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City of Witches capítulo 52

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 City of Witches capítulo 52 en español


Esperaaa...!!
City of Witches - Odile & Odette

 Latifundium[1] I


Era una mañana particularmente refrescante. 

A pesar de haberse acostado tarde y de estar agotado por el rato que había pasado a solas en el baño, Siwoo abrió los ojos en cuanto llegó la hora de levantarse. 

Tal vez fuera gracias al suave y esponjoso pijama que llevaba puesto. 

Había elegido ropa informal adecuada para ir de excursión como atuendo de trabajo para ese día. 

Tras recoger el desayuno de la cafetería de la academia y entregarlo en la habitación de Amelia, Siwoo salió corriendo al jardín mientras mordisqueaba su sándwich. 

  ¡La Montaña de los Espíritus! 

No pudo evitar hacer un pequeño baile con los hombros al pensar que por fin podría visitar uno de los puntos turísticos más importantes de Gehenna, que llevaba tanto tiempo deseando ver... 

A la entrada de su alojamiento estaba aparcado el magnífico carruaje de Gemini que le había secuestrado anteriormente. 

Sin embargo, dudó a la hora de subir al interior. 

Le avergonzaba la idea de tener que verse las caras con Odile, a la que había utilizado como material de masturbación el día anterior, y también le inquietaba estar con Odette, con la que no había vuelto a conversar desde aquel día. 

“Todo se arreglará a su debido tiempo.” 

Odette era una persona sorprendentemente tranquila, así que no le daría demasiadas vueltas al asunto, y Odile tampoco lo mencionaría dado que había ido a verle la noche anterior. 

Con eso en mente, Siwoo abrió con confianza la puerta del carruaje. 

Una vez más, Siwoo fue recibido por el espacioso y lujoso interior del carruaje. 

“Wow, sí que es puntual, Sr. Asistente.” 

“Oh, hola...” 

“Gracias por venir a recogerme.” 

“Nosotras te invitamos, ¿qué quieres decir?”, dijo Odile mientras sonreía y aplaudía y mientras Odette —que seguía agarrada del brazo de Odile— ocultaba su rostro.   

Los personajes que hacían gestos así en los dramas y cómics le parecían tan absurdos, pero pensó que llegaría a verlo en la vida real. 

Además, Siwoo se sentía incómodo en esta situación, ya que él y Odile se llevaban bien sin ningún problema, a pesar de lo que había pasado entre ellos. 

  A diferencia de Odile, que lo saludó cómodamente, a Siwoo le resultaba difícil conversar con Odette.

“¡Odette! No te quedes de brazos cruzados, ¡saluda! ¡Hoy tenemos que movernos juntos todo el día!” 

“¡Hermana mayor! ¿Pero cómo puedes ser tan indiferente?” 

“Soy adulta, después de todo, todo adulto debería saber enterrar los asuntos de la noche anterior en la misma noche.” 

Odette, que estaba inquieta y sonrojada, acabó escondiéndose en la habitación del interior del carruaje. 

Siwoo preguntó preocupado al ver el comportamiento de Odette. 

“¿Estás bien?” 

“Déjeme en paz Sr. Asistente, le hablaré de esta forma.” 

El recuerdo de Odette, después de haber bebido la poción, también hizo que el rostro de Siwoo ardiera de vergüenza. 

Recordaba cosas como que ella decía que se masturbaba pensando en el Sr. Asistente, que quería tener un bebé, o incluso que recibiría la semilla de bebés del Sr. Asistente en su útero una y otra vez. 

Nunca se habría imaginado a la tímida Odette diciendo afirmaciones tan atrevidas. 

La persona que escuchara esas palabras no estaría bien, y mucho menos la persona que hiciera tales declaraciones. 

De hecho, le sorprendió lo anormalmente alta que era la capacidad de recuperación de Odile. 

