City of Witches capítulo 201
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City of Witches capítulo 201 en español
Diosa de la Guerra III
Parte 1
Después de
someter a Sharon, Eloa le pisó la muñeca, haciendo que se le cayera la
varita.
A continuación,
dio una patada a la varita, que salió volando.
Las brujas que
dependían de la magia elemental normalmente no podían lanzar sus hechizos
correctamente sin sus varitas.
Este conocimiento
provenía de las experiencias de Eloa tras derrotar a varias oponentes.
“Desde mi punto
de vista... este tipo está vinculado de algún modo a Ea, y tú eres una turbia
Exiliada que aparece para ayudarle. ¿Cuál es tu historia?”
La espada de
Eloa, que amenazaba con cortar la garganta de Siwoo en cualquier momento, entró
en la visión de Sharon.
El miedo se
apoderó de todo su ser, drenando el color de su rostro.
Un movimiento de
la espada podía acabar con la vida de Siwoo.
Sharon ni
siquiera tuvo tiempo de pensar: “¿Iría la
Duquesa tan lejos como para matar a un inocente sin pruebas?”
Estaba demasiado
ocupada deteniendo a Eloa y salvando a Siwoo.
“¡No, no, por favor! ¡Para! Siwoo nunca haría nada malo— *¡Cough!* *Sob...*” Gritó ella. Sus gritos se convirtieron en gemidos cuando Eloa apretó con más fuerza su cuello.
No importaba
cuánto luchara, seguía sin poder liberarse del poderoso agarre de la
Duquesa.
Había una clara
diferencia de poder, ella era mucho más débil que Eloa.
Utilizó ambas
manos, intentando apartar uno de sus dedos, pero seguía siendo inútil.
“Ugh— *¡Cough!* P-Para— ¡Te lo dije!
¡S-Siwoo... casi muere por culpa de esa zorra de la Bruja de Acuario—! ¿Cómo
podría ser su cómplice...?”
Sharon se esforzó
por articular sus palabras, mientras Eloa la sujetaba el cuello con
fuerza.
Pero la expresión
de ésta permanecía inexpresiva.
No había manera
de que esas palabras fueran suficientes para convencerla.
“¿Casi muere?
¿Alguien que estuvo a punto de ser asesinado por ella ahora puede usar su magia
y la de mi aprendiz?”
“Lo juro, él no
es—”
“¿Viste lo que
pasó? ¿O puedes al menos explicar qué pasó exactamente durante ese tiempo?
¿Hm?” Cuando dijo eso, empujó su espada hacia abajo un poco más.
Este movimiento
provocó una respuesta de Sharon. Como si estuviera en una acalorada pelea,
trató desesperadamente de detener a Eloa por cualquier medio.
“¡N-No—! *¡Cough!* P-Por favor, ¡no! ¡N-no es
realmente lo que piensas! P-Por favor... no lo mates... por favor...”
Las lágrimas
corrían por su cara, no sólo por su dolorosa respiración, sino también por el
miedo a perder a Siwoo allí mismo.
Al ver las
lágrimas de Sharon caer como una cascada, el agarre de Eloa sobre Siwoo pareció
aflojarse un poco.
Reconoció que sus
lágrimas eran reales, derramadas sin engaño alguno, por el bien de los demás…
Lágrimas
transparentes que eran imposibles de provenir de un villano, sacudió su corazón
que había sido corroído por el veneno de la venganza.
“Por favor... de
verdad lo malinterpretaste... y-yo... ¡te daré esto...! A-Adentro hay 5.4
billones... t-todo mi dinero... ¡p-por favor perdónalo—! ¡Oh, por favor,
escúchame—!”
Sharon soltó la
mano que le sujetaba la garganta y tanteó en su escote para sacar una tarjeta.
Eloa le echó un
vistazo y reconoció lo que era.
La tarjeta del
Banco Bruja, la misma que solían utilizar las brujas para reclamar grandes
recompensas.
En ella figuraban
los datos de su cuenta.
Las lágrimas le
nublaron la vista, pero Sharon siguió murmurando palabras incoherentes.
