City of Witches capítulo 109
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City of Witches capítulo 109 en español
Regresión II
Parte 1
Siwoo estaba profundamente absorto en sus pensamientos mientras adoptaba
cierta postura que enlazaba profundamente con la filosofía.
El conocimiento y el poder recién adquiridos ocupaban su mente.
Para él, el proceso de disección y reinterpretación de esos
conocimientos era más cautivador que cualquier tipo de entretenimiento.
Era suficiente para hacerle olvidar el dolor de cabeza palpitante y el
dolor punzante en el ojo izquierdo.
—¡Swirl!
De repente, levantó la vista.
Sintió una sensación de desorientación mientras el espacio a su
alrededor temblaba.
Cuando miró a su alrededor, los enormes y viejos árboles del Latifundium
no se veían por ninguna parte.
La luz reflejada por el maná, un fenómeno que se producía debido a la
riqueza de maná de la atmósfera que cubría el musgo del suelo como una
alfombra, también había desaparecido.
En su lugar, parecía encontrarse en el interior de una sala que se
asemejaba a una gran catedral. Su pared era de mármol pulido, que irradiaba una
luz solemne a través del cristal inoxidable.
La roca sobre la que estaba sentado había desaparecido, sustituida por
un suave sofá.
—¡Clack, clack!
Acompañado por el sonido de los tacones de un zapato, alguien se acercó
a él.
Lentamente levantó la mirada y observó a aquella persona.
Era una mujer. Su rostro estaba borroso, lo que le dificultaba ver con
claridad.
Los colores parecían dispersarse a su alrededor como la luz que pasa a
través de un prisma, creando una visión vibrante.
A pesar de este extraño fenómeno, Siwoo sentía una extraña familiaridad
hacia ella.
Le recordaba al árbol fractal que había tocado y examinado
anteriormente.
Él se levantó de su asiento.
Con paso firme, se acercó a la bruja y se colocó frente a ella.
Extendió la mano, agarró un mechón de su cabello y empezó a olfatearlo.
”*Sniff, sniff.*”
“Interesante.”
Con una ligera risita, la bruja extendió su pálida mano y le levantó
suavemente la barbilla.
Era como si estuviera manipulando a un cachorro.
Embriagado por el suave aroma de su mano, Siwoo mordisqueó ligeramente
las yemas de sus dedos.
¿Qué bien me sentiría si ahora mismo abrazara el cuerpo de esta mujer?
¿Qué tipo de conocimientos interesantes posee esta mujer?
Sus instintos le gritaban esas preguntas.
La magia que había consumido antes era totalmente inadecuada comparada
con la que poseía esta bruja.
Sus ojos estaban inyectados en sangre por una excitación que nunca antes
había sentido.
La agarró de la muñeca y tiró de su cuerpo hacia él, como si estuviera a
punto de devorarla.
“¿Vas a violar también 'nuestro' cuerpo?”
Tal y como ella había sentido antes, mirarlo era como mirar a una bestia
en celo.
Keter había sido testigo de todo lo ocurrido hoy.
Desde Siwoo entablando batalla con una Exiliada hasta él violando a esa
misma Exiliada y robándole su magia.
Era un espectáculo interesante que logró distraerla de la monótona vida
que le traían sus largos años.
Si ella dijera que no estaba interesada en ver esta nueva forma de
utilizar la magia que ni ella misma había visto antes, entonces estaría
mintiendo.
Sin embargo, el método que utilizaba terminaría por destruir su propio
cuerpo con el tiempo.
Su talento era algo descomunal, excesivo para un humano normal.
Seguiría sobrecargando su débil cerebro hasta el límite por ignorancia.
Si seguía así, no viviría más de tres años.
Justo antes de que Siwoo pudiera rodearle la cintura con la mano, ella
le pinchó en la frente.
En ese momento, el cuerpo se le puso rígido.
Era como si el tiempo se hubiera detenido.
Con el tiempo, todas las criaturas del mundo volverían a convertirse en
polvo.
No había razón para que sintiera compasión por un hombre con el que no
había tenido ninguna conexión.
La razón por la que albergaba buena voluntad tanto hacia él como hacia
la baronesa Marigold, era que los encontraba útiles de alguna manera.
Aunque, a decir verdad, la mayor parte de la razón era porque los encontraba
divertidos.
En un mundo en el que la historia y los acontecimientos se repetían
hasta el punto de aburrirla, “encontrarse por primera vez” con algo así, era un
acontecimiento increíblemente valioso para ella.
“¿Servirá su existencia como precursor de otro acontecimiento
tediosamente repetitivo o se convertirá en el comienzo de algo nuevo? Lo
esperaremos con impaciencia.”
Un círculo mágico comenzó a extenderse bajo sus pies.
Un enorme árbol empezó a brotar detrás de ella, como si creciera de su
sombra. Se parecía al árbol fractal que Siwoo había estado dibujando en su
pared.
