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Ningen Fushin Volumen 1 capítulo 1

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 Ningen Fushin no Bōkensha-tachi ga Sekai o Sukū Yō Desu vol 1 Capítulo 1


Esperaaa...!!
Ningen Fushin no Bōkensha-tachi ga Sekai o Sukū Yō Desu

 Nick, el Guerrero Ligero / Aventurero Despedido / Fanático de Idols


“Nick... Ya no eres necesario en este grupo.”

Un grupo de aventureros era como una familia. Los veteranos podían ser duros con los novatos, pero sólo para asegurarse de que aprendieran los fundamentos; mientras tanto, los novatos podían encontrar tiránicas las órdenes de sus superiores, pero aun así escuchaban atentamente. El líder vigilaba y guiaba a todos como un padre que cuida de sus hijos.

Ese era el ideal para los aventureros, la forma tradicional en que debería ser todo grupo.

“... ¿Hablas en serio?”

Esto es una mierda, maldijo Nick en su mente. Adiós a los ideales.

Estaban en Teran, una ciudad del Reino Santo de Dineez. Era una ciudad que albergaba peligros incalculables debido a los laberintos que la rodeaban, pero también se las arreglaba para ser una ciudad de comercio con una población de cientos de miles de personas. Terán estaba repleta de aventureros y mercaderes que esperaban hacerse ricos — así como de nobles, sacerdotes corruptos y otros personajes desagradables. La propia ciudad tenía el aire caótico de un laberinto, donde el peligro y la oportunidad aguardaban en igual medida. Todas estas situaciones le han valido el apodo de Ciudad Laberinto.

Un grupo de aventureros llamado Combat Masters, se alojaba en una posada de Ciudad Laberinto. El líder del grupo, un hombre llamado Argus, pidió a Nick, un guerrero ligero del grupo, que se quedara en la mesa después de la cena. Una vez que el resto del grupo se había marchado, el hombre que había criado a Nick como un padre le dijo que se retirara del grupo.

“Sí, quiero que te retires del grupo. ¿Quieres saber el por qué?”

Argus era pelirrojo y llevaba un corte de cabellos a rastras, y los largos y duros años de vida como aventurero habían endurecido sus rasgos. Cuando él hablaba, las personas lo escuchaban. Pero Nick no le tenía miedo en absoluto. Argus era el hombre más amable y dulce que conocía. La petición no le daba miedo — sólo tristeza.

“No me jodas. No puedes echarme sin darme una razón”, respondió Nick.

Argus chasqueó la lengua. “... Está bien, te lo diré. Te obsesionas con cada detalle. No es así como deben comportarse los aventureros. Los verdaderos camaradas no necesitan palabras para transmitir lo que sienten, explicó.

“Claro.”

“Ya sea a la hora de aventurarse con el grupo o de ir de compras, siempre dices lo que quieres sin tener en cuenta los sentimientos de los demás. Incluso si eso significa molestar a la persona con la que hablas.”

“¿Me estás diciendo que no debo quejarme cuando me estafan? Los comerciantes utilizan las palabras de la misma manera que nosotros utilizamos las espadas y la magia. Si te preocupas por los sentimientos de tu oponente en una negociación comercial, te exprimirán todo lo que tengas. ¡Siempre es mejor decir lo que hay que decir!”, argumentó Nick con pasión, pero Argus negó con la cabeza.

“Los únicos adversarios con los que luchamos son los monstruos de los laberintos. Los humanos son nuestros aliados”, dijo él.

“Argus, confías demasiado en los mercaderes. Quiero decir, justo el otro día—”

“No quiero oírlo. Los demás también están hartos de tus quejas.”

“¿Hablas de Garos?”

Garos era uno de los miembros de Combat Masters.

“Sí”, respondió Argus.

“¡No puedes culparme por eso! Tomó dinero de los fondos del grupo y lo gastó en una mujer, sólo para descubrir que ella estaba jugando con él... ¡Y no era la primera vez! Podríamos demandarlo perfectamente por robo”, gritó Nick.

“Se disculpó conmigo, y siempre cumple con su trabajo en nuestras expediciones al laberinto. No tengo nada que decir al respecto.”

“¡Sé que es bueno en la lucha! ¡Es brillante con la katana! Pero si sigues dejando que se salga con la suya, ¡estaremos en la ruina en poco tiempo! Llámame loco, pero ¡no me gusta que nuestras aventuras sean más peligrosas de lo necesario!”

“¿Estás hablando de dinero?”

“¿De qué otra cosa podría estar hablando?”

“El dinero es para gastar, no para ahorrar. ¡Seguramente también tienes una mujer en la que gastar dinero!”

“¡La tengo, pero eso no significa que vaya a robar en nuestro grupo! ¡Me las arreglo por mi cuenta!”

“¡A eso me refiero cuando digo que no te comportas como un aventurero! ¿Por qué no puedes perdonar a un compañero que ha pedido disculpas?”

“¡Tiene que haber un límite! ¡La razón por la que nunca arreglan sus malos hábitos es porque siempre estás perdonándolos y cubriéndolos! Estoy enfadado con Garos, ¡pero estoy aún más enfadado contigo!”

“¡Ya basta!” Argus golpeó la mesa con el puño. Nick extendió la mano para evitar que su copa de alcohol se cayera.

Nick no creía que tuviera la más mínima culpa de ninguna de las quejas de Argus. Así era su personalidad, y Nick tenía muchas razones para quejarse.

Todos los demás miembros de Combat Masters eran descuidados con el dinero. Garos no era el único que utilizaba los fondos del grupo a su antojo. Nick había perdido la cuenta de cuántas veces habían sacado dinero de su cartera para satisfacer una juerga de apuestas, o de cuántas veces habían pedido un adelanto de una recompensa para pagar la cuenta de un bar.

Argus tampoco era mejor; los días después de una misión exitosa, siempre invitaba a todos una comida para dar ejemplo de cómo debían comportarse los aventureros, sin pensar en el coste. Incluso daba una generosa propina a los mercaderes y a los empleados de bares y posadas. Decía que nunca estaba de más mostrar algo de gratitud en un negocio en el que la muerte podía venir a por ti en cualquier momento.

