City of Witches capítulo 25
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Posada II
Cuando Siwoo volvió a salir para recoger a Amelia, era obvio por su
expresión que estaba cansada de esperar e incluso parecía dispuesta a quemar la
posada si él hubiera salido un poco más tarde.
Sin embargo, temía qué tipo de castigo
recibiría si se lo dijera, así que mantuvo la boca cerrada.
“¿Por qué tardaste tanto?”
“Mis disculpas. Tuve que convencerles de que
nos reservaran una habitación, así que tardé un poco más de lo esperado.”
Amelia sintió una punzada de culpabilidad al
recordar que por su culpa habían tenido que alojarse en una posada en lugar de
en una villa.
A pesar de ser siempre capaz de pensar
racionalmente sin dejar que sus emociones se involucren, Amelia se sentía
frustrada por el hecho de que siempre era incapaz de expresar sus verdaderos
sentimientos y terminaba arremetiendo como resultado.
“¿... Qué están mirando todos ustedes? No me
presten atención y sigan con lo suyo.”
“¡Jajaja!”
“Nah, sólo me sorprendí un poco por un
momento.”
Siwoo, que ya había pasado por el bar con Odil
el otro día, anticipó cómo reaccionaría la gente cuando Amelia entrara en la
posada.
El bullicio se detendría porque los clientes
no podrían evitar admirar la hechizante belleza de Amelia.
Sin embargo, la predicción de Siwoo había
errado parcialmente el tiro.
Su actitud era mucho más atrevida de lo que
esperaba. No escatimaron ni una sola mirada a Amelia, a pesar de ser una bruja
y aristócrata.
Aunque la mayoría de los marineros miraron de
reojo la atractiva figura de Amelia, enseguida evitaron el contacto visual,
como si no quisieran llamar su atención o molestarla.
Sin embargo, aun así, había un puñado de
valientes dispuestos a mirar en secreto su atractivo rostro y figura seductora.
“Nuestra habitación es por aquí.”
Siwoo intentó guiar a Amelia hacia las
escaleras, pero ésta le ignoró y se sentó en una mesa vacía en un rincón
apartado del bar.
“Primero, comamos algo rápido.”
El posadero, que hasta ese momento había
estado limpiando diligentemente una copa cualquiera detrás del mostrador, se
dirigió a toda prisa hacia su mesa en cuanto Amelia tomó asiento.
Sin embargo, para sorpresa de Siwoo, el
tabernero le habló de una manera poco cortés.
“Lo siento mucho, pero parece que éste es un
lugar demasiado ruidoso para una bruja de tan alta alcurnia como usted. Los
marineros son conocidos por ser tan testarudos como ruidosos, así que no tiene
mucho sentido intentar mantenerlos en silencio. Te entregaré personalmente la
comida que pidas, así que hazme el favor de esperar en tu habitación hasta
entonces, ¿okay?”
Sus palabras no sólo estaban cargadas de
sarcasmo, sino que incluso había llegado a decirle que se marchara para no
estropear el ambiente, aunque de una manera muy indirecta.
Siwoo se sorprendió al ver que alguien se
comportaba con tanta arrogancia en presencia de una bruja en Gehenna, ya que
nunca antes se había encontrado con un comportamiento semejante.
“No me gusta el olor de la comida en mi cama.
Por favor, sírveme la comida aquí, te prometo que te pagaré lo justo.”
La feroz personalidad de Amelia hacía difícil
que cediera.
Sacó cuatro relucientes monedas de oro y miró
al posadero, que parecía doblarla en tamaño.
Aparentemente preocupado, el posadero se rascó
la nuca que poco a poco se le iba quedando calva.
Rápidamente, se dio cuenta que Amelia era una
persona testaruda.
“Con esta cantidad, me sobraría vuelto aunque
reuniera todos los ingredientes del almacén. Con uno será suficiente. ¡Hey,
chef! ¡Un plato especial! ¡Pon todo tu empeño en ello! ¡Tiene que valer una
moneda de oro!”
El tabernero sólo tomó una moneda de oro de
ella y ordenó al chef en voz alta hacia a la cocina.
Había mencionado que les servirían un plato
especial, algo que Siwoo no esperaba oír en un bar de Gehenna, donde la mayoría
de los bares ni siquiera tendrían un menú decente.
Siwoo creía que la inspiración para estos
platos debía de provenir de ideas contemporáneas del mundo moderno, dada su
proximidad a él.
Poco después, el plato especial del chef estaba
preparado y colocado en la mesa redonda.
El plato más llamativo que se sirvió fue el
enorme filete, que ya goteaba sangre y salsa antes de ser cortado.
