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Goblin Slayer Vol. 3 capítulo 6

"Leer Goblin Slayer Volumen 3 capítulo 6 novela ligera en español."

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 Goblin Slayer volumen 4 capítulo 6 en español


Esperaaa...!!
Goblin Slayer vol. 4

 De la Destrucción del Templo de la Perdición Subyugado de Demonios


Riiing. Ella entrecerró los ojos con un alegre confort mientras agarraba su báculo. El primer viento que señaló el fin del verano le rozó las mejillas. El carruaje traqueteó. Qué agradable hubiera sido caminar a su lado en la carretera.

Volvió a ser ella misma. Casi había olvidado que estaba en medio de una misión de escolta. Como miembro del clero, a veces sentía que podía sentir la presencia de los dioses en momentos como estos.

Sólo unas pocas nubes salpicaban el cielo. A lo lejos, una sombra oscura volaba. ¿Un halcón? ¿Un águila?

—Ese pájaro está muy arriba, ¿no?

—Ciertamente…

El que había hablado con ella estaba sentado en el techo del carruaje.

El explorador con la ballesta no estaba allí, por supuesto, para divertirse. Alguien tenía que vigilar. Se había confiado en el explorador para que vigilara los alrededores y no dio señales de dejar de prestar atención.

Así que la sospecha en la voz del explorador hizo que ella inmediatamente agarrara más fuerte su báculo. Cada uno de los otros preparó su equipo también, preparándose contra algo que no podían ver. El único que parecía no darse cuenta de nada era el dueño del carruaje, un comerciante. Le ignoraron y él preguntó — ¿Qué es todo esto, entonces?

El explorador dijo en voz baja — ¿No crees que ese pájaro es demasiado grande?

—Ahora que lo mencionas…

Sucedió cuando ella trató de verlo más de cerca.

Eso se estaba acercando mientras miraba: piel y garras, pico y alas del color de la ceniza oscura…

— ¡Demonio!

Reaccionaron a la voz de su compañero, el explorador, pero ya era demasiado tarde para tomar la iniciativa. En su caso, era críticamente demasiado tarde, y el monstruo—el demonio de piedra—era dolorosamente rápido. No era el destino ni la casualidad, sino una fría diferencia en sus habilidades lo que hizo que fuera su perdición.

Cuando ella pensó ¡¿Huh?! sus pies ya estaban flotando sobre el suelo. Agitó las piernas, pero no significó nada; fue arrastrada hacia el aire. El suelo, el carruaje, sus amigos, todos se alejaron.

— ¡¿Ergh…ahh…ow…ciiielos?!

Golpeó al monstruo con su báculo en su desesperada lucha por resistirse, tras lo cual eso le clavó sus garras en los hombros y la sacudió.

Miró hacia abajo y chilló en la altura. Sintió que la parte inferior de su cuerpo se humedecía.

—Hrrgh… ¡Eeegh!

Los problemas no terminaron ahí. Su muslo ardió como si hubiera sido golpeado con pinzas calientes. El explorador debe haber lanzado una flecha en un intento de hacer algo, y el demonio debe haberla usado como escudo.

Miró hacia abajo, con su visión nublada por las lágrimas, para ver a su hechicero cantando algo.

¡Para, para, para, para! Agitó su báculo desesperadamente, agitando su cabeza ¡No, no!

¡Estamos equivocados! ¡Esto no es un demonio! ¡No es un…!

— ¡Aaaaahhhh!

La criatura esquivó el torrente de rayos, azotándola. La flecha de su muslo se clavó más profundamente en la carne. Ella gritó y tembló.

Ella no debió haber hecho eso.

Las garras de sus codos se deslizaron afuera, rasgando piel y carne, y extrayendo sangre.

— ¡Hrk!

Se le escapó un sonido. La sensación de flotar. Viento. Viento. Viento. Viento.

¡Oww, tengo miedo, ayúdame, Dios del Conocimiento, oh Dios, ¡oh Dios…!

Lamentablemente, todo esto pudo haber sido un ferviente deseo de su parte, pero no era una oración.

Así que no llegó a los dioses. Su única buena suerte fue que no sintió dolor. Tuvo mala suerte hasta el momento en que golpeó el suelo, su conciencia nunca la abandonó.

Aunque ahora que era un bulto de carne en ruinas, eso realmente no importaba.

***

—Entonces, ¿cuál es el plan?

Una brusca voz masculina sonó en el páramo azotado por el viento. La lanza que llevaba en la espalda y la armadura que usaba le hacía parecer guapo y valiente.

Ante los ojos del lancero se alzó una torre blanca, brillando en la luz del mediodía. Las paredes estaban hechas de una piedra blanca resplandeciente; por la forma en que llegaba al cielo sin una sola juntura, podría haber sido de marfil. Pero la idea de que no había ningún elefante tan grande, dejaba pocas dudas de que esto era producto de la magia.

—Supongo que esa cosa tiene al menos sesenta pisos.

—Entrar por la puerta principal puede ser difícil.

La respuesta vino de alguien no menos heroico que el lancero. Su musculoso cuerpo estaba blindado, y en la espalda llevaba una espada casi tan grande como él. El guerrero blindado, famoso en la ciudad fronteriza, extendió la palma de su mano y miró hacia arriba, entrecerrando los ojos a lo alto de la torre.

—Ochenta o noventa por ciento de probabilidades de que esta torre fuera construida por el tipo de idiota que la llenaría de monstruos y trampas.

A sus pies había un cadáver brutalmente destrozado; parecía haber sido arrojado desde una gran altura. Ellos ya habían recolectado la placa de nivel que había estado alrededor de su cuello, dando su nombre, género, rango y clase. Aparentemente el cuerpo pertenecía a una joven, pero no sabían si había muerto antes de su caída o a causa de ella.

Vieron otros puntos carmesí alrededor de la torre, presumiblemente eran más restos.

—Supongamos que algún extraño tipo mágico lo construyera como un escondite. Yo diría que se ha vuelto malo.

El guerrero blindado dio al cadáver un suave golpe con su bota. El dueño de la torre era un No Iluminado—él había olvidado cómo. Lo que significa que esta aventura sería básicamente un entrar y matar, lleno de monstruosos oponentes.

—Dudo que sea necesario que los enfrentemos de frente.

La última persona habló en voz baja y tranquila. Era un hombre con sucia armadura de cuero y un casco de acero de aspecto barato, con un escudo redondo en el brazo y una espada de una extraña longitud en la cadera. Él metió su mano en la bolsa de objetos que tenía en la cintura y empezó a escarbar en su equipo.

—Podemos escalar la pared.

—Oye, ¿quieres decir con una cuerda o algo así?

— ¡Si las anclas se salen a mitad de camino, caeremos!

—Sujeta un pitón* en cada mano y sube.

