City of Witches capítulo 393
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City of Witches - Siwoo Armadura |
La Última Cena IV
Parte 1
En el astillero de Yeongdo, Busan. Un enorme portacontenedores se encontraba en el dique seco, totalmente ensamblado, a la espera de zarpar.
El enorme buque medía unos 400 m de eslora, 35 m de altura y 61 m de manga, con una capacidad de 23.000 TEU[1].
Se esperaba que este buque —el mayor portacontenedores del mundo, aún sin nombre— trajera un nuevo resurgimiento a la decadente industria naval de Corea del Sur[2].
Bianca había llevado a Takasho a la bodega de carga del portacontenedores.
Como la nave aún no estaba totalmente construida, el interior, desprovisto de contenedores y con los raíles guía al descubierto, parecía un enorme bosque de acero.
Cuando se trataba de organizar una fiesta, el momento y el lugar lo eran todo.
La elección de los invitados y del lugar decía mucho de las preferencias del anfitrión.
En ese sentido, Bianca estaba bastante satisfecha con la suya.
Un baile de vida y muerte que se desarrollaba en el denso entramado de vigas de acero, dispuestas ordenadamente como espinas de pez.
No podía haber un lugar más perfecto que este a sus ojos.
“Hmm, hmm~”
Bianca deambuló por la nave, ocupándose de colocar algunos adornos adecuados hasta que Takasho despertó.
Asegurandose de que todo no fuera demasiado sencillo, añadió un toque de dramatismo aquí y allá. Luego, se paró frente a Takasho, a quien había encadenado con unas cadenas que había encontrado cerca.
“Ugh, huff... ¿Dónde está este lugar...?”
“Esa es una respuesta típica de manual.”
Había pasado cerca de una hora desde que ella lo noqueó con magia.
Al verle abrir lentamente los ojos antes de mirar a su alrededor, una sonrisa se dibujó en su rostro.
***
Poco después, Takasho se dio cuenta de que solo llevaba puesta su ropa interior, y entonces, sus ojos se posaron finalmente en Bianca.
¿Cómo reaccionará él, me pregunto~?
Con tanta expectación, Bianca miró fijamente a Takasho.
Entonces, el hombre japonés, algo apuesto, de repente empezó a gemir.
“¡Señorita bruja! ¡Llevo fumando y bebiendo como un loco desde que era joven! ¡Llevo toda la vida trabajando en bares de alterne! ¡Probablemente mi hígado ya esté arruinado, no soy lo bastante bueno para ser tu sujeto de pruebas...!”
Al oír eso, Bianca soltó un bufido de decepción.
Porque lo que salió de su boca fue una frase tan tonta y poco creativa.
Dado lo inusualmente agudo que él era, ella había esperado que empezara a temblar en cuanto se despertara, pero no fue el caso en absoluto.
“¡Por favor, suéltame! Juro que nunca hablaré de lo que ha pasado aquí con nadie. ¡Lo guardaré como un precioso recuerdo para siempre!”
“¿En serio?”
“¡Sí! Y si sólo buscabas compañía para una sesión solitaria de bebida, ¡yo, Mimaya Takasho, estaré encantado de ofrecerme!”. ¡Me aseguraré de que no sienta ni un solo momento de aburrimiento, Srta. Bruja!”
“Se te da muy bien promocionarte a ti mismo.”
“Bueno, tengo que demostrar mi valía de alguna manera, ¿no?”
Bianca ladeó la cabeza y, tardíamente, le dedicó un gesto de admiración.
De hecho, el japonés, amigo de Shin Siwoo, sabía que ella era una Exiliada Criminal.
Fue lo suficientemente astuto como para darse cuenta desde su breve encuentro en la habitación del hotel.
Viendo cómo estaban las cosas, cualquier sospecha que tuviera se habría convertido en certeza, pero seguía haciéndose el tonto descaradamente.
Intentó llamar su atención con sus payasadas exageradas, lloriqueos y comentarios ingeniosos que no encajaban en absoluto con la situación.
Una astuta estrategia de supervivencia que los débiles podían emplear precisamente porque eran débiles.
“Eres un tipo divertido.”
“¡Sólo hago lo que puedo para hacerla sonreír, Srta. Bruja!”
Takasho miró a Bianca con ojos ansiosos y muy abiertos, como si fuera a arrastrarse y lamerle las botas si ella le dejaba.
