Hazure Waku Capítulo 235
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Hazure Waku capítulo 235 en español
Preparativos para las Negociaciones
POV
de Lieselotte Ornick
Para mí, Lieselotte Ornick, los días ocupados han comenzado.
Lo primero que hay que hacer es enviar mensajeros, hacia las fuerzas de
la Diosa que se dice se dirigen hacia aquí.
Tenemos que decirles que no tenemos intenciones hostiles.
“¿Debería Nyaki simplemente abrir y cerrar la puerta cuando el mensajero
sale y entra nya?”
“Sí, ese es tu trabajo. Hazlo bien y reconoceremos que es tu trabajo.”
“Sí nya, Nyaki entiende nya.”
Sólo hay un número limitado de llaves de la puerta.
Sin embargo, ahora tenemos esta Bestia Divina.
Con ella, podemos abrir y cerrar la puerta sin usar la llave.
La Bestia Divina fue traída aquí por esa Mosca.
Eso es lo único que puedo apreciar de ese tipo.
El día que el Escuadrón del Rey Mosca se marchó.
Había empezado a trabajar un día antes de ello.
Movilizando a toda la Tribu Ornick, les hice buscar una forma de negociar
con el mundo exterior.
También tuve que discutir la "reeducación" de las Cuatro Luces
de Guerra.
Sus tendencias beligerantes deben ser corregidas.
Especialmente Gio y Qir.
Santo cielo, hay muchas cosas
que debo hacer.
Y haré todo lo que pueda.
Yo, Lieselotte Ornick, tengo que hacerlo.
El fracaso no es una opción.
Iremos a la mesa de negociación muchas veces en el futuro.
Soy consciente del problema alimentario de nuestro país.
También soy muy consciente del deterioro de las antiguas herramientas
mágicas que tenemos.
La Tribu Ornick juega un papel central en los asuntos internos...
Nosotros, los Arachnes, también somos responsables de la gestión de las
herramientas mágicas importantes.
Por lo tanto, yo, naturalmente, soy consciente de ambas cuestiones.
Sí, tenemos que hacer algo con
esos problemas.
Y la única manera de resolver estos problemas es abrir este país al mundo
exterior.
Eso es algo bastante obvio a mis ojos.
Si abrimos nuestro país, nuestros interlocutores no se limitarán a las
fuerzas de la diosa.
Puesto que hay otros países, tendremos que negociar con muchos de ellos.
En ese momento, podré convencer a los humanos de que no somos peligrosos.
Puedo hacerlo.
No importa qué clase de personas sean.
Puedo resolver este problema sin derramar una gota de sangre.
Si soy yo, puedo hacerlo.
“......”
No puedo perdonarlo.
Ese forastero que intentó hacernos sangrar.
Esa Mosca que intentó utilizarnos.
Durante los últimos tres días, envié mensajeros fuera de la puerta.
Esperando su informe, volqué toda mi energía en trabajar para las futuras
negociaciones.
Actualmente, hay varios mensajeros que aún no han regresan.
Todavía no hay informes de nada parecido a un ejército humano.
Lo que significa...
Hay una alta posibilidad que las fuerzas de la Diosa aún estén lejos.
En ese caso— todavía tenemos tiempo.
Todavía podemos prepararnos un
poco más.
Todavía hay mucho trabajo por hacer.
Incluso si reduzco las comidas y el sueño, sigo moviéndome, por el
brillante futuro de nuestro país.
◇◆◇
“¡Liese-sama!”
Una solitaria Arachne irrumpió en la habitación, jadeando.
Su nombre era Idatha Ornick.
“¿Qué pasa, Idatha? Unnnn... Lo siento, pero estoy un poco cansada...
Estoy a punto de tomar un ligero descanso—”
“Se fueron.”
“Sabes… Si lo dices así, no sabría de qué estás hablando. ¿Qué se ha
ido?”
“Gio Hoja de Sombra, Qir Meiru—”
Antes que Idatha pudiera terminar, me levanté de mi asiento
inconscientemente.
“¡El Ejército Ligero del Leopardo y el Ejército Ligero del Caballo!”
“¿Qué quieres decir?”
“¡Deben haberse movido sin ser detectados en las horas nocturnas!”
¿No me digas— que van en contra
de la decisión del gobierno?
¿Están planeando abandonar el
país?
