Failure Frame Vol. 6 capítulo 2
Failure Frame volumen 6 capítulo 2 en español
Una Despedida y una Partida
MI VISIÓN FUE CONSUMIDA por la luz.
En cuanto la luz se desvaneció, me encontré con una escena
familiar ante mí.
Era la casa de Erika. Estábamos en el punto de teletransportación
en una esquina de una de las habitaciones. Me quité la máscara del Lord Mosca y
la sostuve en mis manos, sintiendo una extraña sensación de nostalgia mientras
miraba a mi alrededor.
“Hemos llegado.”
Comprobé si todos habían llegado a salvo.
Seras, Eve, Slei... Todos
están aquí.
Miré dentro de mi túnica.
“Squee.”
Las orejas de Eve se agudizaron.
“Escucho pasos alejándose de nosotros — suena como si fuera un
golem.”
“Primero revisemos nuestras pertenencias”, dije. Habíamos reducido
el equipaje según la advertencia de Erika. Parecía que todo estaba en orden,
pero advertí: “Revisen si se olvidaron algo, por si acaso.”
Había solicitado a la princesa que escondiera o
destruyera cualquier ítem que pudiera quedar tras nuestra marcha. Por suerte,
parecía que todo había regresado con nosotros.
“¿Hmph? Ahora los pasos se están acercando...” señaló Eve, de
repente.
“¡Onee-chan!” Un golem irrumpió en la habitación, acompañado de
Lis con un delantal.
“—Lis.” La voz de Eve era baja y suave, pero llena de alegría.
Ella debió ver que el punto
de teletransportación comenzaba a brillar o algo así antes de que llegáramos, y
fue a buscar un gólem de guardia nocturna. Ahora que lo pienso, un gólem nos
vendría muy bien en nuestro viaje si pudiéramos llevarlo con nosotros.
“También me alegro que estés a salvo, Señor Too-ka y Señorita
Seras.” Lis apretó sus pequeños puños, dejando que la sensación de alivio la
inundara.
“Sí. Todos hemos regresado sanos y salvos.” Seras la sonrió.
“¡Pakyuuun!” Slei se acercó a Lis y le acarició la mejilla. Lis le
acarició suavemente la cabeza con ambas manos en respuesta.
“Buen trabajo, Slei. Realmente hiciste lo mejor que pudiste.”
““Pakyuree ♪.”
“Squee.” Piggymaru salió de mi túnica, y rebotó hacia Lis como una
pelota de goma. Lis se agachó para acariciar al pequeño slime una vez que se
detuvo frente a ella.
“Buen trabajo para ti también, Piggymaru.”
“¡Squee ♪!”
Seras esbozó una pequeña sonrisa mientras los observaba a todos, y
luego se asomó vacilante hacia mí.
“Sir Tooka... ¿Sucedió algo?”
Erika sigue sin aparecer. Pensé que querría venir a saludarnos en
cuanto tuviera noticias de nuestra llegada.
“Lis”, dije, con preocupación en mi voz. “¿Erika
se encuentra bien?”
“Bienvenidos a casa”, dijo la Bruja Prohibida cuando nos reunimos.
Erika estaba acostada de lado en la cama. Lisbeth se apresuró para ayudarla a
sentarse para que pudiera vernos, y Erika le dio las gracias.
... Así que ni siquiera
puede sentarse por sí misma.
“Entonces, ¿esto es lo que sucede cuando hablas por medio de tus
familiares?”, pregunté.
Los familiares de Erika estaban repartidos por todo el continente,
y ella los utilizaba como ojos y oídos para saber lo que ocurría en el mundo
fuera de la Tierra de los Monstruos de Ojos Dorados. Ella podía ver a través de
sus ojos, pero dijo que hablar a través de ellos requería un gran esfuerzo para
su cuerpo. Sin embargo, no pensé que fuera a ser tan malo, y ella nos dijo que
la fatiga duraba días.
Erika levantó débilmente la mano. “Sabía que esto pasaría cuando
envié el mensaje, no te preocupes por mí.” Luego sus ojos se llenaron de
reproche. “Dicho esto, si dieras por sentado lo que he hecho por ti,
imagino que me enfadaría mucho contigo.”
“Señorita Erika Anaorbael”, dijo Seras, arrodillándose e
inclinando profundamente la cabeza. “Con su ayuda, pude blandir mi espada para
mi princesa una vez más. Pagaré esta deuda pase lo que pase, de la manera
que usted considere oportuna.”
“Ya veo.” Erika suspiró, casi como si todavía estuviera
recuperando el aliento, y giró sus ojos hacia mí. “Supongo que eso significa
que, ¿lograste alcanzar tu objetivo?”
“Sí”, afirmé.
“Qué bien. Me preguntaba sobre eso.” Pasó la
mano por su cabello llevándola hacia atrás; la piel bronceada de su cuello
estaba cubierta de sudor. “Me desmayé, ya sabes, tras darte ese mensaje sobre
la Ciudadela Blanca de Protección. Le di instrucciones a Lis antes que eso
ocurriera, para que me cuidara.”
Eve, Seras y yo volteamos al unísono para ver a Lis, quien se
encogió avergonzada.
“Ayudé a hacer las cosas en las que sus gólems no eran buenos...
No es que haya cuidado de la señorita Erika yo sola”, dijo Lis.
“Fuiste de gran ayuda. Mis gólems son aptos para las tareas duras
y sencillas, pero no pueden hacer mucho cuando se trata de trabajos delicados y
detallados. Su trato con los enfermos es... escaso. Realmente eres una niña
considerada, Lis. ¡Por eso me sentí tan cómoda al desmayarme! Además, eres una
excelente cocinera, no podría pedir nada más.”
“Solía trabajar en una taberna que ofrecía comida, y así... es que
puedo cocinar. Un poquito.” Lis sonrió modestamente.
“Parece que mientras estábamos allí en el campo de batalla, Lis
nos apoyaba aquí también en un segundo plano.”
“... Señor Too-ka.”
“Eres un buen miembro de la Brigada El Lord Mosca.”
“Gr-gracias, Señor Too-ka”, dijo, haciendo una reverencia.
Erika tenía una expresión reflexiva y profunda en el rostro. “Tú
también te has convertido en un buen 'Lord', Too-ka.”
“Supongo que sí.”
“Hay muchas cosas que me gustaría preguntar...” Suspiró Erika. “Pero
todos parecen bastante cansados, así que vayan a descansar primero. Estoy
demasiado lejos de recuperar todas mis fuerzas.”
Cuando
dejas de estar al límite todo el tiempo, la fatiga puede golpear
repentinamente, y con fuerza. Estoy seguro que hay una razón neurológica para
ello. Un cambio del sistema nervioso simpático al parasimpático, o algo así. De
todos modos, ella tiene razón en que deberíamos tomarnos un tiempo para
descansar. Pero antes quiero preguntar una cosa.
Todos los demás ya estaban en el pasillo, pero me detuve en la
puerta y giré mi cabeza hacia ella. “Erika.”
“¿Mmm?” Erika volteó hacia mí desde su posición recostada en la
cama.
“Ha surgido algo — un obstáculo bastante duro que se interpone en
el camino para aplastar a Vicius”. Los Héroes de 2-C — Sogou Ayaka en
particular.
“¿Así que te estás rindiendo?”
“No, no planeo hacerlo.”
“Pensé que no lo harías.”
Se produjo un silencio, hasta que decidí volver a hablar. “Erika
Anaorbael, hay algo que me gustaría preguntarte.”
Nuestros ojos se encontraron.
“Esa Diosa... ¿Qué tanto la odias?”
“Hasta el infierno”, resopló Erika. “Claro que la odio. Esa
malvada diosa me privó de todo mi potencial. Como consecuencia, me vi obligada
a aislarme mucho, mucho antes de lo previsto. Pero... había tantas cosas que
tuve que dejar sin hacer en el exterior.”
“¿Vicius es un obstáculo, entonces?”
“Al menos para mí, sí.”
“Erika, tú—”
“Dime, ¿qué es lo que quieres, Too-ka?”, interrumpió ella. La elfa
oscura, declarada prohibida por la propia Diosa, anticipó que tenía algo
que pedirle. “¿En qué puedo ayudarte yo, Erika Anaorbael?”
“Los detalles pueden esperar, sólo quería
confirmar primero tus sentimientos. Por ahora, descansemos un poco.”
Dejé la habitación de Erika, y volví a la mía todo para encontrar
a Seras cambiándose de ropa.
“¡Eh! ¡Ah, Sir Too—!”
“Lo siento. Volveré dentro de un rato.”
“¡N-no me molesta!”, llegó una voz a mis espaldas.
Es imposible que pueda
volver allí ahora. Al menos, no por el estado de desnudez en que la acabo de
sorprender.
Llevé mi puño a la frente.
... Estaba pensando en otra
cosa, pero debí haberme dado cuenta.
Decidí dejar los dormitorios en paz por el momento.
Ahora que lo pienso, Eve
podría estar cambiándose también. Imagino que tendré que decirle que vuelva a
su forma de leopardman más tarde. ... Supongo que estaré por aquí un rato.
Deambulé hasta llegar a la sala en la que solíamos cenar y me
detuve para echar un vistazo al interior. Lis estaba allí agachada, con su
pequeña espalda mirando hacia la puerta.
No creo que esté enferma —
no lo parece. Más bien, parece que está llorando. Por la forma en que se frota
la cara, parece que se está secando las lágrimas o está a punto de llorar.