“N-No es mucho—
N-No tengo mucho... ¡P-Pero te lo daré todo! S-Siwoo no es alguien que haría
algo tan atroz... y-y sé que eres una buena persona, Duquesa... s-sólo que
ahora no estás en tu sano juicio... p-por favor no hagas algo de lo que te
arrepientas después...”
En ese momento,
Sharon no pensaba con claridad.
La inminente
amenaza de la posible muerte de Siwoo le revolvía la cabeza.
Dejó de lado
cualquier intento de razonar con ella y lo dijo todo por impulso.
En su intento
desesperado, pensó en ofrecer lo más valioso de su vida, su dinero, pensando
que podría salvar a Siwoo. Era una conclusión extraña, pero hacía lo que
podía.
Ciertamente, era
un movimiento bastante tonto.
Porque un rencor
de siglos nunca podría resolverse con unos pocos dólares.
No sería extraño
que esto sólo hiciera enojar más a Eloa.
Sigue suplicando desesperadamente por la vida de
otra persona incluso en un momento tan calamitoso, sin pensar en su propio
beneficio personal... ¿es realmente una persona malvada?
¿Qué clase de persona malvada sacrificaría
voluntariamente su todo para salvar una vida...?
¿Quién es el verdadero villano aquí, me pregunto?
Mientras seguía
suspendida en el aire, Eloa aflojó su agarre.
Su mente era un desastre
total.
“...”
“¡Tiphereth!”
De repente, una
voz aguda la llamó.
Una voz
familiar.
Entonces, Deneb
Gemini, junto con sus aprendices de bruja, aterrizó en la azotea, con su
vestido negro ondeando al viento.
“¡¿Qué estás
haciendo?!”
A diferencia de
lo habitual, su voz era alta y aguda. Corrió hacia Eloa.
Su mirada era tan
aguda como su voz, como si la estuviera amenazando.
Mientras tanto,
Eloa mantuvo la calma y le dio una respuesta.
“He estado
interrogando a una persona sospechosa. Está vinculado a Ea Sadalmelik, y estoy
segura de que está implicado en este incidente.”
“¡¿Qué?! Tú...
¡No puedo creerlo!”
Deneb desvió
rápidamente la espada de Eloa antes de interponerse entre ambos para proteger a
Siwoo de ella. Lo levantó suavemente entre sus brazos.
No tenía heridas
graves evidentes, pero se daba cuenta de que estaba destrozado por
dentro.
Y sabía que Eloa
era la responsable de sus heridas.
No perdió tiempo
en lanzar un hechizo curativo, mientras gritaba.
“¡Es un invitado
de nuestra casa! ¡Es imposible que esté involucrado en este incidente! ¡No es
el tipo de hombre que empezaría algo así!”
“Pero—”
Cuando Eloa
intentó hablar...
““Sr.
¡Asistente!””
Las gemelas, que
habían estado agarradas a la espalda de Deneb, saltaron rápidamente y se acercaron
a Siwoo.
“¿Está muerto...
el Sr. Asistente...? ¿Esta vez... otra vez...? ¿E-Está pasando otra
vez...?”
“¡Sr. Asistente!
¡Por favor, despierte! ¡Sr. Asistente!”
Ignoraron la
mancha de suciedad en sus ropas mientras corrían llorosas hacia él. Sus rostros
estaban llenos de lágrimas.
Siwoo, tendido en
el suelo, inconsciente, tenía la cara pálida y cubierta de sangre.
Al ver esta
escena, las gemelas recordaron una experiencia traumática.
La vez en que se
enfrentó él solo a Ea para protegerlas, y el siguiente momento en que lo vieron
fue cuando se había convertido en medio cadáver.
Temblaban de
ansiedad, como si el cielo se desplomara sobre ellas. Al ver esto, Deneb las
tranquilizó con calma.
“No se preocupen,
mis bellezas, cálmense, no corre ningún peligro grave.”
“¿Segura que está
bien? No estará intentando decirnos una mentira reconfortante, ¿verdad,
Maestra?”
“Sí, está bien,
confía en mí.”
Deneb dio
prioridad al tratamiento de Siwoo.
