Goblin Slayer Vol. 1 capítulo 5
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Goblin Slayer volumen 1 capítulo 5 en español
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Visitantes Inesperados
—Orcbolg,
dijo la elfa sin vacilar. Su clara voz resonó, como si ella estuviera cantando
un hechizo. Era antes del mediodía, cuando los aventureros que habían
despertado tarde llegaron a ver las misiones disponibles. Era considerablemente
más tranquilo en comparación a las primeras horas de la mañana, pero el gremio
todavía estaba lleno con bullicio, y los ojos de todos se encontraban fijos en
la elfa.
—
¡Oh!, hombre... ¡¿Ya viste qué hay frente el mostrador?! —Sí, es una belleza,
dijo un guerrero de armadura casi como un susurro.
—
¡Hey! Su compañera de equipo, quien es una chica aprendiz de clérigo, agregó.
—Lo
siento, dijo la recepcionista con una sonrisa, pero sus ojos se mantenían
centrados en la elfa.
Es
difícil culparla. Los elfos naturalmente poseían una belleza de otro mundo,
pero incluso entre los de su especie, esta joven era la más sorprendente.
La
edad tiene poco significado para los elfos, pero por su apariencia, bien
podrían confundirla con una chica de diecisiete o dieciocho años de edad. Era
alta y delgada, vestía un traje de cazador ajustado, y sus movimientos eran
elegantes y ligeros.
El
gran arco que llevaba en la espalda mostraba que era una ranger o simplemente
una arquera. La etiqueta alrededor de su cuello estaba hecha de plata.
—Ella
es un elfo mayor... Son los descendientes de sangre de las hadas...
—Sus
orejas son realmente más largas que las de los otros elfos...
Un
druida y una chica rhea le susurraron a un guerrero mitad-elfo mientras que su
otro miembro del equipo, un guerrero pesado, miraba. Un joven explorador que
escuchaba cerca dijo: —Por supuesto que sí.
La recepcionista había tratado con elfos mayores antes y no estaba nerviosa por conocer a ésta, pero estaba desconcertada por las palabras que salían de la boca de la chica.
—Lo siento, señorita. ¿Quieres decir roble[1], como el árbol?
Estaba
acostumbrada a la gente que se acercaba al mostrador y simplemente dijera el
nombre de un monstruo, pero ésta era una palabra que nunca había escuchado
antes. Por otra parte, había 50.000 tipos de monstruos (no es
una exageración), Por lo que era posible que esta fuera una variedad con
la que no estaba familiarizada.
¿O
tal vez era el nombre de la elfa? El acento élfico tenía el ritmo de un hechizo
y sonaba como una canción.
—No,
Orc. Orcbolg. Mientras repetía las palabras, la elfa
inclinó la cabeza como diciendo: ¿No me entiendes? Bajó su voz y agregó, —que extraño...
—Había
oído que estaba aquí.
—Um,
ya veo. Entonces, ¿estás buscando a un aventurero? La recepcionista tenía
muchos talentos, pero ni siquiera ella conocía de memoria los nombres completos
de todos los aventureros. Ella se giró para conseguir un directorio grueso del
estante detrás de ella, pero entonces oyó: —Idiota. Es por eso que necesitas
bajarte del pedestal en el que te has puesto, orejas largas.
Las
palabras provenían de un enano robusto, de pies anchos parado junto a la elfa.
Lo único visible por encima del mostrador era su brillante frente. Él acarició
su larga barba blanca cuidadosamente.
Su
atuendo era de un estilo oriental inusual, y en su cintura llevaba lo que
parecía un montón de basura. La recepcionista podría decir que era un conjurador
de hechizos — un chamán enano.
También
llevaba una etiqueta de plata alrededor de su cuello.
—Estamos
en tierras humanas, dijo. —Eres una tonta si crees que ellos van a entender tu
acento orejudo.
—Muéstrame
entonces. En tu sabiduría, ¿cómo debería llamarlo? Dijo la elfa con un
resoplido y una expresión poco élfica.
En
respuesta, el enano retorció su barba con orgullo y dijo: —Corta-barbas ¡por
supuesto!
—Um,
lo siento, señor, pero tampoco hay nadie con ese nombre, dijo la recepcionista
disculpándose.
— ¡¿Qué, enserio?! Dijo el enano.
—No, Señor. Estoy muy apenada.
La
elfa sacudió la cabeza en un exagerado gesto de disgusto, acompañado de un
amplio encogimiento de hombros y un suspiro.
—Esa
es la sabiduría de los enanos. Tontos como las piedras que trabajan, y siempre
convencidos de que tienen la razón.
—
¡Baja aquí y dímelo! Exclamó el enano. Podría haber comenzado una pelea allí si
la elfa no hubiera sido el doble de su altura. Apenas podría haberla alcanzado
si hubiera saltado. La elfa se hacía cada vez más presumida.
El
enano rechinó sus dientes. Entonces, parecía pensar en algo y repentinamente
una sonrisa malévola apareció en su rostro.
—...
Heh. Así son los elfos... Corazones tan duros como yunques e igual de planos.
Eso lo explica todo.
