City of Witches capítulo 87
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City of Witches capítulo 87 en español
Invitada No Invitada VIII
Parte 1
Ea Sadalmelik, la Bruja de Acuario.
Su comportamiento cruel y su nivel de peligrosidad eran notorios incluso
entre las Exiliadas.
Tanto si se entregaba a brutales torturas en asuntos no relacionados con
la magia o si mataba a inocentes, no tenía reparos en hacerlo.
Se podría pensar que sobrevivió durante un siglo después de matar a la aprendiz de bruja de la “Duquesa Tiphereth[1]” sólo porque era una bruja de alto rango en la jerarquía, pero esa suposición era errónea.
Ea Sadalmelik era una cazadora meticulosa.
Su método para acorralar a su presa era minucioso e implacable. Por no
hablar que, si alguna vez sentía el más mínimo indicio de ser atrapada, huía
sin dudarlo.
Tras su exitosa huida, esperaría otra oportunidad para iniciar su
siguiente cacería.
Como un leopardo acechando a su presa tras una huida salpicada de
sangre.
“¿Debo averiguar lo buena que es la 'Bruja de los Perfumes'?”
Las cintas en la espalda de Ea comenzaron a multiplicarse.
De una cinta, se dividió en dos, a cuatro y a ocho.
En menos de tres segundos, docenas de cintas se multiplicaron en miles.
Todas y cada una de las cintas estaban imbuidas de fuerza suficiente
para destruir un edificio entero y más.
Esta era la destreza de combate de una bruja de alto rango, rivalizaba
incluso con los desastres naturales.
Según las investigaciones, Amelia Marigold ocupaba el puesto 22 en la
jerarquía.
Por otro lado, Ea era de rango 21 en la jerarquía.
Numéricamente, no parecía haber mucha diferencia entre ambas.
Sin embargo, ¿qué pasaría si se tuviera en cuenta cuánto esfuerzo y
talento se necesitaban para subir un solo rango?
Utilizando una burda analogía, requeriría tanto esfuerzo como el de
alguien que investigara y construyera un cohete para lanzar un satélite sin
ayuda de nadie.
Así de inmensa era la brecha entre cada rango en la jerarquía.
Sin embargo, Ea lo sabía mejor que nadie. Su ascenso de tres rangos, del
18º al 21º, lo consiguió únicamente al apoderarse de las marcas de otras
brujas.
Entre esas brujas, había otras de rango superior al suyo.
Durante más de trescientos años, había cazado a más de diez brujas.
Mientras tanto, Amelia Marigold sólo se había recluido en una pequeña
habitación y nunca experimentó ni siquiera la caza de un Homúnculo.
Ea desarrolló su magia para el combate y tenía la experiencia y la
confianza necesarias para cerrar la brecha entre un solo rango.
Pero, incluso en esta situación, ella no tenía la plena confianza de que
triunfaría.
Las variables siempre existían y reducirlas era su estrategia siempre
que cazaba a otras brujas.
La magia era un campo de estudio intrincado y sofisticado.
Lograr el mismo rendimiento de siempre mientras presenciabas la tragedia
de que alguien querido fuera asesinado ante tus propios ojos era casi
imposible.
Especialmente cuando esa persona sufría una muerte brutal, perdiendo por
poco la oportunidad de sobrevivir.
Amelia se sentó en el suelo, abrazando fuertemente a Siwoo sin mostrar
ninguna hostilidad.
Aunque el brillo de sus ojos sugería que estaba en medio de la
invocación de su magia, no había indicios visibles de ningún ataque inminente.
En ese momento, Ea lo vio.
Innumerables partículas emanaban del cuerpo de Amelia y envolvían el
cuerpo sin vida de Siwoo.
La otra bruja se quedó allí sentada sin oponer resistencia, todo para
salvar a un humano que ya se había convertido en cadáver.
“¿Puede ser que estés intentando traerlo de regreso?”
“...”
Con lágrimas en los ojos, Amelia se quedó mirando a Ea sin decir nada.
Al ver la desesperación en sus ojos vacíos y huecos, Ea dejó escapar una
risa amarga.
“Esperaba que fuera un combate algo interesante.”
Miles de cintas se entrelazaban como guillotinas que descienden para
cortar el cuello de un condenado.
La tensa tensión que parecía afinar miles de cuerdas simultáneamente
resonaba en el aire.
—Drip (Gotear)
Comenzó con una sola gota.
Ea levantó la cabeza tras sentir la sensación húmeda que caía sobre su
mejilla.
El cielo de finales de otoño, iluminado por la luna, lloraba.
—Drip, drip, drip.
Del reluciente cielo negro descendió la lluvia otoñal.
