City of Witches capítulo 125
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Consuelo I
Parte 1
A pesar de los repetidos intentos de Amelia por aferrarse a él, Siwoo
continuó apartándola. Regresó a la cabaña, recogió sus pertenencias en cuanto
entró y volvió a la academia.
Aunque había bastante distancia entre la cabaña y la academia, llegó en menos
de un minuto utilizando la fórmula mágica de teletransportación, almacenada en
su mente.
Todo en el mundo le parecía desconocido.
Eso fue lo que sintió cuando entró en la mansión de Amelia.
Era la misma mansión a la que había ido cuando aún era esclavo y donde
pasó su infancia con Amelia.
A pesar de ello, el lugar seguía pareciéndole desconocido.
Su mente se sentía turbia como el agua fangosa.
“...”
Empacó el resto de sus pertenencias sin decir una palabra.
Como había agotado toda su agua de maná durante la batalla con Ea, sólo
necesitaba empacar los trajes que le había regalado Amelia, las baratijas y la
caja de música que le habían regalado las gemelas.
Lo arrojó todo descuidadamente sobre la sábana y lo envolvió como un
bulto.
En ese momento, le vino a la mente la imagen de Amelia, sentada en el
suelo, incapaz de aferrarse a él.
En respuesta, negó con la cabeza.
“¡Mierda, por qué este nudo no se aprieta bien!”
Como intentaba apretar bien el nudo del bulto y no lo conseguía, soltó
una maldición.
Sentía el pecho pesado.
Aunque toda la culpa era de Amelia, por alguna razón, se sentía
culpable.
Le hizo preguntarse si no sería mejor que se desahogara y se volviera
loco para liberar su frustración contenida. O tal vez, podría regresar e
intentar abofetearla.
A pesar de sus esfuerzos por mantener la compostura, su corazón se
negaba a calmarse.
Su prioridad era escapar de la mansión antes de que ella lo
alcanzara.
Pero, el simple hecho de pensar en ella hizo que se le formara un nudo
en la garganta, haciendo que su corazón se enredara aún más en emociones
complejas. Realmente deseaba no tener que verla nunca más.
Se apresuró a empacar sus pertenencias antes de quitarse el parche y
comenzó a concentrarse.
“[Floración].”
Su hechizo, [Desplazamiento Dimensional], resultado de su anterior
investigación sobre el transporte dimensional, ya había sido completado durante
su enfrentamiento con Ea.
Y, a diferencia de antes, ya no necesitaba depender de fuentes externas
para reponer su maná.
Su ojo izquierdo, que ya se había vuelto a cubrir con el parche cuando
soltó el cántico, emitía un resplandor radiante al absorber el maná circundante
con una fuerza inmensa.
Pudo ver el flujo de maná y contempló un espectáculo hipnotizador de
hilos vibrantes arremolinándose mientras eran arrastrados hacia un
vórtice.
Naturalmente, incluso con ese tipo de absorción, no cambiaba el hecho de
que la cantidad de maná en el aire era insignificante.
Sin embargo, eso no era un problema para el Siwoo actual.
Ya que todo lo que necesitaba hacer era amplificar el maná que
absorbía.
La habilidad necesaria para hacerlo le resultó natural, como cuando
aprendió a manipular las sombras con el “Huevo de Gnosis”.
Ahora que había recuperado la memoria, podía utilizar la [Amplificación
Recurrente] por instinto.
El maná que se había amplificado tres veces era más que suficiente para
que Siwoo ejecutara una teletransportación espacial.
Podía sentir el maná amplificado siendo almacenado en su ojo izquierdo,
como si estuvieran siendo sellados dentro de una marca.
“Phew...”
Tan pronto como logró despejar su mente, una compleja red de
pensamientos comenzó a formarse.
Esta intrincada red tomó la forma de coordenadas espaciales.
Se extendieron a todos los lugares que había pisado.
Desde varios lugares dentro de la academia hasta el lejano Bosque de
Ostras, Ciudad Tarot, Ciudad Fronteriza e incluso Ciudad Ars Magna.
Mientras rastreaba cuidadosamente los hilos, localizó las coordenadas de
una ubicación específica.
El lugar donde podría desenredar sus complicadas emociones.
Una vez que decidió las coordenadas, tuvo que completar sus
cálculos.