“E-estoy tan feliz... Onee-chan... Ella llegó a casa a salvo...”
Ah, eran lágrimas de alivio. “Señor Too-ka, Señorita Seras, Piggymaru-chan, Slei-chan...
Estoy tan, tan feliz de que hayan vuelto.”
Intentó contener la voz mientras lloraba para que no la
descubrieran — para que nadie se preocupara si la encontraban.
Seguramente
estuvo conteniendo las lágrimas cuando vino a recibirnos — reprimiéndose a sí
misma de llorar. Pero por dentro, debió de querer explotar.
Apoyé la espalda en la pared y miré hacia el techo.
Quizá debería entrar y
hablar con ella. Decirle algunas palabras amables. Pero si entro ahí, solo
conseguiré que se sienta como una niña pequeña tras haber estado actuando de
forma tan madura.
Al mirar de nuevo, vi que Lis estaba de pie y había dejado de
sollozar.
“Muy bien”. Cerró las manos formando puños, como si se estuviera
dando fuerzas.
Ella realmente es una niña
fuerte. Y muy amable— más que nada.
Salí en silencio, suprimiendo el sonido de mis pasos mientras me
dirigía al exterior de la casa de la bruja. Me detuve a mitad de las escaleras
que conducían al exterior.
“... Ah, es cierto. Debería hablar con Eve... y quitarme esto de
encima.”
Descansamos y, al día siguiente, Erika insistió en que cenáramos
todos juntos.
“¿No deberías descansar un poco más?”, le pregunté.
“No, no quiero”, respondió escuetamente. Estuve a punto de
discutir, pero ella me miró con desdén en sus ojos y puso su dedo índice en mis
labios. “He sido muy flexible con tus deseos, así que ¿puedes serlo tú también
de vez en cuando al menos un poco? No te molesta, ¿verdad, Humano?”
Cedí, pero ella aún no podía caminar, así que
tuve que llevarla entre mis brazos hasta la mesa. Por no mencionar que me
pidió que la llevara como princesa... Cuando le pregunté si podía prestarle
mi hombro, se negó.
“Cierta persona me empujó más de lo debido y ahora me siento
demasiado débil como para caminar”, respondió ella. No pude negarme cuando me
lo pidió de esa manera.
“¿No podría hacerlo un golem?”, le pregunté mientras la tenía en
mis brazos.
“No, son demasiado toscos.”
Por primera vez en mucho tiempo, nos sentamos todos juntos
alrededor de la mesa para cenar. Tardamos mucho en terminar nuestra comida,
debido a toda la conversación entremezclada. Hablamos sobre todo de nuestro
escape de los confines septentrionales de la Tierra de los Monstruos de Ojos
Dorados, de la batalla y de todo lo demás— todo lo que pasó después de que
Erika se desmayara.
“¿Así que vinculaste el nombre de la Brigada El Lord Mosca a esa
banda de usuarios de magia maldita, y disfrazaste tus habilidades como magia
maldita, dices? Buena jugada”, dijo Erika, impresionada.
Aún no había mostrado ningún interés en mi explicación sobre el
carruaje de guerra mágico, el ejército de gólems, el cristal de
teletransportación, nuestro uso de sus armas artesanales o cualquier otra cosa.
No obstante, básicamente
esa era la reacción que esperaba de ella... Creo que ella es realmente
generosa.
Tal y como ella misma dijo
una vez: “Vivo mucho más que ustedes, los humanos. Tal vez para mí sea más
fácil que para ustedes ver las cosas a largo plazo — simplemente puedo tomarme
el tiempo necesario para volver a crear esos ítems, y bueno... Este era el momento
adecuado para usarlos.”
“Sin tu ayuda, seguramente habríamos fracasado”, dijo Eve,
cruzándose de brazos.
“No es que espere un pago ni nada por el estilo, pero ¿te
importaría contarme algunos de los efectos de las armas mágicas más tarde?
Nunca he tenido la oportunidad de ver ninguna de ellas usada en batalla.”
“Si eso es lo que desea, entonces permíteme. Podría hablar durante
horas sobre el tema de esas armas”, intervino Seras.
“Gracias.”
“De todos los presentes, tengo con usted la mayor deuda, Lady
Erika — debo hacer lo que pueda para pagarla. Hablarle de las armas no es nada
comparado con la ayuda que nos prestó.”
“Así que”, dijo Erika, retomando el hilo de la conversación, “un
grupo de usuarios de magia maldita aparece de repente en el campo de batalla,
cambia las tornas de la guerra y luego desaparece una vez terminada la
contienda. Para bien o para mal, su paradero se va a convertir en todo un tema
de conversación.”
“Con la ayuda de la princesa Cattlea, difundimos el rumor de que nos
dirigimos al norte”, añadí.
“No es mala idea”, dijo Erika con aprobación. “Aunque Vicius no
creyera los rumores, no podrá evitar enviar algunas de sus fuerzas al norte
para investigar.”
“No estoy segura que sirvan de mucha ayuda, pero sí espero que
ella envíe algunos rastreadores tras nosotros”, dijo Eve entre bocado y bocado.
“Bueno, dependiendo de cómo se desarrolle la batalla en el este y
oeste, puede que ella ni siquiera tenga hombres disponibles para eso. Aún no
podemos estar seguros añadió Seras.
Esa es una de las razones
por las que estoy interesado en saber cómo les va a los otros dos ejércitos —
el frente sur también, ahora que lo pienso. La mitad del ejército del sur no
estaba en la ciudadela, sino en la capital de Magnar, en estado de alerta — aún
no sé qué ha pasado con ellos.
Me preocupa especialmente
el frente este — ahí fue donde apareció el Rey Demonio y, Vicius fue a luchar
personalmente. Creo que Kirihara fue con ella, y las Hermanas Takao también
estaban allí. Si el Rey Demonio es derrotado en el este, eso dificultaría mi
próximo movimiento.
“Si el Rey Demonio es derrotado en el este, la Diosa podría venir
directamente a por nosotros a continuación, para revelar la identidad de
nuestra Brigada El Lord Mosca.”
“Una vez que me haya recuperado lo suficiente como para mover a
mis familiares, los pondré a recopilar información sobre lo que ocurre en todo
el continente — siendo el frente este la primera prioridad. Pero, bueno... ya
que me llevará un tiempo más en recuperarme, eso significa que todos ustedes
tendrán que quedarse aquí hasta entonces”, dijo Erika.
En este momento está tan
agotada que no puede recopilar información. Pero cuando se recupere lo
suficiente como para usar a sus familiares, su red de información nos dará una
ventaja increíble. El único problema es que perdemos el acceso a esa red de información
en cuanto salimos de la casa de la bruja. Le cuesta demasiado entregar mensajes
de emergencia.
Recordé el aspecto que tenía cuando estaba tendida en la cama y me
agaché para levantarla. Cuando vi su rostro más de cerca, fue difícil ignorar
lo agotada que se veía.
Erika intenta disimularlo
como si no fuera nada en este momento, pero sin duda se ve pálida — se está
esforzando demasiado. Cuando transmite un mensaje oral a través de uno de sus
familiares, no puede desplazar adecuadamente al resto de ellos durante varios
días.
Pero ahora, para comprender
bien los movimientos de los otros Héroes, necesito información en tiempo real.
Tanta como pueda conseguir. Podríamos usar palomas mensajeras o algo similar,
supongo, pero incluso eso podría llevar demasiado tiempo. Especialmente si hago
preguntas — llevaría varios días de viajes de ida y vuelta mantener una
conversación.
“Erika, con respecto a tus familiares— hay algo de lo que quiero
hablarte.”
“¿Mmm?”
“Seras”, la llamé.
Ella sacó un pergamino de la bolsa que llevaba a la espalda y lo
extendió delante de mí sobre la mesa. Erika se inclinó para verlo mejor.
“¿Qué es eso?”
Cuando Erika envía mensajes orales, la agobia demasiado. Pero sin
un medio de enviarnos algún tipo de mensajes orales, iba a ser difícil para
nosotros mantenernos en contacto. Así que decidí usar un pequeño truco.
“Esto se llama tablero de Ouija”, le expliqué, “O al menos se
parece bastante a uno, de todos modos.”
No es una copia exacta,
sólo he tomado prestada la idea.
“¿Un tablero de Ouija? Todo lo que veo es un trozo de papel
con letras en filas”, dijo Eve.
Erika, por el contrario, lo entendió de inmediato, tal y como
esperaba. “Ah— ya veo.”
En la superficie del papel había letras escritas en filas
ordenadas alfabéticamente, con “sí” y “no” escritos en la parte superior. Las
letras estaban escritas en el idioma de este otro mundo. Yo era capaz de
leerlas, pero no sabía en qué orden debían colocarse en una cuadrícula, así que
había pedido a Seras que me ayudara con ello antes de cenar.
“Puedes controlar los movimientos de tus familiares, ¿verdad?”
“Entonces, ¿puedes usar sus brazos, las piernas o lo que sea para
señalar las diferentes letras de esta cuadrícula?”
“Es posible.”
“Lo que significa que también eres capaz de indicar sí o no
haciendo que picoteen en—”
“Por supuesto, también puedo hacer eso”, dijo mientras miraba el
papel con interés.
Tardaríamos más en recibir los mensajes con este método que usando
su voz, pero reduciría el estrés al que sometíamos a Erika. Cuando estuviéramos
de viaje —antes de dormir o cuando descansáramos—, podríamos intercambiar
mensajes con este tablero.