Al examinar la
herida, dedujo que el puño de Eloa lo había golpeado directamente.
No había mucho
que pudiera decir, salvo que era una suerte que siguiera vivo.
Odile,
acariciando la mejilla de Siwoo, lanzó una mirada feroz a Eloa antes de
preguntar.
“¡¿Hiciste tú
esto?!”
“¡Odile!”
Antes de que
Deneb pudiera intervenir, Odile corrió hacia Eloa.
Por supuesto, era
más que consciente del estatus de la Duquesa Eloa debido a sus frecuentes
interacciones con su familia.
Pero ignoró todo
eso porque para ella, el estado de Siwoo era más importante.
“¡Si algo le
ocurre al Sr. Asistente, no me quedaré de brazos cruzados! ¡Me aseguraré de que
sufra el mismo destino!”
Al ver la
protesta entre lágrimas y el grito acusatorio de Odile, Eloa se quedó helada,
claramente sorprendida por las crudas emociones que mostraba la joven
aprendiz.
El ímpetu y la
ira descontrolada no provenían de la arrogancia por el hecho de que Deneb
estuviera allí.
Ella reaccionaría
de forma similar incluso en ausencia de su maestra.
Era una reacción
que mostraría alguien que había perdido o casi perdido a un ser querido, y Eloa
estaba familiarizada con ello.
“¿El Sr.
Asistente está implicado en este incidente? Sí, claro que sí. ¡Estaba tratando
de lidiar con la situación solo para que no estuviéramos en peligro!”
“...”
“¿Él tiene una
conexión con la Bruja de Acuario? ¡Sí! ¡Luchó contra esa bruja malvada para
salvarnos y casi pierde la vida!”
“...”
“¡¿Quién te crees
que eres?! Atormentando así al Sr. Asistente... *hic...*”
Finalmente, Odile
se desplomó en el suelo, sollozando incontrolablemente.
Volvía a culparse
por no haber podido ayudarlo.
Cuando ella
volvió corriendo hacia aquí, él ya estaba completamente maltrecho.
La impotencia, la
ira y el resentimiento la consumían.
Viendo llorar a
Odile, Eloa bajó su espada con el corazón encogido.
Parte 2
Siwoo abrió
lentamente los ojos al ver un techo que le resultaba familiar.
“¿Qué
demonios?”
Desde la
acogedora cama hasta la reconfortante sensación de la manta cubriéndole el
pecho, todo le resultaba familiar.
Rápidamente trató
de evocar sus recuerdos.
Primero, la
abrupta aparición de tres Caballeros Blancos. Luego, una bruja los
destrozó.
Después, la bruja
balbuceó algo que no pudo entender antes de clavarle de repente el puño en el
pecho.
Le pareció ver a Paul Phoenix[1] antes de perder el conocimiento. Bueno, el hecho de que pudiera sentirse así significaba que al menos sus recuerdos estaban intactos.
Abrió los ojos y
se encontró acostado en una cama.
¿Qué carajo ha pasado?
“¡Sr. Asistente!”
“¡Orabeoni!”
“¡Ow!”
De repente, las
gemelas aparecieron de la nada, tomándolo por sorpresa.
Prácticamente se
lanzaron sobre él, como un par de cachorros cariñosos, apretando sus mejillas
contra las suyas.
Sus mejillas
lisas y suaves, podía oler la agradable fragancia que emanaba de ellas.
“¿Orabeoni?”
Mientras tanto,
Odile cuestionaba el repentino cambio de Odette en su forma de dirigirse a
Siwoo. A lo que esta última contestó despreocupadamente.
“Sí, pensé en
llamarlo Orabeoni.”
“¿Qué? ¿Por
qué?”
“Bueno, ayer fui
a dar un paseo nocturno con él mientras dormías. Fue muy divertido~”
“¿Huh...?”
Al oír esas
palabras, Odile se quedó boquiabierta. Mientras tanto, Odette sonrió, sintiendo
que acababa de asestar un golpe decisivo a su hermana.
Ahora Siwoo
entendía por qué se había estado conteniendo a la hora de llamarle Orabeoni
delante de Odile. Lo había planeado todo el tiempo.
