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City of Witches capítulo 234

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 City of Witches capítulo 234 en español


Esperaaa...!!
City of Witches - Eloa Tiphereth

 Noche de Homúnculos I


“Eres bonita.” 

“¿Q-qué?” 

“Eres realmente bonita, más bonita que cualquier bruja que haya conocido en mi vida.”  

Al escuchar las palabras de Siwoo, las pupilas de Eloa empezaron a temblar incontrolablemente. 

Empezó a dudar de sus propios oídos. 

Sus susurros eran suaves. 

Llevaban un mensaje oculto, que incluso una mujer madura podía percibir intuitivamente. 

Él estaba tratando de seducirla.

“¿Por qué haces esto de repente?” 

Intentando disimular su confusión, Eloa evitó su mirada. 

¿Por qué iba a hacer esto al amanecer? 

Ella simplemente no podía entender.

¿Este comportamiento repentino se debe a lo que pasó en la sesión de entrenamiento de ayer? 

“Maestra...” 

Justo cuando iba a hablar de nuevo, Eloa le interrumpió. 

“Gracias por tu cumplido, pero como te dije antes, necesito cambiarme, ¿podrías esperar fuera?” 

Ella intentó callarle de nuevo, pero seguía sin poder disimular su vergüenza. 

Qué 'bonita' dijo…

Era un cumplido que le resultaba familiar, lo había recibido a menudo durante su época de aprendiz de bruja. 

Aunque no lo había oído en absoluto desde que se convirtió en bruja oficial y heredó su título de Duquesa. 

Porque era de conocimiento común que ella despreciaba la adulación y la falta de sinceridad. 

Y no sólo eso, tampoco le gustaba su propia apariencia. 

No soportaba su cabello rosa excesivamente brillante ni sus espeluznantes ojos de color magenta que brillaban con destellos siniestros. 

También estaba su altura. 

Era casi tan alta como su Espada del Pacto, apenas había diferencia. 

En pocas palabras, no tenía nada que presumir de su apariencia. 

“¿No me has oído?” 

Pero, aunque ella le pidió que se fuera, él se quedó quieto. 

Este comportamiento inquietante la dejó sintiéndose aún más incómoda. 

Normalmente, él sabía cómo comportarse sin que ella le dijera lo que tenía que hacer, pero ahora la piropeaba bruscamente e ignoraba sus palabras... 

La situación la hizo sentirse incómoda. 

“¿Necesitas ayuda?” 

Él dejó escapar una sonrisa traviesa.

“¿Ayuda? ¿Con qué?” 

“Con cambiarte de ropa.” 

“¿Cómo podría—?” 

Antes de que Eloa pudiera terminar sus palabras, Siwoo se subió de repente a su cama. 

Sus caras estaban a centímetros de distancia, casi tocándose. 

A pesar de querer decirle lo que pensaba, a Eloa le sorprendió su atrevimiento. 

“Sé que elegí ese pijama, pero le queda muy bien, Maestra.” 

“¿... E-En serio?” 

“Sí, de verdad.” 

Siwoo se acercó, extendiendo los brazos como si quisiera abrazar a Eloa. 

Ella sintió un nudo en la garganta. 

En realidad, ella podría apartarlo fácilmente si quisiera. 

Incluso sin recurrir a la magia, podría dominarlo con su físico. 

Sin embargo, se abstuvo de hacerlo. 

“Confía en mí, no tengo malas intenciones, sólo quiero ayudarte a cambiar.” 

“Yo-yo...” 

“No tienes por qué preocuparte. Solíamos estar así de cerca durante nuestros entrenamientos, ¿recuerdas?” 

Le agarró suavemente la muñeca, cuya mano sujetaba sus botones. 

Incluso cuando sus manos apenas se tocaron, ella ya sintió una sacudida recorriéndole la espina dorsal. 

Su instinto lo reconoció. 

El “contacto” actual tenía un significado completamente distinto al de cuando sus brazos y piernas se tocaban durante sus entrenamientos. 

La mano de Eloa se zafó de su agarre, cayó débilmente como un niño al que le arrebatan un caramelo. 

Era como si hubiera retrocedido a sus días de despreocupación, cuando aún no se había convertido en bruja. 

Una época más sencilla, libre de todas sus cargas y preocupaciones. 

“Empecemos desabrochando esto, yo te guiaré.” 

Sus manos se movían diestramente como las de un mago mientras comenzaba a desabrochar cada botón. 

Mientras Eloa aún procesaba lo que estaba ocurriendo, dejando salir de su boca su voz atónita, él ya había desabrochado cinco botones, dejando su pijama abierto. 