—
¡¿Qué?! Esta vez fue la elfa quien se puso roja como un tomate hervido. Ella
miró al enano e inconscientemente cubrió su pecho.
—
¡E-eso no nada tiene que ver! ¡No es d-divertido oír eso de ti, cuando todas
las enanas tienen forma de barril!
—La
palabra es regordeta, orejas largas y es mejor que ser un ¡yunque!
Su
voz fue cada vez más y más fuerte.
La
enemistad entre elfos y enanos era tan antigua como los dioses. Sin embargo,
nadie sabía exactamente cómo se había iniciado.
Incluso
los elfos más antiguos no tenían una respuesta adecuada.
Tal
vez era simplemente la antipatía más antigua: Los elfos reverenciaban los
árboles y odiaban el fuego, mientras que los enanos derribaban árboles para
construir fogatas.
Cualquiera
que sea el origen de este odio, estos dos no iban a ser los que lo superarían,
ya que estaban discutiendo frente a la recepcionista, que tenía una sonrisa
cada vez más desesperada en el rostro.
—Um,
vamos a llevarnos bien, ¿de acuerdo...?
—Perdonen, los dos, pero si deben discutir, por favor háganlo en otro lugar y lejos del resto de nosotros.
Una sombra cayó sobre ellos, interrumpiendo la discusión.
Un
hombre lagarto que se elevó sobre ellos, con el cuerpo cubierto por escamas,
exhalaba ligeramente su aliento. La recepcionista casi deja salir un
—Caramba... al verlo.
Nunca
había visto el traje tradicional que llevaba. Alrededor de su cuello llevaba una
etiqueta de plata, así como un curioso amuleto.
El
sacerdote lagarto unió sus manos en un gesto inusual e inclinó la cabeza a la
recepcionista.
—Mis
más humildes disculpas. Parece que mis compañeros te están causando problemas.
—
¡Oh, no, no en absoluto! Todos nuestros aventureros son gente apasionada.
¡Yo... estoy acostumbrada a este tipo de cosas!
Aun
así, al grupo de antes era una vista inusual. No sólo porque eran razas
diferentes.
Los
elfos mayores eran raros, pero no era inaudito que los jóvenes del bosque se
convirtieran en aventureros para saciar su curiosidad por el mundo. Los enanos
se parecían mucho a los seres humanos en su amor por los tesoros y la
exploración, por lo que a menudo se convierten en aventureros. Y mientras que
los hombres lagartos fueron vistos más como monstruos, algunas de sus tribus
son muy amables, y de vez en cuando, se convierten en aventureros.
Pero
los tres a la vez —y todos ellos de rango plata—. Tres aventureros de
diferentes orígenes formando un equipo era algo que la recepcionista nunca
había visto antes.
—Umm...
La
recepcionista miraba hacia la elfa y el enano, cuya discusión no había
terminado aún, y luego al hombre lagarto. Parecía que en cualquier momento
mostraría sus colmillos y saltaría contra ellos...
—Pues...
¿a quién buscas, señor? Aun así, parecía que era el más sensato de los tres.
—Hmm.
Lamentablemente no tengo habilidad para las lenguas de los hombres...
La
recepcionista asintió con la cabeza.
—
Orcbolg y Corta-barbas son lo que podrías llamar apodos. En tu
lengua, podrías decir...
Asintió
con gravedad y como ella esperaba de alguna manera, dijo: —Goblin Slayer.
— ¡Oh! Su rostro resplandeció, y ella aplaudió sus manos antes de que supiera lo que estaba haciendo. Suprimió el deseo de dar un grito de excitación.
Otros aventureros habían venido aquí sólo para encontrarlo. Su reputación se estaba extendiendo.
— ¡No puedo
dejar que esta oportunidad se escape, por su bien!
—
¡Lo conozco, señor! ¡Muy bien!
Los
ojos del lagarto se abrieron de par en par y su lengua salió de su boca, en lo
que para los hombres lagarto parecía ser el equivalente a una sonrisa. La
recepcionista ni siquiera se estremeció ante la expresión bastante feroz.
—Oh,
¿les apetece un poco de té?
—No
podría molestarte. Llamó a sus compañeros. Ustedes, parece que a quien buscamos
está aquí.
—
¿Ves? Te dije.
—Ah,
pero no pudiste decírselo, ¿verdad, muchacha?
—Mira
quién habla.
—
¡¿Qué es eso?!
El
sacerdote lagarto dejó escapar un resoplido. La elfa y el enano se miraron
silenciosamente el uno al otro.
—Ahora
pues, mi lady recepcionista. ¿Dónde está Goblin Slayer-sama?
—Umm...
Se fue a cazar algunos goblins hace unos tres días.
—Oh-o.
Ya veo. Pero por supuesto.
—Espero
que vuelva pronto, señor. La recepcionista miró con esperanza a la puerta del
Salón del Gremio. Estaba preocupada por él, por supuesto, confiaba en que él volvería.
Después
de todo, nunca sería derrotado por simples goblins.
—
¡Allí! Gritó la recepcionista cuando la campana de la puerta sonó y dos
aventureros entraron.
El
sacerdote lagarto, la elfa y el enano se giraron hacia la puerta... y parecían
haber quedado mudos.
