City of Witches capítulo 200
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City of Witches capítulo 200 en español
Diosa de la Guerra II
Parte 1
La Duquesa
Tiphereth estaba saltando entre los edificios cuando lo notó.
COEX, el enorme
centro de exposiciones de Seúl, estaba rodeado por una enorme barrera circular.
Dentro de la
barrera mágica que había manifestado el Traje Formal, probablemente había gente
muriendo.
Ella pensó que,
antes que nada, tenía que destruir la flauta primero.
Las barreras, sin
importar de qué tipo fueran, tenían una parte clave; o un núcleo o un
catalizador.
En esta
situación, el núcleo de la barrera sería la Flauta de Dagon.
Para evitar más
daños, era obvio que tenía que romper la barrera.
Pero no pudo
determinar dónde estaba la flauta.
Aunque, esto era
normal, porque así era como las barreras normalmente funcionaban.
Uno ponía una
barrera para mantener alejadas a las miradas indiscretas, o para impedir que
alguien entrara o saliera de ciertas zonas.
Su propósito era
separar todo lo que había dentro de la barrera del mundo exterior, o crear todo
un mundo nuevo dentro.
Por eso los
policías y periodistas, que no sabían nada de este misterioso suceso, se
encontraron perplejos al no poder investigar ni entrar en el edificio.
Algo que pudo
hacer que Sua, la directora de la sucursal del Witch Point que tendría que
encargarse de las secuelas de este incidente, el mayor del siglo, dejara
escapar un suspiro de alivio.
Por el momento,
la situación no era tan urgente.
Eloa comenzó a
recitar un hechizo.
“Por la presente,
declaro un pacto.”
Un sutil
resplandor de maná emanó de sus ojos magenta mientras la “Luz de la Verdad”
empezaba a parpadear en su interior.
La magia de
autoesencia de Tiphereth se conocía como la “Magia de Pacto”.
Por su propia
naturaleza, los pactos siempre tenían un precio a pagar.
Desde el momento
de su declaración, sería capaz de ver a través de todo tipo de ilusiones y
engaños.
Una vez
completado el pacto, perdería la visión durante una hora. Ese fue el precio que
tuvo que pagar para obtener el poder a través de su pacto.
Cuando el poder
fluyó hacia sus ojos, la barrera que antes nublaba su visión se volvió tan
clara como el cristal.
“Ah...”
A varios
kilómetros de distancia, en la azotea del COEX, Eloa divisó la flauta que
buscaba.
De repente, la
sed de sangre llenó sus ojos.
Porque allí había
un caballero que era exactamente igual al Caballero Rojo que ella había estado
persiguiendo, excepto que su color era blanco.
Si sólo fuera
esto, su reacción no sería tan intensa.
Pero entonces se
encontró con un caballero de armadura negra enfrascado en una feroz batalla
contra el Caballero Blanco.
Cuando vio esta
figura negra, sintió una oleada de emoción.
Debido a las dos
cintas que se extendían desde la espalda del caballero.
Sus colores eran
ligeramente diferentes de lo que ella recordaba, pero no había forma de que
ella pudiera confundir esa apariencia.
Era la magia de
autoesencia de Ea Sadalmelik. La archienemiga que había acabado con la vida de
su amada Ravi, cuya muerte no había olvidado ni por un segundo.
Por su diseño y
la forma en que el caballero las usaba, las cintas eran definitivamente el
“Telar de la Doncella”.
“¡Lo
sabía—!”
En ese momento,
su corazón se llenó de alegría.
Ni siquiera podía
empezar a describir lo eufórica que se sentía.
La sensación
quemó todo el aburrimiento, la depresión y el letargo que había sentido durante
los últimos días.
“¡Lo sabía, lo
sabía—! ¡¡Es imposible que hayas muerto así!!”
¡Ella está viva!
¡Ea Sadalmelik está viva!
Tal y como había
esperado, Ea estaba viva y bien, y estaba haciendo las cosas que siempre le
había gustado hacer.
El placer que
corría por sus venas la revitalizó, devolviendo la vida a cada hebra de su
cuerpo marchito.
Pero rápidamente
su expresión se endureció.
Porque por alguna
razón estaba entablando un combate cuerpo a cuerpo, usando una espada y un
escudo. ¿Quizás porque las secuelas del ataque de la Baronesa Marigold todavía
la estaban afectando?
Pero la razón no
importaba, el hecho de que estuviera usando la espada si lo era.