Su vientre impecable, su escote y su adorable ombligo quedaron totalmente expuestos al aire frío de la mañana. 

“C-Con esto debería bastar. Gracias, pero creo que es—” 

“No. Sería una pena parar ahora después de haber llegado tan lejos para ayudarte, ¿no?” 

“¿... Por qué exactamente sería una pena?” 

“Bueno, puede que tú no lo creas, pero yo sí.” 

“¡Ah—!” 

Siwoo tiró despreocupadamente la camisa desabrochada a un lado. 

Sus hermosos pechos, en forma de gotas, se mostraron al mundo. 

Por lo general, llevaba un sujetador deportivo para evitar cualquier obstáculo durante sus movimientos, pero su tamaño y forma todavía exudaban feminidad. 

Ah... 

Y sin más, los ojos de Siwoo se centraron en su cuerpo semidesnudo. 

Poco a poco se fue dando cuenta del hecho mientras su corazón empezaba a acelerarse, como si fuera a volverse loco. 

La vergüenza se apoderó de ella. 

Su respiración se volvió más acelerada y sintió que su cuerpo se disolvía como miel derretida, haciéndole imposible moverlo en absoluto. 

Podría haber intentado decirle que parara, pero en ese momento había perdido el control de su cuerpo. 

“Déjame terminar de desvestirte.” 

Siwoo agarró tranquilamente el cuello abierto de su camisa, mirando su pecho desnudo. 

Él no esperó su respuesta y procedió a quitarle la ropa lentamente. 

Intencionadamente o no, las yemas de sus dedos rozaron su piel, provocándole escalofríos. 

“Ah...” 

Cuando por fin recuperó el control de su cuerpo, la camiseta del pijama ya estaba en sus manos. 

Tras una breve vacilación, se cubrió rápidamente el pecho con ambas manos. 

Le resultaba embarazoso mostrarle su cuerpo desnudo. 

Pero lo que Siwoo hizo a continuación la avergonzó aún más. 

“Hm, veo que sudas mucho cuando duermes.” 

“¡De-detente!”

Él respiró hondo, enterrando su nariz en el pijama de ella, que estaba húmedo de sudor y apestaba con su olor corporal. 

Era extraño, pero ella se sentía más avergonzada por esto que por exponer sus senos a él. 

Ella intentó quitárselo apresuradamente, pero para su sorpresa... 

Su brazo tembloroso ni siquiera podía alcanzarlo, y mucho menos quitárselos. 

“¡Para! ¡Te lo advertí!” 

Incapaz de aguantar más, le suplicó con tono apremiante. 

Como si estuviera decepcionado, terminó por dejar el pijama en el suelo. 

“Ya has hecho bastante ayudándome a desvestirme, así que ya puedes irte. No... haré... un... problema... de...” 

Ella intentó apartarlo, siguiendo su impulso instintivo, pero se encontró vacilando a medida que avanzaba. 

En un abrir y cerrar de ojos, él se había quitado toda la ropa y estaba allí de pie, completamente desnudo. 

El gran objeto que había visto antes, el que había sentido presionando su espalda, estaba ahora erguido como un trofeo. 

Sólo de verlo ya se sentía mareada, gracias a eso no podía ver su forma con claridad. Pero eso era irrelevante, rápidamente cerró los ojos y dijo algunas palabras presas del pánico. 

“¡¿Qué estás haciendo ahora?! ¡Ya basta! No puedes cometer más atrocidades—” 

“¿Atrocidades? Pero si fuiste tú la que entró cuando estaba teniendo sexo con Sharon, Maestra. No sólo viste su cuerpo desnudo, sino también el mío.” 

La defensa de Siwoo era débil, pero consiguió sacudirla. 

Pero aún había un límite en lo que ella podía tolerar, por mucho que se preocupara por él. 

Además, si ella fuera a consentir su comportamiento infantil, sólo le afectaría negativamente. 

“Eso fue un accidente.” 

“Bueno, esto también es un accidente. Después de ver su cuerpo por casualidad, Maestra, ya no puedo ocultar mis verdaderos sentimientos.” 

“¡... Esto no es algo que puedas llamar un accidente!” 

Aunque le regañó en tono enfadado, Siwoo no pareció molestarse en absoluto. 

Como todavía tenía los ojos cerrados, no se dio cuenta de lo que él estaba haciendo. Así que cuando sintió el ligero roce de su mano acariciando sus pechos, se sobresaltó y acabó cayendo sobre la cama. 

Molesta por aquella exhibición de desvergüenza, abrió por fin los ojos y lo vio, aparentemente dispuesto a abalanzarse sobre ella. 

Con mirada serena, la observó, sus pupilas reflejaban su aspecto como un espejo. 