Mientras la miraba, parecía que la noche anterior no había ocurrido ninguna actividad increíble de adultos mayores de 19 años. 

Le pareció que ella era capaz de interactuar con él con normalidad, tal vez porque su curiosidad se imponía a su sentido de la vergüenza. 

Al menos en este aspecto, Odile parecía más madura que Siwoo. 

“Tardaremos una hora en llegar a la Montaña de los Espíritus. ¿Te gustaría beber algo mientras tanto?” 

“Sí, gracias. ¿Se está moviendo ahora?” 

“Lleva un rato moviéndose.” 

“No sentí ninguna vibración en absoluto.” 

“Tuvimos que pagar un alto precio por ello, pero vale la pena.” 

Siwoo, que se había sentido bastante cómodo con las gemelas, siguió naturalmente a Odile hasta el minibar. 

Por cierto, este carruaje no era diferente de un jet privado. 

El carruaje estaba equipado con una gran variedad de comodidades, e incluso la más mínima vibración no podía sentirse desde el interior. 

Odile se agachó dentro del minibar y sacó una gran cesta mientras gruñía. 

“Galina insistió en darnos esta cesta cuando se enteró que íbamos de picnic.” 

La cesta parecía la típica cesta de picnic. 

Parecía estar repleta de club sándwiches y termos llenos de té. 

“De antemano, saquemos un poco de zumo de naranja.” 

“Muy bien.” 

“¡Odette! ¿No vas a beber nada?” 

Aunque Odile gritó en voz alta, no hubo respuesta desde la habitación de Odette. 

Odile chasqueó la lengua. 

Su manera de emitir ese sonido era torpe y su comportamiento actual parecía una imitación de otra persona. 

“Esto no va a funcionar. Sr. Asistente, debería ir a tranquilizarla. No pasa nada. Se le pasará pronto, no es para tanto, ¿verdad?” 

“Por favor, dame un vaso de zumo. Iré a hablar con ella.” 

Odile pidió a Siwoo que fuera solo. Dijo que, si le acompañaba, la terquedad de Odette podría empeorar y hacer que la situación se le fuera de las manos. 

Siwoo estaba un poco sorprendido por la madurez con la que había manejado la situación. 

—Toc, toc, toc. 

“Voy a entrar.” 

Después de que Siwoo tocara, giró el pomo de la puerta y escuchó un sonido de golpes y crujidos mientras abría la puerta. 

“Hmm...” 

A pesar de que la habitación estaba bastante oscura y sólo iluminada por una única vela, encontró fácilmente a Odette debido al modesto tamaño de la habitación. 

“Srta. Odette.” 

Odette tenía la cara enterrada entre las manos debido a su vergüenza.   

Se preguntó si era un rasgo que compartían las gemelas. 

Estaba acurrucada entre un par de grandes sofás, de espaldas a él. 

Rechazaba desesperadamente la existencia de Siwoo. 

“Sr. Asistente... por favor, déjeme en paz... quiero estar sola.” 

“Te traje zumo de naranja. Acabo de probarlo y es bastante refrescante.” 

Siwoo le dio tranquilamente un golpecito en el hombro a Odette mientras le ofrecía el zumo. 

“Está bien, Srta. Odette. Como dijo la Srta. Odile, no nos quedemos en el pasado. No estabas en tus cabales en ese entonces, ¿verdad?” 

Una oleada de incertidumbre ante la idea de dejar atrás los recuerdos de aquella noche se extendió por su pequeña figura. 

Una voz apagada salió de entre los sofás. 

“Pero... es demasiado embarazoso... Además, sé que podría haberle causado muchos problemas al Sr. Asistente si las cosas hubieran salido mal...” 

“Realmente no tienes que preocuparte por eso.” 

Le dedicó una sonrisa amable, aunque ella probablemente no podía verla... 

Para ser sincero, la única preocupación de Siwoo sobre aquella noche había sido el agresivo intento de sexo de Odette, que casi le había costado la vida. Pero no le guardaba rencor por sus acciones. 