Con un brillo
sospechoso en los ojos, Odile volteó hacia Siwoo.
Desde atrás, la
voz de Odette repicó: “¿Qué?, también me dejaste atrás la última vez~”
“¿Es cierto lo
que dice, Sr. Asistente?”
“Sí, pero
¿podrían ustedes dos contarme lo que pasó primero?”
Justo entonces,
se dio cuenta de que las gemelas lo habían flanqueado a ambos lados de la
cama.
Antes de darle
ninguna explicación, ambas le agarraron un lado de sus mejillas.
Como si quisieran
regañarlo, similar a como las regañaría la Condesa.
Y entonces, le
estiraron las mejillas con enojo.
“¡Antes de eso!
¡Explícate!”
“¡Así es! ¡¿En
qué estabas pensando, tratando de manejar todo por ti mismo otra vez?!”
“¡¿Qué pasaría si
te hirieran gravemente otra vez?! ¡Intenta pensar un poco en nosotras!”
“¡Fuiste
demasiado lejos!”
“¡Duele, duele!
Suéltame... por favor...”
En realidad,
Siwoo estaba sufriendo mucho, con lágrimas brotando de sus ojos.
Durante un rato,
las gemelas siguieron regañándole mientras le agarraban las mejillas.
Finalmente, lo abrazaron con fuerza.
Sus manos lo
acariciaron suavemente, como si estuvieran tocando algo precioso.
“A partir de
ahora seremos más fuertes... lo suficiente para protegerlo, Sr.
Asistente…”
“Sí... nos
aseguraremos de que no tiemble de miedo bajo nuestra vigilancia...”
“Así que, por
favor, cuente más con nosotras...”
Tanto se preocuparon por mí...
La calidez con la
que le colmaron hizo que se le oprimiera el pecho. Al sentirlo, una oleada de
vergüenza le recorrió las mejillas. Sentía como si alguien le hubiera señalado
una buena acción que había hecho accidentalmente, dejándole con ganas de
frotarse la nariz torpemente.
“De todos modos,
esto es lo que pasó...”
Se turnaron para
explicar la situación.
La bruja que lo
atacó fue la Duquesa Tiphereth en persona.
Tuvo un grave
malentendido, ya que lo confundió con Ea o con alguien relacionado con
ella.
Sharon llegó
primero al lugar, consiguió hacerles ganar algo de tiempo, entonces entró
Deneb, convenciéndola de que todo había sido un malentendido.
“Le grité muy
fuerte, le dije que si volvía a intimidarle, Sr. Asistente, ¡le daría una
paliza!”
“¿Usted... le
gritó, Srta. Odile...? ¿A la Duquesa Tiphereth...?”
“¡Sí! Aunque sé
que probablemente perdería si nos peleáramos de verdad, ¡pero ella ni siquiera
pudo decir una palabra cuando se lo dije! ¿Quizás cedió a mi charla
carismática~?”
“¿... Qué charla
carismática? Estabas llorando mientras hacías un berrinche...”
“¡Cállate,
Odette!”
“¡¿Por qué no
dejas de decir mentiras, Hermana?!”
Descontenta con
el hecho de que su hermana mayor se hubiera llevado todo el protagonismo,
Odette hizo un puchero mientras murmuraba en voz baja. Mientras tanto, Odile expresaba
su descontento con una mueca de frustración.
“¿Y dónde están
las dos ahora?”
“Ambas fueron al
Witch Point. Todo este incidente es un gran asunto, así que tienen que hacer
muchas cosas para solucionarlo.”
“¿Y
Sharon?”
“Unnie está en su
habitación, ¿tal vez?”
“¡Bien! Deberías
ir a verla. No es grave, ¡pero se lastimó!”
“¿Qué?”
Siwoo se levantó rápidamente de su asiento y se apresuró a ir a ver a Sharon a su habitación.
Entró en su habitación y la encontró agachada en la esquina de la cama.
Referencias
- Nota de RKB7: Paul Phoenix es un personaje del juego Tekken. El puñetazo que recibió de la Duquesa, es como el ataque más fuerte de Paul Phoenix según imaginó Siwoo. ↩