Nick siempre le decía a Argus que, si tenía que hacer eso, al menos debía asegurarse que ellos siguieran obteniendo beneficios. Encontrar un tesoro en un laberinto o derrotar a un monstruo de renombre no significaba que pudieran gastar todo su dinero. Si no reponían sus medicamentos y no realizaban el mantenimiento de sus armas, tendrían problemas en su próxima aventura. También debían distribuir la recompensa entre todos los miembros del grupo.

Era esencial terminar con más dinero del que se tenía al principio, luego de atender todos los gastos necesarios. Pero a Argus y al resto del grupo no les importaba. Se gastaban el dinero que obtenían con un desenfreno temerario y sin molestarse siquiera en contabilizarlo. Nick siempre se los indicaba, un mayor gasto daba lugar a un ingreso neto negativo, pero Argus no hacía nada para impedirlo. Peor aún, siempre respondía diciendo: “Los aventureros no deberían ser tacaños”. Esto siempre provocaba que tuvieran que pedir dinero prestado a los comerciantes.

“Si no puedes perdonarme a mí o a tus compañeros, deberías dejar la vida de aventurero. No estás en posición de hablar sobre el comportamiento de otras personas”, dijo Argus.

“¿Hah? ¿Qué significa eso? ¿Estás tratando de insinuar que yo no soy diferente?”, respondió Nick.

“No estoy insinuando nada. Sé lo que hiciste. Si admites tu ofensa, la pasaré por alto y te perdonaré. Si no puedes hacerlo, quiero que desaparezcas de mi vista”, ordenó Argus.

“¿Pasar por alto...? Espera, Argus; no tengo ni idea de lo que estás hablando. ¿Qué es lo que hice?” preguntó Nick, confundido.

Argus suspiró. “No andaré con rodeos. Tú también cogiste dinero de la cartera, ¿no es así?”

“¡¿Qué?! Te lo dije; ¡fue Garos! ¡Ese no fui yo!”

“Sí, reconozco que Garos robó de la cartera. Pero él y el resto del grupo te acusaron de hacer lo mismo.”

Nick se sorprendió. No porque los otros miembros de su grupo trataran de inculparlo. Estaba conmocionado porque Argus les creyó— o al menos fingió creerles con el propósito de echarle del grupo.

Sin lugar a dudas, Nick se había enfrentado mucho a Argus recientemente, pero no sentía mala voluntad hacia él. Él había criado a Nick, un niño indefenso sin ningún talento especial, hasta convertirlo en un aventurero hecho y derecho. Argus era el mejor líder que Nick podría haber pedido y también su maestro de vida. A pesar de sus desacuerdos, Nick le guardaba un gran respeto y gratitud.

Por eso, Nick le habló con tanta dureza. Supuso que esas amenazas de echarlo del grupo eran sólo una frustración temporal y que Argus escucharía lo que tenía que decir. Esa creencia comenzaba a resquebrajarse.

“E-Espera, ¿realmente crees eso? ¡No me dedico a los juegos de azar, ni a la bebida, ni a las mujeres! ¡Básicamente administro la cartera de nuestro grupo! ¡Puedo decirte exactamente a dónde ha ido cada moneda!”

Nick había aprendido a ser muy cuidadoso con el dinero debido a lo imprudente que era el gasto de los demás miembros del grupo, y se aseguraba de poder explicar siempre sus propios gastos, así como todo el dinero que entraba y salía de los fondos del grupo. Por eso, podía negar la acusación con total seguridad.

“... No entiendes el punto, Nick”, dijo Argus, sacudiendo la cabeza con tristeza. “Eras sólo un niño cuando te traje a mi grupo. Es nostálgico pensar en ello ahora. Eras tan pequeño que tenía que vigilar para asegurarme que el viento no te arrastrara; sin embargo, mira lo fuerte que te has vuelto.”

“¿Qué—? Sí, he crecido, pero aún no soy tan bueno como los demás lo son en combate—” explicó Nick antes de ser interrumpido.

“La fuerza es algo más que la capacidad de combate. Puedes confrontar a tu líder honestamente y expresar tus desacuerdos. Puedes probar tu inocencia. Puedes negociar y hacer tratos con los mercaderes más astutos en igualdad de condiciones. Todo eso se debe a tu fuerza.”

“¿Qu-qué quieres decir con esto?” Nick estaba perplejo. No podía saber cuál era la intención de Argus.

“Nick, quería escuchar una de estas dos cosas de tu parte, por no decir las dos: 'Confía en mí' o 'Lo siento'.”

“... Ello no sería mejor que no decir nada en absoluto.” Nick estaba tan asombrado que no pudo reunir ira para gritar.

“No, estás equivocado. Casi todos los aventureros son unos inútiles que no tienen más que su fuerza física. Por muy valientes o sensatos que parezcan, no son rivales para personas de gran inteligencia o posición social. Eres elocuente, sabes hacer cuentas y sabes escribir. Deberías dejar de ser un aventurero y encontrar un trabajo normal. Usa tu inteligencia y tus talentos para servir a algún noble. O hazte caballero. Puedes encontrar el verdadero éxito en la vida.”

“¡No seas ridículo! ¡Hay muchos aventureros que pueden hacer eso! ¡¿Estás diciendo que tener cerebro significa no poder ser un aventurero?!”

“No lo sé. Lo que sí sé, es que no te necesito en mi grupo. Honestamente, nos estorbas.”

“¡¿Estoy en tu camino?!”

Argus no miró de frente a Nick. Simplemente cerró los ojos, dejó de escuchar y dijo lo que tenía que decir.

“¿Acaso no puedes verlo? Tú y yo tenemos principios opuestos. Hasta ahora, sólo eras un niño que no podía hacer nada por sí mismo. Por eso te cuidábamos. Pero ahora eres un aventurero hecho y derecho con tu propia manera de hacer las cosas, y no pienso cambiar mis normas para que coincidan con las tuyas. No deberías tener ninguna razón para seguir en este grupo. ¿Me equivoco?”