Necesitaba calcular no sólo la distancia a las coordenadas desde donde
se encontraba, sino también el peso, el volumen y la forma de los objetos que
debía llevar consigo.
Tal vez, debido a su experiencia previa, hizo el cálculo sin
esfuerzo.
Un radiante círculo dorado se materializó bajo sus pies.
Pronto, se vio envuelto por una oleada de maná dorado.
Y sin más, desapareció de donde estaba parado.
Parte 2
Por muy familiar que estuviera una ciudad con la magia, ver a un hombre
usándola seguiría atrayendo la atención de la gente.
Por eso Siwoo se teletransportó a un callejón poco iluminado de la
Ciudad Tarot, un lugar al que no llegarían las miradas indiscretas.
Emergiendo en un círculo mágico dorado, redondo y flotante, Siwoo cargó
con sus pertenencias y se dirigió a un bar.
El Bar Ballena Blanca.
Fue el primer bar que le vino a la mente.
“Ah, hoy es día festivo.”
Cuando se acercó al bar, notó que las calles estaban más concurridas que
de costumbre. Fue entonces cuando se dio cuenta de que hoy era día
festivo.
Aunque todavía era de día, el bar estaba lleno de gente. El ruido del
interior se extendía a la calle.
Cuando abrió la puerta y entró, se encontró con la imagen familiar de
varias personas disfrutando de sus bebidas a su manera.
Por suerte para él, había un asiento libre junto a la ventana, así que
dejó sus pertenencias y se acercó al aparentemente ocupado dueño.
“Me gustaría hacer un pedido.”
“¡Bienvenidos! ¡Adelante!”
El dueño, que llevaba una cinta en la cabeza, sudando profusamente, dejó
a un lado la jarra de cerveza que había estado limpiando con una toalla y dio
la bienvenida a Siwoo con una sonrisa hospitalaria.
Si había una forma de superar la agitación y la confusión de su mente,
sería ésta.
“Por favor, dame una botella del alcohol más fuerte que tengas.”
“¿Perdón?”
“Para los aperitivos, dame los más caros. Llene la mesa con ellos.”
El dueño, que había estado sonriendo, cambió su expresión
sutilmente.
Aunque Siwoo vestía ropa hecha personalmente por Amelia, la ropa no
parecía especialmente lujosa.
Además, en Gehenna, todos los asiáticos eran considerados esclavos
capturados del mundo moderno.
Siwoo no tenía energías para iniciar una discusión, así que se limitó a
dejar dos monedas de oro sobre la mesa.
“¡Te serviré el mejor plato!”
“Dame primero la bebida.”
“¡Entendido!”
El dueño miró la moneda de oro y respondió con una sonrisa
brillante.
Después de todo, ¿qué le importaba al dueño si un esclavo llevara o no
una suma tan grande de dinero?
Una vez que Siwoo se acomodó en su asiento, el dueño no tardó en
aparecer con una gran botella en la mano mientras lo miraba con una mirada
cálida.
Ante los ojos de Siwoo, el dueño descorchó personalmente la botella y
vertió un poco de cubos de hielo en un vaso.
También le entregó un trozo de chocolate envuelto en papel.
“Este es el whisky de nuestra destilería. Como la cerveza, está hecho
con cebada, ¡así que estoy seguro de que te gustará, jaja! Muy bien, ¡ahora
mismo te sirvo la comida!”
Luego volvió al mostrador mientras se frotaba la palma de la mano.
Ser tratado como un rey aunque la otra parte pensara que era un esclavo,
hizo pensar a Siwoo que el dueño era similar a alguien del mundo moderno.
Sin embargo, esa era la única impresión que tenía de él.
En ese momento, tenía la cabeza entumecida y quería entumecerla aún
más.
Rápidamente llenó su vaso de alcohol y se bebió el whisky de un
trago.
Todo para emborracharse rápidamente.
Para no pensar en nada.
Como un hombre que trabaja en el extranjero y se ve sorprendido por una
inesperada notificación de divorcio, Siwoo ahogó sus penas en alcohol.
Cuando el dueño le sirvió el primer plato, ya se había terminado una
botella entera de whisky.
Al ver esta escena, el dueño se sobresaltó.