Todo porque no consiguieron su
argumento a través de…
“Ah.”
Mis ojos se abrieron de par en par, una voz estupefacta salió, al darme cuenta
de algo.
“Esto es malo.”
“Liese-sama, ¿qué hacemos…?”
“¡Idatha!”
“S-Sí.”
“¡Apresúrate y reúne al Ejército de la Luz Dragón y al Ejército de la Luz
Serpentina! ¡Ah, pero no les permitas llevar armas! ¡Esto es obligatorio!
¡¿Entendido?! ¡También, ve con Roa y haz que reúna a los lobos gigantes!”
“.... ¡Entiendo! Más bien, reuniendo al ejército y a los demás... ¿irán
tras Gio y los demás?”
“¡Obviamente!”
“Si los vamos a buscar, ummm… Sugiero hablar con Gratora y pedir ayuda a
las Arpías...”
“¡! T-tienes razón... ¡Pide que Gratora envíe también a sus soldados
arpías! Sin embargo, asegúrate que las Arpías—”
“—¡estén desarmadas!”
“¡Muy bien, así que lo entiendes! ¡Ve, date prisa! ¡Antes que sea
demasiado tarde!”
Idatha salió corriendo de la habitación.
Yo también salí de la habitación.
Esto es malo— ¡Esto es malo,
esto es malo, esto es malo, esto es malo!
Gio y los demás probablemente fueron a luchar.
Irían a atacar a las fuerzas de la Diosa, antes que yo pudiera siquiera
empezar a negociar con ellos.
Deben haber estado preparándose en las sombras durante los últimos días.
Durante ese tiempo, yo y los demás arachnes estábamos extremadamente
ocupados.
Me resultaba difícil vigilarlos.
¡Ni Gio ni Qir aceptaron el
resultado de la votación mayoritaria...! No, ¡no es eso!
Tal vez sea inevitable que no pensara que una situación así pudiera
ocurrir.
Al fin y al cabo, hasta ahora todos habían acatado siempre el resultado
decidido por la mayoría.
Aunque no les gustara el resultado.
Todo el mundo en este país seguiría la política decidida por los votos de
las Siete Luces.
Eso es absoluto — eso es la ley.
De lo contrario, un gobierno estable sería sólo una quimera.
Es por eso que todos la siguen.
Todas las Siete Luces lo hacen.
Incluyendo a Gio y Qir.
Siempre la han seguido—
Hasta ahora.
¿Por qué? ¿Qué es lo que cambió
tanto a esta gente—, .....
“......”
Es obvio.
Fue esa mosca.
Fue esa maldita mosca.
Es una pena que ellos conocieran a Anuel.
Deberíamos haberlos echado antes que Gio y Quir cambiaran de opinión.
Con tales pensamientos en mente, seguí corriendo por el castillo.
¡Pfui!
Escupí un hilo desde el fondo de mi estómago.
Rara vez uso estos hilos míos, pero con ellos, los usé hábilmente para
moverme más rápido que corriendo.
Atando el hilo a un pilar, volé por el aire formando un arco.
Esto también hace que suba y baje escaleras en un instante.
Es más rápido que correr.
—Tengo que darme prisa.
Salí por la puerta del castillo.
No mucho después, los lobos gigantes se reunieron.
Con su movilidad, sería fácil alcanzarlos.
◇◆◇
Mientras nos movíamos, nos reunimos con los demás y llegamos a la puerta
plateada.
“El estado de este suelo... y la frescura y el número de estas
huellas...”
Ya están fuera.
“Oye, Idatha, ¿revisaste nuestras llaves?”
“Lo hicimos.”
“¿Coinciden los números?”
“Aparte de la llave entregada a Belzegia el otro día, no ha faltado
ninguna desde entonces.”
Al oír sus palabras, Liese miró a su alrededor.
“No hay rastro de la Bestia Divina... Se supone que hoy debería estar por
aquí de guardia.”
¿Esa Bestia Divina también planeaba traicionar desde el principio...?
No, todavía no puedo asumir tal cosa en este momento.
Es posible que Gio o Qir la hayan amenazado.
Sin embargo— eso no cambia el hecho que la Bestia Divina no esté aquí.
“... En cualquier caso.”
Lo importante ahora es ir tras Gio y los demás.
