City of Witches capítulo 206
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City of Witches capítulo 206 en español
Antes del Arrepentimiento I
Parte 1
Dentro de cierta cabaña, en cierto bosque de ostras.
Amelia comprobó por última vez el contenido de su gran maleta.
Era el recuerdo de su Maestra, encantado con una magia espacial y
luminosa. Dentro, había su ropa, suministros mágicos, una carta y una
nota.
La estación había pasado, y el calor del verano ya se había ido.
Si pasara por el claro, lleno de exuberantes ramas de ostras y flores
silvestres, podría oler el aroma del otoño.
“...”
Érase una vez, Amelia había convocado a Yebin a Gehenna para curar a
Siwoo.
Sin embargo, no consiguió curarle por completo, sólo su cuerpo y parte
de su cerebro, y no consiguió devolverle su personalidad a su estado
original.
Después de eso, fue la Duquesa Keter quien dio un paso al frente.
Fue ella quien restauró la personalidad de Siwoo e incluso hizo todo lo
posible por darle una poción para asegurar su completa recuperación.
A cambio, le pidió a Amelia que hiciera una cosa por ella.
Pero, desde entonces, la Duquesa no volvió a ponerse en contacto con
ella... hasta hace un tiempo, cuando estaba centrada en su investigación mágica
tras la marcha de Siwoo de su vida.
'Es hora de que cumplas tu promesa.'
La Duquesa Keter, la misma persona que se recluyó durante 82 años, había
salido a verla en persona.
Como el asunto era tan importante que incluso salió de su torre, no hace
falta decir que debió de ser una tarea ardua.
Pero Amelia no tenía miedo.
Porque para ella, su vida ya no tenía sentido. Todos los que eran
importantes para ella ya habían abandonado su vida.
Ella asintió con la cabeza, recordando todos esos recuerdos vagos,
dulces y dolorosos.
Asegurándose a sí misma que, de todos modos, no tenía nada que
perder.
Mi torpeza... mi ignorancia... mi estupidez...
mi incapacidad para apreciar todo lo que me era querido...
Todo carece de sentido… lo he perdido todo...
“Aun así, ¿por qué ella...?”
Antes de que Amelia cerrara la maleta, sus ojos se desviaron hacia
cierto libro que había dentro.
Era un libro, tan grueso como un diccionario, cubierto por un ominoso
color negro; El libro que le fue entregado por la misma Duquesa Keter.
Cuando la Duquesa le entrego el libro, le dijo algo.
'¿Qué es este libro?'
'El libro contiene todo lo que necesitas hacer.'
El tono de la Duquesa era relajado y tranquilo.
'Mejor dicho, todo lo que necesitas matar.'
A pesar del contenido de sus palabras, la forma en que las pronunciaba
sonaba como si fuera un camarero leyendo un menú.
La Duquesa se marchó al cabo de un rato.
A continuación, Amelia examinó detenidamente el contenido del
libro.
En él había varios expedientes criminales y la ubicación de varios
Homúnculos que se escondían en diversas partes del mundo.
El mundo moderno, para ser exactos.
Lo que la Duquesa intentaba decirle, era que saliera y purgara el mundo
moderno en lugar de ella.
Si se tratara de la Amelia del pasado, sin duda se negaría a
hacerlo.
Pero ahora, incluso después de terminar de hacer las maletas y
prepararse, no sentía nada especial al respecto.
Miró alrededor de la cabaña por última vez.
Su mirada era un poco diferente de lo habitual esta vez, ya que esperaba
no volver aquí nunca más.
A esta pequeña y preciosa cabaña, donde estaban enterrados sus recuerdos
felices tanto con su Mestra como con Siwoo.
De repente, la camisa de Siwoo, colgada en el reposabrazos de la silla,
apareció ante su vista.
Originalmente, había pensado dejarla allí.
Porque esta cabaña era como un cofre de tesoros para ella, el lugar
donde podía guardar todas sus cosas preciosas.
Pero decidió llevársela, así que volvió a abrir la maleta y dobló la
camisa cuidadosamente.
Luego se la acercó a la cara y aspiró su aroma con cuidado.
Apenas podía oler su aroma allí, pero su inolvidable voz y su rostro
acudieron a su mente.
Después, colocó la camisa en su interior y volvió a cerrar la maleta
antes de abandonar la cabaña por siempre.
La campana de viento, colgada en el alero, lloraba al ser arrastrada por
el viento.
Parte 2
Cuando la Duquesa Tiphereth se calmó, Sharon y Siwoo la
despidieron.
Ella les dijo que volvería más tarde para compensarles antes de
desaparecer en la ciudad oscura.
“Fur duro...”
Sharon, que observaba la escena desde detrás de Siwoo, lo dijo en voz
baja.
Por supuesto, no fue fácil para ella perdonar a la Duquesa, después de
todo, ella fue la que hirió a Siwoo y casi lo mata.