Al ver esto, ella le lanzó un indicio de esperanza para burlarse de él.
“Entonces, ¿quieres vivir?”
“No entiendo lo que quiere decir, Srta. Bruja.”
“Ya te has dado cuenta, ¿verdad? Que no soy una especie de hada que concede deseos.”
“Jajaja, está bromeando, Señorita Bruja. Es imposible que alguien tan noble como usted sea una bruja malvada.”
“Oh Dios, ¿no eres especial?”
No sólo era listo, sino también atrevido, y a Bianca le agradaba incluso por eso.
Después de todo, ella prefería jugar con un juguete animado que no hacerlo.
Su rostro, cubierto de una sonrisa falsa y brillante...
se congeló en cuanto se mencionó un nombre en particular.
“Shin Siwoo.”
“¿... Qué?”
“Es tu amigo, ¿no? Así que deberías saber dónde está.”
Su temperatura corporal se disparó.
Las comisuras de sus labios se endurecieron y sus pupilas se contrajeron.
Su lengua se lamió por reflejo los labios resecos y sus ojos se movieron de un lado a otro.
Todas reacciones típicas que alguien dejaría escapar cuando se siente confuso y acorralado.
Bianca miró a Takasho como una serpiente a su presa.
“Me alegraría mucho si me dijeras dónde está.”
En verdad, Bianca ya sabía dónde estaba Siwoo.
Además, no sólo sabía dónde estaba.
También sabía qué brujas estaban relacionadas con la primera bruja (Siwoo) con polla, quiénes eran las más peligrosas y cómo funcionaban sus relaciones.
No sólo eso, sino que incluso ella tenía una comprensión bastante sólida de las apariencias de las brujas, personalidades, circunstancias, e incluso habilidades de combate.
De ahí que pusiera en marcha su plan utilizando a Ea como cebo para distraer a la Duquesa Tiphereth, a quien consideraba la mayor amenaza entre todas ellas.
Por supuesto, podía cancelar el plan a medias incluso si otras brujas se involucraban. Sólo que, si la duquesa era la que venía, el nivel de peligro se dispararía.
En cualquier caso, una cosa estaba clara: Bianca no necesitaba sonsacarle a Takasho dónde se encontraba Shin Siwoo.
Era sólo su forma de entretenerse, de agitar las cosas para conseguir un video lo bastante impactante como para que un tipo de buen corazón como Siwoo se volviera loco.
“Creo que has cometido algún tipo de error. ¿Shin Siwoo? ¿Quién es él? Además, ¿te he oído decir que eres una bruja a la que le encanta conceder los deseos de los demás en el hotel?”
Al ver que intentaba desviar la conversación hacia otro lado, Bianca lo encontró aún más de su agrado.
Debió haberse dado cuenta de que él no era su objetivo.
Y que ella era una bruja peligrosa.
Y sin embargo allí estaba él, soltando tranquilamente esas mentiras.
Mentiras que incluso podrían costarle la vida.
“¿En serio?”
Mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro, el sonido de algo rompiéndose hizo eco.
…
Al mismo tiempo, uno de los dedos de Takasho, atado a su espalda, se torció en un ángulo antinatural.
Las manos eran una de las partes más delicadas y sensibles del cuerpo.
El agudo dolor le golpeó como un martillo, haciendo que sus ojos se abrieran de golpe, y las cadenas traquetearon mientras se sacudía.
“Conoces a Shin Siwoo, ¿verdad?”
En ese momento, la sonrisa finalmente desapareció del rostro de Takasho.
“¿Te has callado tan de repente? No me gustan los hombres aburridos, ¿sabes?”
—¡Crack crack crack!
“¡¡¡¡KAAAARGHH!!!!”
El sonido de huesos rompiéndose resonó uno tras otro.
No fue sólo una ruptura limpia ni una simple dislocación.
Sino más bien una rotura deliberadamente insoportable, diseñada para infligir el máximo dolor.
Takasho, que había estado intentando guardar silencio, no pudo evitar escupir y gritar, con el rostro retorcido por la agonía.
“Somos amigos... sií... ¿Q-qué quieres con él?”
“¿Ves? Sería mejor si fueras honesto. Ahora sólo dime dónde suele quedarse. Es fácil, ¿verdad?”
“¿Qué vas a hacer con él si te lo digo?”