Una bella muchacha en atuendos sagrados estaba allí, sosteniendo un báculo que resonaba en sus manos. Una sacerdotisa. Excelente.
El problema era el hombre que caminaba con audacia junto a ella. Llevaba una armadura de sucia, un casco de acero, llevaba una espada que parecía demasiado corta con un pequeño escudo redondo. Parecía patético. Cualquier novato en su primera misión habría estado mejor equipado.
Caminó
hacia el mostrador sin pausa. La sacerdotisa tuvo que apresurarse para caminar
junto a él, pero como su ritmo se redujo, finalmente pudo llegar a su lado.
—
¡Bienvenido de nuevo, mi querido Goblin Slayer! Parece que ambos se encuentran
bien. La recepcionista les dio a ellos una amplia reverencia, sus trenzas
rebotaron en su espalda.
—Hemos
terminado el trabajo con seguridad.
—Sí,
de alguna manera.
La
forma de hablar de la sacerdotisa mostró una pizca de fatiga que contrastaba
con el calmado informe de Goblin Slayer. Estaba sonriendo valientemente,
pero... La recepcionista asintió. Ella podía entender. Goblin Slayer realizaba
misiones día tras día, noche tras noche, casi sin descanso. Seguir su ritmo
debe ser agotador.
—De
acuerdo. Pueden darme los detalles más tarde. No tiene que ser inmediato.
—
¿Oh?
—Sí.
Hay algunos visitantes aquí que vinieron a buscarlo, Goblin Slayer-sama.
Se
giró hacia el grupo que estaba junto a él, como si los notara por primera vez:
una elfa mayor con un arco, un chamán enano y un sacerdote lagarto. La
sacerdotisa soltó un chillido de sorpresa y luego cerró rápidamente la boca.
—
¿Se trata de goblins?
—
¡Nada de eso! la elfa le lanzó una mirada de sospecha, como si no pudiera creer
lo que estaba oyendo, pero él simplemente respondió: —Ya veo.
—Así
que, ¿tú eres Orcbolg...?
—No
soy ese. Nunca me han llamado por ese nombre.
La elfa tenía una mirada afilada en su rostro, mientras el enano, acariciando su barba, reprimía una risa. El sacerdote lagarto, aunque parecía bastante molesto, parecía acostumbrado a esto. Él unió a sus manos en un gesto extraño, luego inclinó su cabeza suavemente hacia Goblin Slayer.
—Somos humildes visitantes que tenemos negocios con Goblin Slayer-sama. ¿Podríamos pedirle un poco de su tiempo?
—Como
quieran.
—Si
van a tener una reunión, contamos con habitaciones en planta alta... El
sacerdote lagarto hizo un gesto de gratitud hacia la sugerencia de la
recepcionista.
—Vamos,
entonces.
La
sacerdotisa había permanecido en silencio durante todo el intercambio, pero
ahora dijo, con una mirada ligeramente asustada a Goblin Slayer cuando salió,
—U-um, ¿de-debería...?
¿Debería
u-unirme a ustedes?
Él
miró hacia arriba y abajo de su delgado cuerpo, luego sacudió la cabeza.
—Tú
descansa.
No
parecía esperar una discusión. La sacerdotisa asintió con la cabeza.
Y
sin un segundo vistazo, Goblin Slayer subió tranquilamente las escaleras.
No
te preocupes. Lo tendrás de vuelta en una sola pieza. La elfa le dio a la
sacerdotisa una ligera reverencia al pasar. El enano y el lagarto la siguieron.
La
sacerdotisa estaba parada allí, sola.
✠
—Suspiro...
Estando
sola. Se sentó en una silla al rincón de un muro. Sus manos estaban alrededor
de una taza de té que la recepcionista le había traído.
Él
probablemente sólo quería lo mejor para ella. Levantó la taza hacia sus labios.
—Ahh...
Ella suspiró sintiendo un calor que se propaga a través de su cuerpo. La
sacerdotisa había llegado a reconocer este sentimiento como el efecto de una
poción de resistencia.
Era
la especialidad de la recepcionista añadir esto al té. Era maravilloso para el
cuerpo cansado de la sacerdotisa.
— ¿Lo estoy reteniendo?
Él era de rango de plata, ella de rango porcelana. Incluso a pesar de esta diferencia, ella no pensaba que fuera una carga para él, pero aun así...
La
sacerdotisa se frotó los ojos. Sus párpados eran pesados.
Podía
oír el murmullo de los aventureros en todo el Salón del Gremio. Estaba lleno
como de costumbre. Algo la arrastró de vuelta al a realidad, palabras que no
pudo distinguir. Ella bostezó.
—
¡Oye! ¡Hola!
—
¿Q-Qué? Cuando ella escuchó la voz por segunda vez, la sacerdotisa se despertó,
levantándose apresuradamente.
De
pie frente a ella estaba un joven que parecía nervioso, también de rango
porcelana…
Era
un guerrero novato que había visto antes. Junto a él estaba una niña, aprendiz
de clérigo. De su cuello colgaban las escamas y la espada, los símbolos del
Dios Supremo, que supervisaba la ley y la justicia.
—Tú...
Quiero decir, tú eres la chica que trabaja con él, ¿verdad?