Nick se quedó sin palabras. Todo el trabajo que había realizado a lo largo de los años había sido para pagar su deuda con Argus. Se esforzó cada día para ayudar a Combat Masters a convertirse en un grupo de élite.

No tenía el físico de un aventurero. Era de estatura promedio, pero le costaba ganar músculo. No tenía talento para la magia. Nick estaba seguro que era mejor que un número decente de aventureros, pero todavía tenía un camino por recorrer en comparación con los guerreros expertos de Combat Masters.

Aun así, era hábil y tenía buena memoria. Se esforzó por desarrollar habilidades que utilizaran esas dos cosas —incluyendo técnicas de combate con armas y cuerpo a cuerpo que pudieran dominarse incluso sin tener brazos del tamaño de un tronco— y métodos para derrotar a oponentes más grandes en una pelea. Estudió cómo desactivar trampas, cómo derrotar a diversos monstruos, cómo enfrentarse en caso de perderse en un laberinto, cómo cuidar las armas y cómo valorar los tesoros. También aprendió a leer, escribir y hacer cuentas, a llevar un libro de contabilidad y a negociar con los mercaderes.

Todo esto eran pequeñas cosas, pero eran innegablemente útiles para el grupo. ¿Y qué agradecimiento recibió por todo este esfuerzo? La persona a la que más respetaba le dijo que se fuera.

“¡Argus, eres demasiado bueno como para desperdiciarte en un grupo de rango C! ¡Deberías apuntar siempre a la cima si tienes la habilidad! ¡No hay muchos aventureros en los grupos de rango A que puedan vencerte!” gritó Nick.

“Creo que el rango C es el adecuado para Combat Masters. Si alguien se está desperdiciando... eres tú”, replicó Argus.

“... Estás eligiendo a Garos y a los demás por encima de mí.”

“Es cierto. No podrían mantenerse si no fueran aventureros. El rango C es también lo máximo que pueden manejar. Pero eso no tiene que aplicarse a ti, Nick. Por esto, no me importan las cosas o cuál de ustedes es el ciudadano más respetuoso ante la ley”.

“De acuerdo.”

A Nick siempre le había agradado Argus— pero lamentablemente, eso había dejado de ser así. “Si es así, tampoco me sirve este grupo”, dijo, levantándose para salir de la posada.

“Cuida de ti mismo”, le dijo Argus. De espaldas al hombre que amaba como a un padre, Nick salió de la posada sin decir nada.

 

Lo que sucedió a continuación fue un espectáculo triste.

“Entonces, Claudine. ¿Puedo unirme a tu grupo?”

“... Mmm.”

“Haré cualquier cosa por ustedes. Juro que seré útil.”

Nick y su novia, Claudine, estaban en un café llamado Fromage, que era uno de sus lugares favoritos en Ciudad Laberinto. Claudine era una aventurera y tenía la misma edad que Nick. Como compañeros guerreros ligeros, a menudo se encontraban en las mismas tiendas. Con el tiempo se fueron acercando y finalmente empezaron a salir. Nick dio el primer paso tras enamorarse de su suave y brillante cabello rubio y de sus amables ojos.

Hacía todo lo que Claudine le pedía. Normalmente pagaba sus citas y siempre accedía a prestarle dinero, incluso cuando tenía problemas económicos. Su vínculo era más estrecho que el de un grupo de aventureros. Al menos, eso era lo que él pensaba.

“Vamos, por favor”, volvió a solicitar Nick.

“Lo siento, pero no. Perdería mi posición en el grupo”, se negó Claudine.

“¿Q-Qué tanto podría perjudicar una persona extra? Puedo hacer algo más que explorar. También soy bastante bueno luchando en la vanguardia...”, suplicó Nick.

“Deberíamos terminar”, dijo ella con una sonrisa fingida, como la de una muñeca.

“... ¿Qué—?”

“Sin Combat Masters, sólo eres un débil guerrero ligero.”

“¡¿Hah?!”

“Pensé que debías ser realmente impresionante ya que eras uno de ellos. Todo el mundo dice que son de rango A en términos de fuerza pura, por no decir otra cosa, pero no debes haber sido más que una sanguijuela que no merecía estar ahí. Siempre soporté que fueras un poco pobre, también... ¡Agh, esto es tan decepcionante!”

“¡N-no, lo has entendido mal! Te juro que no es así—”

En ese momento, dos hombres se acercaron a la mesa de Nick y Claudine.

“Es Nick, ¿verdad? ¿Acaso sus palabras no están atravesando ese grueso cráneo tuyo?”

“A nadie le gusta un tipo que no sabe cuándo rendirse.”

Uno de ellos era un guerrero tigerian, y el otro era un mago de raza humana. Ambos miraban a Nick con malicia.

“... ¿Quiénes son ustedes?” Nick respondió sin dudar, devolviéndoles la mirada. Fue Claudine quien respondió.

“Son los miembros de mi grupo. Ya sabes, ¿de la Tropa Tigre de Hierro?”, dijo con una voz dulce y enfermiza. Los hombres se acercaron a Nick agresivamente.

“Está claro que estás molestando a nuestra dulce exploradora. ¿Qué quieres con ella, imbécil?”, preguntó amenazante el tigerian.

“¿Molestarla? No, sólo le estoy pidiendo a mi novia un pequeño favor”, negó Nick.

“¿Novia? Agh, no me llames así. Sálvenme, ustedes dos. Este tipo no me deja en paz”, dijo Claudine.

“¡¿Hah?!” exclamó Nick con sorpresa y enfado.

“¿Qué demonios, hombre? ¿Estás intentando seducir a nuestra princesa?”, le acusó el tigerian.