“Sólo voy a capturarlo y usarlo como conejillo de indias. Después de todo, es un espécimen muy valioso.”
Después de que ella respondiera a esa pregunta un tanto predecible, Takasho cerró los ojos con fuerza.
Luego, guardó silencio durante un rato antes de acabar soltando un suspiro, y murmuró sus palabras con fiereza.
“Haa... Mierda, tengo la peor de las suertes.”
Él maldijo, pero Bianca no se sorprendió al oírlo.
En esta situación, él estaba completamente a su merced.
No se trataba de quién de los dos tenía la sartén por el mango, sino que ella tenía en sus manos, literalmente, su vida y su muerte.
Alguien como él, que había escalado posiciones a costa de besar a las brujas en Gehenna, debería saberlo mejor que nadie.
En este caso, el significado de su maldición estaba claro.
Fue una señal de que preferiría morir antes que renunciar a algo.
Pero ella entendió por qué él actuaba así.
Después de todo, sólo le había roto cuatro dedos.
“Ah, es eso, ¿no? ¿Lo del espíritu samurái? Entiendo. No quedaría bien que lo soltaras todo aquí. '¡No puedo traicionar a mi amigo, mátame en su lugar!' Algo así, ¿verdad? No tendrás muchas oportunidades de decir una frase así en la vida.”
Bianca acarició la mejilla de Takasho mientras continuaba.
“Por eso, te torturaré lo justo para mantenerte con vida, no tanto como para que mueras de verdad. Pero será lo bastante malo como para que desees estar muerto.”
El cuerpo de Takasho tembló.
Aunque sí, podría estar listo para morir, no había forma de que no le temiera al dolor.
Había un límite en la agonía que podía soportar por un simple amigo, alguien que ni siquiera era su amante. Al menos, eso era lo que Bianca creía.
“Dime ya la verdad. Será más fácil para los dos. Si atrapo a Shin Siwoo, te dejaré libre.”
“Hey, querida.”
Al oír eso, la dulce sonrisa que se dibujó en la boca de Bianca mientras engatusaba a Takasho se resquebrajó ligeramente.
“Soy Mimaya Takasho de Hokkaido. ¿Crees que un hombre de mi calibre vendería a su amigo? ¿Por qué no nos olvidamos de todo esto y pasamos un buen rato? Además, ¿no se supone que eres un hada que concede los deseos de los demás? Concede el mío entonces. ¡Quiero follarte! ¡Enséñame tu coño! Puede que mi polla sea más pequeña que la de Siwoo, ¡pero soy mejor en el sexo!
Mientras él esbozaba una sonrisa arrogante y escupía sus peticiones, Bianca soltó una pequeña risa burlona.
“¿Tienes ganas de morir?”
“Oh, vamos, no te hagas la dura. Tú eres la que intentó secuestrar hombres y los ató, es obvio que tú eres la calenturienta aquí. Seamos honestos el uno con el otro. Desátame y bájate las bragas. Te llevaré hasta la cima del monte Fuji con mi polla.”
“¡Jajaja!”
Bianca se rio.
En cuanto mencionó por qué lo había secuestrado y le había pedido que traicionara a su amigo, Takasho enloqueció.
Era imposible que no supiera que estaría tirando su vida por la borda actuando así.
Y aun así, seguía intentando provocar su ira, intentando que dejara de torturarle para sacarle de la boca la localización de su amigo.
Intentando que ella perdiera los estribos y acabara con él de un golpe fatal.
En otras palabras, ya se había resignado a morir.
Aunque sus acciones eran inútiles, ella tuvo que respetar su audacia.
“Esa es una linda manera de hablar.”
“¡Ugg...!”
La mano de Bianca se deslizo entre las piernas de Takasho, jugando lascivamente con su miembro.
“Por fin hablamos el mismo idioma. Ahora, ¡puedes desatar esto—! ¡Uf...!”
“Deja de fingir que eres duro.”
Su intento fue admirable.
Incluso Bianca, que sabía toda la verdad, sintió que su ira hervía ante sus burlas.
Su siguiente movimiento silenció la ruidosa boca de Takasho.
La pálida mano de Bianca había agarrado uno de sus testículos con firmeza.
“Oiga, Señorita Bruja, esto es sólo una broma, ¿verdad...?”
En ese momento, la cara de Takasho se puso blanca.
Él se dio cuenta de lo que ella estaba intentando hacer.
