0
Home  ›  Chapter  ›  City of Witches

City of Witches capítulo 108

"Leer City of Witches capítulo 108 en español."




 City of Witches capítulo 108 en español


Esperaaa...!!
City of Witches - Amelia Marigold

 Regresión I


Parte 1

“Ugh...” 

Ea luchó por levantarse. 

Tras ser revolcada sin piedad por el suelo, violada mientras la presionaban; su cuerpo quedó maltrecho, lleno de marcas de huellas de manos, manchas de tierra y musgo seco. 

Mientras se tambaleaba, intentando levantarse, el semen goteaba de su entrepierna. 

Tras ser violada durante dos horas, cada vez que su trasero se movía, la blanca semilla goteaba como si la estuvieran bombeando. 

Siwoo le había robado su magia repetidamente. 

Pero, a diferencia de cuando le robó el “Telar de la Doncella”, la fuerza que él utilizaba era considerablemente más débil, por lo que le costaba más esfuerzo robarle cualquier otra cosa. 

Aunque, eso no significaba que no consiguiera robarle nada, consiguió quitarle una fórmula mágica más. 

La “Marca” que había obtenido de la aprendiz de bruja de la Duquesa Tipereth. 

“Hoaahm...” 

Siwoo dejó escapar un bostezo cansado, fijando su mirada en Ea mientras se acomodaba sobre una roca. 

Su mano se movió por el aire, inspeccionando el botín que había conseguido. 

Aquellos botines eran increíblemente opulentos, lo que no le dejaba espacio para concentrarse en otra cosa. 

“Otro rango más...” 

Mientras tanto, el rango de Ea había caído al rango 13. 

Su marca anteriormente densa se volvió vacía. 

En tan solo dos horas, perdió un siglo de búsqueda desesperada de progreso. 

Se convirtió en una bruja a medio hacer sin ninguna capacidad de autodefensa autónoma. 

Ea apretó los puños y miró a Siwoo, que garabateaba algo en el aire con los dedos. 

“Voy a matarte.” 

Este lugar estaba lleno de maná. 

No había tiempo suficiente para convertir completamente el maná si ella lo absorbía, pero mientras estuviera dispuesta a correr el riesgo y dañar su circuito mágico, podría iniciar una segunda ronda de lucha con él. 

Sin embargo, bajó la mirada, que estaba llena de ira latente, y rápidamente le dio la espalda. 

Ya había aprendido de su anterior arrebato emocional y no hacía mucho que había probado el sabor de la derrota. 

Su instinto, su intuición y la experiencia acumulada en la batalla le decían una cosa. 

No importa lo que hiciera, definitivamente perdería esta pelea. 

“¡Agh...! Juro que devolveré esta humillación cien— no, mil— ¡no! ¡Un billón de veces! ¡Sólo espera!” 

Le gritó a Siwoo, quien no se molestó en mirar a la perdedora. 

Sin embargo, debido a su ruidoso arrebato, él dirigió brevemente su mirada hacia ella. 

“¡Keuk...!” 

Con sólo una mirada fugaz, un miedo profundo se extendió a través de su ser. 

Ella recordó la conducta de Siwoo, que la había dominado en combate sin que él perdiera el aliento. 

Su crueldad cuando la violó sin piedad y le robó su preciada magia. 

En definitiva, ella era LA Ea Sadalmelik. 

Pero, incluso LA Ea Sadalmelik temblaba de miedo en presencia de ese humano masculino que tenía delante. 

Este hecho la humillaba aún más que el hecho de que la hubiera violado. 

“¡S-sólo espera y verás...!” 

Sin apartar los ojos de Siwoo, se tambaleó y desapareció a través de la grieta creada por la Barrera Separadora. 

Y pronto, la estrecha grieta iluminó el tranquilo paisaje del Latifundium, como si se hubiera producido un misterioso fenómeno. 

Dejando atrás a Siwoo, sentado en una roca mientras se perdía en sus pensamientos. 


Parte 2

Amelia se encontraba en medio de su investigación tras llevar sus pertenencias al edificio de investigación. De repente, sintió un pesado bulto en una esquina de su pecho. 

A pesar de intentar distraerse mientras fumaba un cigarrillo, los remordimientos y la tristeza seguían arremolinándose en su mente. 

Sabía que esos sentimientos acabarían por desvanecerse. 

Al igual que antes, el tiempo borraría las huellas de la pérdida como si fueran mentiras. 

Eventualmente olvidaría y algún día, incluso olvidaría el hecho de que había olvidado. 

Sin embargo, a pesar de saberlo, su mente seguía repitiendo una escena una y otra vez. 

“Tú... maldita... zorra...” 

Las duras palabras que Siwoo le había lanzado en cuanto despertó. 

En ese momento, Siwoo no estaba en condiciones de identificar correctamente nada. 