“¿Qué? Claudine es mi...!” empezó Nick, pero al final se dio cuenta. El diseño de la armadura de Claudine coincidía con el del guerrero tigerian que tenía delante. Eso no era todo. El sol que entraba por las ventanas, se reflejaba en un talismán que colgaba del cuello del guerrero. No se trataba de un accesorio ordinario — era una pieza valiosa de equipo defensivo que proporcionaba resistencia contra las maldiciones y ataques elementales. “... ¿Por qué demonios llevas eso?”

“Oh, ¿esto? Fue un regalo de Claudine.” Se echó a reír burlonamente, haciendo alarde del pendiente.

Nick se lo había regalado a Claudine.

“¡Bastardo!”

“Oooh, ¿quieres pelear? Dame tu mejor golpe. Pero sabes que te meterás en problemas por iniciar una pelea aquí, ¿verdad?”

El guerrero y el mago se pusieron en posición de combate. Estaba claro que ellos estaban ansiosos por darle una paliza.

“Oh, así que es así...”

Nick ya se encontraba rodeado. Estaba emboscado, claramente había sido el plan desde el principio. Deben haber oído en alguna parte que había sido expulsado de Combat Masters, y querían asegurarse que renunciara a su relación con Claudine. Esto significaba que Claudine sólo salía con él por su dinero. Ahora que ya no era útil, era el momento de deshacerse de él. Todo parecía tan obvio ahora.

“Eras súper bueno encontrando ofertas de accesorios de los vendedores callejeros y ambulantes, Nick. Este talismán ha sido muy útil. Te lo agradezco, de verdad... Pero he terminado contigo”, dijo Claudine.

Nick sintió que sus fuerzas abandonaban su cuerpo al ver la sonrisa burlona de ella. Me estuvo engañando todo el tiempo, y ahora ya no me necesita, pensó.

“Así que sé un buen chico y piérdete. Haremos la vista gorda si te vas ahora”, le advirtió el tigerian.

“Toodle-oo”, dijo Claudine.

Se mostraron tan flagrantemente groseros que Nick perdió la fuerza de voluntad para luchar contra ellos. Ellos no escuchaban nada de lo que él decía, y nada de lo que él hiciera cambiaría las cosas.

Impotencia, inutilidad y desesperación. Esas eran las emociones que dominaban la mente de Nick.

Nick tenía un objetivo en la vida — ayudar a subir al grupo de Argus al rango A.

Combat Masters era actualmente un grupo de rango C. En términos de fuerza de combate pura, cada miembro del grupo era uno de los guerreros más fuertes del país. Pero el grupo tenía un problema crítico — nadie podía usar magia. Cuanto más difícil era el laberinto, las posibilidades de conquistarlo sin magia eran menores, lo que limitaba enormemente su actividad. Normalmente, sería impensable que un grupo sin un solo hechicero fuera capaz de alcanzar el rango E o D.

Combat Masters, sin embargo, ascendieron al rango C debido a su habilidad y fuerza. Un pequeño empujón debería haber sido todo lo que se necesitaba para ayudarles a alcanzar un rango B o superior, que se consideraban rangos superiores. Así era como Nick planeaba pagarle a Argus por adoptarlo y criarlo.

Originariamente, Nick era el hijo de un vendedor ambulante, y sus primeros recuerdos eran los de viajar de pueblo en pueblo con sus padres. No fue una vida fácil, pero nunca se sintió solo. Su padre era un hombre delgado y de carácter amable que podía blandir una espada cuando lo requería para proteger a su familia. Su madre era una mujer cordial y de carácter fuerte, muy exigente con su marido, pero cálida y comprensiva cuando el momento lo requería. Ambos querían mucho a su hijo.

Argus era uno de sus amigos más queridos. Nick recuerda que Argus le dio una palmadita en la cabeza la primera vez que lo conoció en Ciudad Laberinto. Sus padres salían a menudo a beber con Argus, pero un día el alcohol les jugó una mala pasada.

Los vendedores ambulantes necesitaban transportar sus mercancías por las carreteras, lo cual era arriesgado incluso en los tiempos más pacíficos. Podían contratar guardias si disponían de fondos adicionales, pero, de no ser así, debían protegerse con su propia fuerza física. El padre de Nick no era débil de ninguna manera, pero un día bajó la guardia al encontrarse con Argus en una ciudad. Se emborrachó tras ingerir una cantidad inusual de alcohol, y la madre de Nick tuvo que apoyarlo en el camino de vuelta a la posada. Mientras estaban vulnerables, Nick y sus padres fueron atacados por ladrones que intuyeron que tenían objetos de valor que valían la pena robar.

Si los padres de Nick no hubieran arriesgado sus vidas para protegerlo, probablemente él habría muerto. Definitivamente lo habría hecho si Argus no hubiera acudido al rescate tras notar que algo iba mal. Después de abatir a los ladrones que mataron a los padres de Nick, Argus adoptó al niño. Lo crió hasta convertirlo en un aventurero hecho y derecho. Para Nick, Argus era un héroe.

Nick quería que Argus fuera recompensado por su amabilidad. Quería que todos respetaran al hombre como él lo hacía. Fue por el bien de Argus que trabajó para superarse. Nick quería demostrar a Argus que no era sólo alguien que necesitaba ser protegido y que podía ser de ayuda para otras personas.

Le contó a Claudine todo sobre su objetivo y su visión de la vida. Ella debió percibir la culpa y el deseo que él guardaba en su corazón y decidió aprovechar eso.

Ojalá no fuera una carga tan pesada.

Si sólo tuviera un buen equipamiento.

¡Muchas gracias, Nick!

Todo lo que ella le había dicho estaba calculado para apelar a sus emociones. Nick definitivamente sentía alegría de ayudar a otra persona cuando estaba con ella.

Sin embargo, ahora había experimentado el doble golpe de ser rechazado por la persona a la que más respetaba y descubrir que su novia lo estaba utilizando. Dominado por la desesperación, caminó tambaleándose por Ciudad Laberinto como un muerto.

Una semana después, sin rumbo, parecía un perro callejero al borde de la inanición. No había hecho más que decaer desde que fue expulsado de Combat Masters.