(Nota: Los pitones, también conocidos como pines o clavijas, son estacas metálicas delgadas que clavas en las grietas de una pared de roca para protegerte contra las caídas y para ayudarte en la escalada.)

El lancero se encogió de hombros exasperado, mirando fijamente al pitón que había fabricado Goblin Slayer.

— ¿Tienes experiencia escalando?

—Un poco, en las montañas. Lados escarpados de un acantilado, también.

El guerrero blindado se cruzó de brazos y gruñó. Levantó un dedo, midiendo la altura de la torre, y chasqueó su lengua.

—La pregunta es cómo luchar contra cualquier cosa que te salte en el camino. No tiene que ser un demonio. Una gárgola sería suficiente problema.

— ¿Gárgola?

—Estatuas de piedra. Dijo el guerrero blindado, indicando su tamaño aproximado con sus manos. —Con alas. Vuelan alrededor del cielo.

—Hrm. Goblin Slayer soltó un gruñido. —Así que también hay enemigos como esos.

—Sí. Personalmente, me gustan el armamento cuerpo a cuerpo, pero… un usuario mágico haría las cosas más fáciles ahora mismo.

—No te entusiasmes tanto aquí, ¿huh? El lancero miró al guerrero blindado, que había comenzado a formular una estrategia con la mayor seriedad, como si no pudiera creer lo que estaba viendo.

—Entonces, ¿qué? ¿Quieres abrirte camino, detectar y desarmar trampas, buscar por ahí? Por supuesto que no. El guerrero blindado suspiró, deslizando la inmensa espada en su espalda para descansarla entre sus omóplatos. —Porque no tenemos ningún hechicero, ni monje, ni ladrón.

En ese momento, el lancero sólo pudo callarse.

Había un sinfín de lugares para aventurarse en el mundo. Las ruinas de las batallas de la Era de los Dioses eran numerosas, y más aún en la frontera. Ya sea que siguieran el Orden o el Caos, las naciones florecieron y luego declinaron, y el ciclo continuaba con el surgimiento de otra nación. Como resultado, encontrar una o dos ruinas nuevas no era nada especial. Pero cuando un día aparecían ruinas que no estaban allí el día anterior, eso era otra cosa.

Se suponía que fue una caravana de comerciantes la que había descubierto la torre de marfil que se levantaba de los desechos. El bosque que había estado allí en su viaje de ida había desaparecido, reemplazado por la blanca aguja que los miraba.

Naturalmente, su sorpresa fue tremenda, pero no tuvieron tiempo de mirar, habían sido atacados por criaturas con formas humanas y alas como murciélagos.

¡Demonios! ¡Esos horribles sirvientes del Caos! ¡Esos personajes No Iluminados!

Los mercaderes huyeron, y a través del Gremio de Aventureros, su informe fue enviado al propio rey. El rey podría haber enviado a los militares para exterminar la amenaza, y el asunto se habría resuelto. Si sólo las cosas fueran tan simples.

Para enviar al ejército se necesitaban hombres y dinero. En este caso, los hombres eran ciudadanos ordinarios, y el dinero eran impuestos. Los impuestos podrían subir el siguiente año. Y los parientes, familiares, amigos y vecinos podrían morir cumpliendo con su deber como soldados. Los ciudadanos lo consideraron intolerable y sólo generó resentimiento.

Y luego estaba el dragón que vivía en el volcán vigilándolo, y otros problemas como los partidarios del Señor Demonio que todavía amenazaban el área. Enviar al ejército significaría que habría menos gente para ocuparse de estos otros asuntos.

Y si la torre era un cebo, una distracción, ¿entonces qué? Cierto, los demonios se reunían allí, pero todavía era sólo una torre en medio de un páramo. Tal vez algún mago retorcido lo había construido. Aún no se podía decir si es una amenaza para el país o para el mundo. No había razón para que los militares se involucraran.

Se preguntarán, entonces, para qué era el ejército. Por supuesto, para estar preparado contra una invasión de las fuerzas del Caos. En la reciente batalla culminante entre el nuevo héroe de rango platino y el Señor Demonio, el ejército había estado en las líneas de batalla. Las bajas habían sido altas. Muchos murieron, muchos fueron heridos. No estaban en condiciones de ir inmediatamente a su próxima escaramuza o gran batalla.

Más que nada, una simple estrategia decía que tratar de meter a un ejército dentro de una ruina o en una cueva era una buena manera de aniquilarlo. Las unidades del ejército estaban destinadas a luchar en la llanura abierta con unidades enemigas, no a entrar en espacios cerrados en los que ni siquiera podían entrar los caballos.

Las ruinas y cuevas tenían monstruos que amenazaban las aldeas pioneras. ¿Cómo podría el ejército ser enviado a todos ellos a la vez? Precisamente porque el rey y los nobles eran un buen rey y buenos nobles, no podían usar sus fuerzas tan ligeramente.

—Pero este problema tampoco puede ser ignorado.

El joven rey, visitando a su amigo por primera vez en mucho tiempo, suspiró profundamente.

El lugar estaba salpicado de una tenue luz solar, lleno del puro y tranquilo silencio.

Las vidas de las plantas eran cuidadosamente atendidas, las flores fragantes. Los pilares blancos del bosquete parecían ser árboles enormes. El burbujeo de un arroyo, que parecía no provenir de ningún lugar en particular, le calmaba sus alterados nervios.

— ¿Qué crees que debería hacer?

—Oh, dios.

Estaban en un jardín en la parte más profunda del Templo. Su sacerdotisa sonrió elegantemente y ladeó su cabeza. Su hermoso cabello dorado fluía como miel, cayendo en cascada sobre su amplio pecho.

—Un cambio de opinión muy interesante para alguien que nos dio la espalda cuando tratábamos con los goblins.

—Debe entender que, aunque haya sido una tragedia personal, en el gran esquema de las cosas, fue trivial.

El rey habló brevemente, y luego hizo un gesto con la mano como si fuese a ordenar sus palabras.

La forma en que se acomodó en el asiento que le habían preparado fue a la vez grosera y elegante. ¿Era esto lo que llamaban realeza? ¿O porte aristocrático? Fuese lo que fuese, él se movió como alguien que lo supiera desde que nació.

—Y algunos goblins pueden ser manejados fácilmente por un grupo de aventureros.

—…Sí. Tienes razón.

Era un simple hecho.

Los goblins eran peligrosos, y si te derrotaban, “tragedia” era la palabra correcta para lo que te esperaba.

Pero los goblins seguían siendo los monstruos más débiles, y no eran los únicos contra los que el perder significaba un destino cruel. Podrías ser devorado por un dragón, disuelto por un slime, o destrozado en pedazos por un golem…

Lo que al final te esperaba era lo mismo que encontrarías cuando los goblins hubiesen terminado de hacer lo que quisiesen contigo: la muerte. Ya fuese por falta de fuerza física, o habilidad, o simple mala suerte, no había futuro para aquellos que no podían derrotar a los goblins.