Su mente funcionaba únicamente para la magia, ya que no había lugar para otras emociones. 

¿Cuánto me odia? 

¿Cuánto odio y asco me tiene para que me maldiga estando en ese estado? 

Cada vez que esos pensamientos cruzaban su mente, sentía que le dolía el corazón. 

Era como si su corazón se estuviera estirando, a punto de romperse en incontables hilos. 

“...” 

En aquel entonces, ella le dijo: 

“No me rendiré hasta que puedas perdonarme.” 

“Hasta entonces, esperaré...” 

Pero, ni siquiera ella estaba segura de si eso era lo correcto. 

¿Era correcto que ella se aferrara a Siwoo, quien tanto la odiaba, y le rogara por su perdón mientras empujaba su amor hacia él cuando finalmente recobraba el sentido? 

En realidad, Amelia lo sabía. 

Siwoo era una buena persona. 

También era diligente y amable. 

Ese hombre no era el tipo de persona sin corazón que soltaría comentarios duros delante de alguien que buscaba su perdón entre lágrimas. 

Tal vez le dijo esas palabras después de considerar qué clase de persona era. 

¿Podría ser que sólo quisiera contar con su amabilidad y afecto para aliviar mi propio sentimiento de culpa? 

De ser así, pensó que era egoísta y cobarde de su parte. 

Eso significaba que volvería a imponerle cosas que él no quería. 

Era su propio deseo que él la perdonara. 

Su deseo de ir al mundo moderno con él también era su propio deseo. 

También lo era su deseo de transmitir sus sentimientos por él. 

Ninguno de ellos era algo que Siwoo quisiera. 

Tal vez, ella estaría comenzando un ciclo de remordimientos, imponiéndole sus deseos, llorando después de ser rechazada y luego repitiendo lo mismo una y otra vez. 

“Es desagradable...” 

Ella sabía que todo era una vana ilusión. 

Siwoo estaba atrapado en un estado incierto, sólo Dios sabe si podría recuperarse o no. 

Pero, su repetida burla de sí misma había hecho mella en ella y la había dejado deprimida. 

Justo cuando estaba a punto de soltar un suspiro por costumbre, la puerta se abrió de golpe. 

Amelia enarcó las cejas. 

Antes ya había dejado claro que no recibiría visitas por el momento. 

“¡P-Profesora!” 

La persona que irrumpió en su habitación era Catherine, una investigadora responsable de la administración de la Academia Trinity. 

“¿Qué ocurre?” 

En circunstancias normales, Amelia no contendría su disgusto, pero ahora mismo ni siquiera podía reunir tales sentimientos. 

Tras responder con voz melancólica, miró a Catherine y percibió que había ocurrido algo inusual. 

Catherine era una bruja famosa por idolatrar e imitar a la Baronesa Marigold. 

Incluso en circunstancias extremas, se vestía de forma parecida a Amelia y usaba un perfume similar al suyo. 

Se mostraba fría y distante, con un toque de torpeza, tratando de imitar a Amelia por completo. 

Pero, tal Catherine había venido corriendo de una manera tan frenética, desgarrando por completo su fachada. Eso significaba que no era un asunto trivial. 

“R-R-R-Respuesta...” 

“Por favor, cálmate y explícalo lentamente.” 

En respuesta a la creciente impaciencia de Amelia, Catherine le entregó un sobre blanco inmaculado en sus manos. 

Un sobre limpio del tamaño de la palma de la mano de Amelia. 

Estaba sellado con lacre para evitar que otros lo abrieran. En el sobre había un sello. 

Un sello con el dibujo de una corona. 

Catherine, que había estado jadeando como una enferma de asma que sufre un ataque, informó con voz apenas audible. 

“¡Hemos recibido una respuesta de la Torre de Marfil!” 

La remitente de esta carta no era otra que la mismísima Duquesa Keter. 


Parte 3

Si se preguntara a las brujas cuál era el segundo edificio más bello de Gehenna, sus opiniones tenderían a diferir. 

Algunas dirían que era la Academia Trinity, el bastión del conocimiento, que recuerda al Palacio de Versalles. 

Otros dirían que la Casa de Baño Público Levana, la refinada interpretación de los baños comunales de Roma. 

También había quien decía el Primer Salón del Tejado Rojo, el lugar donde se podía disfrutar de flores florecientes en las cuatro estaciones. 

Y había quien mencionaba el Jardín Colgante de la Duquesa Tipereth, famosa por su excepcional sentido de la estética. 

Cada bruja nombraría varios lugares según sus gustos. 

Sin embargo, si se les pedía que eligieran el más bonito de todos, mencionaban unánimemente la Torre de Marfil, la torre que se erguía en medio de la Ciudad Ars Magna. 