No sabía que estaba a punto de ocurrir un acontecimiento que cambiaría su vida.

 

Ese día llovía mucho. Nick estaba sentado en un banco del parque sin paraguas, totalmente inmóvil.

“Disculpe, caballero... Usted está empapado.”

Una chica que pasaba por allí le habló; al parecer, la conciencia de ella no le permitía dejarlo allí bajo la lluvia. Tenía el cabello azul marino y era bastante bonita.

“Sip...”, respondió Nick.

“¿Es todo lo que tienes que decir?”

“Déjame en paz.”

Nick no estaba de humor para emocionarse por el aspecto de la chica. Ver a una chica hermosa sólo le recordaba a Claudine y le hacía sentir peor. Agitó la mano y siseó para espantarla como si fuera un perro o un gato.

“... Um”, dijo vacilante la chica.

“¡¿Qué es lo que quieres?!” gritó Nick con irritación, y la chica con un chillido dijo. “... Lo siento, no quise asustarte.”

“¿Sucedió algo malo?”, preguntó ella.

“¿Existe alguien que no esté lidiando con algo malo?”

“¿No lo sé? Pero si lo hubiera...”

“¿Sí?”

“No creo que quiera ser amigo de ellos.”

“Estoy de acuerdo”. Sonrió Nick con sarcasmo.

La chica respondió con una sonrisa inocente. “Entonces, ¿qué estás haciendo aquí?”, preguntó ella.

“... Sabes, creo que hay dos tipos de personas que van a los parques”, respondió Nick. La chica se quedó mirándolo confundida. “La gente que elige ir al parque y la gente que no tiene más remedio que ir al parque.”

“Hah.”

“Aquellos que tienen la posibilidad de elegir son buenas personas. Por ejemplo, una madre que lleva a su bebé a pasear al parque cercano, una pareja que acude a una cita o una persona que toma un atajo de camino a la estación. La gente que no tiene elección son los que causan problemas.”

“¿En qué sentido?”

“Esta última categoría está formada por ladrones, gente que compra y vende bienes prohibidos, e incluso proxenetas. ¿Conoces el Gremio de Aventureros que está por aquí? Es peligroso este lugar por la noche a causa de los perdedores que no pueden ni siquiera llegar a ser aventureros y no tienen ningún otro sitio al que ir”, espetó Nick, insinuando que ella debía marcharse inmediatamente. La insinuación era que él era uno de esos perdedores.

“U-um...” La chica dudó.

“¿Qué?”, preguntó Nick.

“Por favor, no te enojes conmigo por preguntar esto...”, dijo ella, tímidamente. Probablemente pensó que Nick era un aventurero fracasado que intentaba ganarse la vida con algún negocio turbio. Realmente a él no le importaba lo que ella pensara; sólo deseaba que lo dejara en paz.

“¿Cuál es el tema? Si estás planeando sermonearme— “

“¿Por qué a los proxenetas se les llama proxenetas?”

Nick estaba asombrado por su pregunta absurda.

“¿Cómo voy a saberlo? No importa cómo se les llame. Sólo sé que debes mantenerte alejado de ellos.”

“En realidad, no estoy muy segura de lo que significa proxeneta.”

“¡Deberías haber dicho eso primero!” gritó Nick, resistiendo el impulso de poner la cara entre sus manos.

Totalmente indiferente a su reacción, la chica volvió a hacer la pregunta. “Lo siento. Entonces, ¿qué significa?”

Nick no tenía ni idea de qué responder. Podría haberle dicho directamente que eran personas cuya actividad consistía en engañar a otras personas y prostituirlas a cambio de una parte de las ganancias... pero estaba demasiado avergonzado para decirlo, así que esquivó la pregunta.

“T-todo lo que necesitas saber es que son malas personas.”

“Hah... Lo entiendo.”

“Muy bien.”

“Entonces, ¿tú también eres una mala persona?”

Nick se quedó en silencio una vez más. Debería haber sido capaz de negarlo. Pero no tenía ni idea de lo que le depararía el día de mañana o el siguiente. Aún tenía las habilidades que había cultivado. Su ex novia lo había engañado por completo, pero seguramente no le sería muy difícil convertirse en un estafador y engañar a aventureros ingenuos como él.

Sabía evaluar la calidad y valor de los tesoros del laberinto. Sabía leer, escribir y podía hacer cuentas. Sabía llevar un libro de contabilidad. Podía negociar con los comerciantes. Sumando todo eso, sería pan comido para Nick engañar a aventureros ignorantes procedentes del campo que ni siquiera sabían hacer cálculos sencillos.

“Sí, lo soy... Así que deberías alejarte de mí. Ve a casa antes que cojas un resfriado”, respondió con una expresión incómoda, poniéndose de pie.

“¡Oye, espera!”, dijo la chica.

“¿Qué pasa ahora?”, espetó Nick.

“Toma esto”, dijo ella, entregándole un trozo de papel.

“... ¿Es una entrada para un concierto?”

Nick leyó las palabras en la hoja de papel. Decía: ENTRADA PARA EL CONCIERTO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE LA PRODUCCIÓN DE JOYAS DE CIUDAD LABERINTO.

“Originalmente esto era para mi familia, pero tenía demasiados”, explicó la chica.

“Lo siento, no sé qué es esto”, dijo Nick.

“Yo-yo soy... una idol.”

“¿Una idol? ¿Qué es eso?”, preguntó él, perplejo.

“¿Hah? ¡¿No sabes lo que es un idol?!”

“Ni idea.”

La chica parecía irritada por la ignorancia de él. “¡Actúas como si lo supieras todo, pero ni siquiera sabes lo que es un idol!”, exclamó ella.

“¿Que importa eso? Nunca escuché esa maldita palabra. No necesito esto”, dijo Nick. Intentó devolver el ticket, pero la chica lo rechazó.

“No, quiero que te lo quedes.”

Nick suspiró en respuesta. “¿No entiendes lo que te estoy diciendo? ¡Deberías alejarte de personas peligrosas como yo!”

