City of Witches capítulo 4
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Esclavo de la Ciudad de Brujas IV
Tras haber inducido la eyaculación
mediante la estimulación del genital masculino con la mano, lo siguiente sería
observar si se generó o no maná a partir del proceso.
De hecho, cualquier bruja que indujera
personalmente la eyaculación acabaría obteniendo el mismo resultado que una
bruja que se limitara a sentarse y observar el proceso.
Siwoo seguía sin tener ni idea de lo que
Amelia estaba pensando, pero el hecho de que fuera la primera vez que sentía el
tacto helado de sus manos en su entrepierna había terminado por
distraerle.
"Recuerden, es importante primero
hacer que el pene sea lo suficientemente grande como para sostenerlo con las
manos antes de comenzar el proceso de estimulación."
Previo a esta clase, Siwoo nunca habría
pensado que Amelia —una persona que siempre le había dado problemas desde que
se convirtió en esclavo— algún día lo estaría tocando así.
Sujetando su pene, los dedos de Amelia
comenzaron a bailar alrededor de la punta y luego empezaron a frotar
directamente la cabeza.
"Acaricien suavemente la punta con
los dedos y estimulen el glande empujándolo con el pulgar."
"¡Kkeuk!"
De hecho, a Siwoo no le gustaba en lo más
mínimo Amelia.
Por supuesto, a él tampoco le gustaba que
le masturbaran frente a una audiencia.
Sin embargo, era imposible negar el hecho
de que la mano de ella le estaba haciendo sentir bien.
Contra la voluntad de Siwoo, la sangre
empezó a correr hacia su región inferior. Su ingle se volvió cada vez más
sensible y su pene empezó a hincharse gradualmente.
"¡Woah!"
"¡El péndulo acaba de moverse! ¡Y
eso que aún no ha eyaculado!"
En cuanto el soldado de Siwoo terminó de
erguirse para la guerra, el péndulo de la pizarra empezó a vibrar hacia
él.
"¿No te he explicado ya lo que
desencadena la generación de maná? Los hombres pueden generar maná fácilmente
sólo por sentirse un poco excitados. En ese caso, sin embargo, la cantidad
producida es insignificantemente pequeña."
Mientras el dragón de Siwoo ya se había
despertado y ahora mostraba su verdadera majestuosidad, Amelia expresó de
repente una opinión que era inusualmente rara, incluso para las brujas.
"Ser capaz de ponerse duro incluso
en una situación como ésta. Los hombres son criaturas tan
lamentables."
Amelia finalmente retiró su mano de la
cosa erecta de Siwoo por un momento.
Cuando el miembro de un hombre está completamente
erecto, de repente se vuelve mucho más difícil de enfriar que antes.
Obviamente, la espada de Siwoo —que
presume de tener un tamaño superior al de la mayoría de la población asiática—
seguía erguida y furiosamente dura, a pesar que la mano de Amelia ya no la
tocaba.
"Asistente Shin Siwoo, ¿estás
excitado en este momento?"
Lo de ellos, era una relación que se
había arrastrado a la fuerza durante 5 años.
No sería un malentendido decir que un
toque de burla persistía en la voz de Amelia.
Básicamente, lo que ella le estaba
preguntando era: Mírate cómo te excitas con sólo tocarte un poco. ¿No recuerdas cuando
te negaste a servirme aquella noche?
Completamente humillante.
Amelia no estaba haciendo esto por la
simple razón de 'demostrar' cómo inducir la eyaculación.
Al igual que Siwoo conocía bien a Amelia,
ella también conocía bastante bien a Siwoo.
Ella sabía que él sentía una vergüenza
extrema al hacer esto y que había conducido deliberadamente las cosas para
crear este tipo de situación.
"Sin comentarios."
Amelia, que normalmente habría comentado
su réplica, en su lugar había presionado a Siwoo de una manera completamente
diferente.
Ella comenzó a frotar en círculos con el
pulgar y el dedo índice, mientras empezaba a mover su mano hacia adelante y
hacia atrás sobre su miembro erecto.