Porque la técnica
que utilizaba, la forma en que paraba, desviando sin esfuerzo las estocadas del
Caballero Blanco...
El golpe por
encima de la cabeza, perfeccionado hasta cortar limpiamente el cuerpo del
Caballero Blanco por la mitad...
Le resultaban
demasiado familiares... Sabía que se estaba engañando a sí misma, pero no podía
evitar albergar una pequeña esperanza... de que quien estaba bajo aquella
armadura fuera su amada Ravi...
Parecía irreal,
pero era innegablemente real.
No había forma de
que pudiera olvidar el manejo de la espada de Ravi y su forma única de mover el
cuerpo.
Ravi, a quien
amaba más que a nadie, había heredado el pacto “Dominio de Miríadas de
Armas”.
Y Ea blandía
descaradamente el pacto que había robado como si fuera suyo.
Su mente, que
antes estaba llena de alegría, se convirtió en un caos, como si la hubieran
arrojado a un pantano fangoso.
La sangre goteaba
de sus labios ligeramente cerrados.
Se sintió
humillada. Era un insulto amargo y burlón para ella.
... Matar.
Te mataré...
De ninguna manera dejaré que tengas una muerte
fácil...
Dentro del
corazón de Eloa surgió el impulso de romper por completo a Ea, convirtiéndola
en una miserable ruina, haciendo que se arrepintiera de todas las cosas que
hizo, rogando por su muerte.
Su pie impulsó su
cuerpo por el aire vacío a una velocidad increíble.
En un instante,
aterrizó en la azotea del centro comercial, despachando rápidamente a los tres
Caballeros Blancos que se habían convertido definitivamente en obstáculos para
su misión.
Sus identidades y
su relación con el Caballero Rojo ya no tenían importancia para ella.
Lo único que le
importaba era lo que tenía ante sí.
Una oportunidad
para descargar un anhelo de venganza, odio y resentimiento de un siglo sobre la
bruja que esperaba pacientemente su llegada.
“He venido a
cumplir mi promesa.”
Ver la visión de
Ea, vestida con una grotesca armadura de sombras, tratando de imitar la
apariencia de un caballero la repugnó.
El Pacto de
Dominio de Miríadas de Armas no estaba destinado a esta impostora.
Fue la propia
Eloa quien lo forjó, junto con un cuenco, únicamente por el bien de Ravi.
Dio un pisotón en
el suelo.
Usando el poder
de seis pactos, fortaleció su cuerpo.
Plantó los pies
en el suelo.
El suelo de
cemento se distorsionó, como si fuera de barro blando, mientras sus piernas se
mantenían firmes como si estuvieran fundidas con el propio suelo.
Una poderosa ráfaga de Ki[1], que representaba la esencia de las artes marciales. Independientemente de su origen, la armadura de sombras fue aplastada como si fuera el caparazón exterior de un insecto, el impacto alcanzó a la persona que se encontraba en su interior.
“No te has
olvidado de mí, ¿verdad?”
Mierda molesta.
Una sonrisa
sarcástica se dibujó en sus labios.
Parte 2
Eloa sintió una
sensación satisfactoria en las manos.
“Phew…”
Mirando a Ea,
vestida con una armadura negra, dando tumbos hacia atrás en un estado
lamentable, terminó su tarea con un suspiro.
Incluso después
de derrotar a su enemigo, permaneció vigilante, manteniendo un ritmo constante
de respiración mientras observaba su entorno.
Cuando el
lanzador perdió el conocimiento, la armadura de sombras se dispersó en la
nada.
Eloa esperaba ver
a su vieja enemiga contorsionada en agonía, pero cuando vio lo que había
ocurrido, su cuerpo se puso rígido, incrédula.
“¿... Un...
hombre?”
Eso fue lo que
salió de su boca tras descubrir la identidad de la persona que usaba la cinta y
el pacto robado.
A diferencia de
lo que ella había previsto, la persona no era Ea Sadalmelik.
De hecho, ni
siquiera estaba segura de si el hombre era una bruja o no.
A pesar de sus
párpados rasgados y de que la mitad de su cara estaba cubierta de sangre, podía
decir que tenía un rostro hermoso.
Iba vestido con
jeans y camisa, la definición misma de un hombre del mundo moderno.
Este giro
inesperado la dejó atónita, sin saber qué hacer a continuación.
¿Se trata de un plan muy elaborado?