... Realmente debí haber pensado en esto antes de ir a ayudar a la
princesa.
“Tus familiares también pueden entender el habla humana, ¿no es
así?”, pregunté.
“Eso es lo maravilloso de ellos, su utilidad es lo que te hace
querer familiarizarte con los familiares en primer lugar. Eliminan casi
por completo la necesidad de exponerse al peligro.”
“Entonces...” Golpeé el pergamino con la punta del dedo. “Aunque
sólo puedan dar respuestas de sí o no, hay mucha información que podemos
obtener a partir de ellos.”
Erika asintió con la cabeza. “En cualquier caso, es mejor zanjar
rápidamente el asunto con un sí o un no por respuesta.”
Entonces haré preguntas sencillas. Supongo que será un poco
similar de cuando hablo con Piggymaru — sólo puede cambiar de color para decir
sí o no. Todo esto se basa en la premisa mayor de que los familiares de Erika
serán capaces de obtener la información que necesitamos — ella será la clave.
Erika ha sido capaz de reunir tanta información sin siquiera poner un pie fuera
de la Tierra de los Monstruos de Ojos Dorados. Creo que podemos confiar en sus
habilidades.
Erika colocó un pulgar bajo su delicada mandíbula, sumida en sus
pensamientos.
“Estás en lo correcto. Llevará tiempo, pero usando este pergamino,
podremos hablar sin ninguno de esos agotadores mensajes orales. Ya veo... No
había pensado en esto.”
“Más bien, creo que nunca has tenido necesidad de hacer algo como
esto, ¿verdad? Has estado viviendo aquí escondida, así que intercambiar
información con alguien del exterior no sería más que un riesgo.”
“Mmm, puede que tengas razón en eso.”
“¿Alguna vez has hecho pública la existencia de tus familiares?”
“No lo hice. Pero, aun así, debería haber pensado en esto antes”,
dijo, haciendo un pequeño puchero de arrepentimiento. “Bueno, las cosas
sencillas pueden terminar siendo grandes revelaciones una vez que alguien las
saca a relucir, ¿eh?”
Resoplé con autodesprecio. “En realidad no fue ninguna gran
revelación, ¿sabes?”
“Eres demasiado modesto, Too-ka.”
“No es modestia, sólo es la verdad.” No es como si yo fuera el
que inventó los tableros de Ouija en primer lugar.
Enrollé el pergamino. “En cualquier caso, quiero usar esto para
intercambiar mensajes contigo mientras recorremos el mundo exterior. Y, bueno—probablemente
debería preguntar en lugar de sólo suponer— ¿estás dispuesta a ayudarnos?”
“Te lo agradezco.”
“Entonces, ¿qué información quiere El Lord Mosca que consiga?”
Le expliqué que necesitaba saber de los movimientos de los otros Héroes,
y mis razones. Si Erika dispone de tiempo, también me gustaría saber dónde
está la Diosa, pero...
“No te esfuerces en conseguir información sobre Vicius. Quiero
evitar que cualquiera descubra que hay alguien por ahí usando familiares para
rastrear a las personas.”
Puede que la Diosa ya sepa de la existencia de los familiares de
Erika — sería aún peor levantar sus sospechas que atemorizar a alguno de los Héroes.
“Entonces daré prioridad a los Héroes de Otro Mundo. ¿Y esta— esta
Sogou es en la que más debo centrar mis esfuerzos?”
“Sí.”
“¿Tienes una relación de traición con esta chica, supongo?”
“No. Incluso podría decirse que es amigable. Quiero decir, es la
más amigable de todos en clase.”
“Hmm, ¿entonces te interesan sus movimientos porque te preocupa su
seguridad?”, musitó Erika, esperando mi reacción. “... Pero eso tampoco es
exactamente correcto, ¿no es así?”
Suspiré. “Es complicado.”
Es la persona con la que
mejor me llevo— pero también es una variable completamente desconocida. Con esa
habilidad única suya, y su estilo Kisou de artes marciales antiguas. Ella es
una usuaria de artes marciales antiguas y una auténtica ojou-sama arrojada a
otro mundo. Incluso en el viejo mundo, ella era especial — diferente a todos
los demás.
... Tiene todas las
características de un personaje principal — demasiado perfecto.
“¿No se pudo razonar con los otros Héroes?”
“No exactamente...”
Hay dos más que casi
parecen ser de una galaxia diferente.
“Hay dos, que son las llamadas Hermanas Takao— incluso en el viejo
mundo, nunca podía saber lo que pensaba ninguna de ellas. Especialmente la
hermana mayor, es como un extraterrestre.”
“¿—Hijiri?” interrumpió Eve. “Me encontré con ella una vez. Tienes
razón, no hay que subestimarla.”
Erika asintió, asimilando lentamente nuestras impresiones sobre
los Héroes.
“Esa chica Hijiri— es una de los tres Héroes de clase S, ¿no?
Entonces, ¿debería centrar mi vigilancia en Sogou y en la mayor de las Takao?”
“Sí, tu objetivo principal debería ser Sogou, y las hermanas Takao
en segundo lugar. Aunque...”
“¿El otro clase S te preocupa?”
“Se llama Kirihara. Y no será fácil convencerlo para que se pase a
nuestro bando, por no decir otra cosa.”
Había oído por parte de Sogou las diferentes habilidades que
poseían los Héroes de clase S, pero no sabía quién era el más fuerte. Era
posible que Kirihara y Takao Hijiri estuvieran creciendo rápidamente en fuerza
durante la lucha en el frente del este. Los Héroes pueden subir de nivel y
crecer increíblemente rápido en batalla, y siempre existía la posibilidad
incluso que sus habilidades cambiaran en gran medida. Yo no era el único que
evolucionaba.
Eso dificultaba saber qué estrategias desarrollar contra ellos.
Necesitaba conseguir tanta información actualizada posible sobre ellos.
“Si puedes conseguir información sobre Kirihara, me gustaría eso
también.”
“Haré lo que pueda. ¿Qué hay de los Héroes de clase A?”
Takao Itsuki, Oyamada
Shougo y Yasu Tomohiro.
“Oyamada y Yasu desaparecieron en los combates de la Ciudadela
Blanca de Protección — ni siquiera sabemos si aún están vivos, y mucho menos
dónde se encuentran. Si puedes conseguir alguna información sobre su
supervivencia —o confirmar su muerte— también me gustaría saberlo.”
“Mm-mmm. ¿Qué hay de los rangos inferiores?”
“... Sólo hay una”, dije.
“¿Kashima?”, preguntó Eve.
“No. Una chica llamada Ikusaba Asagi.”
“Sin embargo, ella sólo es de clase B, ¿cierto?”, preguntó Erika.
“Sí... Pero es inteligente, de eso no hay duda. Y también es un
poco... un poco...”
“¿Un poco qué?”, me incitó Eve.
“...”
“¿Un poco qué, Too-ka?”
… Ella es un poco parecida a mí.
✧❂✧
Después de la cena, era el momento de hablar con Eve.
“¿Tienes un minuto?”, le pregunté.
“Hay algo de lo que tenemos que hablar.”
Ella miró a los demás. “¿Sólo yo, nadie más?”
“Sólo tú.”
Erika se llevó a Lis y al golem fuera de la habitación, y Seras se
excusó para ir a darse un baño. Hice un gesto hacia la puerta y Eve asintió,
sin el menor rastro de sospecha en su rostro.
“Okay.”
Salimos afuera caminando juntos. Estaba oscuro; sólo la falsa luz
de la luna del falso cielo nos iluminaba el camino.
“¿Cuándo volveremos a salir de aquí?”, preguntó Eve, una vez que
llegamos al final de la escalera de madera.
“Estaba pensando en hacerlo mañana. No hace falta quedarnos mucho
tiempo.”
“Me parece bien.”
Lo sabía.
“Eve.”
“¿Hmph?”
“Nuestro viaje juntos... termina aquí. En este momento.”
Se produjo una pausa, antes que Eve reaccionara con confusión. Eso
tenía sentido. Sabía que ella pensaba que seguiría mi viaje de venganza hasta
el final.
“Yo—” Eve se acercó más a mí, entrando en mi espacio personal. “Durante
nuestra contienda para salvar a la princesa de Neah, ¿te molestó mi conducta en
batalla?”
“No es eso.”
“Entonces, ¿por qué...?”
“Oye, espera.” Me senté en una valla cercana. “Recuerdas nuestro
acuerdo original, ¿verdad? A cambio de guiarnos a la casa de la bruja, yo
proporcionaría la fuerza de combate para llegar hasta aquí. Este fue el trato
desde el principio.”
“Hmph...” El rostro de Eve parecía decir que recordaba el acuerdo.
Era mucho más fácil leer sus expresiones faciales cuando estaba en forma
humana.
“Desde el momento en que llegamos a este lugar, nuestro trato
estaba completo. Realmente no te queda ninguna razón para ayudarme. Sólo viniste
al norte con nosotros porque querías pagarle a Seras por su ayuda, ¿no es así?”
Eve gruñó.
“Y con tu ayuda, Seras logró su objetivo.
Luchaste por mí y luchaste por ella. Cualquier deuda que tuvieras con nosotros
está saldada. No necesitas acompañarme más en este viaje de venganza.”
Eve frunció ligeramente el ceño mientras
me miraba. Parecía como si estuviera tratando de pensar en algo para decir.