Los sonidos de la piel seca frotándose
una contra otra se podían oír impregnando la habitación.
Amelia usó una delicada cantidad de
fuerza mientras frotaba suavemente la polla de Siwoo sin aplicar ningún tipo de
lubricante.
Además, mientras observaba la reacción de
Siwoo, empezó a estimular insistentemente las zonas sensibles que
encontraba.
"Kkeuk... kkeueuk..."
Mientras Siwoo intentaba resistirse al
placer manteniendo la cara seria, las gemelas habían expresado repetidamente su
admiración, como si estuvieran presenciando algún acontecimiento poco
común.
Tal vez fuera por su torpe postura, pero
Amelia puso de repente una mano en el hombro de Siwoo y aceleró rápidamente su
velocidad.
Cada vez que su cabello rubio brillante
se mecía junto a sus movimientos, el agradable aroma del lujoso perfume y el
olor corporal se mezclaban y hacían cosquillas en la punta de la nariz de
Siwoo.
La vibración del péndulo, insignificante
al principio, había empezado a aumentar gradualmente de intensidad.
Amelia echó un vistazo al aspecto
distorsionado que presentaba Siwoo.
Regodeándose de su sufrimiento, Amelia
entornó brevemente los ojos y saboreó cada momento.
El sonido de su respiración también se
hacía más áspero cuanto más rápidos eran sus movimientos.
"¿Por qué no contestas? ¿No te
sientes bien?"
Amelia le susurró sin piedad al oído una
vez más con una voz inusualmente emotiva.
Por desgracia para ella, la emoción que
Siwoo mostraba era un sentimiento de superioridad.
A pesar de que ya sabía lo inútil que
era, Siwoo siguió perseverando.
Sabía que, si cedía en un momento así,
caería directamente en su trampa.
Frustrada, Amelia chasqueó la lengua al
ver que Siwoo se mordía la lengua para no eyacular.
"Deja de ser testarudo y termina ya.
Se me está empezando a cansar el brazo."
Amelia le susurró en voz baja
directamente al oído. Su voz era tan baja que ni siquiera las gemelas se darían
cuenta, ya que poco a poco empezó a apretar con más fuerza su agarre.
Como era de esperar, su agarre preciso
había traído consigo una cantidad irresistible de placer.
"¡Euk...!"
Aunque sólo habían pasado 15 minutos
desde que empezaron, como resultado de no tocarse durante dos meses, ya le
resultaba difícil aguantar.
Junto con su frecuente falta de alivio,
el intenso placer que sentía había provocado finalmente que el volcán entrara
en erupción con magma blanco.
"¡Woah! ¡Woah!"
"¡Está saliendo!"
—¡Splurt!
¡Splurt! ¡Splurt!
Siwoo no pudo evitar correrse mientras
sentía oleada tras oleada de intenso placer asaltar todos sus sentidos.
Sin embargo, hacer que Siwoo se corriera
sólo una vez no fue suficiente para Amelia.
No estaría satisfecha hasta que no
quedara ni una gota de semen dentro de su cuerpo.
Tras haber eyaculado intensamente hasta
el punto de que hasta el coxis empezó a dolerle, Siwoo cayó en una profunda
depresión. El bochorno y la vergüenza que sintió junto a eso, fue un añadido
extra.
"¿Cada una de ustedes fue capaz de
ver eso? En el momento en que eyaculó, también se generó una gran cantidad de
maná."
"¡Sí, sí!"
"Profesora Amelia, ¿podemos
intentarlo esta vez?"
La implacable visión de un péndulo
oscilante era lo único que Siwoo podía ver justo cuando quería simplemente
agacharse y calmar toda la amargura que sentía.
Sin importarles el tormento que sentía,
las gemelas estaban listas para saltar de sus pupitres y comenzar el segundo
experimento de inmediato.
Amelia sacó su reloj de bolsillo mientras
se limpiaba los dedos con un pañuelo.