Volvió a
comprobarlo, tratando de asegurarse de que el hombre no intentaba engañarla con
magia ilusoria.
Pero el maná de
su marca era puro.
Además, el pacto
que le permitía ver a través de las ilusiones seguía intacto.
“¿Qué... es
esto...?”
Eloa extendió
cuidadosamente la mano y lo tocó en su confusión.
Como no podía
creer lo que estaba viendo, decidió usar sus otros sentidos para asegurarse de
que no era una ilusión.
Esto es... un cuerpo espiritual...
Ella podia sentir
sus bien tonificados musculos a traves de sus ropas, ya que un cuerpo
espiritual naturalmente mantenia la perfecta condicion del cuerpo de uno.
¿Existe alguna magia que pueda cambiar sus
géneros y cuerpos...?
¿Ha habido algún hombre que haya usado una magia
tan poderosa en la historia?
¿Quizás esto es parte del engaño de Ea...?
Está tratando de engañarme, ¿verdad?
En medio de una
gran confusión, la única persona que podía darle respuestas ya estaba
inconsciente.
“E-Esto...”
“¡Hazte a un
lado!”
De repente, una
bruja apareció en la azotea.
Era una bruja de
cabello verde oscuro, vestida con un traje de bruja, calzaba botas de cuero y
sostenía una varita.
“Hazte a un lado
o atacaré inmediatamente.”
Sus vivos ojos
verdes parecían brillar con una luz reflectante.
La recién
llegada, probablemente una Exiliada, parecía tener alguna relación con el
hombre inconsciente.
Viendo que aún no
había lanzado ningún ataque, significaba que temía que el hombre quedara
atrapado en sus ataques.
“¿Eres la
responsable de esto?”
“¡Tonterias! Yo
nunca— ¿Huh?”
En ese momento,
el maná que estaba reunido en la punta de la varita se desvaneció como una vela
soplada.
“¿E-Eres... la
Duquesa Tiphereth...?”
“Correcto.”
Su cabello rosa
era distintivo incluso entre las brujas, y tenía la “Espada de la Alianza” en
la mano.
Sharon, que se
apresuró a COEX después de escuchar las noticias de las gemelas, logró
identificar a la persona que parecía haber atacado a Siwoo sólo por eso.
Era una historia
conocida que la Duquesa andaba por el mundo moderno, tratando de buscar venganza
por su aprendiz que fue asesinada hace cien años.
“Pero... ¿por qué
atacó a Siwoo?”
Sin embargo, los
rumores que había oído nunca mencionaban que fuera una bruja malvada.
Después de todo,
fue ella quien tomó la iniciativa de establecer el Witch Point cuando otras
brujas hacían todo lo posible por evitar tratar con Homúnculos y Exiliadas
criminales.
En cualquier
caso, Sharon sabía que no había forma de enfrentarse a la Duquesa, por muy
preparada que estuviera.
Por eso decidió
entablar conversación con ella en lugar de precipitarse.
“Justo a tiempo
entonces. ¿Quién es este hombre?”
Sharon había
demostrado que no tenía intención de luchar, pero la Duquesa seguía con la
espada en alto.
Además, el aura
que la rodeaba hacía pensar que estaba preparada para abatir a cualquiera,
incluidos ella y Siwoo, si era necesario.
“¡Él es mi amigo,
definitivamente no es una mala persona! ¡Parece que hay un malentendido! ¡Él
luchó aquí para resolver este incidente! Hace un rato, las aprendices de la
Gemini—”
“Este hombre
estaba usando la magia de autoesencia tanto de Ea Sadalmelik como de mi
aprendiz de bruja. ¿Realmente crees que lo dejaría pasar como un
malentendido?”
Con sus palabras
bruscamente cortadas, Sharon se encontró sin habla.
¿Quién es Ea
Sadalmelik?
Era la bruja
tristemente célebre por el asesinato de la aprendiz de bruja de la Duquesa
Tiphereth.
Sharon era
consciente de que Siwoo se había enfrentado a esa misma Ea y, debido a la
situación de riesgo vital que se produjo, se convirtió en brujo, pero ésta era
la primera vez que oía hablar de él utilizando la magia de autoesencia de la
malvada bruja.
Pero, a pesar de
no conocer todos los detalles, confiaba en él.
Aunque no podía
entender la complejidad de la situación, estaba segura de que era una buena persona.
Para ella era
inimaginable que molestara a la Duquesa, y mucho menos que cometiera un acto
atroz contra ella.