—Como Su Majestad es muy amable…

Una canción cómica salió de los labios medio abiertos de la mujer.

 

Hubo una vez un rey tan amable y justo
De tomar los impuestos se abstuvo
Agua le dio a un río enfurecido
Y a los ayuntamientos siempre auxiliantes
Los envió a descansar
Y a cada persona hambrienta alimentó
Hizo a sus soldados avanzar intrépidamente
Y héroes envió a los agujeros goblin:
La Capital pronto fue un festín para los Trolls.

 

El rey frunció el ceño al escuchar una canción que menospreciaba a la nobleza, y ella rió tontamente como una niña.

— ¿No es este el momento de llamar a aventureros, Su Majestad?

—De hecho, puede ser…

El rey puso una mano en su frente, frotándola como para relajar un músculo tenso, y asintió. Había pensado que llegaría a esto.

El ejército no era apto para la caza de monstruos. Por lo tanto, les darían el estatus de sinvergüenzas, dándoles recompensas; ellos enviarían a los aventureros. Eso era lo que mantenía que el mundo girando. Lo harían de nuevo ahora. ¿No eran los aventureros especialistas en caza de monstruos, después de todo?

—Los comerciantes dijeron que fueron atacados por demonios, pero no sabemos con certeza cuál fue el responsable.

El rey agitó la cabeza como para señalar que no había pruebas, y luego se sentó pesadamente en su silla.

Uno difícilmente podría haberse sentado en un trono de la misma manera. Cerró los ojos, respirando el aire refrescante del jardín con su corazón satisfecho.

—Dudo mucho que los comerciantes puedan distinguir entre un demonio y una gárgola.

—Es una torre lanzadora de hechizos malignos, ¿no? La mujer que era la dueña de este templo rio entre dientes y murmuró, “Caramba, qué miedo”, como si no fuera de su incumbencia.

El rey levantó la cabeza lo suficiente como para mirar sus ojos tapados, pero no respondió más. Así era como ella iba a fastidiarlo por ignorar el incidente de los goblins. La capacidad de aceptar el resentimiento de sus políticas cordialmente era, supuso, la marca de un rey. Que lo llamen incompetente si así lo desean.

—Esto es ciertamente más peligroso que los goblins. Pero no es nada comparado con los Dioses Demonios.

—Cierto, en efecto.

—Parece que algún nigromante en el sur ha encontrado una tumba antigua. El rey se inclinó mucho hacia atrás en su silla, casi como diciendo que el tema le aburría. La silla crujió. — ¡Un ejército de muertos! No me da mucho placer el tratar con goblins o con una torre solitaria.

—Heh-heh. Debes estar muy cansado. Mientras hablaba, la mujer dejó que sus muslos se miraran más allá del dobladillo de su vestido como si los pusieran en exhibición.

—El estatus es algo difícil. Murmuró el rey. —Ni siquiera puedo encontrarme con mis amigos sin un pretexto.

—Esa es la posición. Susurró la mujer. —Todo cambia, lo que puedes ver, y lo que no.

—He perdido la habilidad de decir que mis compañeros y yo deberíamos manejarlo con nuestras espadas, como hacíamos en los viejos tiempos. El rey suspiró, pareciendo evocar un recuerdo de tiempos pasados. —No puedo evitar sentir que las cosas eran más fáciles cuando era un simple lord desafiando laberintos yo solo.

—Ah, sí, tienes una figura tan elegante, huyendo después de haber sido golpeado por ese ladrón.

—Recuerdo un grupo que sufrió un terrible destino cuando fue atacado por los slimes.

El tono burlón dio paso a otro más mordaz. Sword Maiden soltó un silencioso suspiro. —Hay veces en las que yo también deseo dejar mi posición y volver a ser una niña.”

— ¿Lo siente hasta la arzobispa del Dios Supremo?

—Sí. Las mejillas de la clériga ciega se tiñeron un rosa pálido y sus labios formaron una magnánima sonrisa. Ella puso su mano en su amplio pecho para evitar que temblara, y en una voz tan sensual como si estuviera confesando su amor, dijo —Últimamente, mucho.

—Las cosas no han salido como esperábamos. Pero eso es lo que hace la vida interesante. Con ese susurro, el rey se levantó de su silla. —Ya era hora de que me fuera. Después de todo, sólo vine a pedir prestados unos pocos sacerdotes de guerra.

—Sí, Su Majestad. Estoy feliz de que hayamos tenido la oportunidad de hablar.

—Me pregunto… El rey dio una ligera sonrisa que abarcaba a la vez lo amargado y lo familiar. —Sonabas como si tuvieras a alguien más en tu mente además de mí.

***

—Lo siento, no puedo hacerlo.

El guerrero blindado miró la solicitud de la misión y agitó firmemente su cabeza, aunque estaba firmada por el propio rey.

— ¿Es demasiado difícil?

—No, pero mi grupo está borracho ahora. De lo contrario, lo hubiéramos aceptado.

—Bueno, este es un aprieto. Murmuró de nuevo la recepcionista, frunciendo el ceño ante el sombrío guerrero blindado.

En su mano tenía una solicitud para investigar las ruinas tentativamente llamadas la “Torre del Demonio”.

Recientemente, se había vuelto cada vez más común que las ruinas y los laberintos aparecieran repentinamente. Desde la derrota del Señor Demonio, sus partidarios restantes habían estado haciendo su oscuro trabajo por todas partes. Mientras los militares lamían sus heridas, los hechiceros malvados y similares se volvían menos reacios a ser vistos por la gente.

Como parte del Gremio, sería falso decir que la recepcionista no deseaba asignar todas las misiones disponibles. Pero incluso con una recompensa de docenas de piezas de oro por solicitud, había cien o doscientas que tratar. Se dio cuenta de que el tesoro nacional era esencialmente ilimitado y no podía pensar en nada más indulgente que esto.

—Nos enfrentaríamos a demonios, ¿verdad?

Si podía o no escuchar el suspiro de su bien formado pecho, el guerrero blindado echó otro vistazo a la hoja de misión. Con un dedo envuelto en un simple guante, lentamente tocó las letras que danzaban sobre la página, y luego bajó el puño.

—Por menos un lanzador de hechizos y un explorador… de rango plata.

— ¿Un grupo de tres?

—Eso sería lo mínimo. Si es posible, me gustaría que me acompañaran un mago y un clérigo y otros dos en primera línea, y el explorador. Seis en total.

Hm, hm, hm. La recepcionista pensó esto con una expresión seria en su cara, los papeles en su mano crujieron mientras los hojeaba descuidadamente.

Hojas de Aventura.