“¡La gente peligrosa no se llama a sí misma peligrosa! ¡Eso significa que probablemente eres bueno! ¡Sólo toma el ticket!”

Al darse cuenta que era una batalla perdida, Nick hizo lo que le dijeron y retiró la mano. Pero al sostener el ticket no sintió nada en particular. Podría tratarse de cualquier trozo de papel.

Esa actitud de Nick no hizo más que molestar a la chica. La ira se apoderó de su voz.

“¡Escucha!”, dijo ella.

“¿Qu-qué pasa?”, respondió Nick.

“¡S-soy una idol!”

“Ya lo dijiste.”

“Lo creas o no, ¡soy muy popular!”

“¿Lo eres, en este momento?”

“¡Las idols dan felicidad y valor a las personas! ¡Me estás mirando como un triste perro callejero al borde de la muerte, y eso no me gusta!”

“... Lo siento, no lo entiendo.”

“No tienes que entenderlo. Pero...”

“¿Pero?”

“Por favor, ven al concierto. ¡Será mañana en el ayuntamiento junto a la puerta sur!”

“¿Po-por qué?”

“Sólo ven, ¿ok? Hasta luego.”

Sorprendido por la actitud insistente de la chica, no pudo hacer otra cosa que mirar a su espalda mientras ella se marchaba enfadada.

Al día siguiente, Nick fue al ayuntamiento como le habían dicho. Podría haber tirado el ticket, pero por alguna razón, no pudo obligarse a hacerlo. Sintió que era la primera conversación que había tenido desde hacía tiempo con una persona que no tenía segundas intenciones ni mala voluntad hacia él. Si tiraba el ticket y rompía su promesa, también estaría tirando por la borda ese sentimiento de buena voluntad.

Se quedó perplejo ante lo que vio al llegar.

“¿Qué pasa con esta multitud?”

El ayuntamiento era un lugar donde los comerciantes podían instalarse con autorización de la ciudad, y por lo general era un lugar pacífico y limpio. Sin embargo, ahora estaba repleto de una multitud de hombres mugrientos que se empujaban. Ni siquiera los festivales o los mercadillos estaban tan congestionados.

“¿Qué demonios está pasando aquí...? Debería irme”, dijo Nick, suspirando por el agotamiento. No tenía energía como para quedarse con esta clase de gente. Justo cuando estaba a punto de irse, un hombre con ojos muy abiertos le hizo una pregunta.

“¿Cuál es tu problema? ¿No sabes de qué va este evento?”

“¿T-tienes algún problema con eso?”

“Por supuesto que sí. Ahora, escucha, esto es un—”

Fue interrumpido cuando las luces del ayuntamiento se apagaron abruptamente.

“¡¿Q-qué demonios?!” gritó Nick, confundido.

“¡Shh, va a empezar!”, susurró el hombre. Todos los demás espectadores también dejaron de hablar. No había ni el más leve murmullo en el ahora silencioso ayuntamiento.

“¡Hola a todos! Gracias por venir hoy.”

De repente, la voz de una chica resonó con fuerza, y unas luces lo suficientemente brillantes como para irradiar calor iluminaron el escenario del ayuntamiento. Las luces revelaron las figuras de cinco chicas.

“¡SIIIIIIIIIIIIIÍ!”

Los hombres del público rugieron al verlas; igual que si hubieran entrado en combate. Las chicas llevaban trajes deslumbrantes y agitaban las manos.

“¡Hoy es el Concierto de Acción de Gracias de la Producción de Joyas de Ciudad Laberinto!”

“¡Vamos a cantar con todo nuestro corazón para nuestros fans de Ciudad Laberinto!”

“¡También tenemos una nueva canción para ustedes! ¡Ustedes son los fans afortunados que podrán ver su debut!”

“¡Vamos a relajarnos y a pasarlo bien!”

Las cinco chicas se turnaron para hablar al público.

Entonces Nick se dio cuenta. “Esa chica...”

Una de ellas era la chica de cabello azul marino que le dio el ticket.

“¡Agate! ¡Te amo!”

La chica de cabello azul —cuyo nombre era aparentemente Agate— saludó en respuesta a los vítores de los hombres. También oyó a varios hombres llamarla Aggie.

“¡Muy bien, las cinco vamos a cantar el primer tema! Todos se la saben, ¿verdad? Se llama...”

La idol se detuvo deliberadamente para que el público terminara su frase. No había forma que los espectadores pudieran haber practicado para esto, pero todos respondieron simultáneamente.

“¡'La Canción de Batalla de la Diosa'!”

“¡Así es! ¡Empecemos!”

Una ovación explosiva del público sacudió el recinto, y el canto y los instrumentos amplificados mágicamente asaltaron los oídos de Nick.

“¡Es-esto es increíble...!”

Nick fue absorbido por el sonido atronador, la emoción febril de la multitud y la pasión de las idols. Fue abrumador. Sus ojos brillaban como los de un niño mientras miraba a las chicas bailar.

“¡Aa-aah, haz ondear el estandarte para la diosa, y ella despejará la oscuridad!”

“¡SIIIIIIIIIÍ!”

Así que esto era un concierto de idols. Agate y las demás chicas bailaban con todo su corazón. La primera canción fue brillante y llena de energía, con una melodía alegre — perfecta para el comienzo. Cada una de las cinco chicas tuvo su propio tiempo para cantar y bailar, y su excelente trabajo en equipo era evidente.

Las siguientes cinco canciones dieron a cada chica la oportunidad de protagonizar el escenario y cantar en solitario. Cada una tenía su propia imagen y color, y las luces del escenario y las varillas mágicas luminiscentes que sostenían los espectadores, cambiaban de color con cada canción.

El tema y la melodía de esas cinco canciones también eran diferentes. Una de las canciones tenía la letra de una alegre comunidad agrícola con una melodía nostálgica, y otra trataba de un amor apasionado y transitorio.