—
¿Con quién?
—Sabes,
ese tipo. ¿Siempre lleva puesto el casco? preguntó la chica clérigo con voz
aguda.
—Oh
dijo la sacerdotisa, perpleja. — ¿Te refieres al Goblin Slayer-sama?
—
¡Sí, ese! Hey... El guerrero de repente bajó su voz y miró a su alrededor con
miedo. —Tú también eres de rango porcelana. ¿Qué tal si vienes con nosotros?
La
sacerdotisa contenía el aliento, en silencio. Un torrente de emociones ardía
dentro de ella, amenazando con dividir su corazón en dos.
Apretó
los puños y rechazó ese impulso. Fue sólo un segundo antes de que ella
sacudiera la cabeza lentamente.
—No.
Gracias, pero no.
—
¡Pero es un bicho raro! ¿Qué tipo rango plata no caza nada más que goblins?
Preguntó el guerrero frunciendo el ceño.
Cualquier rango plata normal iría por cosas más grandes.
—Sí, dijo la chica clérigo mirando a su alrededor con preocupación. Y arrastrando a una novata con él. — ¿Sabes que algunas personas piensan que eres su prisionera? ¿Estás bien?
Incluso
caza goblins por sí mismo es algo... raro. — ¿Sabes lo que significa?
—
¡Ahora, ya no lo hace! La voz de la Sacerdotisa se elevó irreflexivamente.
—Bueno,
bueno. Basta de Bullying. Sus emociones colectivas fueron calmadas por una voz
suave y dulce que interrumpió de repente. ¿Cuándo había llegado allí? ¿Cuánto
tiempo había estado allí? Una bruja, con un cuerpo sensual y una etiqueta de
plata alrededor de su cuello, estaba de pie justo a su lado.
—P-pero
no estábamos-
—Eso,
será suficiente. Váyanse allí, ¿de acuerdo?
El
guerrero parecía estar dispuesto a discutir un poco más, pero la chica clérigo
lo tomó por la manga y lo llevó lejos.
La
bruja le dio a la sacerdotisa una mirada amable y dijo con una sonrisa, —Deja
que me encargue, ¿sí?
Eso
fue suficiente. La chica clérigo y el guerrero dijeron, — ¡Salgamos de aquí! Al
mismo tiempo, y con una mirada a la sacerdotisa, se fueron.
La
sacerdotisa se sentó en su silla, con la taza de té en sus manos. La bruja se
deslizó en la silla junto a ella, casi cayendo en el asiento.
—Así
que entonces. ¿Tú eres, la chica que lo acompaña, a él?
—Sí,
señora, se me permite el honor de acompañarlo. La sacerdotisa asintió con
firmeza, acomodando las manos junto a la taza de té cerca de sus rodillas.
—Acompañar, ¿huh? Dijo la Bruja. La sacerdotisa le dirigió una
mirada de perplejidad. La bruja sacudió su cabeza. —Debe de ser bastante
difícil. Él es algo especial, ¿verdad?
La
sacerdotisa le devolvió una mirada perpleja. —Um, yo... Él...
—Por
otra parte, parece que no estás muy bien.
La
sacerdotisa hizo un gesto de disculpa con vergüenza, y la Bruja la miró con
cariño.
Sacó
un tubo de metal largo y le puso unas hojas con un movimiento elegante…
—
¿Puedo? … Inflammarae. Sin esperar una respuesta, la
bruja golpeó la pipa con su dedo.
El humo rosa fragante pronto se desprendió del extremo de la pipa.
—Lo sé. Un estúpido desperdicio de una palabra mágica, ¿verdad? La bruja dio una risa espontánea a la sacerdotisa que la miraba atónita.
—Y
tú... ¿Cuántos milagros puedes usar...?
—Um,
tuve dos hasta hace poco; Ahora tengo cuatro. Sólo puedo orar unas tres veces
al día, aunque...
—Una
aventurera rango porcelana, con cuatro milagros Para mí, has logrado bastante.
—Oh,
g-gracias... La sacerdotisa inclinó la cabeza, haciendo que su pequeño cuerpo
pareciera aún más pequeño. La sonrisa de la bruja no vaciló.
—Él
una vez, también me hizo una petición bastante extraña.
—
¿Qué...? La sacerdotisa de repente miró lejos del rostro de la Bruja.
La
bruja levantó la cabeza seductoramente. —Sé, lo que estás pensando, dijo ella
con tono burlón.
—
¡N-no, yo no...!
—Quería
un poco de ayuda, con un pergamino. Así que sé lo difícil que puede ser...
acompañarlo.
—No,
yo... Él... Bueno, un poco. Al fin y al cabo, es de rango de plata. Cuando su
cabeza asintió, vio la taza de té todavía en sus manos. Mirando el fondo de la
copa a través del líquido marrón traslúcido, las palabras parecieron caer de
sus labios como agua:
—Yo...
apenas puedo mantenerme al día con él... Y yo... no soy más que un problema
para él...
—Y
él es tan, bueno en lo que hace, ¿verdad? La bruja respiró profundamente y
sopló un anillo de humo. Flotó perezosamente hacia la sacerdotisa y se disolvió
contra su mejilla.