“J-Joven Maestro, no sé qué le ha pasado, pero si bebe así, ¡terminará
muriendo!”
“Está bien, está bien.”
Pero Siwoo no tuvo la indulgencia de escuchar sus palabras.
Ya estaba borracho en ese momento, entonces sacó otra moneda de oro de
su bolsillo y se la dio al dueño.
“Por favor, deme otra botella.”
El dueño chasqueó la lengua mientras miraba los ojos de Siwoo, que
estaban llenos de embriaguez.
Podía presentir qué podía haber causado esto.
Sólo había dos razones por las que un joven como él consumiría alcohol
fuerte a plena luz del día y gastaría su dinero imprudentemente.
O su bella amante lo dejó o lo rechazaron y le rompieron el
corazón.
Fuera cual fuera el motivo, el dueño le trajo otra botella de
whisky.
Había recibido un pago más que suficiente. Era su deber como dueño del
bar servir a un cliente que pagaba.
“Joven Maestro, si tiene ganas de vomitar, por favor, utilice el balde.
Por favor, no moleste a los demás clientes, ¿de acuerdo?”
“Sí, sí, entiendo...”
Siwoo agitó descuidadamente la mano y llenó el vaso con hielo con el
whisky recién llegado.
Con cada sorbo de alcohol que bajaba por su garganta, sentía como si le
ardieran las entrañas.
Sintió que iba a vomitar.
En ese momento, su mente se volvió cada vez más confusa.
Tanto sus pensamientos complejos como los inútiles se desvanecieron,
hundiéndose en las olas del alcohol.
“A la mierda... todo...”
Dejó caer pesadamente la cabeza y las lágrimas que había estado
conteniendo durante tanto tiempo se derramaron por su rostro.
Parte 3
“Hermana, estoy aburrida.”
Dentro de una villa en Ciudad Tarot.
Concretamente, en cierto puesto avanzado, un lugar donde las gemelas
trataban de desentrañar varios misterios. Habían estado pasando perezosamente
unas vacaciones aparentemente sin sentido. Tras escuchar la queja de Odette,
Odile tomó la palabra.
“Yo también.”
Ambas estaban tendidas de forma despatarrada, ocupando una esquina de la
cama.
Si la Sirvienta en Jefe Galina las hubiera visto, las habría regañado
severamente debido a que gimoteaban en una postura carente de todo sentido de
la disciplina.
Pero no era como si se las pudiera culpar por ello.
Después de todo, estaban realmente aburridas.
“Vinimos aquí porque es un día festivo, pero no hay nada que hacer...”
“No es divertido sin el Sr. Asistente...”
Aunque ir a este puesto de avanzada en vacaciones se había convertido en
algo bastante obligatorio para ellas, en este momento, se sentían aburridas
hasta la muerte.
En el pasado, pasear por Ciudad Tarot había sido suficiente
entretenimiento para ellas.
Se pasaban horas mirando a un hombre que tocaba la flauta en la fuente.
También había momentos en las que exploraban sin rumbo cada rincón de la ciudad
sólo por el placer de pisar cada una de sus calles.
Contemplar espectáculos callejeros mientras mordisqueaban una manzana
roja que habían comprado en el mercado, o simplemente observar a la gente que
pasaba por delante de la ventana les había resultado divertido...
Pero ahora, sin Siwoo a su lado, todo les parecía aburrido.
Después de estirarse en la cama, Odette juntó las manos y
preguntó:
“¿Cuándo volverá el Sr. Asistente?”
“No lo sé... Está con la Profesora Asociada para su tratamiento...”
“¡No obstante! Aunque sea la Profesora Asociada, ¡esto sigue siendo un
abuso de poder! ¡Yo también tengo derecho a jugar con el lindo Asistente!”
“¡Tienes razón!”
Odile asintió con la cabeza entusiasmada tras escuchar las palabras de
su hermana.
“El Sr. Asistente era muy lindo en ese entonces.”
“Tenía muchas ganas de frotarle sus mejillas regordetas.”
“Era muy divertido cuando fuimos juntos al baño público...”
Mientras rememoraban recuerdos no muy lejanos, echaron un vistazo al
reloj y se dieron cuenta de que ya era más de las siete.
Aunque sólo habían pasado el día perezosamente en la cama tras un breve
paseo, eso no cambiaba el hecho de que tenían que volver a casa.