"Debido a la falta de tiempo,
tendremos que terminar la lección aquí por hoy. El Conserje ya puede volver al
trabajo."
"¡No puede ser!"
"¡Nosotras también queremos
intentarlo!"
Amelia, que acababa de recolectar el
resto del semen que había atrapado con su magia justo antes de que tocara el
suelo, calmó por fin a las gemelas y continuó con el resto de la lección sin
dedicarle a Siwoo ni una sola mirada.
Tras unos instantes de estar de brazos
cruzados, Siwoo desechó cualquier sentimiento de decepción y huyó del edificio
de la Segunda Academia con la bata de laboratorio aún puesta.
Con cara de estar medio dormido, Siwoo se
dirigía hacia la biblioteca.
Aunque esperaba que le obligaran a
masturbarse públicamente con el pretexto de la extracción de semen, nunca
habría pensado que Amelia le haría una paja directa y le obligaría a montar un
espectáculo tan humillante.
"A la mierda mi vida... me siento
tan vacío por dentro."
Viendo lo lluvioso que estaba el día, se
puso a fumar un cigarrillo.
Aunque odiaba seriamente admitirlo, la
paja le sentó bien. Tal y como dijo Amelia, había partes que hacían que Siwoo
se sintiera excitado.
Después de todo, ¿cuántas veces se
dejaría hacer una paja por una belleza a la que ni siquiera había tomado de la
mano?
Incluso sabiendo eso, por mucho que
intentara pensar lo contrario, la cara de Siwoo no podía evitar empezar a arder
cuando pensaba en ser masturbado y correrse en la mano de Amelia.
En momentos como éste, Siwoo deseaba tener la piel gruesa[1] y la perversión de Takasho.
Si fuera él, Takasho se habría jactado de
que Amelia —famosa por su frialdad— le hubiera masturbado personalmente.
Lo que era aún más inquietante era pensar
que esto podría ser sólo el principio de la venganza de Amelia.
Siwoo sólo podía rezar para que Amelia —a
la que a estas alturas ya había rechazado dos veces— fuera capaz por fin de
calmarse con sólo esto.
Sin embargo, ahora no era el momento de
preocuparse por asuntos triviales como éste.
Siwoo tendría tiempo para preocuparse una
vez que terminara su tarea de organizar la biblioteca.
La Biblioteca Mágica, situada al sur de
la Academia Trinity, siempre había presumido de ser la instalación más grande
de todo el edificio de la Academia. Se decía que el día de la inauguración
había acudido tanta gente que no quedaba ni un solo libro en las
estanterías.
A pesar de este hecho, en pleno siglo
XXI, muy pocas brujas se molestaban en visitar este lugar.
Con el paso del tiempo, las
"brujas" siguieron elevando el rango de su "reino" y ya no necesitaban
ninguno de los libros de magia básica que se guardaban en su interior.
Hoy en día, sólo cuando una bruja o una
aprendiz de bruja se encontraban con una fórmula confusa, visitaban esta
solitaria biblioteca.
De lo contrario, nunca habría sido posible
que una sola persona gestionara por sí sola una instalación tan grande.
"Haaaah..."
Después de cambiarse a la ropa de
trabajo, Siwoo comió un trozo de pan duro para un almuerzo tardío.
Normalmente, lo único en lo que consistía
la comida de un esclavo era o bien un trozo de pan de cebada que tenía menos
sabor que una esponja, o un pequeño cuenco de unas gachas de avena muy
diluidas.
Aun así, Siwoo hacía tiempo que había
superado el punto de desesperación.
A estas alturas, se limitaba a tomar las comidas
como si fueran simples suplementos nutricionales.
"Muy bien, es hora de
limpiar."
Tras terminar su comida en menos de tres
minutos, Siwoo empezó a organizar los libros que quedaban sobre la mesa.