Sin embargo, ese fue el final de los platos de
carne, y en su lugar, se sirvieron una variedad de alimentos de mar que no se
encuentran comúnmente en Ciudad Tarot.
Entre ellos había un plato llamado Gambas[1], preparado con langostinos mezclados con vieiras y cocinados con una salsa picante.
Junto a las gambas había una langosta de
tamaño considerable que había sido cocinada entera, junto con una cabeza de
pescado a la parrilla.
Eso no era todo, el espacio restante en la
mesa estaba completamente cubierto con alrededor de 13 tipos diferentes de
platos.
“Disfruten de su comida.”
El chef, que había entregado personalmente la
comida directamente en su mesa, se retiró de nuevo a la cocina mientras Siwoo
se esforzaba por revolcarse en su aburrimiento después de ver la amplia gama de
manjares expuestos ante él por primera vez en sus 5 años de esclavitud.
“¡Gracias por su amabilidad! Estoy realmente
agradecido por su generosidad, Srta. Profesora Asociada.”
Como estaban en un bar, Siwoo tuvo que
levantar la voz para que Amelia le oyera por encima del ruido de la concurrida
taberna.
Justo cuando empezaban a comer, se oyó un gran
alboroto fuera de la posada.
“¡Atención, todo el mundo! ¡Los miembros de la
tripulación cuyos nombres se pronuncien deben prepararse para partir
inmediatamente!”
Para llamar la atención de todos, un hombre
vestido con un bonito traje hizo sonar una campana al entrar en la posada desde
el exterior.
Comenzó a decir uno a uno los nombres de los
tripulantes seleccionados en un trozo de papel.
“¿Qué demonios? ¿Por qué salimos de repente
del puerto?”
“No tengo ni idea. ¿No dijo el capitán que
tenía que salir de inmediato para ocuparse de algo?”
“Max, Ben, Timmy. Despierten a ese tipo y
vengan conmigo.”
“¡¿Por qué yo?! ¡Llévate al otro tipo!”
“¿Te volviste loco? ¿Cómo se supone que voy a
navegar un barco sin timonel a estas horas de la noche?”
“Mierda, ha pasado un mes desde la última vez
que pisé tierra y ahora vuelvo al mar. Qué mala suerte.”
Los marineros, que estaban sentados alrededor
de una mesa divirtiéndose, cogieron apresuradamente sus cosas y se encaminaron
hacia la salida.
A pesar de todos los gruñidos y malas palabras
que se habían sucedido desde las instrucciones del capitán, los marineros se
marcharon ordenadamente.
Los sonidos de las tablas del piso crujiendo y
las puertas batiéndose resonaron por toda la posada a medida que los miembros
de la tripulación abandonaban el local y, a pesar del gran número de ellos que
se marchaban, aún quedaban más de una docena de personas en el interior de la
posada.
Mientras Siwoo miraba aturdido la habitación,
Amelia seguía comiendo sin importarle nada.
Cuando los marineros se marcharon, Amelia
también había terminado de comer.
Dado que sólo comía una pequeña cantidad de
comida, era natural que terminara mucho antes que Siwoo.
El bar se quedó rápidamente en silencio cuando
la mayoría de los invitados restantes se marcharon lentamente.
El bar, que se suponía iba a estar lleno de
charlas de borrachos, se llenó en cambio de un silencio incómodo, creando una
atmósfera tensa en el bar.
“Oh, Srta. Bruja, me alegro de volver a verla.”
En ese momento, Larissa se acercó a la mesa,
con los tacones resonando mientras caminaba.
Amelia enderezó la espalda y miró a Larissa,
limpiándose las comisuras de los labios con una servilleta que había escondido
en alguna parte.
“¿Qué ocurre?”
“Oh... Nada en particular, no estoy aquí para
nada.”
“¿No ves que estoy comiendo?”
Larissa, que hablaba educadamente, se quedó
sin palabras.
De hecho, así era como solía reaccionar la
gente tras oír la forma de hablar de Amelia.
Al fin y al cabo, no era muy amistosa.
“... En realidad, he traído buen vino para la
fiesta posterior, pero con la partida de los marineros a su viaje, no queda
suficiente gente con quien compartirlo...”
Larissa sacó dos copas de vino limpias y las
colocó sobre la mesa.
Sirvió el vino en las copas con destreza tras
destapar la botella.
“Es un vino caro importado del mundo moderno,
muy adecuado para los gustos de la Dama Bruja.”
Amelia no perdía de vista el comportamiento de
Larissa, como si quisiera evaluar sus verdaderos motivos.
Dado que Larissa dirigía una tienda dirigida
especialmente a la nobleza y Amelia pertenecía a esa clase, era comprensible
que Amelia tuviera dudas sobre el razonamiento que había detrás de sus
acciones.