Registraban cómo las habilidades de cada aventurero habían crecido en cada aventura por la que habían pasado. No sería exagerado decir que, en cierto modo, este paquete de papeles era la vida misma de los aventureros. La pila contenía montones de novatos: magos, clérigos, exploradores y guerreros. Pero cuando se trataba de aquellos que habían llegado a los rangos más altos, el número bajó dramáticamente. Uno de sus problemas era que había tan pocos veteranos de rango medio.

No tenemos a nadie que encaje a la perfección en ese proyecto.

La recepcionista dio un vistazo a los aventureros que hacían que el edificio fuera tan animado. Por supuesto que tenían que ser capaces, pero también tenían que ser personas decentes. Después de todo, el dador de la misión esta vez fue el propio rey. El Gremio no necesitaba a alguien que sólo quería probar algo. Podían ser un poco egoístas, o ambiciosos, pero tenían que entender lo que realmente estaba en juego…

—Si tan sólo hubiera alguien que tuviera todas esas cualidades, y pudiera equilibrar el uso de la magia y batalla…

— ¡Lo tienes! ¡Estoy justo aquí!

Fue como un sueño. Su deseo se le había escapado (el decirlo en voz alta), pero alguien respondió con entusiasmo.

Se acercó al mostrador alegremente, llevando su lanza, como si hubiera estado esperando este momento toda su vida. Tan pronto como la recepcionista se dio cuenta de quién era, dijo, “¡Ah!” y puso una sonrisa en su cara. —Ahora que lo pienso, recuerdo que aprendiste un poco de magia.

— ¡Un aventurero tiene que estar preparado para cualquier situación posible! El lancero asintió con entusiasmo y confianza, y no pareció darse cuenta de que el guerrero blindado exclamaba, “Aggh” y se abofeteaba la frente, un gesto que era bastante fácil de leer.

A pesar de todo, la recepcionista sabía muy bien que el lancero trabajaba con la bruja.

—Ahem, ¿está tu… grupo bien con esto?

—Oh, claro. Acabamos de volver de una de nuestras “citas”. Creo que la dejaré descansar.

… ¿Está seguro de esto?

La recepcionista miró por encima del hombro del lancero y vio a la bruja detrás de él, recostada en el banco. La bruja le ofreció una sonrisa vaga.

Esa es la actitud más problemática de todas.

Jugueteando con sus trenzas con una mano, la recepcionista emitió un débil y preocupado suspiro. Desde la perspectiva de la bruja, la recepcionista era una rival en el amor. Pero esto eran negocios… ¿cierto?

Hrm. No puedo dejar que mi vida personal se mezcle con mi trabajo.

—De acuerdo, así que por el momento, ustedes dos… ¿es eso cierto?

—Claro, no me importa. Puedo confiar… bueno, tengo confianza en este tipo.

Aunque pareció confundir un poco sus palabras, el guerrero blindado asintió. —Pero aún no es suficiente.

El lancero le arrebató el papel de la misión al guerrero blindado con un “Déjame ver eso”, y ladeó su cabeza. — ¿Cómo es que no somos suficientes? Dijo.

—Quiero un explorador, al menos.

—No hay muchos exploradores talentosos por aquí. ¿Qué hay del chico de tu grupo?

—No quiero arrastrarlo a luchar contra algunos demonios. Dijo con seriedad el guerrero blindado. —No podría asumir la responsabilidad. Miró a al lancero. —No necesito necesariamente a alguien de buena alineación, pero quiero al menos uno neutral.

Con la alineación, “bueno” y “malo” no tenían sus significados literales, sino que describían si uno estaba centrado en el otro o en sí mismo, si preferían pelear o no. Los exploradores y los ladrones estaban a menudo fuera de sí mismos y dispuestos a actuar. Era algo en lo que valía la pena pensar si no querías tener que preocuparte de si tu compatriota actuaría en contra de su naturaleza cuando llegara el momento crucial.

—Así que lo que necesitas es…

Alguien que fuera un explorador y pudiera estar en primera línea. Capaz, así como respetable. Alguien que pudiera mantener el trabajo y su vida personal separadas. Cuyo alineamiento era, si no bueno, al menos neutral. Y alguien que probablemente tomaría esta misión…

— ¡Sí! ¡Se me ocurre uno!

Cuando la recepcionista aplaudió y saltó de su asiento, el lancero le dio una mirada sospechosa. El breve momento en que esa mirada escaneó su pecho no pasó desapercibido por la recepcionista, pero por el momento no le importó.

— ¿Huh? ¿Realmente hay alguien así?

—Puedo garantizar que es hábil, de todos modos. Ella fue tan lejos como para darle a él una sonrisa y un guiño, y luego marchó de buen humor. Se veía impresionante, sus zapatos hacían ruido mientras caminaba con el papel apretado contra su pecho. Se dirigía al banco en una esquina de la sala de espera del Gremio. El lugar donde él siempre se sentaba. Descubrió que se emocionó un poco de felicidad al ver el casco de acero girar hacia ella cuando él se dio cuenta de que venía.

Y entonces preguntó, en voz baja y tranquila: —… ¿Goblins?

—Tengo que decir, que nunca pensé que aceptarías.

—Es porque no había misiones de matar goblins.

Así, los tres aventureros se encontraron frente a la torre. El lancero y Goblin Slayer, con el guerrero blindado como el líder.

Un grupo formado por un guerrero humano varón, un segundo guerrero humano varón y un tercer guerrero humano varón. Esto traería una sonrisa irónica a la cara de cualquiera. Aunque este tipo de grupos no eran poco comunes, hechos por pura necesidad.

—Y necesitaba dinero.

—Principalmente para matar goblins, ¿supongo? El lancero rio entre dientes.

Pero Goblin Slayer respondió —No. Y agitó su cabeza. —No por eso. Pero es urgente.

—Dependiendo de cuánto necesites, podría prestarte algo. Dijo el guerrero blindado, sin apartar los ojos de la torre que tenían delante. —Me imagino que no te me morirás.

—Te lo agradezco, pero no, gracias.

—Tu solicitud. El guerrero blindado respondió asintiendo, y Goblin Slayer empezó a cavar en su bolsa de objetos. La primera cosa que su rebuscar produjo fue un manojo de pitones y un pequeño mazo.

—Y ya tengo una deuda que pagar.

— ¿Deuda? ¡Lo que sea! El lancero frunció el ceño e hizo un molesto chasquido con su lengua. — ¡Somos aventureros! Si terminamos esta misión, consideremos que la deuda ha sido borrada.

—Ya veo.

—De todos modos, literalmente sólo me invitaste a una sola copa después de eso. ¡Todavía me debes!

—Eso es lo opuesto a lo que acabas de decir. Dijo con exasperación el guerrero blindado, escuchándolos a medias.

Goblin Slayer sacó una bobina de cuerda y la puso alrededor de su hombro.

—Prometí invitarte a una copa. Y lo hice.