De hecho, aparte del peligro en que le había puesto, casi había sido una recompensa a su manera. 

Odette giró la cabeza con cuidado. 

Cuando vio su rostro en la oscuridad, la confundió por un instante con Odile debido a su asombroso parecido. 

Sin embargo, sólo Odette era capaz de mostrar una expresión tan triste en su rostro, con lágrimas brotando de sus grandes pupilas. 

“¿De verdad?” 

“Bueno, si no vuelves a cometer ese error, todo irá bien.” 

“Me imaginaba al Sr. Asistente… mientras lo hacía sola.... ¿Me perdonas por eso?” 

Siwoo se quedó momentáneamente sin habla. 

A veces, tanto Odette como Odile podían ser muy ilógicas. 

No había necesidad de sacar a relucir la vergüenza de aquel día. 

“¡Claro que sí! ¡Lo sabía! ¡Cómo iba a presentarme ante el Sr. Asistente después de hacer algo así!” 

Parecía que la duda de Siwoo estaba escrita en todo su rostro. 

Odette seguía sollozando y enterrándose entre el sofá. 

Él se sentía incómodo. 

No había nada malo en ello. 

Ni siquiera podía decir que ayer se había masturbado imaginando a su hermana. 

“¿Crees que soy una persona vulgar e indecente?” 

Estaba perplejo sobre cómo responder cuando alguien que había jugado con la polla de otra persona decía algo así. 

Siwoo no tenía ni idea que ella estaría tan avergonzada de su acción. 

Oyó que había una distinción entre dos tipos de curiosidad: una impulsada por el deseo de explorar y otra impulsada por el interés sexual. 

Eso le hizo preguntarse si Odette tenía su propia norma personal para esas cosas. 

“De ninguna manera. Nos vamos de picnic, ¿no? Deberíamos disfrutarlo juntos.” 

Odette salió lentamente del sofá ante el tono suave y tranquilizador de Siwoo. 

Le pareció que la situación era interesante. 

“Aquí tienes.” 

“Gracias.” 

Odette, que por fin había abandonado el sofá, se secó con la manga las lágrimas que brillaban como joyas y aceptó el zumo que le ofrecía Siwoo. 

“¿Te importa si te hablo de otra cosa?”, preguntó Odette mientras sostenía el zumo frente a su pecho. 

Siwoo asintió de buena gana. 

“Por supuesto que no.” 

Tras un momento de duda, Odette abrió la boca. 

“Bueno, la verdad es que... no fue sólo una vez.” 

“¿Qué quieres decir?” 

“Mientras pensaba en el Sr. Asistente... lo hice dos veces más después de ese día.” 

Siwoo se quedó momentáneamente aturdido por las palabras de Odette. 

No podía entender de qué estaba hablando. 

¿Masturbación? 

“Um... Srta. Odette, realmente no me molesta, así que no tiene que contarme estas cosas.” 

En realidad, él no entendía por qué ella sentía la necesidad de confesarlo en primer lugar. 

Sin embargo, los pensamientos de Odette eran diferentes a los de Siwoo. 

Como una penitente católica en su confesión final, empezó a contarlo todo con sinceridad. 

“La verdad es que... me sentía culpable. Por muy bien que me hiciera sentir, a pesar que el Sr. Asistente es un esclavo, igual lo hice sin pedirte permiso... pensando en el Sr. Asistente... lo hice sola.” 

“Está bien, lo entiendo. No hace falta que lo menciones.” 

Siwoo le aseguró después de darse cuenta de que Odette probablemente se sentía culpable por algo más que por los acontecimientos de ese día. 

En realidad, a Siwoo no podían importarle menos esas cosas. Su único deseo era acabar rápidamente con esta embarazosa conversación y seguir adelante. 

“¿De verdad?” 

“Sí.” 