Sus experiencias
y recuerdos pasados apoyaban firmemente esta creencia.
Sin embargo, este
juicio provenía de sus experiencias personales.
La Duquesa, que
carecía de tales experiencias, no se echaría atrás y creería las palabras de un
tercero sin más.
“¡Sé que es una
situación extraña, pero él realmente no tiene nada que ver con esto! Puede que
sea un poco idiota, pero es una persona amable y buena, ¡nunca haría daño a
nadie sin motivo!”
“Tú... no sé
quién eres, pero si estás aquí para salvar a un hombre sospechoso en medio de
este lío, no hay forma de que pueda confiar en ti. Retrocede. Si haces el más
mínimo movimiento, te mataré.”
Como para
demostrar que no estaba mintiendo, la Duquesa empuñó firmemente su espada con
ambas manos.
En la tensa
atmósfera, Sharon finalmente pudo ver los ojos de la Duquesa, y logró confirmar
algo.
El hecho de que
la Duquesa no tenía intención de escuchar sus palabras desde el
principio.
Ni siquiera
intentó aclarar el malentendido.
No importaba lo
que dijera, no había forma de convencer a la Duquesa.
“Ahora que lo
pienso, tú también eres sospechosa. ¿No eres una exiliada? ¿Es una especie de
complot para sacar a Ea de aquí? Existe la posibilidad de que se haya
reencarnado en este hombre o algo así. Dime, ¿recibiste instrucciones de
alguien? O tal vez alguien te puso bajo su hechizo...”
“N-No, no es
eso...”
“La Bruja de
Acuario es astuta. Tres veces. Se me escapó de las manos tres veces usando
métodos que nunca esperé. A pesar de que nunca he bajado la guardia, ni por un
momento, aun así se las arregló para escapar. Si este hombre tiene alguna
conexión con ella, existe la posibilidad de que tú también estés siendo
engañada por ella.”
Eloa siguió
hablando, su compostura hacía tiempo que se había desmoronado.
A pesar de su
fuerza, sonaba estresada e impotente.
Su comportamiento
sugería que estaba intentando convencerse a sí misma más que a Sharon.
“Bueno... de
todas formas no es mala idea acabar así. Sería mejor así, ¿no?”
Eloa apuntó su
espada, antes recta, hacia el caído Siwoo.
A pesar de todo,
nunca tuvo la intención de acabar con su vida.
Era solo una
táctica para ver cómo reaccionaría el hombre fingido inconsciente y Sharon.
Ella
creía que, si amenazaba la vida del hombre, podría descubrir la verdad y
obtener la respuesta que buscaba de quienquiera de los dos que guardase el
secreto.
“¡No!”
Como había
esperado, Sharon reaccionó con mucha fiereza.
Las llamas
estallaron, formando una barrera que oscureció su vista.
Unas lianas
emergieron del cemento, interceptando la espada que apuntaba a la garganta de
Siwoo.
Con una explosión
de energía, Sharon se lanzó hacia delante, decidida a rescatar a Siwoo del
peligro.
La forma en que
manejaba con destreza tres tipos diferentes de magia dejaba claro que era una
bruja extraordinaria.
Sin embargo, su
oponente estaba en una liga completamente diferente a la suya.
“¡Kyaa!”
En medio de su
acometida, Sharon se encontró atrapada por el cuello.
Su pierna fue
arrancada del suelo mientras era colgada en el aire antes de ser golpeada con
fuerza contra el cemento.
Lo que acababa de
suceder ni siquiera se había registrado en el cerebro de Sharon, pero la Duquesa
ya había puesto más fuerza en su agarre.
“Te advertí que
no te movieras.”
Al ver el rostro
de la Duquesa tan de cerca, Sharon supo una vez más lo que le pasaba.
En su rostro
había locura y algún tipo de fanatismo.
Aunque sus ojos
eran bonitos, carecían de vida.
Estaba claro que
no estaba en sus cabales.
Estaba consumida
por una rabia vengativa, claramente en un alboroto salvaje.
“¿Puedes
verlo?”
La Duquesa
retorció el cuello de Sharon, haciendo que dirigiera su mirada hacia
Siwoo.
De alguna manera,
había una delgada línea roja en su cuello.
La punta de su espada se clavaba en su carne.
“Un movimiento, y este hombre muere. Si quieres salvarlo, dime todo lo que sabes.”
Referencias
- Nota de GT: El raw dice Ki en lugar de maná. ↩