Finalmente, ella habló: “Pero... Erika seguirá ayudándote, ¿verdad?”
“Ella odia a Vicius, es por eso.
Ella no puede hacer las cosas que quiere estando esa Diosa asquerosa alrededor.
Es por eso que se esconde aquí en primer lugar. Tiene una buena razón para
unirse a nosotros.” Miré a Eve. “Pero, ¿y qué hay de ti?”
“Hmph...”
“Entiendo que el asesinato de tus padres y
otros miembros del Clan Speed no es algo que puedas perdonar... pero ¿tuvo
Vicius algo que ver con sus muertes?”
Eve permaneció en silencio unos instantes.
“No lo sé”, respondió. “No tengo ni idea
de quiénes eran esos niños...” Y ahí está. Eve no tiene un motivo claro para
querer vengarse de Vicius. “Pero, para Seras es lo mismo, ¿no es así?”,
preguntó ella.
“La razón por la que Seras se vio obligada
a ser una fugitiva— todo eso se remonta hasta Vicius. Es porque esa Diosa
asquerosa egoístamente quería poner sus manos sobre ella. Ella también tiene
buenas razones para odiar a Vicius.”
“Pero Too-ka... yo quiero ayudarte y—”
“¿Y qué hay de Lis?”
Eve quedó desconcertada, casi en estado de
shock al oír el nombre de la chica. Ella repitió mis palabras, como si les
estuviera dando vueltas en la cabeza. Entonces, lo entendió.
“Estás haciendo esto... por Lis”, dijo
ella.
“Sí. Querías vivir en algún lugar con
ella, no importaba lo modesto que fuera— las dos felices, juntas. Tú misma lo
dijiste, ¿no?”
Eve guardó silencio.
“Te di permiso para usar ese cristal de
teletransportación para volver aquí en plena batalla si estuvieras en peligro,
aunque sólo fuera para salvarte. Eso fue porque no teníamos una idea clara de
la fuerza del enemigo, y no podría haber garantizado tu seguridad de otra
manera.”
“... Hmph.” Eve meditó mis palabras
durante un rato.
“Eve.”
“... Hmph.”
“Después de ser abandonado por mis
verdaderos padres, llegué a vivir con mi madre y padre adoptivos. Sólo por los
buenos recuerdos que guardo de cuando viví con ellos, puedo decir que fui feliz”,
continué. “Pero aún no tienes tantos buenos recuerdos con Lis, ¿verdad?”
Los recuerdos que Lis tiene en su mente,
los días tranquilos viviendo con su Onee-chan — casi nada de eso se ha cumplido
todavía.
“La aldea donde ella nació fue destruida y
deambuló por el mundo. Fue perseguida por un traficante de esclavos y capturada...
la obligaron a trabajar en aquella horrible taberna. Tras escapar de Monroy,
vino hasta aquí con nosotros en este arriesgado viaje. Y ahora, alguien
importante para ella ha vuelto por fin de un campo de batalla en el que podría
haber muerto.”
“...”
“Me alegro de que quieras ayudar. Pero
ahora tienes que pensar en los sentimientos de Lis, no en los míos.”
Tengo que ser lo más claro posible con
ella aquí — estoy seguro que Lis le diría a Eve que está bien y que vaya,
aunque realmente desearía que no lo hiciera. Sé que eso es lo que se está
obligada a decir. Si dejo que las cosas sigan su curso, Eve lo aceptará, y Lis
también. Porque son buenas personas, como mis padres adoptivos.
“Déjame ser directo contigo, Eve.” Tenía
que decir esto. Tenía que ser directo — decírselo directamente. Miré a Eve. “Nuestro
viaje juntos termina aquí.”
Lo dije sin vacilar, tan claramente como
pude. Entonces vi que los hombros de Eve se desplomaban.
“... Puede que tengas razón”. La mirada
desafiante desapareció de sus ojos y fue reemplazada por una mirada de derrota.
“Tienes razón, tal vez no estaba pensando en sus sentimientos.”
“Ella es una buena chica — demasiado buena,
incluso. Siempre está reprimiendo las cosas que realmente quiere, empujándolas
al fondo y escondiéndolas para que no podamos saber cuáles son. Tú también eres
lenta cuando se trata de esas cosas. Naturalmente, no te darías cuenta.”
Eve soltó una pequeña carcajada y luego se
golpeó la sien con la palma de la mano, como si quisiera comprobar la densidad
de su cabeza. “Tienes razón. Tardo en darme cuenta sobre estas cosas. Pero
cuando pienso en las cosas desde la perspectiva de Lis, creo que lo entiendo.
Esos días que pasó esperándonos... Si nuestras posiciones estuvieran
invertidas, a mí también me resultaría muy difícil.”
“Entonces... Puedes vivir en paz con Lis.
Precisamente en este lugar. A partir de hoy.”
“Pero Too-ka, incluso entonces...”
“¿Qué?”
“Si alguna vez necesitas mi ayuda, todo lo
que tienes que hacer es pedirla. No me pedirás que deje mi puesto como miembro
de la Brigada El Lord Mosca, ¿verdad?”
Abrí los ojos ligeramente y suspiré. “Bueno—
no a menos que quieras.”
Eve asintió, satisfecha. “Bien. Me hubiera
puesto triste si me hubieras despedido”, dijo, extendiéndome una mano.
Tomé su mano con la mía.
“Sé que todo el mundo siempre lo dice,
pero te deseo mucha suerte en tu viaje”, dijo ella.
“Nos has ayudado mucho. Gracias por todo.”
“Ya te lo he dicho antes, soy yo quien
debería darte las gracias. Si no nos hubiéramos conocido, no sé dónde estaría
ahora.”
Nuestras manos comenzaron a separarse,
pero agarré la mano de Eva para evitar que se alejara.
“Espera.”
“¿Qu-qué pasa, Too-ka?” Parecía
sorprendida por mi gesto.
“Si te vas a quedar aquí, ya no
necesitarás esto.”
“¿Hmph...?” Eve asintió instintivamente,
pero luego desvió la cabeza hacia un lado, sin saber muy bien lo que yo quería
decir.
Ella vivirá aquí, en la casa de la bruja,
en las profundidades de la Tierra de los Monstruos de Ojos Dorados. Nadie en el
mundo podrá llegar jamás hasta ella. No hay riesgo que alguien descubra su
verdadera identidad.
Toqué el brazalete de su brazo. “Deberías
ser la verdadera tú.”
Después que Eve y yo nos fuéramos, fui a
hablar con Seras sobre mi decisión.
“Ya veo... así que aquí es donde nuestro
viaje con Eve y Lis termina.” Ella se sentó a mi lado en el borde de la cama.
Acababa de salir del baño, y el rubor del
calor permanecía en su piel blanca. Llevaba un cárdigan sobre una camisa
liviana y fresca.
“De hecho, yo también había olvidado por
completo el acuerdo.” Esbozó una sonrisa irónica. “Casi parecía que nuestros
viajes juntos fueran a durar para siempre. Pero es cierto que nuestro acuerdo
con Eve consistía sólo en llegar hasta aquí.”
Bajó la mirada al suelo y puso ambas manos
sobre sus muslos blancos y desnudos. “Estoy segura que Lis también preferirá
las cosas de esta manera.”
“Eve puede proteger a Erika si se queda
aquí. Bueno, la bruja tiene algunas medidas defensivas por su cuenta, pero Eve
aún podría resultarle útil.”
Por sobre todo eso— nada bueno saldrá de
esta venganza mía. Lis y Eve son buenas personas, no puedo pedirles que se
involucren más.
“Entonces... ¿qué me dices de ti?”
Pregunté, mirando hacia delante.
“¿Yo? ¿Me preguntas si pienso quedarme
aquí o acompañarte?”
“Sí.”
“Yo-yo soy tu caballero. Por supuesto que
pretendo seguirte hasta el final de tu viaje”, dijo Seras.
“De acuerdo.”
Volví a recostarme en la cama con un suave
«pomf», y Seras volteó a mirarme.
“¿Sir Too-ka...?”
“Ya me dijiste lo comprometida que estás”,
dije, mirando al techo. “Sólo estaba confirmándolo... por última vez. No te lo
volveré a preguntar. Es sólo que...”
Seras se llevó una mano empuñada
fuertemente al pecho y tragó saliva. Pasaron unos instantes antes que volviera
a hablar.
“No acostumbro a decir que algo es
seguro... Así que no puedo decir con certeza que sea capaz de protegerte. Pero
haré todo lo que esté a mi alcance para mantenerte a salvo— te lo prometo”,
dije.
El puño de Seras se estrechó con más
fuerza. “Sir Too-ka...”
“Pienso cuidar de ti hasta el final.
Siempre y cuando eso te parezca bien.”
La princesa caballero guardó silencio un
momento antes de responder. “Por supuesto. Por supuesto que me parece bien.
N-no tengo ninguna duda. Sir Too-ka, si está dispuesto a... cuidarme hasta el
final, entonces no podría pedir nada mejor.”
Cerré los ojos y le sonreí suavemente.
“Muy bien, entonces.”
Y volví a abrir los ojos.
“Haré que me sigas, junto a mí todo el
camino hasta la línea de meta, Seras Ashrain.”
Ella sonrió con sus ojos, claros y azules
— pero vi que estaban humedecidos por las lágrimas. Su otra mano agarraba
fuertemente las mantas de la cama.
“Sí.” Sus mejillas de porcelana estaban
ligeramente ruborizadas. Eso tampoco se debe a que acabara de salir del
baño.