Se rumoreaba que la torre había sido creada por la propia Duquesa Keter, desde su diseño hasta su construcción. La torre estaba hecha enteramente de mármol especialmente elaborado y vidrieras creadas mediante procesos alquímicos. 

Incluso describir su aspecto con palabras era un reto, porque no había palabras que pudieran captar realmente su esencia. 

La Torre de Marfil no seguía el estilo arquitectónico de ninguna época. 

Su diseño era único y sin precedentes, construido con cálculos precisos basados en la proporción áurea perfecta, lo que daba como resultado una construcción impecable. 

No era algo que existiera para que alguien lo evaluara o comparara con otras cosas, sino para que alguien lo admirara y venerara.

Ese sentimiento también se aplicaba a su dueña, la persona que residía sola en esta hermosa torre, la Duquesa Keter. 

Ella era un ser al que todas las brujas admiraban con asombro. 

La llamaban la bruja incomparable, la única persona que ha alcanzado el rango 30 por sí misma, sin heredar su marca de nadie. Era la bruja de más alto rango y la más longeva. 

Habían pasado ochenta y dos años desde que se recluyó en la torre y, sin embargo, todavía había brujas que merodeaban por ella en busca de sus enseñanzas. 

No sólo eso, también se decía que el 20% de las cartas de Gehenna iban dirigidas a ella. 

A pesar de ello, Amelia nunca había oído la noticia de que la Duquesa hubiera respondido a una de esas cartas. 

En cuanto a la propia Amelia, la había visitado en persona y le había enviado más de 70 cartas, pero la Duquesa nunca respondió. 

Catherine no podía ocultar su curiosidad por este asunto, pero Amelia la despidió con firmeza. 

No había razón para que Amelia complaciera la curiosidad de la bruja. 

Sacó con cuidado un abrecartas plateado y quitó el sello con delicadeza. 

Al desdoblar la carta, en el interior se encontró con un trozo de papel blanco. 

Un papel en blanco sin nada escrito. 

Las cartas en Gehenna no siempre se escribían como era debido. 

Un ejemplo de ello era esta carta, una “carta a distancia”, una correspondencia mágica en la que se utilizaban dos hojas de papel interconectadas, que actuaba más como un fax que otra cosa. Si uno escribía en una cara, lo escrito aparecía también en la otra. 

A pesar de su aspecto enigmático y místico, envuelto en muchos misterios, el método de la Duquesa Keter para responder a la carta de Amelia era bastante sencillo y básico. 

Mientras Amelia esperaba sosteniendo una pluma con expresión nerviosa, empezaron a aparecer letras en el trozo de papel. 

¿Has estado bien?

Fue escrita de forma casual y natural, como si se conocieran desde hacía mucho tiempo. 

Su letra era increíblemente suave y elegante, como la de un calígrafo profesional. 

No hay necesidad de formalidades. Hemos leído tus cartas una por una, así que sabemos que tu sinceridad es profunda.

Amelia, que había estado reflexionando sobre qué decir, escribió rápidamente una respuesta al leer las palabras de la Duquesa. 

¿V-Va a acceder a mi petición?

En pocas palabras, sí. Con nuestro talento, es más que suficiente para curarlo.

Amelia sintió que el corazón le daba un vuelco. 

Después de vagar en la oscuridad durante tanto tiempo, por fin sentía que había encontrado la luz. 

Sin embargo, esa alegría se vio ensombrecida por una única sospecha que surgió en su corazón. 

¿Es esto realmente algo que él desea? 

Amelia podía pensar que su estado era anormal, pero cabía la posibilidad de que le gustara estar así. 

Después de todo, nadie querría que otros le quitaran el poder que acababa de adquirir. 

Ella quería respetar su elección. 

Mientras dudaba, aparecieron nuevas palabras en el papel. 

Hoy al mediodía, comprobamos su estado cuando entró en su jardín. Sería natural que cualquier bruja sintiera pesar por la pérdida de semejante talento.

¿Ella comprobó personalmente su estado? 

Cuando Amelia empezó a preguntarse, apareció una frase que solidificó su decisión. 

Sin embargo, si las cosas siguen así, definitivamente morirá. Su excesivo talento sobrecargará su cuerpo físico y lo llevará a una muerte segura.

Al ver esto, Amelia no dudó más y preguntó: 

¿Qué necesito hacer?

La Duquesa Keter, alguien que recibía cientos de cartas al día y las ignoraba, no podía haberla ayudado por compasión. Al fin y al cabo, ellas nunca se habían visto. 

La razón por la que lo hizo fue para ofrecerle a Amelia una propuesta

Parece que te has dado cuenta.

Al ver esa frase, Amelia tuvo la certeza de que la Duquesa sonreía detrás de ese trozo de papel. 


Publicar un comentario
Search
Menu
Theme
Share
Additional JS