Algo que sembraría un gran miedo y dolor en el corazón de un hombre.
Por supuesto, Bianca también era plenamente consciente de lo que estaba haciendo.
“Veamos... aplastaré al pequeño. Intenta no morir, ¿okay?”
“¡Aaaaaargh!”
Su grito —mucho más fuerte que cuando ella le había roto los dedos— resonó por la bodega de carga del portacontenedores.
Incluso después de oír ese horrible grito, la sonrisa de Bianca no vaciló.
“¡Uwaeekk...! ¡Eekk...! ¡Uwaeekk!”
Lágrimas, mocos y vómitos corrían por la cara de Takasho hasta su cuello. Pero, no tuvo la indulgencia de preocuparse por ello ya que estaba abrumado por el insoportable dolor.
Su cuerpo se convulsionó y se puso rígido repetidamente, antes de quedar finalmente inerte.
“Eso debería bastar, ¿verdad?”
Bianca sacó un pañuelo y le limpió suavemente el vómito de la comisura de los labios.
Al sentir su tacto, su cuerpo empezó a temblar como una hoja.
“Ahora, ¿me dirás dónde está Shin Siwoo?”.
“Agh...g-g-g...g-jeh jeh jeh...”
Pero entonces, soltó una risa enloquecida, haciendo que Bianca se sobresaltara por la sorpresa.
Era una risa desesperada y ahogada, como si intentara contener el terror que sentía.
Sin embargo, esta no era la reacción que ella había predicho viniendo de el.
“Bien... T-Te diré dónde está... Ven acércate...”
“Adelante. Cuéntamelo todo.”
En menos de cinco minutos, cuatro de sus dedos se habían hecho añicos y uno de sus testículos había sido aplastado.
No era más que una patética existencia que se desvanecería como el polvo después de envejecer y enfermar.
Con el rostro estropeado por todo tipo de fluidos corporales, él...
“Querida, mi amistad pesa muchísimo más que una simple pelota...
“... Así que déjate de tonterías y mátame de una vez.”
Aunque su cuerpo temblaba incontrolablemente y sus ojos estaban llenos de miedo...
Aunque se había convertido en una especie de desastre…
Él no se echó atrás.
“Esta mierda no es nada…”
Tan pronto como esas palabras salieron de sus labios, su fuerza pareció ceder mientras su cuerpo se desplomaba débilmente. Entonces, un afilado látigo chasqueó hacia él.
—¡Whoosh!
“¡Aaaaaargh...!”
El cuerpo de Takasho se agitó incontrolablemente cuando el látigo atravesó ligeramente su piel.
La reacción que emitió parecía exagerada para un solo golpe, pero había una razón para ello.
“Este pequeño y patético artefacto se llama 'Látigo del Arrepentimiento'. Dicen que puede hacer que quien sea golpeado por él reviva el peor dolor que haya sentido en su vida.”
“¡Agh...! ¡Aaahhh...!”
—¡Whoosh!
***
“Permíteme aplaudir tu valentía y testarudez. Veamos cuánto tiempo puedes seguir así.”
Sus labios se tornaron de un azul violáceo por la falta de oxígeno, los vasos sanguíneos de sus ojos estallaron, tiñéndolos de rojo, y sus dientes apretados empezaron a crujir bajo el abrumador dolor.
Pero a pesar de todo ese dolor, Takasho mantuvo la boca cerrada.
En efecto.
Incluso después de todo aquello, seguía negándose a abrir la boca.
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¡Amelia en Traje de Baño!

Referencias
- Unidad Equivalente a Veinte Pies. Es una unidad de medida utilizada específicamente para medir la capacidad de los portacontenedores y los puertos de contenedores. 23.000 TEU significa básicamente que puede transportar 23.000 contenedores de 20 pies a la vez. ↩
- HMM Algeciras es el nombre del buque. En el momento en que se publicó el capítulo, era el portacontenedores más grande del mundo, pero desde entonces ha sido superado por multitud de buques. En este momento, noviembre de 2024, el mayor portacontenedores del mundo es el MSC Irina de China, con una capacidad de 24.000 TEU. ↩
Muchas gracias por el capitulo, y entonces estoy viajando en el tiempo con los capítulos?
ResponderEliminarcomo?
EliminarQue impactante final de cap todo te soy oscuro y
ResponderEliminarde repente: Amelia en traje de baño xd
xd
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