De hecho, su corazón aún palpitaba cuando recordaba la hoja que estaba a
punto de clavarse en su carne.
Pero, aparte de eso, la perdonó completamente.
“Sí…”
Una persona normal vivía el día para pensar en el mañana.
Esto también se aplicaba a las brujas.
Pero no era el caso de la Duquesa Tiphereth.
Nadie podía cambiar el pasado, ella era consciente de ello, pero seguía
atrapada en ese pantano de su pasado, y sufría por ello.
Siwoo intentó calmar los complicados sentimientos que sentía con un
cigarrillo.
Mientras lo hacía, Sharon se coló a su lado, intentando aligerar el
ambiente.
“¿Está sabroso?”
“¿Sabroso? ¿Esto? Es un cigarrillo...”
“Sabes, yo también suelo fumar, por mi magia, pero... no sabe
bien...”
“Bueno, hago esto para vaciar mi cabeza, además ahora no tengo que
preocuparme por contraer cáncer de pulmón, así que puedo fumar todo lo que
quiera.”
“¿Qué es eso?”
Sharon se rió, su cuerpo se encorvó un poco, como si sintiera
cosquillas.
Al ver esto, Siwoo recordó algo.
“Por cierto, gracias.”
“¿De qué?”
“Intentabas ayudarme, ¿verdad?”
“¡Tú—! ¡Deja de tomarme el pelo! ¡Realmente pensé que te iba a pasar
algo! No volvías por un buen tiempo...”
Al ver a la Duquesa, Sharon estaba dispuesta a luchar y proteger a
Siwoo.
Y su muestra de valentía, haciendo caso omiso de su propia seguridad para
salvarlo, realmente asombró a Siwoo.
Pero, ella pareció tomarse su genuino elogio como una burla.
Su rostro se tiñó de rojo intenso y le dio una palmada en el
hombro.
“No te estoy tomando el pelo, te estoy dando las gracias de
verdad...”
“...”
Dijo él suavemente mientras le agarraba la muñeca de la mano con la que
le había dado una palmada en el hombro. Cuando ella sintió su tacto, todo su
cuerpo se puso rígido.
Entonces ella desvió la mirada, murmurando algo en voz baja.
“N-No hace falta que me des las gracias... T-Te debo más que
eso...”
Su reacción...
A Siwoo le resultó difícil responderla...
Tosiendo torpemente, tiró lo que quedaba de su colilla a la papelera y
entró con ella, uno al lado del otro.
Después de eso, se puso su ropa de dormir, recostó su cuerpo en el sofá,
como ayer. Y entonces sintió la presencia de alguien.
La de Sharon.
“¿Qué ocurre? ¿No puedes dormir?”
“Nada... es que... ¿vas a volver a dormir en el sofá?”
Ella se sentó junto a su cabeza, antes de estirar el cuerpo.
Luego, se inclinó y le apartó el cabello de la frente.
“Ven a mi habitación. Mi cama es lo suficientemente amplia para los
dos.”
“¿Qué? ¿Quieres que durmamos juntos?”
“¿No quieres?”
“No hace falta que seas tan considerada conmigo. Este sofá es tan cómodo
como una cama. Quiero decir, esta cosa cuesta un millón.”
“Pero... da igual, entonces no dormiré esta noche.”
“Bueno, yo puedo hacer lo mismo.”
Las mismas bromas familiares.
Desde que llegaron las gemelas, apenas tenían momentos para ellos así,
por lo que parecía que había pasado tiempo desde la última vez que hicieron
algo así.
“De todos modos... ¿quieres hacerlo esta
noche...?”
Sharon preguntó a Siwoo con voz tímida.
No hacía falta ser un genio para saber lo que estaba tratando de
decir.
Su 'recompensa'.
“Pero, las gemelas están aquí.”
“Qué más da, están durmiendo.”
¿Así es como te sientes después de poner a tus
hijos a dormir y de repente tienes todo el tiempo del mundo para pasar con tu
esposa?, pensó Siwoo.
“No, en serio, deberías descansar. Hoy también lo has pasado mal,
¿no?”
Siwoo no fue el único que sufrió durante el incidente, Sharon
también.
Además, no es que se sintiera especialmente cachondo, y definitivamente
no quería molestar demasiado a Sharon...
“¡Pero quiero hacerlo!”
Contrariamente a sus expectativas, ella no se echó atrás.
Aunque, las palabras que siguieron sonaron casi como un susurro, él
apenas pudo oírlas.
“Yo-yo soy la que quiere hacerlo, ¿okay...?”
“Um... si ese es el caso, entonces...”
Él no sabía por qué ella de repente actuaba así, pero si eso era lo que
ella quería, eso era lo que obtendría.
No había manera de que se negara si ella iba tan lejos.
Si se negaba, simplemente no era un hombre.
Así que, la siguió a su habitación.
La habitación estaba poco iluminada y olía muy bien.
Cuando se instalaron en la habitación, Sharon se quitó la blusa.