— ¡Hrrrgh! El lancero no tuvo respuesta a la réplica de Goblin Slayer. El guerrero blindado tuvo que luchar para contener una sonrisa.

Murmurando con enfado, “Hrmph, hrmph”, y chasqueando su lengua, el dio a la pared un par de golpecitos comprobatorios. —…D-de todos modos, esta pared se ve terriblemente sólida. ¿Seguro que podrás poner tu equipo de escalar en él?

Había algún tipo de artimaña en el trabajo, pero los otros dos tampoco iban a ser arrastrados. La torre había sido creada en una o dos noches. Obviamente no estaba hecha de materiales normales.

—Aquí, dame esos.

—Claro. Goblin Slayer pasó los pitones y el mazo a la mano extendida.

El guerrero blindado los tomó, dándole a una de las anclas un buen golpe con el mazo, y luego gruñó.

—Sí. Eso es bastante duro.

El reluciente muro de la torre ni siquiera estaba arañado.

De repente, el guerrero blindado comenzó a quitarse los guantes y brazales. Metió el equipo en su mochila y lo cambió por una botella llena de líquido rojo. Sacó el tapón y se lo tragó. Probablemente era una poción de fuerza. Guardó la botella vacía, luego sacó una espada de una mano y un anillo con un brillante rubí.

— ¡Huh! ¿Un anillo con un encantamiento de aumento de fuerza física? Dijo el lancero con interés.

No era sorprendente que el guerrero blindado tuviera una espada mágica. Las armas mágicas eran raras, pero se podía esperar que un rango plata tuviera al menos una de ellas.

—Normalmente uso mis Brazales de Esgrima Excepcional y mis guantes mágicos, así que no necesito esto muy a menudo. El guerrero blindado puso la espada en su cintura y sostuvo el pitón en la mano que tenía el anillo. Esta vez gruñó, “¡Hmph!” y lo empujó fácilmente al interior de la pared.

—Echa un vistazo, Goblin Slayer. Ese un equipo de aventuras de primera clase para ti.

¿Por qué eres tú el que alardea? El guerrero blindado parecía querer preguntar. El lancero lo ignoró. — ¿Por qué no usas una o dos espadas mágicas? ¿No quieres parecer genial?

—No me interesan las espadas mágicas, pero tengo un anillo.

— ¿Ah, sí?

—Permite respirar bajo el agua. Dijo brevemente Goblin Slayer. —Aunque los goblins lo robaran, no haría daño.

— ¿Para qué lo querrían? Espera un segundo, ¿asumes que te lo robarían?

El lancero estaba presionando sus sienes, pero el casco de acero asintió y dijo —Por supuesto. No cabría en un dedo de un goblin.

—Deberías aprender que no importa lo que le digas a ese tipo, es todo inútil. El guerrero blindado estaba luchando con una sonrisa mientras agarraba el pitón y se alzaba. —Oigan, ambos me pagan por la poción, ¿cierto? Dividimos la recompensa en tres partes, menos el costo.

Y luego, manteniéndose en su lugar con un solo brazo, sacó otro pitón y continuó escalando. No subía muy rápido, pero se veía muy bien. Después de todo, llevaba una armadura completa y una espada en la espalda. No requería fuerza física promedia.

—No hay problema.

—Sí, claro.

Goblin Slayer respondió con prontitud, y el lancero no expresó ninguna objeción en particular. La mayoría de los aventureros sabían mantener cualquier disputa sobre la recompensa en la taberna. No importaba lo valioso que fuera un objeto, si lo guardabas a costa de tu vida.

Goblin Slayer agarró los pitones y se puso en marcha después del guerrero blindado, mientras que detrás de él, el lancero hizo un chasquido de su lengua. —Así que yo soy la cola, ¿eh?

Goblin Slayer se detuvo en medio de la escalada, mirando hacia atrás con una mano aún en el pitón.

— ¿Prefieres ir delante de mí?

—Tanque primero, explorador segundo. Todo bien, así que vamos, sigue subiendo.

—Ya veo.

Se aferró, se alzó, agarró el siguiente pitón, puso el pie en el anterior y luego subió otro nivel. Lo que quedaba era simplemente repetir el proceso. Sin mirar hacia arriba, ni hacia abajo. Mirando con cautela sólo a la izquierda y a la derecha.

Todos ellos eran aventureros relativamente experimentados, y tenían asideros y puntos de apoyo. Si hubieran estado tan preocupados por el viento, que se hacía más fuerte a medida que subían, no habrían podido considerar la posibilidad de escalar el muro exterior.

El problema era que el viento no era lo único que podía hacerles daño.

Goblin Slayer, comprobando a diestra y siniestra como su explorador, gritó —Hey. Al oeste. Tres de ellos. Con alas. No goblins.

—Así que nos encontraron… ¿De qué color son?

—Gris.

—Lo sabía. Dijo el guerrero blindado, asintiendo ante la respuesta. —Serán gárgolas, sin duda.

—Gárgolas… Hmm. Dijo en voz baja Goblin Slayer. —Así que así es como se ven.

—Hay una posibilidad de que sean demonios de piedra. Pero un ochenta o noventa por ciento, sí.

Eran demonios alados tan oscuros como la ceniza en la esquina de una chimenea.

O eso se podría pensar de un vistazo. Así eran los monstruos de piedra, las gárgolas. Antes destinadas a vigilar los lugares sagrados, las gárgolas también eran ahora No Iluminados. Quizás fueron sus terribles y retorcidos cuerpos los que, a lo largo de los años, les habían conducido al Caos.

Uno no pensaría que un poco de aleteo podría mantener una estatua en el aire, pero estas criaturas podían volar. Además, estaban hechos de piedra, convirtiéndolos en temibles enemigos.

— ¿Realmente nunca has visto uno? A veces aparecen en ruinas.

—Unas cuantas veces. Goblin Slayer giró lentamente su cabeza de un lado a otro. —Pero no sabía que eran gárgolas.

—Como sea, descienden rápido. La sonrisa del lancero era tan feroz como la de un tiburón. Los monstruos ahora volaban, literalmente, dentro de su campo de visión.

Habían estado haciendo calmadas espirales alrededor de la cima de la torre, probablemente vigilando. Ahora descendían en pánico, lo más probable era que no esperaban que nadie intentara escalar la pared. No estaban lejos, pero los aventureros no parecían muy asustados ni daban señales de estarlo.

—No es verdad lo que dicen, que las gárgolas no soportan la luz del sol. El lancero los miró con una mirada asesina, ajustando sus pies para encontrar el equilibrio sobre los pitones. —Si te atrapan, tendrás que pelear.

Manteniéndose firme con su protegido brazo izquierdo, Goblin Slayer desenvainó su espada con un agarre invertido. —Si puedes ponerlo debajo de ti, no morirás aunque caigas al suelo. Aunque estarías lejos de la batalla en ese momento.