Haciéndola
toser violentamente. La bruja se disculpó con una carcajada.
—Eso
es lo que, viene con años y años, cazando goblins, sin descanso. Él está a una
legua por delante de una chica de rango porcelana. La bruja hizo girar su pipa
pensativamente.
—Asesinar
goblins, ciertamente, hace mayor bien al mundo, que cazar presas más grandes...
pero
él no es bueno en ello. Su pipa señaló a los aventureros caminando alrededor
del pasillo del gremio.
En algún lugar del vestíbulo, las orejas del hombre de la lanza ardían. La bruja entrecerró los ojos y miró a la muchedumbre.
—Eso no quiere decir, que una fijación, por los goblins es... totalmente saludable.
La
sacerdotisa guardó silencio.
—En
la capital, por ejemplo, no hay fin para los demonios. Hay monstruos, en todas
partes, en este mundo.
Bueno
obviamente. Si no los hubiera, los aventureros no habrían estado tan ocupados,
sin importar cuántas ruinas abandonadas pudiera haber. Pero con amenazas de
todo tipo apareciendo en todos los lugares, los militares por sí solos no
podían mantener las cosas bajo control. Se suponía que el papel de los
militares era lidiar con países vecinos, dioses oscuros o nigromantes. Los
goblins eran claramente una amenaza. Pero no eran la única amenaza.
—Si
quieres... ayudar a los demás. Quizás debas unirte a los dos niños de antes,
por ejemplo.
—Eso
se podría, pero... La sacerdotisa estaba agitándose nuevamente. Se inclinó
hacia adelante en su silla, pero no pudo sacar las palabras. En ese momento fue
interrumpida con un murmullo.
—Hee-hee.
¿Hay, muchos, caminos, sí? Y muy pocas certezas. Es en verdad difícil...
Le
dio una palmadita en la cabeza a la acostada Sacerdotisa. —Lo siento soplando
el humo nuevamente a la sacerdotisa.
—Por
lo menos... si vas a, acompáñalo, deja que sea, tu propia decisión.
—Y
perdóname que sea yo quien te lo diga. Con esto, la bruja se puso de pie con el
mismo movimiento de ojos como cuando ella se había sentado.
—Oh...
—Nos
vemos. Creo que tienes una cita perdón, una aventura con él. Y con un
movimiento ligero de su mano, ella se alejó, bamboleando sus caderas y
desapareció entre la multitud.
—
¿Mi propia decisión...?
Sola
de nuevo, la sacerdotisa tocó suavemente la taza de té en sus manos.
El calor que había sentido momentos antes había desaparecido.
✠
Cuando
entraron en la sala de reuniones, la elfa se quitó el arco de su hombro y le
preguntó:
—
¿Entonces, realmente eres de rango plata?
Las
sillas de la habitación estaban cubiertas de un paño color bronce y rodeaban
una mesa que había sido perfectamente pulida. Las estanterías estaban llenas de
cráneos monstruosos, colmillos y trofeos de aventureros pasados.
—Eso
dice el Gremio. La asquerosa armadura y el casco de Goblin Slayer apenas
parecían hablar a su rango.
Se
sentó pesadamente en una silla.
—Francamente,
no puedo creerlo, dijo la elfa. Se sentó frente a él y sacudió la cabeza.
—Quiero
decir. He visto insectos más intimidantes que tú.
—
¡No seas estúpida, orejas largas! El enano, sentado en el suelo con las piernas
cruzadas felizmente, soltó una risa burlona. Aunque los seres humanos trataban
de ser considerados con otras razas, sus sillas eran demasiado grandes para los
enanos. —Antes de que sean pulidas, las joyas y los metales preciosos parecen
rocas. Ningún enano juzgaría una cosa solo por su aspecto.
—Oh,
¿de verdad?
—
¡Sí, en serio! La armadura de cuero permite la facilidad de movimiento y la
cota de malla detendría un puñal en la oscuridad. El enano evaluó a Goblin
Slayer con la mirada fija.
Aunque
la mayoría de sus habilidades se enfocaban en la minería, cuando se trataba de
armas y equipo, incluso un niño enano sabía más que muchos comerciantes
veteranos. —...Su casco, lo protege de golpes en la cabeza. Su espada y escudo
son pequeños, fáciles de usar en espacios reducidos.
Goblin
Slayer no dijo nada.
La
elfa lo miró con sospecha.
—Al
menos podría tener un equipo más bonito.
—Los
‘equipos bonitos’ apestan a metal, dijo Goblin Slayer
con un dejo de irritación en su voz.
—Los
goblins tienen un excelente sentido del olfato.
—Por los dioses. Ustedes, los habitantes de los bosques, están tan enamorados de sus arcos, que no sabrían si es una espada lo que les está apuñalando en el cuello.
—Ergh... La elfa apretó sus dientes mirando al enano. Era desagradable, pero no estaba equivocado.
El
cazar era tan natural como respirar para los elfos. Esta arquera, por su parte,
sabía sobre la supresión de los olores. Pero ella era joven entre los elfos
mayores y había dejado su hogar en el bosque recientemente.
Los
varios años que había vivido en este mundo eran un parpadeo a los ojos de un
elfo.