En cuanto vio parte de su pecho que sobresalía ligeramente por un lado,
ya tuvo una reacción.
Al igual que el perro de Pavlov, tal vez ya estaba condicionado a
reaccionar de esta manera.
Bajo la luz de la luna, el cabello verde de Sharon brillaba
misteriosamente.
Le recordaba a las hadas del bosque que salían en las leyendas.
“¿Quieres sentarte en la cama?”
“S-Seguro…”
Sharon se ofreció tímidamente, cubriéndose el pecho con un brazo.
Aunque en realidad, ella no estaba cubriendo nada.
Porque la majestuosidad de su pecho era insuperable. Dos brazos no
bastarían para cubrirlo, y mucho menos uno solo.
Al final, sólo podía taparse los pezones.
Y esa vista excitó aún más a Siwoo.
Ella se puso en cuclillas, quitándole los pantalones a Siwoo, junto con
su ropa interior.
No era la primera vez que lo hacía y él ya estaba acostumbrado. Él
levantó las caderas para facilitarle el trabajo.
Su vara llevaba un rato acumulando calor, y cuando Sharon le bajó los
calzoncillos, le dio unilateralmente en la barbilla.
Ella se quedó un rato mirando la barra caliente con la cara roja antes
de volver a levantarse.
Luego, asintió con una expresión decidida en su rostro.
“¿Huh?”
Los ojos de Siwoo se abrieron al instante.
Porque Sharon de repente agarró la parte elástica de su propio short y
la tiró.
Su piel expuesta era tan blanca y suave como la nieve.
Incluso después de escanearlo, no pudo encontrar ninguna mancha o
cicatriz, igual que una escultura desnuda hecha por un maestro artesano.
Su cabello liso y sedoso le caía hasta la cintura.
Justo por encima de su vientre había un par de pechos regordetes y
maduros, con un par de hermosos pezones colgando de sus puntas.
Su vientre era liso, sin el menor exceso de grasa.
Lo adornaba un pequeño y precioso ombligo.
En la pelvis tenía una marca en forma de corazón.
Era su marca, mostrándose orgullosa ante Siwoo.
Como estaba sentado en la cama, podía ver desde abajo sus labios
inferiores bien cerrados.
Con la luz de la luna como telón de fondo, la piel de Sharon
brillaba.
“...”
La vista hizo que Siwoo se quedara sin palabras.
Tal vez si uno tomara las curvas más hermosas del mundo y las uniera en
una sola entidad, esto es lo que saldría.
Así de impactante era el espectáculo que tenía delante.
“H-Hoy fue tan aterrador...” Dijo ella mientras se frotaba los
carnosos muslos.
Sus pantorrillas temblaban mientras los dedos de sus pies se
movían.
Estaba claro que estaba nerviosa por todo esto.
Sin embargo, esto sólo le mostró la profundidad de su
determinación.
“T-Tenía... tanto miedo de perderte... de no volver a verte...”
“...”
Ella se acercó a él, lentamente.
A cada paso que daba, un filtro se quitaba de la mente de Siwoo.
Haciendo que dejara de pensar en ella como una amiga...
Y haciendo que la tratara correctamente como a una mujer...
Ese fue el impacto que su cuerpo desnudo causó en Siwoo.
Se subió a los muslos rígidos de Siwoo, y se sentó sobre ellos.
Entonces, ella procedió a empujar la vara erecta de Siwoo hacia abajo
con sus labios inferiores.
Él notó una gran diferencia entre sus muslos fríos y sus labios
inferiores calientes, como si estuvieran ardiendo.
“L-Lo sé... aún no estoy a tu altura...” Dijo antes de abrazarlo,
tratándolo como si fuera lo más preciado del mundo.
Sus pechos, la manifestación de su maternidad, se apretaban contra el
duro pecho de Siwoo.
“Sé... que no debería hacer esto... sé... que llegaré a arrepentirme más
tarde... pero, aun así, ¡no quiero arrepentirme de todo más tarde!”
“A-Ah...”
Sus ojos centelleantes se encontraron con los ojos temblorosos de
Siwoo.
Incluso en esta oscuridad, él podía ver claramente la lujuria y el deseo
en sus ojos.
En ese momento, su lengua se deslizó dentro de su boca entreabierta,
como una serpiente enterrada.
Por reflejo, aceptó su lengua, entrelazándola con la suya.
Su lengua dulce y vivaz exploró hábilmente su boca.
La punta de su vara rozaba su entrada, pegándose a ella, como si se
negara a soltarla.
Poco a poco, la temperatura de la habitación empezó a subir.
Finalmente, ella rompió el beso y dijo...
“P-Pero... ¿podemos olvidar el hecho de que no somos iguales por el
momento...? ¿Puedes abrazarme... aunque sólo sea como amigos...?”
Su voz sonaba penosa.
“¿P-Puedes convertirme en mujer, Siwoo…?”