—Tal vez, si puedes lanzar Control en ellos. Y eso si no caen de un solo golpe, ¿verdad? El guerrero blindado sacó su espada de una mano, que emitió un tenue resplandor blanco, el aura de la magia. Sostuvo la cuerda decorativa que colgaba de la empuñadura con su boca, y luego la sujetó firmemente alrededor de su muñeca. —No sé ustedes, pero yo estoy bien con una sola mano.

—Dicen que el choque de hechizos precede al choque de brazos. Arrgh. Estos cabeza de músculo. El lancero entrecerró los ojos y tocó su arete, un catalizador mágico, con una mano. Goblin Slayer miró lo que estaba haciendo el lancero, y luego agitó su cabeza.

—Estoy pensando en algo.

—Yo también. Dijo el guerrero blindado.

— ¡Cállate, ya entendí! ¡No puedo concentrarme aquí abajo!

— ¡GARGLEGARGLEGARGLE!!

Con un difuso bramido, no muy diferente a las gárgaras, los monstruos demoníacos vinieron volando hacia ellos. Pero el lancero, sin prisa ni alboroto, pronunció unas palabras de verdadero poder con la habilidad de reconstruir las mismas leyes de la realidad.

— ¡Hora…semel…silento! ¡Permanece en silencio, tiempo!

En ese instante, el viento se detuvo.

El flujo de la atmósfera cesó; el sonido de lejos se detuvo, se estancó, paró. Las palabras del lancero cubrieron el mundo, doblegando sus leyes, y todo se paralizó.

Este era el hechizo Lento.

— ¡¿GARGLEGARG?! GARGLEGARG!!

— ¡GARGLEGLEGLEGAR!!

Las gárgolas aletearon y aletearon pero no pudieron generar ninguna fuerza, por lo que no pudieron permanecer en el aire. La gravedad se apoderó de las tres criaturas, y en cuestión de segundos habían caído varias docenas de pisos, convirtiéndose en polvo al caer al suelo. Y ninguna estatua de piedra, una vez destruida, podía volver a la vida.

— ¿Qué, se han ido todos? No eran tan duros.

—Supongo que una caída de esta altura generalmente conduce a la muerte.

El guerrero blindado frunció los labios, frustrado, y Goblin Slayer volvió a meter su espada en su vaina. Ambos rápidamente reanudaron la subida, pero el lancero les lanzó una mirada inconfundiblemente de descontento.

—Cielos, un hechizo como ese, ¿y no puedes ni siquiera decir una palabra de alabanza?

—Fue una buena estrategia. Respondió casualmente Goblin Slayer. —Lo usaré alguna vez.

— ¿Qué, en goblins?

— ¿En qué más?

Este intercambio hizo que el lancero sacudiera su cabeza con un sincero cansancio. ¿Llevar goblins a algún lugar alto y luego soltarlos? No sonaba como algo que los aventureros más serios considerarían. Y pensar que se le estaba atribuyendo la idea, ¡Dame un respiro!

—Más importante: ¿cuántos hechizos te quedan? Las palabras del guerrero blindado trajeron al lancero devuelta.

Agarró un pitón para estabilizarse, casi demasiado tarde, y dijo —Uno más. Le dolía admitirlo, pero un hecho era un hecho. —Esta no es mi clase principal, recuerda.

—Muy bien, si nos atacan en el ascenso otra vez, volvemos a bajar y descansamos por una noche. Luego pasaremos a un asalto frontal.

La decisión del guerrero blindado fue rápida y segura. ¿Atacar la base enemiga con sus hechizos agotados o después de haber sido restaurados? No importa cómo lo veas, este último ofrecía una mejor oportunidad de supervivencia.

El lancero lo entendió, y sonrió. — ¿Incluso si estamos a punto de tocar el cielo?

—Si estamos ahí, entonces es diferente. Contestó el guerrero blindado, enseñando sus dientes mientras se reía de los ligeros golpeteos del lancero.

—Tú eres el líder. Goblin Slayer asintió en voz baja. —Seguiré sus órdenes.

—Bien. En ese caso, adelante. El guerrero blindado extendió una mano para más pitones; Goblin Slayer buscó en su bolsa y sacó otro montón. Llevaba muchos con él porque eran una herramienta tan útil, y gracias a eso no parecía haber duda de que tenían suficiente para llegar a la cima.

—De todos modos, supongo que saben que estamos aquí. Asegurémonos de que extiendan la alfombra roja.

—Correcto.

Goblin Slayer dio su corta respuesta y miró al hombre que tenía delante. La inmensa espada[1];sobre la espalda del guerrero blindado temblaba con un sonajero. En un tono inmensamente serio y grave, Goblin Slayer dijo —No me tires eso encima.

—Oh, cállate.

El lancero carcajeó sin malicia alguna, y el guerrero blindado continuó hoscamente empleando sus músculos.

Su objetivo, la cima de la torre, no estaba lejos.

***

La cima de la torre presentaba una escena casi indescriptible.

Era un espacio abierto con una depresión como un cuenco redondo, el exterior estaba rodeado de pilares. El techo era una cúpula curva, como si un enorme globo descendiera al espacio. En el techo había un mapa de estrellas, pero sus líneas salvajes no reflejaban constelaciones que ninguno de los aventureros conociese.

El suelo y los pilares eran de color blanco puro, el cielo azul asomándose entre las columnatas. Y sin embargo, había una aplastante sensación de opresión. Mientras el guerrero blindado subía por el borde, miró las constelaciones y dio un infeliz resoplido.

—Esto es trabajo del Caos, seguro. Vamos, y no dejemos que nada nos cause problemas más tarde.

Alargó una mano mientras hablaba, tomando un guante de cuero. Ayudó a Goblin Slayer a subir, y este último se adentró en los alrededores.

—La subida fue más fácil de lo que esperaba.

—Probablemente porque somos tres hombres. El guerrero blindado se quitó el anillo de su dedo y lo puso de nuevo en su bolsa de objetos. Rápidamente lo reemplazó con sus guantes y brazales, agarrando la espada en su espalda. —No quisiera que algunos niños tuvieran que hacer esa escalada.

—Hombre, eso es seguro. La respuesta vino del lancero, que dudó, frunciendo el ceño ante el guante de cuero que tenía delante. El corriente y sencillo guante tomó la mano del lancero, subiendo al último miembro del grupo hasta la azotea. —Odiaría obligarla a hacer esto. Diablos, probablemente no podría. Los tiene demasiado grandes.

El comentario grosero sonó extrañamente inofensivo viniendo del lancero, aunque eso fue quizás gracias a su personalidad. El guerrero blindado le lanzó una mirada dudosa mientras hacía un amplio gesto delante de su pecho con ambas manos.