Inesperadamente, la canción de Agate versaba sobre un corazón roto — sobre decir adiós a una pareja que ya no te amaba y emprender un viaje para recomponerse de la tristeza. La canción estaba cargada de dolor y soledad de la vida adulta. Agate no se parecía en nada a la chica ingenua que había hablado con Nick el día anterior; en cambio, parecía una mujer elegante y madura que había pasado por un verdadero desamor. Nick podía sentir que estaba siendo conquistado.

La esperanza fue el tema del número de cierre. El primer tema trataba sobre animar a alguien que se embarcaba en un viaje, y éste trataba de tender la mano a una persona que había fracasado en su sueño y se había visto aplastada por la dureza de la realidad. La letra rebosaba bondad. La última canción fue un coro de todas las chicas, igual que la primera, y a Nick le pareció que la actuación era encantadora y divina. La belleza de Agate le cautivó especialmente, ya que ella se entregó por completo a la interpretación.

Las palabras de ella, del día anterior, se repitieron en la cabeza de Nick. Las idols dan felicidad y valor a las personas. Lo que él había tachado como un idealismo ingenuo era una verdad inconfundible. Las idols estaban tocando los corazones de todos los hombres en este lugar. El tipo que habló con Nick antes del espectáculo, estaba agitando su varilla mágica luminiscente y aplaudía al ritmo de la música, claramente divirtiéndose como nunca. Todos recibían la esperanza de seguir viviendo.

Nick decidió liberarse y se sumó a su alegría y pasión sin límites.

Antes que se diera cuenta, Nick se había convertido en un gran fanático de las idols.

“¡Whoo-hoo! ¡¿Están todos emocionados?!”

“¡TE AMO, AGGIE! ¡ERES LA MEJOR!”

Iba a todos los conciertos y compraba toda la mercancía de azul marino de Agate, incluyendo una chaqueta y una varilla mágica luminiscente. Gastó sus ahorros sin preocupaciones y se olvidó de sí mismo mientras animaba a las cantantes idols.

El viejo Nick nunca se habría permitido desarrollar una fijación como ésta. Pero venía de pasar por verdaderas dificultades en su vida que pusieron su mundo de cabeza, lo que le dio la oportunidad de enfrentarse a su verdadero yo y encontrar la iluminación. O al menos, una obsesión imprudente que él confundió con la iluminación.

La verdad que Nick comprendió a partir de su iluminación, fue que había sido un tonto al entregar su amor en una relación tan mundana con una “novia”. No, había un ser superior que lo merecía más. Volcó su dinero en Agate y vitoreó todo lo que pudo en sus conciertos para demostrar su afecto.

Nick la había encontrado. Un ser al que valía la pena dedicar su vida.

Pero ese estilo de vida tan descuidado no podía continuar para siempre. Cuando finalmente recuperó la compostura, había gastado casi todos los ahorros de su vida. Para empezar, nunca había tenido suficiente dinero para permitirse ese lujo. Según sus cálculos, sólo le quedaba dinero para comer y dormir en la peor de las posadas durante unos días.

“... Tengo que empezar a trabajar de nuevo.”

Finalmente, Nick se dedicó a seguir con su vida. Sumergirse en los conciertos de idols le había dado la fuerza de voluntad para seguir viviendo.

No había vuelto a ese parque desde el día en que Agate se le acercó. Antes de conocerla, había perdido toda esperanza respecto a su futuro, asumiendo que no tardaría en convertirse en otro aventurero fracasado que se unía a alguna banda clandestina. Ahora, sin embargo, esos sentimientos negativos se habían desvanecido. Viviría honestamente sin importar las dolorosas experiencias por las que pasara. Luego tomaría el dinero ganado con mucho esfuerzo y lo usaría para asistir a los conciertos de las idols. Ese era el estilo de vida del que Nick estaría orgulloso como devoto de las idols.

El primer lugar al que acudió Nick tras decidir recuperar una vida decente para sí mismo, fue el Gremio de Aventureros Novatos, una rama del Gremio de Aventureros donde se reunían muchos aventureros principiantes. Esta ciudad prohibía a la gente aventurarse en los laberintos por su cuenta. Ni siquiera un grupo de dos personas recibía permiso para entrar en un laberinto, a menos que ambos fueran aventureros de nivel avanzado o poseyeran una fuerza equivalente. Los grupos de tres personas podían entrar en un laberinto, pero sólo si todos los miembros tenían experiencia, y los grupos con al menos un novato debían tener cuatro personas como mínimo o más.

Los novatos reclutaban a los aventureros nuevos que no podían encontrar un grupo, y también servía como lugar para que los nuevos aventureros fueran descubiertos y reclutados en otros lugares. Nick decidió acercarse a alguien de ese gremio. Combat Masters era famoso por su fuerza, y estaba seguro que habría grupos dispuestos a incorporar a un ex-miembro.

Pero cuando entró en el gremio, fue incapaz de acercarse a nadie. Tenía miedo. Las palabras de su figura paterna cuando dijo que ya no le necesitaba seguían atravesando su corazón como espinas. Los conciertos de las idols le habían ayudado a adquirir una nueva determinación para vivir una vida decente, pero eso no significaba que las heridas de la traición de sus compañeros de aventuras se hubieran curado por completo.

Nick nunca fue tímido a la hora de animar a las idols en sus conciertos. Había una línea que no se podía cruzar entre el escenario y el público, y las chicas trabajadoras del escenario eran prácticamente objetivos de adoración para él. Era capaz de mostrarles su amor sin ningún reparo. Las relaciones con los miembros de su grupo eran considerablemente más complejas. No eran sólo compañeros de trabajo — eran personas a las que uno confiaba su espalda al adentrarse en laberintos peligrosos. Confiar en otros aventureros le resultaba extremadamente difícil en estos momentos.

Al final, Nick se limitó a vagar sin rumbo sin poder acercarse a nadie y tuvo que marcharse cuando el gremio cerró.

“Haah...”, suspiró antes de entrar en un bar contiguo. Este bar atendía a los nuevos aventureros y sólo vendía la peor comida y alcohol. Grupos de aventureros recién formados se divertían en las mesas cercanas.