Cayó sobre las hojas caídas y la hierba pisoteada.
Acariciando suavemente a la bruja que había perdido a su preciada
persona y a otra bruja que acabó con la vida de esa misma persona.
Mientras permanecía inmóvil recibiendo las gotas de lluvia que caían
sobre su cuerpo, Ea sintió de repente una sensación escalofriante.
Su intuición, que había perfeccionado al recorrer este mundo, le
gritaba.
Le decía que escapara de este lugar.
Sin embargo, su presa estaba justo delante de ella.
La presa ya había renunciado a su resistencia y le estaba presentando su
cuello.
Esta disparidad entre la realidad y el peligro que percibía sacudió su
determinación.
En un breve momento de descuido, pensó: ¿No sería mejor acabar con
ella primero?
“¿Ah...?”
Sólo un disparo directo.
Mientras su marca y su vientre permanecieran, debería ser suficiente.
Si el resto del cuerpo se convertía o no en polvo, a Ea no podía
importarle menos. Así que, como un magnífico pavo real, extendió sus cintas y
les ordenó atacar.
Sin embargo...
La cinta no le respondió.
Debido a la lluvia, el “Telar de la Doncella”, que siempre había seguido
fielmente sus instrucciones, dejó de responder.
Incluso cuando intentaba dar sus órdenes a una sección diferente, sentía
como si su maná se estuviera drenando de algún lugar.
A su alrededor surgieron brotes.
En los lugares tocados por la lluvia otoñal, la vibrante vida verde
floreció sin un susurro de protesta.
En terrones de tierra removida, en la fuente, en el tejado y en los
restos de las construcciones. Dondequiera que la lluvia tocara, una nueva vida
comenzaba a brotar.
“¡[Derretir]!”
La serena escena desencadenó irónicamente el miedo en su interior.
Su confianza desapareció, sustituida por la inquietud que no había
sentido en siglos. Recitó un hechizo para activar su magia de autoesencia con
el fin de desintegrar a sus objetivos.
De hecho, la barrera de su botella de agua no sólo le servía para ocultarse.
También funcionaba como su propio sistema digestivo, para desintegrar
cualquier cosa que hubiera en su interior.
Si todo iba según su plan, la barrera crearía un ácido que podría
disolver todo lo que hubiera dentro, excepto a la propia Ea.
“Que es esto...”
Pero, al igual que sus cintas, la barrera no le respondió.
Así que, decidió escapar al mundo moderno.
Con anterioridad, se había asegurado una ruta de escape por la que podía
pasar.
Intentó alejarse del lugar en el que estaba —cada vez más aterrorizada—
pero sus pies se negaban a moverse.
De sus tacones surgieron unos brotes verdes que parecían puntadas
bordadas.
No, no habían crecido exactamente de sus tacones.
Más bien crecieron de su propia carne, extendiéndose hacia fuera y
creando agujeros en sus tacones.
No sólo eso, sino que también crecían de su escote revelador y de sus
delgados brazos.
Al ver esto, sintió una sensación de terror.
Incluso las cintas que se habían extendido elegantemente tras ella
estaban cubiertas de exuberantes hojas esmeralda.
Las gotas de lluvia que caían del cielo no eran simples aguaceros
caprichosos, sino que tenían un propósito.
Aquellos seres recién brotados tampoco eran las típicas plantas.
En cuanto enraizaban en algo, absorbían todo su maná, creciendo como
tumores con un rápido crecimiento.
“¡Espera! ¡Espera!”
¿Es esto lo que significa poseer el rango 22 en la
jerarquía?
¡Pero, si ni siquiera tiene experiencia significativa
en combate!
¡Es imposible que esto esté pasando!
Ella ya había intentado quitarle el control del maná a esas plantas.
Pero todos sus intentos fueron inútiles.
Cuanto más maná liberaba, más rápido crecían esos brotes.
Ea había experimentado esta sensación antes de esto.
Cuando se enfrentó a Tiphereth, la Duquesa de rango 23 en la jerarquía.
La desesperación, el sentimiento de impotencia cuando todos sus intentos
de resistencia acabaron en vano. En aquel entonces apenas pudo escapar con
vida, dejando atrás todo lo que había construido.
Mientras tanto, Amelia había traspasado el límite que la retuvo durante
décadas.
Como resultado, creó una considerable brecha de poder entre ella y Ea.
La diferencia entre lo que pasó cuando Ea apenas escapó con vida fue el
hecho de que esta vez no pudo escapar en absoluto.
La magia de Amelia había corroído profundamente su cuerpo.
“¡P-Por favor, espera! Lo siento, ¡admito que cometí un error!”