—Entiendo lo que dices. Dijo Goblin Slayer, con otro asentimiento reservado. —Uno no desearía cansar a uno de la última línea. Y las mías son sensibles.

— ¿Es eso lo que te preocupa? El lancero suspiró profundamente. — ¿No tienes nada más? ¡Se supone que los cuerpos de las mujeres deben ser alabados! ¡Bustos! ¡Caderas! ¡Traseros!

— ¿Qué sentido tiene alabarlos?

— ¡Te adoran por eso, y tú puedes ser popular con las damas!

—Ya veo.

Goblin Slayer no cayó en el engaño, al contrario desenvainó su espada. Revisó la correa de su escudo, y luego giró su muñeca derecha, junto con el arma en su empuñadura. El guerrero blindado lo miró.

— ¿No usaste demasiada fuerza?

—Estoy bien.

—Bien. El guerrero blindado golpeó suavemente a Goblin Slayer en el hombro. — ¿Qué hay de ti?

—No soy tan frágil como parece. Sonrió el lancero, cogiendo su lanza con ambas manos y dando una alegre estocada.

Para el líder, demostrar que entendía cómo le iba a cada miembro del grupo, era una manera importante de aliviar cualquier ansiedad por parte del grupo.

Y más aún antes de una batalla importante. El guerrero blindado mantuvo la punta de su espada apuntada a un solo lugar en la azotea. Se pasó la lengua por los labios para mojarlos.

—Empecemos.

Y entonces, el enemigo estaba allí.

Una sombra arremolinada en el centro del techo, en la parte inferior de la depresión en forma de cuenco. La oscuridad se reunió hacia la serpenteante y creciente sombra. Al final, formó un abrigo antiguo, la figura oscilaba como un espejismo.

— ¡Tontos mortales…!

La voz crujió como una rama seca, un sonido que un humano probablemente no podría hacer.

La figura estaba demacrada y torcida y parecía como si estuviera en un pantano. En sus nudosos dedos, agarraba un bastón que parecía tan viejo como sus manos. Bajo su manto, una llama de espíritu ardía. El hombre, imagen indiscutible de un hechicero malvado, escupió a los odiosos aventureros:

— ¡Cómo detesto a cualquiera que interfiera con mi…! Pero fue interrumpido antes de que pudiera terminar.

Una espada.

Una espada rudimentaria, producida en masa y de una extraña longitud cortó el aire, con una certera puntería, y perforó el pecho del hechicero. Soltó un gorgoteo, y luego cayó al suelo, arañando su garganta.

—Oye, oye, al menos podrías dejarlo terminar. ¿Esto es todo?

—No hay necesidad de enfrentarnos a él de frente.

Era Goblin Slayer. De pie junto al sonriente lancero, el hombre que había lanzado su espada a través del aire, y agitó su casco de acero de un lado a otro. —Y parece que no era un oponente serio.

Ciertamente.

El mago se había derrumbado con un golpe. Mientras miraban, la espada en su pecho se marchitó. Se oxidó antes de que pudieran parpadear. Una huesuda mano la levantó, la agarró y la destrozó.

— ¡El ritual… ya está… completo! Gritó mientras sacaba la hoja destrozada. Era abundantemente claro que esta persona era un No Iluminado.

El guerrero blindado estaba preparado con su espada ancha y miró a Goblin Slayer.

— ¿Quizás apuñalarlo en el pecho no era el mejor plan?

—Es como la altura de la cabeza de un goblin.

Goblin Slayer había sacado una daga y se había colocado en una postura baja.

El espíritu de fuego parpadeó en los ojos del hechicero mientras se arrastraba hacia delante.

— ¡No puedo ser asesinado por aquellos que tienen palabras (Iluminados)…!

—Ya lo oíste. Dijo el lancero, casi como queriendo bostezar. — ¿Qué hacemos?

—Dijo que no puede ser asesinado, pero no dijo que no puede morir.

El guerrero blindado sonrió como cuando venció a su primera cucaracha gigante. Asintió como lo hacía Goblin Slayer cuando se enfrentaba a un goblin.

—Sólo hay una cosa que hacer, entonces.

Sin siquiera asentir con la cabeza, el grupo se puso en formación y se preparó para la batalla.

El hechicero empezó a gritar palabras verdaderas sin dudarlo un instante, doblando el espacio. Con dos o tres palabras invocó un hechizo, y lo que apareció, quizás previsiblemente, eran demonios de piedra gris. Esperaron fielmente detrás de su amo, y luego, al movimiento de su bastón, se lanzaron a los aventureros.

— ¡Burdos bárbaros! ¡Ríndanse ante mi vasta inteligencia!

Pero los hombres contra él eran todos guerreros y todos habían alcanzado el rango plata. El duro trabajo y la perseverancia que habían formado la habilidad guerrero pesado con la espada no eran algo para menospreciar.

— ¡Se te olvidó “geniales”!

El guerrero blindado gruñó mientras se lanzaba hacia delante para encontrarse con los monstruos y retenerlos a la izquierda, a la derecha y al centro.

— ¡GARGLEGARGLEGA!!

— ¡GARGLE!! GARGLEGA!!

Cuando una estatua descuidada se puso a su alcance, aprovechó la oportunidad y la destruyó.

Hizo una pose intimidante. Era un hombre que sólo necesitaba una espada y su propio cuerpo. Se necesitarían más que números para perturbarle. Con cada movimiento de su espada, el polvo se arrastraba por el aire como un estandarte.

— ¡Entonces mueran como los bárbaros que son! Gritó el hechicero, aún blandiendo su bastón desde detrás de sus gárgolas.

— ¡Tonitrus…oriens…! ¡Levántate, trueno!

Convocados por las palabras de poder verdadero, la magia comenzó a brotar en la zona. No había viento, pero los aventureros fueron golpeados por una fuerza abrumadora como una tormenta que se acercaba.

— ¡¿”Relámpago”?! Gritó el lancero. Vio lo que estaba sucediendo y se mantuvo alerta a su oportunidad. —Podría usar Contrarrestar… ¡No, nunca funcionaria! Lo siento, chicos, ¡no puedo hacerlo!

Pero esto se debió en parte al detectar de que su oponente era un usuario mágico mucho más experto que él.

—Vale. Asintió el guerrero blindado, dando órdenes a un ritmo vertiginoso mientras masacraba a otra gárgola. — ¡Cubran sus bocas!

—Cúbranse la boca. Repitió Goblin Slayer. Su daga ya no estaba en su mano; ya estaba buscando en su bolsa de objetos.

Sacó el huevo y lo lanzó con un solo movimiento. El guerrero blindado levantó el cuello de su abrigo.

El huevo dibujó una hermosa parábola, pero el hechicero la aplastó como una mosca y la pisó.

—Muy inteligente, ¡¿tú…?!