“Yo, Seras Ashrain, te acompañaré como tu
caballero hasta el final. No importa dónde te lleve tu camino.” Se acercó un
poco más. “... Incluso a los confines de la tierra.”
La luz artificial de la luna entraba por
las ventanas, acentuando ligeramente la hermosa figura de Seras como si le
estuviera otorgando alguna bendición. De repente, giró la parte superior de su
cuerpo hacia mí y puso su hermoso y elegante rostro frente al mío.
“Yo-yo tengo algo que decirte.”
Suena como una confesión... Así que
decidió hacerlo ahora. Tengo una buena idea de lo que está a punto de decir.
Ella misma dijo que algún día me hablaría de ello. Esa noche cuando estaba
durmiendo y ella puso sus labios sobre los míos. Pensé en decirle que ya lo
sabía, pero respeté su decisión en que lo diga ella misma. No quería parecer
insensible sacando el tema.
Seras tragó saliva de nuevo, sin romper el
contacto visual.
“... Antes de llegar aquí, te di primeros
auxilios— en aquella cueva cuando estabas herido.”
“Sí, lo recuerdo.”
“Tú... tú estabas herido, y exhausto.” Las
piernas de Seras se frotaron contra las sábanas, el suave roce sonó como un
suave susurro a mis oídos. Esperé a que continuara mientras ella miraba a un
lado, como si fuera incapaz de soportar el sentimiento de culpa que afloraba en
su interior.
“Aq-aquel día... yo...” Las palabras se le
atascaron en su garganta, y el sentimiento de culpa que escondía causó que se
agarrara el pecho mientras bajaba la cabeza. “Cuando estabas durmiendo, y-yo…
puse mis labios sobre los tuyos. Sin pedirte tu consentimiento.”
Por un momento, no pudo mirarme a los
ojos. Luego, armándose de valor ante mi reacción, levantó la cabeza para
mirarme.
“Lo siento mucho. Tuve un impulso de
emoción, y fue un mal gesto de mi parte.”
“No te preocupes”, respondí simplemente. “No
me molesta en lo absoluto.”
Los hombros de Seras se hundieron con
desánimo. “No, no lo entiendes. Lo que le hice, Sir Too-ka... fue una traición
a su confianza.”
Ahora lo entiendo. Si lo pienso desde su
perspectiva, si le hiciera algo a Seras mientras está bajo el efecto de mi
habilidad《Dormir》— sería
una traición a su confianza. Seras confía en mí— y precisamente por eso está
dispuesta a dejar que la ponga a dormir. Bajo el efecto de mi habilidad《Dormir》,
no se despertaría — le hiciera lo que le hiciera. Si no confiara plenamente en
mí para dormirla, sería aterrador para ella.
Ahora entiendo por qué Seras se siente tan
culpable por lo sucedido aquel día. Ella es seria, y sensible también. Esto es
sólo una prueba más de que es una buena persona. La basura humana que tanto
odio ni siquiera sentiría culpa por las cosas que ha hecho.
Y por eso no quiero que se sienta
avergonzada... porque ella es mucho mejor que ellos, y no tiene nada de qué
avergonzarse.
“No necesitas sentirte culpable.”
“Pero yo—”
“Yo sabía sobre eso.”
“... ¿Eh?”
Dirigí la mirada del techo hacia a Seras.
“Puedes notar que eso no es una mentira,
¿verdad? Y, bueno, debes saber lo que eso significa.”
“Ese día— ¿estabas despierto?”, preguntó
ella.
“Tal vez sí, “ dije, siendo
intencionalmente ambiguo.
No era del todo cierto. Me había
despertado después del suceso, y sólo adiviné lo que había ocurrido. Sin
embargo, es mejor que Seras piense que yo estaba despierto en ese momento. De
esta manera pensará que yo sabía lo que estaba pasando y no me había resistido
— no hay necesidad que ella se sienta culpable por eso.
Los ojos de Seras revolotearon por la
habitación, como si buscara una respuesta, y luego se abrieron de par en par.
“Eh, E-entonces, ejem... ¿por qué? Todo
este tiempo, ¿por qué no...?”, dijo ella, todavía un poco desorientada.
“Estaba esperando a que dieras el
siguiente paso. ¿Eso tiene sentido para ti?”
“Ah, sí... Y-Ya veo. ¿Estabas poniendo a
prueba mi honestidad?”
“Cómo lo interpretes dependerá de ti.
Estoy seguro que fácilmente encontrarás una respuesta por tu cuenta.”
Vi cómo se desvanecía el sentimiento de
culpa en su interior.
“E-entonces...” Tragó saliva — el sonido
se oyó fuerte en el casi silencioso dormitorio.
“Entonces... aunque sea terriblemente
impertinente de mi parte preguntar”, jadeó Seras, con el aliento caliente. “Que
estuvieras despierto aquel día... ¿Puedo interpretarlo como que diste tu
consentimiento?”
“Sí, así es.”
Un intenso calor recorrió su hermosa y
blanca figura. Su postura, habitualmente firme y perfecta, se arqueó suavemente.
“En-entonces, ¿podría volver a hacer la
solicitud de una manera más formal?”
A esta Alta Elfa realmente le gustan las
formalidades.
“¿Te refieres, a un beso?”
Los ojos de Seras se abrieron de par en
par ante la pregunta, pero de inmediato recuperó la compostura y su rostro
adoptó una expresión más seria.
“Sí”, respondió ella, como si llevara
esperando esa pregunta toda la vida.
Se me escapó una risa.
“¿S-sir Too-ka?”
“Siempre tuve la certeza que necesitaba
fingir para agradarle a la gente. Necesitaba cambiar... tenía que fingir. Para
ser sincero, nunca pensé que a alguien llegaría a gustarle mi verdadero
yo.” Me levanté de la cama. “Y... pensé que me preocuparía, cuando llegase el
momento. Preocuparme de si tenía derecho a todo esto.”
Mi padre adoptivo me ayudó a corregir eso
— recordé las palabras que me dijo.
“La primera vez que ella me confesó sus
sentimientos, realmente dudé, ¿sabes? Quiero decir, era la chica más hermosa de
la academia, todo el mundo lo decía. ¡¿Por qué me elegiría a mí?!”
“Así fue como me sentí al principio. Pensé
que no seríamos compatibles, o que ella me estaba sobrevalorando de alguna
manera. Pero, ¿cómo decirlo? Me impresionó la confianza que tenía en sí misma
cuando me dijo lo que sentía y, sobre todo, sentí que tenía que responder a su
valentía con la mía. Ahora estoy muy contento de haber tenido el valor que tuve
en aquel entonces.”
Mi padre adoptivo se casó con la
estudiante que le confesó sus sentimientos — mi madre adoptiva. Por eso, yo...
“Me gustaría besarte.”
“¿Estás seguro que estás bien... conmigo?”
“Tú también me gustas, Seras. ¿Hay algún
problema con eso?”
Ella seguía temblando, y sus ojos azul
cielo empezaron a moverse frenéticamente de izquierda a derecha. En un susurro
tan bajo que apenas se percibía como sonido, respondió: “No”.
Ella se acercó a mí, pero yo llegué
primero— y puse mis labios sobre los suyos.
De repente, todo sonido desapareció del
mundo.
Después de un largo beso, nos separamos y
ninguno de los dos fue el primero en apartarse. Seras se llevó un dedo a los
labios, entre los que se extendía un fino hilo de saliva. Era como si estuviera
comprobando algo. Suspiró aliviada y volvió su mirada hacia mí, con el rostro
aún acalorado.
“Realmente nos acabamos de besar, ¿verdad?”
De nuevo, me senté en la cama.
“¿Crees que puedas llegar a dormir?”
Luego, se volvió a sentar y permaneció un
rato en silencio, con la cabeza gacha. Tras un rato sentada rígidamente de ese
modo, sacudió lentamente la cabeza.
Probablemente no levanta la cabeza debido
a la vergüenza — es fácil saberlo cuando las orejas de los elfos se ponen así
de rojas. Creo que lo que Seras quiere ahora es... un poco más. Es sólo que...
“Oye, Seras... antes que continuemos, hay
algo de lo que tenemos que hablar.” Ella levantó la cabeza y traté de
explicarle. “Erika lo dijo una vez, ¿verdad? Que no tengo mucho interés en las
chicas.”
Seras esperó en silencio a que continuara.
“Realmente guardo un gran aprecio por mi
relación con mis padres adoptivos, pero también tuve padres biológicos. Los
odiaba... pero ambos se llevaban muy bien. No es que me obligaran a verlos hacer
cosas, pero tampoco les importaba dónde estaba cuando hacían ese tipo de cosas
en casa. Cosas que hacían a menudo.”
Fui deliberadamente ambiguo, pero Seras,
apretando el brazo derecho contra el pecho, pareció entender.
“Ya veo”, dijo ella.
“La forma en que se miraban... sus voces.
Todavía lo tengo todo en la cabeza”, le dije. “Los odio demasiado. Cuando
pienso en las cosas que hacían para alegrarse, yo... lo encuentro repugnante.
Por eso, cuando se trata de algo sexual, lo primero que me viene a la cabeza es
asco. He estado intentando inconscientemente ahuyentar todos esos pensamientos
de mi mente. Creo... Sé que no es saludable, tal como dijo Erika.
Pero...”
“Sir Too-ka. “ Los ojos de Seras estaban
terriblemente serios, el rubor en sus mejillas aún permanecía. “¿No podría
pintar sobre esos sentimientos tuyos?”
