ningún ruido que delatara su presencia.
Entonces, pudo oír el sonido que se filtraba
desde el interior al romperse la barrera de insonorización que rodeaba el
carruaje.
“Slurp... Mm...”
“Haa...”
Pero, el sonido que escuchó no le era
familiar. Al igual que el aire que sentía, se sentía húmedo y mojado.
Sonaba como...
¿Algo siendo chupado
vigorosamente? Y esos relamidos... ¿Se están relamiendo los labios?
¿Qué demonios están
haciendo?
Amelia frunció el ceño y ladeó la cabeza,
confundida. De repente, la voz de alguien le llegó al oído.
“Phew... Sr. Asistente... ¿Le gusta...?”
La voz de Odile. Aunque no pudo captar todo lo
que dijo debido a la distancia.
¿Sr. Asistente?
En ese momento, Amelia sintió un escalofrío
recorriéndole su espalda.
Su intuición le decía que algo iba mal, tan
mal que no podría entenderlo aunque lo intentara.
A pesar de ello, se inclinó más para poder oír
bien su conversación.
Ignorando el latido de su corazón, que latía
aún más rápido que antes.
“Después de correrte tanto, ¿aún la tienes así
de dura? ¿Realmente quieres manchar mi cara con tu semen?”
“Honestamente... es un poco difícil...”
¿Venirse tanto? ¿Quieres
correrte en su cara?
Una serie de diálogos incomprensibles entraron
en su oído.
El hombre que respondió a las palabras de
Odile era Siwoo, como era de esperar.
No podía ser otro, Amelia reconocía demasiado
bien su voz.
Al parecer estaba pasando el tiempo en el
carruaje con las gemelas a estas horas tan tardías.
Amelia apretó con fuerza el borde de su
capa.
Antes no pudo encontrarlo por ninguna
parte, quién iba a imaginar que estaba aquí, divirtiéndose con otras brujas
mientras dejaba atrás a su propia ama.
Su intención de disculparse con él se
desvaneció rápidamente, sustituida por una rabia inexplicable que surgió del
fondo de su estómago.
Esto también era una emoción que nunca
había sentido antes.
“Slurp... Sr. Asistente, se le ve
tan feliz. Me encanta.”
Sin embargo, de alguna manera, no sentía
que sería correcto para ella irrumpir.
¿Qué puedo hacer si entro de todos modos? Ese pensamiento hizo que sus pies se detuvieran en seco.
Además, si entraba mostrando su enfado,
¿no implicaría que estaba recorriendo el barrio intentando encontrar a su
esclavo desaparecido en toda la noche?
A pesar de todos estos pensamientos que
rondaban su mente, su curiosidad la venció.
¿Qué está pasando dentro exactamente?
Se dio cuenta de que sería una acción
tonta, pero desató su magia de todos modos.
[Magia de Percepción Sensorial].
Era magia que creaba órganos sensoriales adicionales
fuera del cuerpo.
La magia de Amelia formó diminutos y
delicados “receptores de color” utilizando el polvo de sus perfumes.
En un instante, creó algunas partículas
azules.
Con estas partículas finamente
elaboradas, podía observar algo más allá de lo que veían sus ojos desnudos.
A continuación, conectó estas partículas
a sus nervios ópticos.
Luego, siguió creando más receptores,
tomando todas las precauciones necesarias.
Esta vez, partículas rojas emergieron de
su mano.
Los dos colores se dispersaron en el
aire, se fusionaron y se volvieron completamente transparentes.
Estas partículas rojas se utilizaron para
borrar cualquier rastro de maná.
Como bruja de rango 22 en la jerarquía,
Amelia tenía un control preciso sobre estas partículas.
Por eso, sólo las brujas de alto rango
podían detectar su magia.
Engañar a los ojos de aprendices de bruja
como las gemelas, no era algo que valiera nada para Amelia.
“Fuuh...”
Amelia sopló suavemente aire por los
labios y empujó esas partículas hacia su interior.
Cuando suficientes partículas entraron,
le fue posible ver cada rincón y grieta como si estuviera mirando a través de
cámaras de vigilancia.