A medida que el árbol oscilante envolvía el cuerpo de Siwoo, pronto
empezó a irradiar una luz brillante.
Parte 2
La Duquesa Keter añadió una explicación apropiada sobre el estado actual
de Siwoo.
Su habilidad trascendental, que se despertó a través de este accidente —en
última instancia— llegó a costa de su vida útil.
Provocaría una carga abrumadora en su cerebro que acabaría arrebatándole
la vida.
En cuanto oyó esas palabras, Amelia dejó de considerar la posibilidad de
respetar sus deseos.
Estoy de acuerdo.
La letra de la Duquesa se deslizó suavemente por el papel, como si
hubiera anticipado la respuesta.
Dado que es el caso...
La Duquesa continuó sin dar a Amelia la oportunidad de replicar.
Lo que deseamos de usted es que nos conceda un sencillo favor en el
futuro.
Amelia sabía que un favor que venía de alguien como ella no podía
considerarse sencillo, pero no tenía intención de criticar a la persona que tenía
en sus manos su único salvavidas.
Lo más importante aquí sería encontrar la forma de devolver a Siwoo a su
estado original.
Cosas como los malentendidos y cómo su relación se desvió, ella podría
trabajar en eso más tarde.
Pero, si él muriera...
Ella sabía mejor que nadie que la gente no volvería de la muerte.
Quiero saber qué tipo de método usarás para su tratamiento.
Regresión.
Su respuesta dejó atónita a Amelia.
Regresión, o retroceder en el tiempo.
Una magia de la que nunca había oído hablar.
¿Significaba eso que la Duquesa era capaz de desafiar el orden natural?
En lugar de decir que era “magia”, algo como retroceder en el tiempo ya
rozaba el reino de los “milagros”.
No será perfecto, sólo le devolverá a un estado anterior a sufrir sus
heridas irreversibles. Durante un tiempo, no recobrará algunos de sus
recuerdos. Habrá confusión en su interior y cuidar de él requerirá mucho
esfuerzo.
¿Puede explicarme con más detalle...?
Aún le quedaban muchas preguntas por hacer, pero la Duquesa cortó
bruscamente la conversación, como si el asunto entre ellas ya estuviera
zanjado.
Será más rápido si ve y confirma los detalles con sus propios ojos. Una
cosa es segura. Su humanidad estará intacta. Puede que sufra durante un tiempo,
pero no tardará mucho. Además, puede que te guste su nueva apariencia.
Con ese críptico comentario final, la carta se desintegró y se convirtió
en fragmentos.
No dio más explicaciones sobre cómo se desarrollaría el proceso de
curación.
En todo caso, sólo le había dado una notificación más que una
explicación.
Los fragmentos rotos de la carta formaban un patrón definido sobre su
escritorio.
A los ojos de Amelia, esos patrones carecían de cualquier hechizo
mágico. Pero, de repente, dejaron escapar una luz y desaparecieron antes de ser
sustituidos por una pequeña botella de cristal.
En su interior había un líquido blanco lechoso y una etiqueta pegada a
la tapa.
En la etiqueta estaba escrito: “Dale de beber cinco gotas al día”.
Ella se quedó mirando la botella aturdida.
Impulsada por una esperanza desesperada, escribió una carta a la Duquesa
Keter, plenamente consciente de que era un débil intento con pocas expectativas
de recibir una respuesta de ella.
Sin embargo, la Duquesa no sólo la respondió, sino que le aseguró su
recuperación.
¿Tal vez mi ansiedad me abrumó hasta el punto de que estoy empezando a
experimentar alucinaciones?
Irónicamente, tales pensamientos le parecieron más realistas.
¿Debería estar feliz? ¿O debería estar triste?
Amelia se quedó en blanco, sin saber qué emociones debía sentir.
Bajó la mirada y se fijó en la botella de cristal que servía como prueba
de que todo aquello no era un sueño.
—Flip. (Voltear)
De repente, la etiqueta fue volteada, revelando la escritura en su parte
posterior.
Ve a su habitación.
Al ver aquello, Amelia decidió que no necesitaba contemplar más.
Ella comenzó a correr a la mayor velocidad que jamás había alcanzado en
su vida.
Su figura se asemejaba a la de un guepardo.
Parte 3
Atravesó las puertas de la mansión y subió las escaleras.
Nadie podía medir con exactitud los límites del poder de la Duquesa
Keter.
Sin embargo, Amelia creía que era la bruja más cercana al reino de la “Bruja
de la Creación”, alguien que era capaz de realizar milagros inexplicables sin
esfuerzo.
¿Podría ser que ella hubiera completado el proceso de curación en tan
poco tiempo?
¿Puedo hablar con él como solíamos hacerlo?
Estaba a punto de irrumpir en la habitación de Siwoo, pero en cuanto
tocó el pomo de la puerta, se quedó paralizada.
El miedo se apoderó de ella.
A medida que crecía su deseo de verlo, también aumentaba su miedo.