“... ¿Pintar sobre ellos?”
“Esas imágenes siempre te han resultado
repugnantes— quizá pueda ofrecerte algo nuevo en su lugar. Creo que puede ser
útil intentarlo.”
“... Píntalas sobre ellos.” Ni siquiera
había considerado eso.
“Esos sentimientos que tus padres te
impusieron— yo quiero borrártelos”, dijo. “¿Por qué no empezamos a partir de
ahí? Si no te molesta, claro.”
“¿Estás segura?”
“Creo que puedo hacerlo; después de todo,
dijiste que te gustaba.” Seras sonrió un poco, como si estuviera conteniendo
las lágrimas.
Miré hacia la cama y pensé unos instantes.
“Yo también creo que puedes hacerlo.”
“Me alegra oír eso”, dijo Seras.
“Creo que, si es contigo, podría empezar a
sentirme de otra manera respecto a todo esto.” Resoplé. “... Sin embargo, no sé
hasta qué punto vaya a funcionar.”
“Bueno, nunca lo sabremos si no lo
intentamos, ¿verdad?”
“Supongo que no.”
Hombre, ella realmente es...
“Tú realmente eres algo más, Seras
Ashrain.”
Al día siguiente fui a ver a Lis para
decirle que nuestro viaje juntos había llegado a su fin. Había considerado irme
sin decírselo, pero finalmente decidí no hacerlo.
Al principio se mostró triste, pero al
final lo aceptó. Me vino a la mente la experiencia que había tenido, lo de
Seras con la princesa.
“Nunca tuvimos la oportunidad de
despedirnos.”
Seras solía llevar consigo ese sentimiento
desagradable, pero ahora que ha conseguido despedirse, es como si se hubiera
quitado un peso de encima. Por eso, creo que tenemos que dejar un tiempo para
que Lis también se despida.
Bueno, aunque esto no significa que no
vayamos a volver a vernos. Probablemente tengamos una oportunidad de volver a
vernos en el futuro.
Lis, Eve y Seras estaban juntas en el
exterior de la casa de la bruja. Eve llevaba la misma ropa que ayer, pero ahora
había vuelto a su forma de leopardman.
“¡Squee—!”
“Pukyuuun.”
Piggymaru y Slei también jugueteaban
alegremente con Lis.
Ambos están tan acostumbrados a estar
cerca de ella ahora.
“¿Qué pasa con este giro de los
acontecimientos? Retrasar tu partida por un día entero... Pensé que ya estarías
en camino”, me señaló Erika, mientras yo observaba por la ventana la escena del
exterior.
“Quería darle a Lis el tiempo necesario
para despedirse como es debido.”
Erika se acercó y se inclinó a mi lado,
apoyando los codos en el marco de la ventana. Sus ojos púrpura-azulados,
observaban a Lis y a los demás mientras charlaban animadamente en el patio.
“Creo que tienes cierta debilidad por
ella, Too-ka.”
“Ambos hemos pasado por un infierno...
Ella me recuerda a mi yo del pasado. Sé que la trato de una manera diferente.”
“¿Crees que, siendo amable con ella,
puedes salvar indirectamente a tu yo del pasado o algo así?”
“Sí, supongo que sí.”
“Vaya, vaya, ¿nada de excusas?”
“Es la verdad”. Me encogí de hombros. “Quizá
no del todo, pero sí es una parte de lo que intento hacer.”
“Mientras seas sincero contigo mismo...”.
Erika se irguió. “Pero, también hay otras razones, ¿no es así?”
“¿Eh?”
“Razones por las que has retrasado tu
salida de aquí.”
Astuta como siempre, esta bruja.
“... Algunos de ellos aún están cansados.”
Me apoyé en la pared y miré a Seras y a los demás que estaban fuera por encima
del hombro. “Me alegro mucho que siempre se esfuercen al máximo... Pero parece
que todos los miembros de la Brigada El Lord Mosca tienen esa tendencia de
sobreesforzarse. Supongo que ser un líder implica que debo saber cuándo decirle
a mi gente que descanse y cuándo luchar.”
No importa cuán agotados estén — si les
digo que hagan algo, cualquiera de ellos lo hará.
“En especial a Slei en estos momentos.
Quiero darle al menos otro día completo de descanso. Después de todo, ella es
la que más trabajó en nuestra misión de rescate para salvar a la princesa.”
Y ella es a la que más presioné.
“Pensé en dejarla aquí contigo”, continué.
“Para ser honesto, en realidad todavía estoy indeciso al respecto.”
Choqué ligeramente mi nuca contra la pared
con un ruido sordo.
“Pero cuando pienso en lo que está por
venir, tener a Slei a nuestro lado podría ser la diferencia entre la victoria y
la derrota.”
“Así que Slei es insustituible, pero Eve
no, ¿eh?”
“Sí.”
La capacidad visual y auditiva de Eve es
asombrosa, y he confiado en sus sentidos, pero en realidad puedo hacer las
mismas cosas que ella — sólo que no tan bien.
“Lo mismo ocurre con Seras y Piggymaru —
las habilidades de Seras no son algo de lo que podamos prescindir.”
“Bueno, estoy segura que todo irá bien”.
Erika hizo un pequeño ruido de ¡Hup! mientras saltaba ligeramente para
sentarse en el alféizar de la ventana. “Sé que Slei está muy unida a Lis, pero
veo que tú y Seras siguen siendo sus preferidos. Creo que a Slei le costaría
mucho separarse de ustedes dos. Pero, según mis observaciones, Slei no está tan
cansada como crees. Parece incluso más dura ahora que cuando iniciaste tu viaje
por el norte de la Tierra de los Monstruos de Ojos Dorados. Hay algo
fundamentalmente diferente en ella. Ella no es como los demás monstruos.”
No hace mucho que nació Slei —no han
pasado ni seis meses. Supongo que aún tiene margen para crecer. Actualmente ya
es tan poderosa...
“Pero no tengo intención de volver a
presionarla demasiado si puedo evitarlo. Este viaje está destinado para mí, es mi
venganza. Si voy a pedirle que supere sus límites, primero tengo que intentar
superar los míos.”
Erika se encogió de hombros. “Precisamente
por eso es que todo el mundo termina queriendo ayudarte, ¿sabes? Dicho esto,
eres bienvenido de quedarte aquí y descansar todo el tiempo que quieras.”
“Te lo agradezco. Y, bueno... pienso que
quiero darles a Seras y Piggymaru un poco más de tiempo para descansar.”
Lento y constante se gana la carrera.
Estar menos agotados nos hará más eficientes en todo lo que hagamos. El
descanso es un factor importante en todas las cosas.
“En lo que respecta a Seras, creo que sus
nervios estuvieron al límite hasta que ayer pudo reunirse con la princesa.”
No es sólo fatiga física — también
necesita un descanso mental.
Erika observó desde la ventana cómo Seras
se agachaba y tomaba suavemente a Lis en sus brazos.
“Oye, Too-ka”, dijo tras una breve pausa,
dándose la vuelta para mirarme. “¿Pasó algo entre tú y Seras anoche?”
“Sólo reconfirmamos lo que ambos creíamos.
Eso es todo.”
“Mm-hmm...”
“...”
“...”
“De todos modos, Erika...”
“¿Sí?”
“Hay algo que he estado queriendo
preguntar — para ser sincero, es más por curiosidad. Si crees que estoy yendo
demasiado lejos, siéntete libre de ignorar la pregunta.”
“¿A qué viene toda esta formalidad? Por
supuesto, te permitiré una pregunta personal.” Erika se cruzó de brazos y me
miró. “Entonces, ¿qué desea preguntarle El Lord Mosca a Erika Anaorbael?”
“Bueno, supongo que sólo quería
preguntar... por qué. Eso es todo.”
“¿Por qué, qué?”
“Desde que nos conocimos— no has sonreído
ni una sola vez.”
Ella parpadeó ante la observación, y luego
apartó la mirada.
“Bueno...” Y regresó su mirada hacia mí. “¿Eso
es lo que te interesa?”
“Me preguntaba si era simplemente tu
personalidad, o si había alguna razón más profunda detrás.”
Quizá no fui el único que se dio cuenta —
probablemente todos los demás estaban siendo educados al no preguntar.
“Al vivir aquí sola durante tanto tiempo,
no hay nadie a quien sonreír. Y uno se olvida de sonreír.” Miró al suelo,
balanceando sus largas piernas perfectamente proporcionadas mientras se sentaba
en el alféizar de la ventana. “Bueno, ésa es la razón oficial. En
verdad...”
Sus piernas se detuvieron. “Me juré a mí
misma que no volvería a sonreír ni a reír mientras esa Diosa asquerosa que robó
mi potencial siguiera haciendo de las suyas en este mundo. Me juré que la
próxima vez que sonriera sería cuando Vicius fuera hecha pulpa tan severamente
que ya no tendría ninguna posibilidad de recuperar su fuerza.”
“Entonces, ¿por eso cuando algo te parece
risible dices 'ridículo'?”
“Sip.” Erika hundió punta de su dedo ligeramente
en su muslo. “Así es.”
Es una forma de evitar reírse o sonreír
cuando siente que está a punto de hacerlo.
Es ridículo.
El significado original de la palabra no
encaja del todo con el uso que hace de ella, pero, para Erika... imagino que es
un símbolo de su determinación.