“¡...!”
Y entonces los vio.
Se tapó la boca para no emitir ningún
sonido.
Como esperaba, había tres personas
dentro.
Shin Siwoo, Odile y Odette.
Los tres tenían una cosa en común.
Estaban completamente desnudos, no
llevaban ni una sola prenda de ropa.
Pero eso no fue lo que la sorprendió.
Si estuvieran tomando té educadamente y dándose
un banquete, desnudos, ella podría exprimirse el cerebro lo suficiente y
entender el significado de sus acciones.
Pero...
Descubrió el origen del sorbo que había
estado oyendo.
Y casi dejó escapar una exclamación
cuando lo hizo.
Odile estaba chupando la cosa de Siwoo,
su polla, con la boca.
No lo hacía descuidadamente.
Al contrario, movía vigorosamente la
cabeza de un lado a otro mientras usaba la lengua y los labios para chupar
apasionadamente su polla.
Dicha polla estaba tiesa con venas abultadas
por todas partes.
Sinceramente, no era la primera vez que
Amelia veía las partes íntimas de Siwoo.
Ya había utilizado a Siwoo como material
de estudio, había visto su polla diez veces antes de esta ocasión.
No sólo eso, también había utilizado su
propia mano para hacerle eyacular.
Sin embargo, esta vez había algo
diferente.
Era mucho más grande y rojo de lo que
recordaba, lo que le daba un aspecto más desagradable a la vista.
Amelia se sintió como si estuviera viendo
a un león devorando los intestinos de un ciervo.
Ella sentía cómo se le retorcía el
estómago y se estremecía involuntariamente.
“Se siente bien, ¿verdad?”, preguntó Odile mientras miraba a Siwoo.
Ya veo.
Eso es sexo oral.
Amelia reconoció por fin el grotesco acto
que se desarrollaba ante sus ojos.
Era el acto en el que una mujer intentaba
dar placer a un hombre con la boca.
Recordaba haberlo visto en un manual que
había leído hacía mucho tiempo. Estaba escondido en una pequeña habitación de
una cabaña donde solía recluirse.
Ese mismo manual le servía de leña, ya
que, tras hojearlo brevemente, perdió rápidamente el interés por él.
Para su sorpresa, el acto que juzgaba
frívolo y sin sentido se estaba desarrollando justo delante de ella.
Odile, una aprendiz de bruja de la Casa
Gemini y su propia alumna, estaba arrodillada ante un simple esclavo mientras
le prestaba un servicio íntimo.
“Ugh... Srta. Odile...”
Amelia había estado intentando distraerse
de la realidad que estaba sucediendo frente a ella, pero la voz de Siwoo la
arrastró de vuelta.
“Fwah... ¿Estás a punto de correrte?”
Odile, que acababa de sostener su polla
entre los labios mientras la chupaba y lamía, susurró aquellas vulgares
palabras, como incitándole a eyacular.
“Te permitiré especialmente que esparzas
tus semillas sobre mi noble rostro.”
Una vez más, Amelia tardó demasiado en
comprender las palabras que acababa de oír.
Esparcir sus semillas sobre su noble
rostro.
Al recordar las palabras que acababa de
pronunciar Odile, comprendió por fin lo que pretendían hacer.
En ese momento.
Como un aguacero, el semen de Siwoo
salpicó toda la cara de Odile.
Odile no intentó evitar esos fluidos
impuros, ni mostró ningún signo de asco hacia ellos. Se limitó a aceptarlo todo
obedientemente.
Era como si lo hubiera anhelado.
Amelia retiró sus receptores.
Aunque ella no lo hizo conscientemente.
La escena que vio le hizo perder la concentración y, por eso, los receptores se
desvanecieron en el aire.
Se quedó aturdida mientras las conversaciones
entre las personas que estaban dentro pasaban por sus oídos.
Pero no pudo comprender ni una sola
palabra de lo que decían.
Había muchas cosas que quería decirle a
Siwoo.
En primer lugar, quería preguntarle por
su aprendizaje secreto de la magia.
En segundo lugar, quería disculparse por
el duro trato al que le había sometido.