Instantáneamente, una neblina roja flotaba hacia arriba desde sus pies—polvo y trozos de cáscara. Un dolor paralizante golpeó su boca, nariz y ojos. No podía respirar ni hablar. O, por supuesto, ni cantar magia. El hechicero apretó sus manos contra su cara y se echó hacia atrás con un grito sin voz.

El polvo era un gas lacrimógeno, incluyendo pimiento y otros ingredientes. Por muy avanzado que uno pudiera estar en la magia, mientras tuviera ojos, nariz y boca, era difícil de evitar.

— ¡Ahora… eres… mío!

El lancero no perdió tiempo; se disparó desde suelo como una flecha desde un arco. Las gárgolas, inmovilizadas por el guerrero blindado, no eran nada para él. Se dirigió directamente hacia el mago, tocándose el pendiente con una mano.

— ¡Aranea…facio…ligator! ¡Araña, ven y ata!

— ¡¿…?!

La “telaraña” atrapó fácilmente al mago agonizante. La llama espiritual del hechicero se estremeció, y en el instante en que lo hizo, la punta de una lanza atravesó su corazón.

La sangre que roció era negra azulada. El lancero rápidamente le dio una patada al cuerpo envuelto en seda para liberar su arma y saltó hacia atrás.

No hay necesidad de decir que, como había declarado antes, el hechicero no dio señales de perder la vida por ello. Con  grandes cantidades de sangre negra-azul saliendo de su boca, intentó abrir los labios lo suficiente como para pronunciar otro hechizo…

—Aw, cállate.

El lancero enrolló el extremo de la telaraña en la punta de su lanza y la usó como mordaza. Se encogió de hombros ante el hechicero, que parecía no querer rendirse, con su llama espiritual ardiendo con una intención asesina.

—Parece que no bromeabas cuando dijiste que no te podían matar.

—No tienes que preocuparte por un mago que no puede hablar. Dijo el guerrero blindado. —Pero es un poco doloroso. Murmuró mientras rompía la última de las gárgolas con su espada.

Todo lo que quedaba era encontrar la fuente del poder del hechicero, que tenía que estar en algún lugar de la torre, y destruirla.

Pero mientras el hechicero estuviera vivo, era probable que las trampas y los monstruos no desaparecieran.

—Hmm. Gruñó el guerrero blindado. Junto a él, Goblin Slayer mantuvo su daga apuntando al cautivo, siempre vigilante. Entonces su casco se inclinó un poco, como si acabara de pensar en algo.

— ¿Por qué no sólo dejarlo caer?

—…

—…

El guerrero blindado y el lancero se miraron el uno al otro. Asintieron y luego se rieron como niños traviesos.

—Eso es.

—Hagámoslo.

El hechicero, tratando de hablar aún con la mordaza en su boca, fue arrastrado hasta el borde de la torre y luego le fue dada una patada firme en la espalda. La gravedad no tenía palabras, pero lo arrastraba hacia abajo, y pronto había encontrado el mismo destino que los primeros aventureros.

En otras palabras, murió fácilmente.

—De todos modos, me pregunto por qué construyó esta torre. Comentó el lancero en voz alta, mirando por un lado a la mancha negra azulada que se extendía en el suelo. Su tipo normalmente se instala en la cima de una torre o en los tramos más bajos de un laberinto subterráneo. —Hubiera sido más difícil matarlo si hubiera estado bajo tierra.

—Quizás tenía un regalo de los dioses o algo así. Dijo sin rodeos el guerrero blindado, devolviendo la espada a su espalda. Seguía observando cuidadosamente sus alrededores, quizás porque tal vez el peligro de trampas y de enemigos restantes no había disminuido. —Vamos, encontremos el botín. El jefe está muerto. Si no nos damos prisa, esta torre podría desaparecer.

— ¡Oh, sí, es cierto! ¡Una aventura tiene que tener un tesoro!

El lancero salió corriendo, su alegría le dio coraje. El guerrero blindado ni siquiera consideró detenerlo. La actitud y las acciones estaban separadas. Así como mantener la guardia en alto y no estar nervioso eran cosas diferentes.

—Es bastante bueno en ese sentido.

—Sí. Goblin Slayer asintió, levantando la oxidada espada y chasqueando su lengua mientras la tiraba. —Hay muchas cosas que podría aprender de él.

—No sé si estás bromeando o no.

Mientras el guerrero blindado consideraba si reírse, él y Goblin Slayer iniciaron la búsqueda. Buscaban botines, cofres de tesoros, posesiones… cualquier cosa por el estilo. Para un aventurero, no había mayor alegría.

En poco tiempo, descubrieron un baúl de almacenamiento de roble rojo colocado en una esquina de la azotea.

—Esta no es mi clase principal. No esperen demasiado. Les advirtió Goblin Slayer, y luego se arrodilló delante del cofre. Buscó en su bolsa de objetos y sacó varias herramientas especializadas. Primero, tomó una lima parecida a una hoja delgada y la usó bajo la tapa del cobre, tocando los alrededores. Confirmó que no había trampas, luego levantó un espejo de mano hacia el ojo de la cerradura y miró dentro.

Ahora era el momento del alambre. Goblin Slayer listo para forzar la cerradura.

—Oye, Goblin Slayer. Piensa en esto: no detuviste a un solo tipo malo hoy. El lancero sonrió mientras observaba por encima del hombro el trabajo de Goblin Slayer. —Significa…

— ¿Qué?

— ¡Gané!

—Sí. Goblin Slayer no hizo ningún esfuerzo por refutarlo, solo asintió. —Así es.

El lancero lanzó su puño al aire con muchos festivos “¡Sííí!”. El guerrero blindado miró al cielo.

—Porque no eran goblins.

En su euforia, el lancero pareció no oír el murmullo, pero el guerrero blindado ciertamente lo escuchó.

Al final, la cerradura se abrió con un clic, y Goblin Slayer exhaló.

—Es un poco tarde para mencionar esto, pero probablemente habrá algún alboroto cuando volvamos.

— ¿Huh? …Oh, ¿tu chica elfa? El guerrero blindado pensó en el elfo marimacho y excitable del grupo de Goblin Slayer.

Supongo que la dejamos fuera.

—Creo que yo voy a tener más problemas. Dijo el lancero. —Pero no te preocupes. Es tradición tener poca emoción mientras repartes el botín y bebes vino.

—…Según recuerdo, dijimos que serían tres partes menos los gastos.

—Sí. Dijo Goblin Slayer. —Creo que sí.   Luego añadió con voz calmada. —Tesoro, ¿huh? No está mal.

El guerrero blindado puso una amistosa mano en su hombro. Goblin Slayer lo aceptó en silencio. La tapa del cofre crujió mientras la levantaba. 



Referencias

  1. Nota: En ingles está colocada como broadsword, que es una espada con una hoja ancha, usada para cortar en lugar de clavar (dar estocadas).



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