“¿De verdad, de verdad, de verdad?” 

“Sí, creo que es algo perfectamente natural.” 

“Entonces, Sr. Asistente, después de aquel día... ¿alguna vez se ha tocado pensando en mí?” 

“.......” 

A medida que la conversación se volvía más y más problemática, sus pensamientos se volvían confusos. 

Odette, sin dudarlo, llegó rápidamente a la conclusión sobre cuál sería la mejor respuesta en esta situación. 

“Claro que no... Porque Odette es una chica traviesa y extraña, por eso...” 

Odette se volvió hosca y se le hizo un nudo en la garganta. 

Él creía que, si ella se sentía culpable por algo, simplemente debía abstenerse de hacerlo. 

O tal vez no debería haber hablado de ello y guardárselo para sí misma. 

El accidente era demasiado difícil de manejar para ella, ya que la naturaleza atolondrada de la dama superaba incluso a la de su hermana. 

Le parecía estar viendo a una princesa inocente en un cuento de hadas. 

“Srta. Odette, no se preocupe demasiado. Mientras yo esté de acuerdo, no debería haber ningún problema, ¿verdad? Después de todo, no hubo víctimas.” 

“........” 

“Tal vez si hubiera descubierto la masturbación por primera vez, también lo habría hecho. Además, no hay hombres a tu alrededor, excepto yo, y no es que tuvieras malas intenciones hacia mí, ¿no es así, Srta. Odette?” 

Se preguntó qué estaría tramando Gemini, la maestra de las gemelas, que se suponía que debía enseñarles estas cosas, y cómo él había acabado a cargo de su educación sexual. 

Era comprensible ser sobreprotectora con una aprendiz de bruja infantil, pero sería bueno educarlas en algo de sentido común básico para el futuro. 

Aunque le faltaban agallas para decirle esas palabras a la cara. 

“No seas demasiado dura contigo misma. Es natural sentir curiosidad por el sexo y las relaciones. No hay nada de qué avergonzarse.” 

“¿Pero no es algo vergonzoso?” 

“Algún día, cuando encuentres a alguien a quien quieras, lo entenderás de forma natural. Así que por ahora, dejémoslo así.” 

Odette asintió dócilmente con la cabeza como un hámster bien educado. 

Sus saludables mejillas, que tenían un rubor rojizo, tenían hoyuelos de alivio tallados en ellas. 

“Um, ¿Sr. Asistente?” 

“Sí, Srta. Odette.” 

“¿Le parece bien que siga pensando en usted de vez en cuando en el futuro?” 

Al principio, parecía romántico, pero la implicación era que “seguiré usándote como material de masturbación”

Al mirar a la inmadura Odette, el rostro de Siwoo, que había estado sonriendo, se congeló en su lugar. 

“Bueno, por supuesto.” 

“Me perdonaste por lo que te hice y me permites pensar en ti en el futuro, ¿verdad?” 

Odette resumió limpiamente la situación doblando sus dedos uno a uno. 

En cierto modo, Odette era una oponente mucho más desafiante que Amellia. 

“En cambio, ya no tienes que hablarme de ello. Como ya te he dado permiso una vez, está bien cuando quieras.” 

De todos modos, la situación estaba resuelta. 

Una conversación fue suficiente para este incómodo intercambio. 

Siwoo, que había conseguido calmar a Odette, salió de la habitación con ella. Odile se peleó con ella en cuanto la vio. 

Probablemente oyó toda la conversación. 

Odette se sonrojó de vergüenza y Odile siguió burlándose de ella mientras huía de ella. 

El carruaje estaba lleno de un alegre alboroto que no pareció calmarse hasta que llegaron a la entrada del valle de la Montaña de los Espíritus. 



Referencias

  1. Nota de RKB7: Latifundium en latín significa 'tierra vasta' y se refiere al antiguo sistema romano de propiedad de la tierra.


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