Todavía
le faltaba mucha experiencia.
El
enano se acarició la barba con una mirada satisfecha. —Mi vida ha sido más
larga que tus oídos, muchacha. ¿Por qué no aprendes algo de este venerable
anciano?
—Hmph.
Pero entonces la elfa entrecerró sus ojos como un gato jugando con un ratón.
—Tengo
dos mil años dijo. — ¿Cuántos años tienes tú?
El
enano no dijo nada durante un largo tiempo. Entonces, a regañadientes dijo:
—Ciento siete.
—Vaya,
vaya. La elfa se burló, y el enano le acarició la barba con abatimiento.
Parecían
decididos a continuar así por siempre. Justo cuando Goblin Slayer estaba
empezando a pensar que era hora de que él volviera abajo, el sacerdote lagarto
agitó ligeramente su mano.
—Ustedes,
suficiente hablar de su antigüedad. Avergüenzan a aquellos que no miden sus
vidas en siglos o milenios. Él estaba de pie contra la pared. Los lagartos no
se sentaban en sillas humanas, sobre todo, porque al parecer sus colas se interponían
en el camino.
—Ahora,
¿qué quieren de mí? ¿Una misión? Goblin Slayer fue directo al punto como
siempre.
—Sí,
eso es todo, dijo la elfa. Ella tenía una mirada grave. —El número de demonios
alrededor de la Capital ha aumentado, estoy segura que ya lo sabías...
—No,
no lo sabía.
—Esto
se remonta al renacimiento de los dioses oscuros. ¡Están construyendo un
ejército para destruir al mundo!
—Ya
veo.
—...
Y esperábamos, que con tu ayuda...
—Encuentra a alguien más, dijo sin rodeos. —Si no son goblins, entonces no me interesa.
La elfa se puso rígida. — ¿Entiendes lo que estoy diciendo? Preguntó con los dientes apretados, la ira estaba presente en su voz. Sus distintivas orejas en forma de hoja, temblaban. —Un ejército de demonios está llegando. ¡Estamos hablando del destino del mundo!
—Sí,
ya te escuche.
—Entonces
¿por qué?
—Antes
de que el mundo termine, los goblins pondrán fin a muchos más pueblos, dijo
Goblin Slayer con su voz casi mecánica. Como si dijera: ‘ Esto
es lo que soy.’ —No puedo ignorar a los goblins solo porque el mundo
está en peligro.
—
¿Cómo puedes...? La elfa pateó su silla, su pálido rostro se puso rojo. Se
inclinó sobre la mesa para agarrar a Goblin Slayer. Fue el enano quien la
detuvo.
—Bueno,
espera, orejas largas, piensa en lo que estás haciendo.
—
¿Qué quieres decir, enano?
—No
podemos simplemente entrar aquí y ordenarle que haga algo. Un rango platino
podría salirse con la suya, pero nosotros no.
—B-bueno
sí, pero...—
—Sin
peros, entonces. Cálmate. Vamos a tener una charla agradable y civilizada. Él
reprendió a la elfa con el movimiento de su pequeña y áspera mano.
—...
Bien, ella aceptó a regañadientes y volvió a su silla. Al ver esto, y viendo
que Goblin Slayer no parecía estar molesto por el incidente, el enano esbozó
una risa satisfecha.
—
¡Puede que sea joven, pero es 'corta-barbas'! ¡Está tan tranquilo como una
roca!
—Entonces…
dijo el sacerdote lagarto, — ¿no te opondrás si procedo a ofrecerle esta
misión?
—Bien
por mí, dijo el enano, pasándose la mano por la barba. —Más vale esto que un
cobarde.
—Goblin
Slayer-sama, por favor no se confunda. De hecho, hemos venido a pedirle que nos
ayude a matar a esos pequeños demonios.
—Ya
veo. Así que estás hablando de goblins, dijo Goblin Slayer. —En ese caso,
acepto.
Hubo
silencio.
— ¿Dónde están? ¿Cuántos?
La elfa lo miró un poco horrorizada; Los ojos del sacerdote lagarto se ampliaron. El enano se echó a reír con fuerza.
—Bueno,
¿cuál es la prisa, muchacho? ¿No quieres escuchar el resto de la historia?
—Por
supuesto, dijo Goblin Slayer con un firme gesto de asentimiento. —La
información es crucial. Necesito saber el tamaño del nido, si hay un chamán.
¿Hay hobgoblins?
—Había
esperado que pudieras preguntar primero sobre la recompensa, dijo el sacerdote
lagarto, tocándose la nariz con su lengua. Podría haber sido como cubrir su
rostro para ocultar su vergüenza. —...Primero que todo, como mi compañera
mencionó antes, hay un ejército de demonios que se preparan para invadir.
Silencio.
—Uno
de los Señores Demonios, hasta ahora sellado, ha despertado y ahora tiene la
intención de exterminarnos...
—No
estoy interesado, dijo Goblin Slayer. —Lo mismo ocurrió hace diez años.
—Mm.
Yo también pensé que no me preocupaba. El lagarto puso los ojos en blanco con
una mueca.