Odile se incorporó rápidamente y golpeó ligeramente el muslo de
Odette.
“¡Vamos! ¡Levántate, Odette! ¡Tenemos que irnos!”
“Ugh, no quiero...”
Desperdiciar unas vacaciones tan preciadas resultaba realmente
desolador.
Odile procedió a consolar a Odette, que estaba sentada con los hombros
caídos y fue a vestirse.
Las gemelas se pararon frente al espejo, comprobando que sus vestidos no
tuvieran arrugas o que llevaran el cabello despeinado, antes de bajar las
escaleras.
Pero, cuando llegaron al pie de la escalera, Odette se detuvo en
seco.
Al ver esto, Odile lanzó una mirada irritada a su hermana y la empujó
hacia adelante.
“¡Deja de perder el tiempo y muévete, Odette!”
“Um... ¿Hermana...?”
“¿Qué?”
“Mira eso...”
Con voz temblorosa, Odette señaló el primer piso del salón, donde las
luces estaban apagadas.
Había alguien allí.
Alguien tendido en el sofá con las extremidades retorcidas de forma
inquietante.
Esto sobresaltó a Odile, lo que provocó que contuviera la
respiración.
“¡H-Hola!”
“¿Tú también lo has visto, Hermana? ¿Es un fantasma?”
“¡S-suéltame! ¡No te aferres a mí tan fuerte!”
Odette se aferró con fuerza a Odile y tembló incontrolablemente.
“Espera aquí, es imposible que un fantasma esté merodeando por este
lugar.”
“P-Pero, no escuché el sonido de la puerta abriéndose...”
Desde la perspectiva de Odette, era difícil creer que la sombra fuera
realmente un humano.
Se puso tensa mientras agitaba la mano. En ese momento, todas las luces
decorativas del salón se encendieron de repente.
“¿Quién está ahí? ¡Muéstrate!”
Con cautela, Odile reunió su maná y se acercó al sofá.
Estaba preparada para atacar si era necesario.
Sin embargo, tras confirmar la identidad del intruso, Odile retiró
inmediatamente su maná.
“¿Eh?”
“Zzzz...zz...”
En el sofá, girando su cuerpo hábilmente como un maestro de yoga, estaba
Siwoo, durmiendo plácidamente.
Y este no era el Siwoo joven, sino el Siwoo adulto.
“¿Sr. Asistente?”
“¿Huh? ¿Es realmente el Sr. Asistente?”
Odette, que se había quedado congelada en las escaleras, de repente se
iluminó de alegría y se dirigió al salón.
Se enteraron de que estaba con la Profesora Asociada Amelia para su
tratamiento, por lo que fue una deliciosa sorpresa para ellas verlo aquí.
“¡Sr. Asistente!”
Odette, que corría hacia Siwoo, se detuvo bruscamente en el mismo lugar
que Odile.
La razón era el olor abrumador que flotaba en el aire.
“¿Nadó en una piscina de alcohol o algo así?”
“¿Podría ser?”
La identidad del olor era sin duda el alcohol.
Era lo suficientemente fuerte como para hacer que las gemelas se
sintieran mareadas.
“¡Sr. Asistente, por favor, despierte! ¡Si duerme aquí, se le secará la
boca!”
“¡Sr. Asistente! ¡Sr. Asistente!”
A pesar de sus cautelosos acercamientos e intentos de sacudirle,
permaneció inmóvil mientras dormía profundamente.
Esto hizo que las gemelas se sintieran perdidas.
“¿Qué debemos hacer?”
“No podemos dejarlo aquí, así como así. Llevémosle a la cama.”
“Pero, ¿debemos dejarlo aquí e irnos a casa?”
Ya era hora de irse a casa.
Pero, justo delante de ellas estaba el Asistente al que no habían visto
en un mes.
Si se iban a casa sin al menos saludarlo, sin duda se sentirían
arrepentidas más tarde.
“¿Qué deberíamos hacer...?”
“Primero llevémoslo a la cama. Podemos resolverlo después.”
“De acuerdo, hermana.”
Con su telequinesis, Odile levantó suavemente a Siwoo, que parecía tan desaliñado por estar borracho, y lo llevó al dormitorio.