“...”
“¡Te daré una compensación y una disculpa apropiadas! ¡Te daré todos los
esclavos que poseo!”
Mientras Ea gritaba aterrorizada y suplicaba perdón, Amelia permanecía
de pie mientras sujetaba el cuerpo de Siwoo, sin prestar más atención a la
malvada bruja.
“¡Espera! ¡Te dije que esperaras!”
El lugar donde Amelia estaba sentada estaba ahora adornado con flores
florecientes, como una decoración que uno encontraría en el trono de una reina.
Varias flores pequeñas de distintos colores se mecían y bailaban con el
viento.
Amelia le dio la espalda a Ea y empezó a caminar.
Con cada paso suave que daba, los brotes por los que pasaba se
convertían en flores silvestres.
A partir de sus pasos, comenzó la oleada de nuevas vidas.
Como gotas de lluvia que caen sobre una superficie de aguas tranquilas,
marcan el comienzo de la vida. Las flores silvestres brotadas crecían
rápidamente hacia arriba.
“Por favor... Perdóname...”
Flores florecieron en cada lugar donde los brotes habían surgido.
La mansión y sus alrededores, incluso el cuerpo de Ea, desde sus brazos,
piernas, estómago, pecho, ojos y nariz; ninguna parte de su cuerpo se salvó.
Cada una de las fragantes flores condenaba su crueldad sin darle tiempo
a pronunciar sus últimas palabras.
Finalmente, bajo aquel montón de flores, sólo quedó el silencio.
Parte 2
La lluvia había cesado.
Odile y Odette, tras haber escapado con éxito gracias a la dramática
intervención de Siwoo, regresaron a la mansión de Amelia con las Gemini.
Mientras tanto, Sophia se transformó en cuervo y salió volando de la
cabaña tras sentir la intensa presencia de maná de Amelia.
Lo que apareció ante ellas y ante unos cuantos curiosos, fue una visión
parecida a la de un jardín celestial.
Varias flores silvestres de colores florecían estrechamente, sin dejar
espacio entre ellas. De repente, las estructuras que se extendían en forma de
abanico se deshicieron, creando una hermosa lluvia de pétalos centelleantes.
En medio de aquel pintoresco paisaje, Amelia abrazaba a Siwoo mientras
gritaba angustiada.
Al ver a Siwoo, las gemelas corrieron hacia él.
Al darse cuenta de su estado, Odile se quedó paralizada como una estatua
mientras las lágrimas corrían por su rostro. Mientras tanto, Odette cayó de
rodillas y sollozó incontrolablemente.
Ni siquiera la Condesa Gemini pudo reprimir su suspiro de tristeza, y
Sophia intentó abrazar a Amelia, pero ésta le apartó los brazos.
☆★☆
— Año 1886.
Desde la guerra con las Exiliadas, era la primera vez que una Exiliada
se infiltraba en Gehenna y causaba un incidente tan significativo.
Dada su magnitud, el ataque de la Bruja de Acuario suscitó una acalorada
atención, suficiente para que los ciudadanos de Ciudad Tarot, desde el 'Primer
Salón del Tejado Rojo' hasta la 'Casa de Baños Públicos Levana', se percataran
de ello.
'Oí que la temible Exiliada había apuntado a las
aprendices de bruja de la Condesa Gemini.'
'La furiosa Baronesa Marigold, enfurecida por las
acciones de la Exiliada, logró someterla en cuestión de días.'
'Afortunadamente, las bajas se limitaron a un solo
esclavo debido a sus acciones.'
'He oído que el esclavo valientemente protegió a las
gemelas y logró ayudarlas a escapar.'
'En honor a esto, la Condesa Gemini tenía la intención
de otorgar el título de bruja honoraria al esclavo.'
'Para evitar que ocurriera un incidente similar, se
convocó una reunión en el ‘Árbol de Sephiroth’.'
'Asistieron diez Baronesas, dos Condesas y una Duquesa. Mientras que la Duquesa Keter del Palacio de Marfil permaneció indiferente.'
Pero ni siquiera rumores tan fervientes circularían para siempre.
Después de todo, las masas preferirían hablar de rumores más recientes.
Y así, el 'Incidente de la Incursión de Acuario' que había agitado a Gehenna por un tiempo, se desvaneció gradualmente con el paso del tiempo.
Referencias
- Nota de RKB7: Tiphereth/Tiferet o תִּפְאֶרֶת en hebreo. La sexta sefirot del Árbol de la Vida del Kabbalah, a menudo asociada con la belleza, la compasión y los milagros. Otra cosa, recuerden el nombre de esta bruja. ↩
Que triste *se pone a llorar*
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