Una
variedad de expresiones aparecieron en el rostro de la elfa mientras que él hablaba, —no puedo creer a este individuo. Ella fulminó a
Goblin Slayer con la mirada, pero su rostro, y cualquier expresión, se ocultaba
detrás de su casco.
—Pero
entonces los jefes de nuestras tribus, todos los reyes de los hombres, los
jefes de los elfos y los enanos celebraron una gran conferencia.
—Las
rheas no son muy útiles para el combate, así que nos falta uno... por otro
lado, somos los representantes que han enviado, dijo el enano, golpeando su
vientre. —Después de todo, somos aventureros y nuestros rangos son una buena
parte del negocio.
—Nos
dirigimos hacia una gran batalla. No es que te importe. La elfa parecía haberse
rendido.
El
enano continuó acariciándose la barba. —El problema, es que esos desgraciados
goblins han comenzado a estar más activos en tierras élficas.
—
¿Ha surgido algún lord o campeón? Preguntó Goblin Slayer en un murmullo.
El
enano respondió: —Quizás.
La
elfa levantó sus largas orejas ante las palabras desconocidas. — ¿Lords?
¿Campeones?
¿Qué son esos?
—Héroes goblin. Reyes Goblin. Piensa en ellos como goblins de rango platino, en nuestros términos. Goblin Slayer cruzó los brazos con un —hmmm. Parecía muy serio. La elfa pensó que parecía estar pensando en algo. Después de una larga pausa, dijo:
—No
importa. No hay suficiente información todavía. Continua.
—Después
de nuestra investigación, descubrimos solo un nido excepcionalmente grande.
Pero...
bueno, la política, ya sabes.
—Los
militares no se moverán contra goblins. Como siempre. Recogiendo el pensamiento
del sacerdote lagarto, Goblin Slayer parecía preguntar y afirmar al mismo
tiempo.
—Los
reyes humanos nos ven como aliados, pero no como iguales. Dijo la elfa, con los
hombros rígidos. —Si tratamos de llevar a nuestros soldados, pensarán que
estamos tramando algo.
—Por
lo tanto, un grupo de aventureros... Pero solo nosotros no podíamos estar sin
un representante de los humanos.
—Así
que, Orcbolg... Te hemos elegido a ti de entre todos los demás.
—Orejas
largas tiene un verdadero talento con las palabras, ¿no? Dijo el enano con una
risa seca. La elfa lo fulminó con la mirada, pero se calmó rápidamente.
—
¿Tienes un mapa? preguntó calmadamente Goblin Slayer.
—Aquí.
El sacerdote lagarto sacó un pergamino de su manga y se lo entregó a Goblin
Slayer.
Él
lo desenrolló con una mano. El mapa fue dibujado con tinta sobre corteza de
árbol.
El
estilo era abstracto pero preciso, típico de la cartografía élfica.
Mostraba
un campo estéril con un edificio de aspecto antiguo. Goblin Slayer señaló la
estructura.
—
¿Ruinas?
—Probablemente.
—
¿Número?
—Sólo
sabemos que el nido es muy grande.
—Me iré enseguida. Páguenme lo que quieran. Goblin Slayer asintió con la cabeza, enrolló el mapa con un movimiento casual y se puso en pie con fuerza. Guardó el mapa, hizo un chequeo rápido de su equipo y comenzó a caminar hacia la puerta.
La elfa se agitó. — ¡Espera un segundo! Sus largas orejas se agitaron, y como antes, ella pateó su silla y extendió su mano. — ¿Piensas irte solo?
—Puedo
hacerlo.
La
elfa con el ceño fruncido dijo: —Tienes que estar bromeando.
El
sacerdote lagarto hizo un ruido intrigado. —Esto es sólo mi humilde
observación, pero esa estimada acólita de la Madre Tierra es un miembro de su
grupo, ¿no es así, Goblin Slayer-sama?
—
¿Piensas irte solo? preguntó la elfa. — ¿Estás loco?
Goblin
Slayer se detuvo y exhaló lentamente. —Sí.
Y sin decir nada más, salió del cuarto de reuniones.
✠
Inhala, exhala. Hizo una pausa por un segundo. Luego, Goblin Slayer bajó rápidamente por las escaleras directamente hasta la recepción. La palabra que pronunció fue la misma que siempre estaba en sus labios:
—Goblins.
—
¡Así que ellos vinieron a ofrecerte una misión! La recepcionista levantó la
vista brillantemente de su trabajo.
El
hombre de la lanza chasqueó su lengua. Había estado tratando de hablar con la
recepcionista.
—
¿Qué tipo de misión es? Haré el registro.
—Ese
lagarto te dará los detalles. Estoy de salida. Pero necesito dinero. Dame la
recompensa de la última misión.
—Hmm... Pero aún no has hecho tu reporte... Bueno, supongo que por ti podemos hacer una excepción, Goblin Slayer-sama. Ella añadió: —Que quede entre tú y yo. Firmó un pedazo de papel y sacó una bolsa de cuero de una caja fuerte. Una recompensa que podría no ser suficiente para recompensar a un equipo de rango porcelana, pero podría ser una suma bastante considerable si tomara todo el pago para sí mismo. Goblin Slayer podía enfocarse únicamente en la búsqueda de goblins precisamente porque trabajaba solo.