Sin embargo, en cuanto vio lo que ocurría
en el interior del carruaje, su mente se quedó en blanco.
Su mano se aflojó de la puerta del
carruaje, haciendo que se cerrara de golpe.
En ese momento, recobró el sentido e
inmediatamente se alejó del lugar, como si huyera.
Parte 2
La noche loca había terminado y habían
acabado con la limpieza.
Siwoo acompañó a las gemelas hasta el
portal.
Odile cabalgaba a lomos de Siwoo mientras
se reía como un bebé.
Mientras tanto, Odette caminaba sola con
la pila de regalos de Siwoo en las manos y con un puchero en el rostro. Había
perdido una partida de piedra, papel o tijera, y por eso la habían tratado así.
“Srta. Odile.”
“¿Sí?”
“¿De verdad no escuchaste nada en ese
momento?”
“¿Cuándo?”
“Ya sabes, cuando tu rostro...”
“¿Qué pasa con mi rostro?”
Con una sonrisa traviesa, Odile se burló
de Siwoo.
“Cuando eyaculé en tu rostro... creo que
oí cómo se cerraba de golpe la puerta del carruaje.”
“No seas tonto. ¿Quién iba a merodear por
allí a estas horas?”
“Yo también lo pensé, pero...”
Sin embargo, no podía quitarse la
sensación de que realmente había oído ese sonido.
Se encontró mirando inconscientemente en
dirección al alojamiento de Ameila.
No, de ninguna manera.
Es de ella de quien estamos hablando.
“Haah... ¿Qué debo hacer ahora que he
descubierto algo que siente tan bien? Sr. Asistente, ¿por qué no se queda aquí?
Cuando finalmente nos convirtamos en brujas, te llevaremos de regreso a tu
mundo.”
“¿En serio?”
“Sí, si no te importa esperar unos 20—
no, 15 años deberían ser suficientes.”
“... Estoy bien.”
Es una propuesta seductora, pero de
ninguna manera esperaría 15 años.
“Para entonces, las dos ya habrán
madurado.”
“En efecto. El crecimiento de las
aprendices de bruja es ligeramente más lento que el de los humanos. Aunque,
para entonces nuestros pechos deberían haber crecido más.”
Creo que he oído algo que no debería.
Siwoo decidió ignorar deliberadamente la
última parte de su frase.
“Estamos aquí.”
“Gracias.”
Acompañó a las gemelas hasta la entrada
de la oficina de gestión del portal.
Odile bajó de la espalda de Siwoo con un
ligero salto.
La noche de
ensueño había pasado.
En cuanto los pies de Odile aterrizaron
en el suelo, las gemelas empezaron a discutir de nuevo.
Con sólo mirarlas, se dio cuenta una vez
más de que eran hijas de una familia noble.
Al mismo par de gemelas que las folló al
mismo tiempo, a las que penetró sus dos agujeros traseros y les empapó sus
rostros con su propio semen. Pensándolo bien, todo fue como un sueño.
Probablemente permanecería soltero el
resto de su vida.
Después de vivir en Gehenna, sus
estándares para las mujeres se hicieron más altos.
“Me divertí hoy.”
“Yo también.”
“Sin embargo, el Sr. Asistente trabajó
más duro.”
“¡Volveremos a jugar si tenemos tiempo!”
Siwoo no podía evitar sentir que de
alguna manera se las arreglarían para encontrar el tiempo para venir a
visitarlo de nuevo. Después de todo, eran las gemelas.
Su corazón se hinchó de anticipación.
“¡Sr. Asistente!”
“¿Sí?”
Las gemelas se dirigieron hacia los
portales agitando las manos.
Justo cuando estaban a punto de
separarse, Odette llamó de repente a Siwoo.
Entonces, ella se acercó, le dio un beso
en la mejilla mientras lo miraba con afecto.
“Gracias por tu tiempo y tu duro trabajo
de hoy.”
“S-Sí...”
Aturdido, se acarició la mejilla.
Odette corrió entonces hacia Odile, que observaba la escena con expresión contrariada, mientras le agitaba los brazos enérgicamente.
Así, sin más, había pasado otro día.