“Así que estás diciendo que no puedes
sonreír mientras Vicius siga ahí fuera, caminando triunfante por el continente.”
Erika estiró las piernas y volvió a
cruzarlas. “Bueno, ¿qué opinas? Una razón muy profunda, o bastante simple según
se mire, ¿no?”
“Entonces, la razón por la que envías a
tus familiares a recopilar información no es tanto para saber más del mundo,
sino...”
“Es más bien para asegurarme de no
perderme nada relacionado con el paradero actual de Vicius”, dijo la bruja,
terminando mi oración.
Ya veo.
“Sé que ya lo has dicho varias veces, pero
de verdad que debes odiar a esa Diosa, huh.”
Erika guardó silencio unos instantes,
mirando por la ventana. Pero no miraba a Seras ni a los demás, sino —sus llamativos
ojos estaban fijos en otro lugar— a la Tierra de los Monstruos de Ojos Dorados
y el mundo exterior que se extendía más allá de sus fronteras.
“Tenía la intención de hacer de este lugar
mi hogar definitivo. Pero tal vez me haya precipitado. Al hablar contigo, creo
que, después de todo, quiero disfrutar más del mundo exterior.”
Pero mientras esa asquerosa mancha sobre
la tierra siga ahí fuera, ella no podrá disfrutar de nada.
Erika saltó de la ventana con un ruido
sordo.
“Sin embargo, todo eso es para cuando
termine mi contrato con este árbol sagrado. No puedo irme de aventuras con un
humano en este momento, Too-ka.”
Pero, ¿tal vez con aquellos con mayor
esperanza de vida como Seras y Lis? Me habré ido para cuando ella salga de
aquí.
“Supongo que tendrás que conformarte con
que te acompañe como un familiar.”
“Sí, lo haré. Por mucho que me duela. En
cualquier caso, tengo la intención de ver esa sonrisa tuya antes que termine mi
tiempo en este mundo.”
Tengo toda la intención de aplastar a
Vicius.
“Esa última frase... Es demasiado
pretenciosa.” Erika se cruzó de brazos y me miró con los ojos entrecerrados.
“Hmph, no me molesta que piensen que sea
pretencioso.”
“Bueno, cómo decirlo...”. Juntó los dedos
y miró hacia al suelo. “... Gracias.”
“¿Mmm? ¿Por qué pones esa cara tan
extraña?”
“¿Eh? Ah, bueno. Es sólo que...”
Debido a que acabo de vislumbrar algo
extraño... Algo raro— fue sólo por un instante, pero fue la primera vez que lo
vi en ella. La verdad es que me cogió un poco desprevenido.
“No sonríes, pero a veces te avergüenzas, eh.”
Pensé que ella tampoco mostraría otras
emociones.
Erika puso ambas manos en las caderas y se
inclinó hacia delante.
“Claro que lo hago. Ahora que lo
pienso...” Me miró con el ceño fruncido, esfumándose de su rostro el leve matiz
de vergüenza. “Además, jamás te he visto ponerte nervioso.”
Ahora que lo dices, Erika— puede que
tengas razón.
Después de eso, Erika me mostró el resto
de los ítems mágicos que tenía a la mano, y me dijo que tomara los que
considerara útiles.
“Aquí tienes una botella de sake
como agradecimiento.”
El sake japonés procedía de mi
bolsa de cuero, y se teletransportó hasta mí la noche anterior. La cervecería
se encontraba en la prefectura de Yamaguchi. Nunca había bebido antes, pero
incluso siendo estudiante de instituto, conocía el nombre. Recordaba haber visto
una vez la etiqueta en internet y haber buscado las lecturas del kanji del
nombre.
Erika era muy aficionada a su nueva
bebida. “Too-ka, me encanta”, dijo ella, acercándose inmediatamente y
aferrándose a mí.
“Realmente te encanta el alcohol, ¿eh?”
Feliz con su sake, Erika insistía
cada vez más en que tomara los ítems que quisiera.
“No tienes más de esos cristales de
teletransportación, ¿verdad?”
“Ese fue un hallazgo particularmente raro.
Lo conseguí hace muchos, muchos años atrás”, dijo ella.
“Tener uno de esos realmente nos daría
muchas más alternativas estratégicas...” Y no sólo para escapar — esa cosa
también sería útil para ataques sorpresa. “No tienes ni idea de dónde o
cómo podríamos encontrar otro, ¿verdad? Creo que mencionaste algo sobre las
bóvedas secretas del Gremio de Magos.”
“No creo que el Gremio de Magos disponga de
más.”
“Oh, hm. Entonces, ¿qué tal en las bóvedas
de algún otro país?”
“Hmm, bueno...” Erika cerró los ojos y se
frotó la sien con los dedos. “He oído que Yonato tiene algunas reliquias
sagradas muy valiosas que normalmente sólo se permite tocar a la Sacerdotisa
Sagrada y a la reina. En cuanto a las demás naciones, creo que el Emperador
Salvajemente Hermoso del Imperio de Mira siempre ha sido famoso por su afición de
coleccionar reliquias antiguas. La Gran Bóveda de Mira es una enorme estructura
subterránea que bien podría contener algunos cristales de teletransportación
sin usar.”
Erika explicó que no estaba claro para qué
servían muchos de esos antiguos ítems mágicos, y siempre cabía la posibilidad
que sólo estuvieran destinados a tener un solo uso. Sería una gran pérdida
malgastar el único uso de una reliquia sólo para probar sus efectos, así que
las reliquias sin usar tendían a acumularse en bóvedas por todo el continente.
“Entonces, no podemos usarlas
imprudentemente”, apunté.
“Al menos no hasta que se descubra algún
pergamino antiguo que explique su utilidad.”
“Ya veo.”
“Estoy segura, además, cada país quiere
guardarlos para su propio beneficio.”
“¿Y el resto de países?”, presioné.
“El almacén de ítems mágicos de Alión debe
ser especialmente grande. Aunque Yonato y Mira han evitado entregar sus ítems,
los otros países envían los suyos como regalos a Alión.”
Me lo imaginaba.
“Así que cualquier ítem valioso que el
Gremio de Magos tenga en sus bóvedas pertenece básicamente a la Diosa, ¿verdad?”
Esa Diosa asquerosa está robando a ciegas
a estos países, pero Yonato y Mira se las han arreglado para evitar enviarle
esas “ofrendas”. Ambos países están al otro extremo del continente con respecto
a Alión. ¿Es su ubicación un factor importante en todo esto?
“¿Qué posibilidades hay que los individuos
particulares tengan alguno de estos ítems?”
Erika se encogió de hombros. “Quién sabe
lo que pueden haber encontrado los coleccionistas por su cuenta. Quizá la mayor
coleccionista sea la propia Erika Anaorbael.”
Dirigí la mirada hacia la montaña de ítems
que teníamos ante nosotros.
“Cuando se trata de colecciones
personales... No creo que nadie pueda superarte.”
Tras esto, le hice a Erika algunas
preguntas sobre el País del Fin del Mundo antes de salir a reunirme con los
demás.
Eve se acercó y me susurró al oído. “Lis
tiene muchas cosas que hablar contigo — quiere darte las gracias por todo lo
que has hecho.”
Ahora que lo pienso, no hemos tenido
ocasión de hablar a solas últimamente.
Pasé la mayor parte del tiempo antes de la
cena con Lis. Ella hablaba de todo tipo de cosas mientras yo asentía,
escuchando todo lo que podía y respondiendo de vez en cuando a sus preguntas.
La mayoría de sus preguntas eran tontas o inofensivas — conversaciones triviales
que mataban el tiempo.
Incluso sentí como si me hubiera quitado
un peso de encima — aligerado, como si me hubiera dado un respiro. Antes que me
diera cuenta, ya era la hora de cenar.
“Gracias por pasar el rato, Lis”, dije,
poniéndome de pie.
“¡N-no, en absoluto! Debería ser yo la
que... Qu-quizá estaba hablando demasiado. Pero... Gracias por escucharme, Sir
Too-ka”. Las mejillas y los ojos de Lis se ablandaron, y parecía un poco
avergonzada. “Me alegro mucho de haber podido hablar con usted.”
Se ve mucho más aliviada que antes. Es
como si fuera otra chica desde la primera vez que nos vimos. Me alegro mucho
que ahora pueda sonreír así, lo digo de todo corazón.
“Sí”, sonreí, “yo también.”
Después de cenar, nos quedamos en el
comedor hasta que nos invadió el sueño lo suficiente como para irnos a la cama.
Bajamos de uno en uno, dirigiéndonos a tomar nuestros baños antes de volver a
nuestras habitaciones. Erika ya había bebido demasiado y se había retirado muy
temprano. Piggymaru y Slei dormían esta noche en la habitación de Lis, y
acababan de marcharse. Erika había llevado sus gólems de pasada al irse a la
cama, por lo que tampoco quedaba ninguno en el comedor.
Al final de la noche sólo Seras y yo
seguíamos en la mesa. Todavía quedaban platos frente a nosotros.
“Supongo que deberíamos ordenar todo esto.”
“Sí, supongo que deberíamos.”
Ambos nos levantamos de nuestras sillas al
unísono y empezamos a limpiar la mesa. El suave sonido de los platos siendo
levantados y apilados llenó la habitación.
“Por cierto, la habitación en la que vamos
a dormir...”
“¿Sí?”
“Ahora está mucho más ordenada que cuando llegamos
por primera vez, ¿no es así?”