Cogió la pila de monedas sucias, cuidadosamente recogida por los habitantes de una aldea empobrecida, y metió la mitad en su monedero.
—Dale
el resto a ella—.
—Por
supuesto. E-espera, ¿estás solo? ¿No irás con...?
—Voy
a dejarla descansar.
Eso
fue todo lo que le dijo a la recepcionista del gremio antes de marcharse.
El
hombre de la lanza le lanzó a Goblin Slayer una mirada desagradable mientras
pasaba.
— ¿Quién se
creé que es?
Pero
Goblin Slayer no escuchó aquel susurro de desprecio. No importaba. Tenía mucho
que pensar.
Mientras caminaba, calculaba mentalmente los suministros restantes. Tendría que comprar cuerda, cuñas, aceite, antídotos, pociones y una serie de otros ítems consumibles, Una vez que saliera del Salón del Gremio, tendría que ir a algún lugar para abastecerse de provisiones.
Necesitaba
comida y equipo de camping. Mientras estuviera solo, las comodidades mínimas
serían suficientes. Suponiendo que el pergamino fuera corre-.
—
¡Goblin Slayer-sama!
Cuando
estaba a punto de salir por la puerta, oyó unos ligeros pasos que se
apresuraban tras él. Él resopló.
—Um,
eso... se trata de una misión, ¿no?
Era
la sacerdotisa.
No
estaba muy lejos de su silla, pero la carrera parecía haberla cansado. Ella
respiraba con dificultad y su rostro estaba rojo.
—Sí,
dijo. —Cacería de Goblins.
—Eso
es... lo que pensé. La sacerdotisa dio una sonrisa resignada. Apenas podía
seguir con su ir y venir impredecible. Sin embargo, ella levantó su báculo con
entusiasmo. —Entonces déjame—.
—No.
Dijo Goblin Slayer de manera cortante. —Iré solo.
— ¿Qué? La sacerdotisa levantó su voz ante las palabras tranquilas de Goblin Slayer.
Todos
los ojos en el vestíbulo se giraron hacia ellos ante el grito. Algunos
murmuraron, —Oh, es Goblin Slayer, y miraron hacia otro lado.
Pero
la sacerdotisa lo miró directamente. No iría solo. A ella no le importaba si él siempre regresaba. No lo dejaría
ir solo.
—Al
menos... al menos podrías habérmelo dicho antes de marcharte...
Goblin
Slayer ladeó su cabeza en una expresión de completo desconcierto.
—
¿No es lo que estoy haciendo?
La
sacerdotisa parpadeó.
—Yo...
este... supongo que estamos hablando, sí...
—Sí,
creo que lo hacemos.
—Ahh~
¿Quién podría culparla por el suspiro que se le escapó en ese momento?
Pero
no significa nada si no tengo ninguna opción en el asunto, de todas formas.
—
¿No es así?
Él estaba
realmente desesperado.
—Voy
contigo, declaró con valentía y sin dudar.
Del
otro lado de su visor, Goblin Slayer la observaba. Su casco sucio y maltratado
se reflejaba en su mirada.
—No
puedo dejarte solo, dijo.
Sus
ojos se encontraron. Ambos permanecieron en silencio durante un largo rato.
—...Haz
lo que quieras. Finalmente, Goblin Slayer lanzó un suspiro. Sonaba un poco
molesto.
Pero
la sacerdotisa sostenía su báculo con ambas manos. Su sonrisa era como el sol
radiante.
—Muchas
gracias, lo haré.
—Entonces,
recoge tu recompensa primero.
— ¡De acuerdo! Espera un momento... ¿Qué hay de nuestro informe?
—Lo haremos más tarde.
—
¡De acuerdo!
Goblin
Slayer estaba junto a la puerta y esperó mientras la sacerdotisa se alejaba.
Desde el rellano, personas poco comunes la miraban. La elfa, el enano y el
sacerdote lagarto se miraron unos a otros. Alguien soltó un pequeño suspiro.
—Incluso
nosotros podemos ver lo que está pasando aquí. Esa chica promete. El enano fue
el primero en bajar las escaleras, acariciándose la barba.
—Lejos
sea de mí proponer una búsqueda y no ofrecerme a ayudar.
El
hombre lagarto bajó después con un severo asentimiento de cabeza, uniendo sus
manos hacia la elfa. Bajó las escaleras un paso a la vez, con la cola
moviéndose de un lado a otro.
La
elfa estaba en silencio, enmudecida.
Orcbolg, el aventurero asesino de goblins, estaba ante sus
ojos, pero no era nada como lo había imaginado. No podía comprender su forma de
vida. Era extraño para ella.
— ¿Qué, vas a
dejar que un pequeño shock te detenga ahora?
La
elfa se echó a reír. ¿No había salido del bosque buscando exactamente esto?
Ella
comprobó su arco y luego lo sujetó por encima del hombro.
—Que
molestia, ¿no crees que deberías respetar a tus mayores?
Diciendo esto, bajó ligeramente por las escaleras.
Ya ves, los equipos se forman a menudo de forma inesperada.
Referencias
- Nota: Roble en inglés se dice Oak que suena como Orc de Orcbolg. Es un juego de palabras que no queda bien en español. ↩