Desde luego, no había sido un acto impulsivo.
“Me disculpo, pero no hay nada que pueda hacer
para ayudarte en este asunto.”
“Lo sé, tómalo como una muestra de sinceridad.”
—Glug
Comenzó a verter delicadamente el vino tinto
en la copa.
El persistente aroma de la comida no podía
competir con el aroma frutal de las uvas que flotaba sobre sus fosas nasales.
Larissa no sólo llenó la copa de vino para
Amelia, sino también para Siwoo.
“Espero que lo pases bien.”
Como si hubiera terminado con sus asuntos,
Larissa cogió la botella y sirvió el líquido restante a los marineros de su
alrededor.
La gente se comportaba con normalidad
alrededor de Amelia, y de alguna manera a ella no parecía importarle la
situación en la que se encontraba.
Las brujas eran objeto de asombro y terror, a
menudo adoptaban una postura de superioridad frente a los demás, mientras que
Amelia era el polo opuesto de esa mentalidad, razón por la cual comportamientos
como ése no le molestaban.
Amelia bebió un sorbo de vino tinto y
frunció el ceño.
Al notar su cambio de expresión, Siwoo
bebió un sorbo de su copa y comprendió al instante el porqué.
Era un vino muy seco*.
A Amelia, a quien le gustaban los sabores
dulces, no le gustó su sabor.
“Iré primero a nuestra habitación, sube
cuando hayas terminado de comer.”
Aunque el sabor del vino no era de su
agrado, Amelia terminó su copa sin dudarlo y se levantó de la silla.
“Oh, casi he terminado de comer, por
favor espera un poco más.”
“No hace falta que estés tan tenso al
comer. Considera esto como tu recompensa por el duro trabajo de hoy.”
La agitada agenda de hoy de correr de un
lado a otro sin descanso, valió la pena a la luz de la recompensa que recibió.
“Y no creo aún haber oído tu respuesta.
¿Qué te parece que te asigne como mi asistente?”
Resultó que ella no había olvidado su
oferta para que él trabajara como su asistente.
Siwoo, que pensaba que había perdido
todas las oportunidades como consecuencia de su anterior desliz, recibió una
inesperada segunda oportunidad.
“Estoy dispuesto a garantizarte la
comodidad que tienes ahora.”
Supuso que él era reacio a aceptar su
oferta porque le preocupaba que convertirse en su asistente restringiera aún
más su ya limitada libertad. Por eso, se aseguró de tranquilizarle con respecto
a las comodidades.
Siwoo sintió que su mente tensa se
relajaba al darse cuenta.
Cinco años atrás, Amelia quería que Siwoo
—que era matemático en la época moderna— fuera su asistente.
Siwoo había confundido la oferta con una
propuesta para servirla en la cama por la noche.
Los traficantes de esclavos le habían
condicionado para que creyera que las brujas estaban locas y eran peligrosas,
así que rechazó la oferta porque le pareció que no era segura.
Desde que fue rechazada por un esclavo,
Amelia no había dejado de atormentar a Siwoo.
La brusca mejora en su trato hacia él se
debió a su deseo de hacerle otra oferta para que trabajara como su asistente.
Su plan estaba cuidadosamente diseñado.
Siwoo respondió sin vacilar.
“De acuerdo.”
Después de todo, sólo tenía que aguantar
por un año más.
Si se convertía en el asistente exclusivo
de Amelia, podría tener menos tareas que hacer en comparación con ahora, aunque
no estuviera seguro de qué haría exactamente.
Esto le daría más tiempo para estudiar magia,
y podría ser capaz de completar la magia para salir de la Gehenna mucho más
rápido.
No tenía nada que perder aceptando la
propuesta.
Al oír la respuesta de Siwoo, Amelia
asintió lentamente, como si estuviera satisfecha.
No mostró ninguna emoción, pero por
alguna razón, Siwoo fue capaz de percibir su estado de ánimo.
“Buena decisión. Nos vemos mañana.”
Amelia subió a la habitación de invitados.
Quizás fue su generosidad lo que le
permitió comer hasta el final.
Debido a su condición de esclavo, casi
nunca tenía la oportunidad de comer tales manjares. Además, era difícil
conseguir marisco tierra adentro.
“Pero estoy agradecido por ello.”
Tras darse cuenta que Amelia había
subido, Siwoo empezó a centrar su atención en los manjares que tenía delante.
“Hey, chico.”
Justo cuando estaba a punto de abrir un
caparazón de langosta con el tenedor, una figura se sentó frente a él con un ruido
sordo.
Era Fyodor, el hombre musculoso que había
causado alboroto antes, que se sentó sonoramente frente a la mesa.
“¿Qué ocurre?”