No importaba lo poco que se visitara esta
biblioteca, cada vez que una bruja empezaba a rebuscar entre los libros, al
menos docenas de ellos acababan siendo utilizados. Incluso hoy, había al menos
1.000 libros apilados sobre la mesa.
A pesar de ello, limpiar la biblioteca
era la tarea favorita de Siwoo.
Nadie le vigilaba ni le decía lo que
tenía que hacer. Además, cuando terminaba de limpiar, podía irse a un rincón
escondido de la biblioteca y cerrar los ojos para echarse una siesta.
Sobre todo....
"Ah, así es como se responde a este
problema."
Escondido detrás de la estantería, Siwoo
cogió el libro que estaba leyendo el día anterior y empezó a pasar las
páginas.
Los libros que se guardaban en la
biblioteca eran todos libros básicos que las brujas consideraban
insignificantes, pero para un humano normal como él, eran como profundos
océanos que escondían todo tipo de información en sus profundidades.
Sólo con leer estos libros de magia en su
tiempo libre, ya había absorbido las tesis y los conocimientos mágicos básicos
que dejaron las brujas — que existieron hace cientos de años.
Eso significaba que, tras tres años de
autoestudio, Siwoo, que ni siquiera sabía que existía la magia hasta que fue
secuestrado a este lugar, ahora era capaz de interpretar y dibujar fórmulas
mágicas, aunque torpemente.
Al cabo de un rato, Siwoo sacó de repente
del bolsillo un trozo de papel doblado y empezó rápidamente a tomar notas,
guardándolo de nuevo en el bolsillo una vez que hubo terminado.
Siwoo llevaba ya dos semanas con un
problema, pero gracias a esta nueva fórmula que acababa de aprender, por fin
tenía la cabeza despejada.
Si no fuera por la alegría que le daban
pequeños aprendizajes como éste, se habría marchado en cuanto hubiera terminado
de limpiar.
La cosecha de hoy era suficiente.
Así que, tras terminar su trabajo
pendiente y limpiar el laboratorio de investigación de Amelia, por fin podría
volver a su alojamiento e intentar utilizar la nueva teoría que había aprendido
hoy y romper su bloqueo mental.
"Bueno, no hay garantías que la vida
no te dé una jodida sorpresa de la nada."
Incluso entonces, nada mejoraría si uno
se deprimía por sí solo.
Siwoo sólo tenía un objetivo en
mente.
Escapar de esta miserable ciudad
dibujando un círculo mágico que pudiera comunicarse con la sociedad
moderna.
Con ese propósito había estado estudiando
magia por su cuenta durante tanto tiempo.
Sólo pensar en volver a Corea y comer
algo de pollo con una cerveza fría, siempre le hacía sentirse aún más deprimido
por su situación actual.
Siwoo procedió a recoger todos los libros
que estaban desordenados encima de la mesa, los colocó de nuevo en sus estantes
correspondientes, y luego terminó limpiando la estantería con un paño húmedo —
para evitar que el polvo se esparciera mientras limpiaba.
Otra parte del trabajo de Siwoo, consistía
en inspeccionar y sustituir las fórmulas de conservación que se habían
instalado en la Piedra Bruja como parte del mantenimiento del libro.
Cuando finalmente terminó, el sol ya
había empezado a ponerse.
Siwoo sintió que le dolía la espalda después
de bajar de la escalera de la estantería, tras regresar los libros a su sitio y
terminar de limpiar.
La rutina diaria de Siwoo consistía en
levantarse a las 6 de la mañana, empezar el día limpiando el jardín y terminar
a las 6 de la tarde.
Normalmente, cuando terminaba, volvía a su dormitorio, anotaba fórmulas mágicas y se quedaba dormido. Hoy, sin embargo, tenía que limpiar el laboratorio de investigación de Amelia.
Al final, Siwoo dejó atrás su corazón sombrío y empezó a caminar hacia el laboratorio de investigación.
Referencias
- RKB7: Es cuando uno tiene la capacidad de evitar enojarse u ofenderse por las cosas que otras personas dicen y hacen. ↩