Se vio a sí misma semidesnuda y encogida, sintiéndose aún más avergonzada que antes. 

Había ido demasiado lejos. 

No importaban sus excusas, aquello estaba fuera de lugar. 

Por eso había esperado que ella llevara una expresión de rabia al ver su reflejo en sus ojos, pero... 

La verdad era muy diferente a eso. 

En lugar de ira, mostraba vacilación, como si la estuvieran llevando de un lado a otro, empujándola y tirando de ella en diferentes direcciones, como una marioneta controlada por los caprichos de él. 

 “¡Detente…! ¡E-este tipo de…! ¡Ah!”

De nuevo, su mano le agarró los pechos sin permiso. 

Su inesperadamente áspera, pero cálida mano, acarició suavemente sus suaves pechos. 

Aunque, lo que más le preocupaba no era la mano que estaba tocando su pecho. 

Más bien, temía que él notara que su corazón latía erráticamente en ese momento. 

“C-Como dijiste, soy tu maestra...” 

“Pero, también eres una mujer.” 

“Una... mujer...” 

Sus palabras confirmaron su sospecha. 

Siwoo la veía como mujer. 

Por eso, cuando tuvo la oportunidad de estar a solas con ella, la desnudó y la empujó a la cama. 

Siwoo retiró la mano y se inclinó lentamente. 

Presionó su cuerpo delgado y tonificado contra la suave piel desnuda de ella. 

A estas alturas, la respiración de Eloa se había convertido en jadeos entrecortados. 

“Aún es otoño, pero el aire de la mañana sigue siendo fresco. Podemos mantenernos calientes el uno al otro hasta el amanecer si nos acurrucamos juntos.” 

“N-No, n-no— ¡No! Ah...” 

Eloa trató desesperadamente de apartarlo. 

Pero, sus brazos se sentían débiles, como si acabara de ser golpeada con un tranquilizante. 

Él la mordisqueó suavemente la nuca. 

Y sólo con eso, ella ya era demasiado impotente para resistirse. 

En ese momento, un dulce suspiro escapó de sus labios. 

Sus dientes le mordisqueaban el cuello, pero ella no sentía dolor. 

Pero el calor que sentía en su piel, el aroma de su sudor y la calidez de su tacto hicieron que su miedo aumentara. 

Como si le hicieran cosquillas con plumas, oleadas de placer asaltaron repetidamente su cuerpo.  

“E-Esto está mal... mal...” 

“El amor no tiene nada de malo.” 

Ella volvió a empujarlo, pero fue inútil. 

Porque él persistió, acercándose más a ella. 

Al darse cuenta de que su objeto caliente presionaba firmemente contra su suave bajo vientre, Eloa dejó escapar un suspiro ahogado y un leve jadeo. 

“Quiero ser uno contigo, Maestra.” 

Su mano empezó a quitarle lentamente los pantalones. 

Pronto, ella estaría completamente desnuda ante de él. 

¿Eso realmente sucederá? ¿Nos convertiremos en uno?

¿Voy a terminar temblando indefensa debajo de él? 

En realidad, eso no suena tan mal. 

¡... No, eso no puede ser! 

En medio de sus pensamientos contradictorios, una sensación de inquietud se apoderó de ella. 

No había otra razón. 

Un inexplicable escalofrío recorrió su cuerpo, como si alguien le hubiera echado agua helada. 

Su instinto, agudizado por innumerables situaciones de vida o muerte... 

Ahora estaba haciendo sonar las alarmas 

Algo iba mal y ella lo sentía. 

Por lo tanto, empujó con fuerza el pecho de Siwoo a un lado. 

La Espada del Pacto apareció en su mano derecha, respondiendo a su llamada. 

  Su cuerpo, que antes estaba debilitado, ahora estaba lleno de vitalidad y fuerza. Se levantó de la cama y apuntó con la espada a Siwoo. 

“¡M-Maestra!” 

Había auténtico pánico en su expresión. 

La fuerte reacción de Eloa, respaldada por su lenguaje corporal, mostraba claramente sus sentimientos en ese momento. 

“¡Cometí un error!  E-Esta no era mi intención—” 

Si la persona que tenía delante era realmente Siwoo, sin duda reaccionaría de la misma manera. 

Incluso Eloa, a pesar de que sus instintos le decían lo contrario, seguía pensando que podría haber cometido algún tipo de error y estaba a punto de bajar su espada. 

Pero decidió confiar en su instinto por encima de su lógica confusa. 

“Por la presente, declaro un pacto.” 

La Luz de la Verdad brilló en sus ojos, cortando toda falsedad y engaño.



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