Nick quiso de sentarse en la barra del bar, pero todos los asientos estaban ocupados.

“¿Estás solo? Siéntate en esa mesa vacía”, le indicó un empleado.

El empleado, aparentemente molesto, condujo a Nick a la mesa. Se sentó y pidió gachas de cebada y cerveza diluida en agua. Las gachas de cebada apenas contenían sal; nadie podría acusarlas de tener un buen sabor.

A pesar de la calidad de la comida, los aventureros novatos que estaban en una mesa cercana la devoraron como si fuera el mejor festín que hubieran tenido.

“¡Salud por nuestro nuevo grupo!”

“¡No puedo esperar a trabajar con ustedes! ¡Dejen la vanguardia en mis manos!”

“¡Cuento contigo! Todavía soy una aprendiz de sacerdotisa, pero me consideraron digna de ir a una peregrinación de entrenamiento. ¡Soy buena en magia curativa!”

La visión de los alegres y despreocupados aventureros era más de lo que Nick podía soportar ahora mismo. Se esforzó por no pensar en nada mientras esperaba que llegara su comida y su bebida. Un empleado se acercó a él.

Por fin llegó la comida, pensó Nick con alivio, pero luego vio que el empleado tenía las manos vacías.

“Lo siento, pero tendrás que compartir la mesa. La barra del bar está lleno.”

Al parecer, estaban utilizando la mesa de Nick como lugar para meter a todos los clientes solitarios que no tenían otro sitio donde sentarse. Los clientes fueron conducidos a su mesa en rápida sucesión hasta que la mesa de cuatro asientos se llenó.

Uno tiene que tener problemas para venir solo a un restaurante como éste... Aunque, supongo que eso también se aplica a mí. Nick estudió subrepticiamente a los clientes recién llegados. Todos parecían personas extrañas.

La primera persona era una elegante maga rubia. Llevaba una elegante túnica y un sombrero de color púrpura, y tenía un bastón con una joya incrustada de color azul claro. Su equipo no sólo parecía bonito, sino que era evidentemente de alta calidad. Sólo una persona con verdadera destreza podía conseguir vestirse como ella. Las manos que asomaban por los extremos de sus mangas eran pequeñas y delicadas, pero Nick estaba seguro que se trataba de una maga talentosa.

Puede que fuera hermosa y capaz, pero había una cosa que estropeaba cualquier encanto que pudiera tener —el destello peligroso de sus ojos. Habría sido una mujer de belleza inigualable si sólo hubiera sonreído. En cambio, su aspecto era lo suficientemente amenazante como para apuñalar a alguien con un cuchillo. Al percibir el peligro, los clientes que la rodeaban no intentaron hablar con ella.

La segunda persona era un hombre alto y guapo que parecía un sacerdote. También había algo raro en él. Llevaba un libro sagrado que servía para recitar magia curativa y vestía una sotana negra de manga larga — todos los ítems y la ropa típicos de un sacerdote.

Pero lo que no llevaba era un colgante alrededor del cuello. Los sacerdotes solían llevar un colgante de metal que representaba algo que su secta valoraba —un libro para simbolizar la sabiduría, por ejemplo, o una espiga de arroz para simbolizar la comida— y que servía como una identificación importante para mostrar su afiliación de un vistazo. Que no tuviera uno significaba probablemente que había sido excomulgado. Nick supuso que su colgante le había sido confiscado cuando fue dado de baja como sacerdote.

Apoyando esa teoría, el hombre olía a cosméticos y alcohol, y había una desesperación visible en sus ojos. Probablemente volvía de un burdel o de un club de anfitrionas. Por lo que Nick sabía, no había santuarios que permitieran a sus miembros visitar burdeles.

A pesar de la popularidad de los sacerdotes, los clientes de los alrededores no hicieron ningún intento de hablar con él. También debían de notar su extrañeza.

La tercera persona en la mesa era una mujer draconiana de cabello rojo. Tenía dos cuernos y una larga cola, y sus brazos estaban cubiertos de escamas. Todas estas eran características de la raza draconian. Debajo de su maltrecha chaqueta de cuero se vislumbraba una armadura desgastada. Probablemente era una guerrera que luchaba contra enemigos en combates cuerpo a cuerpo; su belleza era a la vez salvaje y femenina.

Su pecho era grande, y tenía brazos y piernas flexibles. Cualquier hombre sólo necesitaría una mirada para sentirse atraído. Una draconiana fuerte y hermosa como ella debería ser popular entre los grupos de aventureros, pero nadie intentó hablar con ella.

No tenía la airada ira de la maga ni el abatimiento del sacerdote. En cambio, tenía el aura de una bestia herida que vivía en un mundo en el que uno devoraba o era devorado. Con sólo mirarla, le parecía que estaba en un laberinto lleno de monstruos o en un campo de batalla lleno de soldados enemigos. Los clientes de alrededor no sólo evitaban hablar con ella, sino que actuaban como si no hubiera nadie. Todos tenían demasiado miedo de atraer la atención de sus ojos dorados.

Las comisuras de la boca de Nick se curvaron en una risa burlona de sí mismo. Se imaginó que era tan inaccesible como ellos.

Tras una larga espera, un empleado trajo por fin la comida y las bebidas a la silenciosa mesa. “Por favor, disfruten”, dijeron ellos con voz fingida, y ninguno respondió.

Todo esto es tan estúpido. De todos modos, no quiero tener nada que ver con los aventureros. Todos estos novatos que están pasando una noche divertida pueden irse al infierno, y eso va también para los miserables idiotas de esta mesa. Al final, los compañeros siempre te traicionan. La confianza mutua es sólo una maldita quimera. Argus tenía razón — no estoy hecho para ser un aventurero, pensó Nick burlonamente.

Bebió un trago de su cerveza tibia, y los sentimientos que él reprimía en su interior salieron de su boca en un grito espontáneo.

““““¡Nunca más volveré a confiar en nadie!””””

... ¿Hah? ¿Acaso todos acabamos de decir lo mismo?

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