Amelia no había recibido ninguna respuesta definitiva sobre lo que Siwoo
diría o cómo progresaría su relación después de que recuperara el sentido; por
eso se sentía tan insegura.
La repentina progresión de la situación le daba una sensación de
urgencia que le era imposible seguir.
“Haah...”
Amelia respiró profundo.
Se arregló el cabello y la ropa antes de girar el pomo de la puerta para
abrirla.
Lo que apareció a su vista fue una pared con una fórmula mágica inscrita
en ella.
Una cama colocada de forma que le resultara más fácil vigilarle.
Y en esa cama estaba Siwoo, con el cuerpo cubierto por una manta.
Amelia estaba de pie junto a la cama con el corazón palpitante.
Entonces, sintió una pizca de inquietud.
¿Su cuerpo siempre fue tan pequeño?, se preguntó al ver el
tamaño de la figura bajo la manta.
Sus manos empezaron a temblar de ansiedad. Apartó lentamente la manta y
lo que vio fue...
“¿Huh...?”
Un niño encantadoramente adorable.
Ella miró con asombro mientras su boca se quedaba ligeramente abierta.
El Siwoo que ella conocía era un joven sano de veintitantos años.
Sin embargo, la persona que estaba acostada de lado mientras dormía
profundamente en la cama, era un niño de diez años.
Pero no habían pasado cinco años juntos en vano.
Ya fuera el puente de su nariz, la forma de su ojo intacto o las
comisuras de su boca.
Estaba claro que ese niño era Siwoo.
Pero era claramente un Siwoo más joven, no el Siwoo que ella siempre
había conocido.
Cuando oyó la palabra 'regresión' de boca de la Duquesa, pensó que le
devolvería a la época anterior a recibir sus heridas.
Ella fue muy atrás...
“Uhm...”
El joven Siwoo daba vueltas en la cama frente a la estupefacta Amelia.
Frunció el ceño insatisfecho, probablemente porque Amelia le había
quitado la manta.
Luego, el niño abrió los ojos y miró a su alrededor, mostrando el pijama
con estampado de puntos azul cielo que llevaba.
Cuando vio a Amelia, su cuerpo se puso rígido.
Su expresión no sólo mostraba miedo, sino también una sensación de
distancia.
Sin duda, era la viva imagen del Siwoo que Amelia conocía.
Un destello de racionalidad llenó sus ojos, que últimamente siempre
miraban al vacío.
Su rostro, antes inexpresivo, mostró un matiz de emociones.
Amelia sintió que se le oprimía el pecho.
Él había regresado.
Siwoo había regresado.
No importaba en qué forma estuviera, por fin había vuelto.
“Siwoo...”
Amelia inconscientemente extendió la mano y acarició suavemente su
mejilla.
Su piel suave y flexible emanaba calidez.
“Estás despierto.”
“Sí...”
Su voz sonaba más juvenil.
Era como si no hubiera pasado por la pubertad, ya que su voz se había
vuelto tan delicada que casi no se distinguía de la de una niña.
“¿Reconoces quién soy?”
Siwoo cambió la mirada entre la mano de Amelia, que le tocaba suavemente
la mejilla, y su rostro, que estaba incómodamente cerca del suyo. Tartamudeó un
rato antes de hablar.
“Eres... Amelia...”
Las lágrimas brotaron de los ojos de Amelia y corrieron por sus
mejillas.
Ella no debería haber hecho esto.
Lo que debería haber hecho era confesar sus errores pasados y buscar su perdón
de forma melodramática.
Sin embargo, en lugar de hacer eso, lo abrazó.
Había tantas cosas que quería decirle.
Se había prometido a sí misma que no cometería ningún error, y había
ensayado y organizado sus palabras innumerables veces, pero seguía habiendo
palabras que no podía expresar correctamente.
Era como si todas las palabras y frases que se le ocurrían se le
atascaran en la garganta.
Pero, al menos consiguió pronunciar una sola palabra de disculpa.
“Lo-lo siento mucho...”
Las lágrimas le nublaron la vista.
Ella lo abrazó fuertemente, con miedo de que pudiera desaparecer y
dejarla de nuevo.
La confirmación de su existencia provocó un torrente de lágrimas
mientras ella no podía hacer otra cosa que llorar.
“Lo... siento mucho...”
Una sonrisa se formó en su rostro.
Aunque se suponía que debía sentir tristeza y culpa.
A pesar de las lágrimas que corrían por su rostro, una sonrisa adornó
sus labios.
“Gracias... por volver... muchas gracias...”
Al cabo de un rato, Siwoo, que había sido abrazado fuertemente por
Amelia, habló con cautela.
Sus palabras dejaron un hilo oscuro en el corazón de Amelia, aunque el motivo era distinto al de la última vez.
“Amelia, ¿h-hice algo malo...?”, preguntó Siwoo con voz inocente y tímida.
Una pizca de miedo era evidente en su voz.