Los lobos gigantes son más rápidos que los centauros.
Aún podríamos alcanzarlos.
No, no es eso.
Los alcanzaremos.
Miré al gigantesco sabueso de tres cabezas que estaba a mi lado — El
Cancerbero.
Ella era la que unía a los lobos gigantes bajo su manada, Roa.
“Roa, déjame subir a bordo.”
“Vamos tras ellos, ¿verdad?”
Roa no sólo puede hablar con los lobos gigantes, también puede entender nuestro
idioma.
Por cierto, sólo su cabeza del medio puede hablar.
“¡En el peor de los casos, sólo nosotros dos podremos alcanzarlos! ¿Entiendes, Roa? Sigue las huellas y el olor
de Gio y los demás.”
“Entiendo.”
Salté sobre la espalda de Roa.
Luego enrosqué mi cuerpo con el torso de Roa usando una cuerda,
asegurándome de no ser sacudida por su velocidad.
Sin embargo, al notar algo, entrecerré los ojos y me aseguré que
realmente era lo que estaba viendo.
Y sabiendo que realmente había visto bien, chasqueé la lengua.
“—¡Armia! ¡¿Estás escondiendo una daga detrás de tu escudo?!”
“Me dijeron que no llevara armas pero… Creo que podría ser peligroso sin
una al menos, poseer un arma de aquí en adelante.”
“¡No! ¡Un escudo es suficiente! ¡No necesitas un arma ofensiva! ¡¿En
serio quieres que una Lamia, madre de sus crías, mate?! ¡Ahora, deja eso aquí!
También es el mismo caso para las demás caballeros Lamia!”
Ordené a Armia que se deshiciera de la daga que escondía tras su escudo.
Armia siguió mis instrucciones, arrojando lejos la daga, haciendo un
sonido metálico al llegar al suelo.
Pensando que había escondido un cuchillo bajo su escudo, inspeccioné a
Armia aún más de cerca.
“¿? ¿Armia, qué es eso?”
Cuando señalé la pequeña bolsa que colgaba de su cinturón de cuero, Armia
la abrió y me mostró su contenido.
“Es sólo una bola de sonido.”
Una bola de sonido, era una especie de herramienta mágica.
Cuando se vierte en ella cierta cantidad de poder mágico, tal y como su
nombre indicaba, emitía sonido.
“Existe la posibilidad de que el grupo esté separado entre sí. El mundo
exterior es un lugar vasto después de todo... Esto sería necesario para enviar
señales incluso cuando estemos separados. Más bien, ¿Liese-dono no tiene esto
en su cuerpo también? … ¿Estás bien? ¿Te ves un poco nerviosa?”
“... Puede ser. Lo siento, Armia.”
Cuando me lo señaló, me limpié la frente, sintiendo sudor en la mano.
¿Será por la falta de sueño o por el cansancio acumulado de los días
anteriores?
Desde luego, ahora mismo no puedo decir que esté actuando con normalidad.
Necesito aclarar mis ideas.
Respirando profundo, expresé mi orden.
“¡Lamias y Dragonewts, monten a los lobos gigantes y vayan tan lejos como
puedan! Arpías, ¡busquen desde los cielos! Si encuentran a Gio y a los demás o
a la gente que pareciera ser las fuerzas de la Diosa, ¡infórmame de inmediato!
Idatha... ¡Abre la puerta!”
“¡S-Sí!”
Cuando Idatha introdujo la llave en el hueco, la puerta se abrió.
Después de abrir la puerta, recibí la llave de ella.
En cuanto recibí la llave, el Cancerbero en el que estaba montado salió
volando como una flecha.
Los lobos gigantes y las arpías siguieron su ejemplo.
Voy a detenerlos.
Voy a detenerlos.
O quizás—
—encuentre a los humanos primero, y les explique sobre la situación.
Que no somos sus enemigos.
Que definitivamente persuadiré a Gio y a los demás de no levantar sus
espadas.
Sin embargo, incluso cuando pensé en esas cosas, una pregunta sigue
revoloteando en mi mente.
Gio.
Qir.
¿Por qué?
¿Por qué?
¿Por qué hacen esto?
¡¿Cómo fue a ocurrir una situación como esta?!
A pesar que todo habría estado bien si sólo pudiera negociar con ellos—
¡Todo habría ido bien!