Bebiendo de un trago el vaso de vino, Siwoo
sonrió a Fyodor mostrando los dientes.
“Eres un amante, ¿verdad?”
Amante, ¡ese maldito
título!
Siwoo no tenía ni idea de por qué le
llamaban constantemente amante, sobre todo teniendo en cuenta que nunca había cogido de la mano a
Amelia, por no hablar de sexo.
“No, no lo soy”, dijo Siwoo secamente antes de coger una
langosta y comérsela.
Había algo inquietante en él. Siwoo
decidió comer rápido e ir arriba para evitar al hombre.
Pero pronto se arrepintió de su decisión.
Cuando el hombre gorila no evolucionado
se había sentado en su mesa, Siwoo había considerado inmediatamente abandonar
la mesa.
“¿Qué quieres decir con no? No
estás siendo razonable. Te envidio. Mientras unos le aplauden el culo a las
putas en el burdel, otros miraban el baño desnudo de la bruja.”
Había oído que había muchos marineros
rudos y necios, pero no esperaba que llegara a este extremo.
Sin embargo, Siwoo, que era considerado
un élite en el mundo exterior, era consciente que aquel rudo individuo
pertenecía a una raza que nunca había conocido.
Si el gorila golpeaba el rostro de Siwoo con
un puño del tamaño de su cabeza, su cara quedaría desfigurada al instante, pero
Siwoo no era de los que retrocedían, incluso después de haber ganado más
paciencia a través de su vida militar y de esclavo.
“Entonces, ¿por qué no vas a follar el
culo de una puta? No tienes que sentarte delante de la mesa de otra persona y
babear toda su comida, ¿verdad?”
Había una gran diferencia entre sus
físicos.
La cara de Fyodor se quedó en blanco por
un momento, como si no hubiera esperado que le refutaran de esa manera.
Pero fue sólo un instante.
El hombre, que había sido condescendiente
con Siwoo, comenzó a entablar bromas más vulgares mientras se burlaba de él
como si lo supiera todo.
“He venido a escuchar historias sobre un
amante que se aferra a una bruja y que a menudo es mimado por ella.”
Fyodor arrastró su silla y le dio un
golpecito a Siwoo en el hombro.
“Hey, chico, háblame. ¿Cómo lo hiciste?
No hay necesidad de guardar secretos entre hermanos, ¿verdad? ¿Cómo es follar
con una bruja? Pareces joven, ¿ya tienes vellos?”
“¿Estás jodidamente loco?”
Siwoo se quedó sin habla.
Amelia era una bruja.
Si Siwoo era realmente un amante, podía
reportar cualquier cosa que la montaña de músculos hubiera dicho.
Estaba confuso sobre por qué el hombre
sería tan grosero y arrogante con una bruja.
¿Estaba borracho?
“¿De qué color es su pezón huh? Vamos,
¿por qué te quedas callado? ¿No sabes que se llega a conocer a alguien
contándole algo interesante sobre ti?”
La visión de aquel hombre, que hablaba de
todo tipo de insidiosos acosos sexuales contra Amelia, le hizo sentirse mal y
le hizo perder el apetito.
No queriendo agravar más la situación,
Siwoo apartó el brazo de Fyodo mientras terminaba su comida.
“Ten cuidado con lo que dices. ¿Acaso
sabes quién es?”
“¡Jajaja!”
—¡Boom!
Durante una fracción de segundo, todo lo
que pudo ver Siwoo fue blanco.
Al volver en sí, descubrió que su cabeza
había quedado enterrada bajo un plato de langosta.
Resultó que Fyodor había utilizado su
robusto brazo para golpearle la cabeza contra la mesa.
“Hey, ¿qué te importa a ti, chico?
Maldito punk.”
Las palabras resonaron en sus oídos
mientras la piel de langosta se le pegaba a la mejilla. Podía sentir una
sensación picante que se extendía desde su nariz como si la salsa hubiera
entrado en su fosa nasal.
Una voz repugnante se alzó en medio del
caos de la situación.
“Lo siento. Parece que accidentalmente te
di una bofetada en el calor del momento, ah bueno no tuve otra opción que
calmar mi ira.”
Sin embargo, su voz no parecía arrepentida, más bien era una voz de odio que no se preocupaba por ocultar su risa.
“No creo que vuelvas a tener la oportunidad de ver a esa bruja.”
Referencias
- Nota: “감바스”/ Gambas, es un plato español con gambas y ajo como ingredientes principales. El nombre significa “camarones (gambas) y ajo (ajillo)” en español. Se trata de un nombre con sólo dos ingredientes principales. Quizá porque el nombre es bastante largo, en Corea suele llamarse simplemente “Gambas”. ↩