“Pasamos todo ese tiempo limpiando, sólo
para irnos mañana. Por cierto, ¿has descansado lo suficiente hoy?”
“Sí. Tanto física como mentalmente.”
“Muy bien.”
“Ve a bañarte primero, yo haré el resto”,
dije, una vez que casi habíamos terminado de ordenar.
“Sir Too-ka. “ Había cierto reproche en su
voz. Puso su mano sobre la mía que estaba apoyada en la mesa del comedor. “Ningún
caballero del mundo, jamás se ha ido a bañar y dejado a su amo lavando los
platos.”
“Bueno, entonces puedes ser la primera.”
“Sería descalificada como caballero por
hacer algo sin precedentes. Sir Too-ka, por favor, ve primero.”
Contemplé el rostro de Seras.
“Te has vuelto más directa, huh.”
Seras soltó una risita. “Eso lo aprendí de
usted.”
“Pero debo insistir. Tomaré mi baño
después que hayas terminado—”
“O...” dijo Seras, aclarándose la
garganta. Sus mejillas se tiñeron de rosa cerezo y continuó en voz baja: “...
puedes bañarte conmigo. Eso resolvería este asunto por completo.”
Me resulta difícil creer que esa sea la
única razón por la que me sugiere esto.
Bajé la cabeza y suspiré mientras le
respondía.
“De acuerdo, entonces.”
“¿...?”
“Quiero decir... Después de lo que pasó
anoche, ¿realmente importa si nos bañamos juntos?”
“¡¿Eh?! ¡¿E-Entonces lo dice en serio?!”
“... Nunca esperé que esto realmente
llegara a suceder”, dijo Seras, mientras se sentaba a mi lado en el agua
caliente del baño. No estábamos completamente desnudos; ambos llevábamos
toallas de baño.
Sé que es de mala educación llevar toallas
a las aguas termales, pero estamos hablando de otro mundo. Además, tenemos el
permiso de Erika.
“Si no quieren estar ambos desnudos
completamente ahí dentro, les prepararé unas toallas. Úsalas si te apetece”,
dijo. “Ah... soy muy amable contigo y con Seras, ¿no es así?”
“De todos modos... estabas bien con lo de
anoche, pero ¿todavía estás lo suficientemente avergonzada como para llevar
toalla ahora?”, pregunté.
“... Es extraño, sí”, dijo, hundiéndose
hasta sumergir la parte inferior de su cara y expulsando burbujas por la boca.
Entonces, incluso Seras Ashrain es capaz
de ocultar su vergüenza, eh— es algo refrescante de ver.
El agua caliente era casi transparente, y
claramente podía ver las curvas del cuerpo de Seras mientras se empapaba.
Es extraño... ella lucha demasiado, pero
su cuerpo no parece musculoso en absoluto. Puede que apriete un pequeño
estrujón...
“¡¿Hyauh?! ¡¿S-S-Sir Too-ka?!”
“Ah, culpa mía.”
Sólo pellizqué ligeramente su bíceps, pero
creo que no debí hacerlo.
“¡No creo que debamos hacer ese tipo de
cosas aquí...!”
“Estaba pensando que, dado lo mucho que combates, no eres terriblemente musculosa.”
“Ah. A-así que de eso se trataba. Me
disculpo por interpretar tus acciones de manera equivocada.” La expresión de
Seras se volvió seria como antes. “Pero tienes razón... ser fornido y musculoso
no es la única forma en que uno puede sacar toda su fuerza. En el sentido más
estricto, mantener el cuerpo ágil y flexible es la mejor forma de entrenar. O
al menos, eso he oído.”
“Creo que he escuchado algo similar.”
Pero, en mi caso, más que nada en los
mangas de artes marciales.
“Usted no es precisamente grande y
musculoso, ¿verdad, Sir Too-ka?”
“Creo que eso se debe a mis modificadores
de estadísticas. Parece que esos números apenas afectan a mi apariencia
externa.”
“Eso es muy interesante. Estoy totalmente
de acuerdo en que tus músculos no se han desarrollado proporcionalmente a su
creciente fuerza.”
Su amor por la literatura y su conocimiento
por saber, debe ser doloroso para ella querer descubrir la razón.
“¿Quieres tocarlos?”, le pregunté.
“Si insistes.” Ella dio a mi bíceps un
ligero apretón. “Ejem, Sir Too-ka.”
“¿Eh?”
“Si quiere, por favor, siéntese libre de
tocar el mío también. Tóqueme donde quiera. Usted... sólo me tomó por sorpresa
cuando me tocó antes, y respondí de la forma que lo hice debido a que
malinterpreté sus intenciones.”
Puedo tocarte donde quiera entonces, eh.
“...”
“...”
Una atmósfera extraña se apoderó de la
estancia. No sabía muy bien cómo describirla.
“¿Qué sucede aquí? No sabría decir si esto
me está excitando o no.”
Seras se sonrojó y miró hacia el agua,
luciendo un poco arrepentida. “... Ah, sí.”
“Probablemente deberíamos salir pronto, eh.”
“... Sí.”
Y así pasó nuestra última noche en la casa
de la bruja antes de nuestra partida.
Era mediodía del día siguiente cuando
subimos a la superficie, con nuestros preparativos finalizados para partir.
Estábamos fuera de la cabaña, junto al lago que habíamos utilizado para entrar
en los dominios de la bruja — Eriika, Eve y Lis estaban allí para despedirnos.
“¿Pretendes atravesar la zona occidental
de la Tierra de los Monstruos de Ojos Dorados?”, preguntó Erika.
“Sí. Realmente me gustaría evitar ser
visto”, respondí.
“Con el mapa que te di, creo que estarás
bien.”
A partir de ahora, ya no tendremos a Eve
con nosotros, lo que significa que ya no tendremos su mapa holográfico
mostrando la distancia que nos separa de Erika.
“Creo que es mejor que sigamos en línea
recta hacia el oeste desde aquí”, dije.
La otra ruta nos llevaría atravesando
territorio de Ulza, y terminaríamos retrocediendo hacia el sur por donde
vinimos. Estaríamos demasiado lejos y tardaríamos demasiado — ir hacia el oeste
es el camino más corto para llegar a nuestro destino. Mientras el mundo siga ocupado
con el Rey Demonio, puedo moverme con relativa libertad. Debemos planear usar
este tiempo tan eficientemente como podamos.
Erika se llevó una mano a la barbilla en
gesto de contemplación.
“Puede que tuvieras ese carruaje de guerra
mágico con el que viajar, pero supongo que lograste atravesar la mitad de los
límites del norte tú solo. Estoy segura que estarás bien en el oeste. Después
de todo, acabaste con un demonio del Círculo Interior.”
Ahora mis modificadores de estadísticas
son más altos que cuando atravesamos la frontera norte — y Slei también ha
crecido.
“Quiero ganar más EXPERIENCIA a medida que
avanzamos.”
Me gusta ir acumulando experiencia poco a
poco. Y también hay otras razones por las que quiero atravesar la Tierra de los
Monstruos de Ojos Dorados.
Erika se acercó, se paró frente a mí y
ajustó la parte de mi cuello.
“Tienes la túnica un poco chueca. En
cualquier caso, rezo para que logres atravesarlo sano y salvo.”
Lis terminó de acariciar a Slei y dio un
paso atrás. Se irguió y nos miró.
“Gracias a los dos— por favor, tengan
mucho cuidado en su viaje”, dijo ella.
“Muchas gracias. Les deseo buena salud a
ambos”, dijo Seras, sus ojos se ablandaron al responder.
“¡Squee!”
Piggymaru se asomó entre mi traje,
haciéndose eco de sus sentimientos.
Fue la decisión correcta retrasar la
partida un día más, tanto Slei como Piggymaru parecen mucho más recuperados ahora
de lo que estaban ayer.
“Espero que volvamos a vernos. Estaré
esperando”, dijo Eve, irguiéndose completamente y cruzándose de brazos.
“Volveré a visitarte, al menos, cuando
todo esto haya terminado.”
Eve asintió. “Cuento con ello, mi amo.”
“Bien.” Giré de nuevo en dirección al
bosque. “Bueno, vamos.”
Toqué el cristal de transmisión en la nuca
de Slei.
“Llegó la hora de ponerse en marcha.”
Nos alejamos trotando de la cabaña del
lago, montando a Slei en su segunda fase de su transformación. Seras cabalgaba
detrás de mí en la silla de montar, con sus brazos rodeando ligeramente mis
caderas, así como su cuerpo junto al mío. Cuando discutimos quién debía montar al
frente antes de partir, Seras propuso que fuera yo. Ahora podíamos cabalgar los
dos sobre la espalda de Slei, y movernos con mayor rapidez que en nuestro viaje
anterior a la Tierra de los Monstruos de Ojos Dorados desde el sur.
“El País del Fin del Mundo, eh.”
Murmuré el nombre del lugar al que nos
dirigíamos mientras observaba el bosque próximo en busca de monstruos. Seras se
desplazó un poco detrás de mí.
“A mí también me sorprendió saber que
realmente existe... Un país oculto de semi-humanos y monstruos.”
¿No dijo Eve que creía que era sólo una
leyenda?
“Sólo se puede ingresar al país con esta llave
que me dio Erika, o con una de esas Bestias Divinas o como sea que ella las
llamaba. Escuché que solo quedan dos en el continente, pero... nadie sabe dónde
se encuentran, o si aún siguen con vida.”
Incluso si logramos entrar en este país,
no hay garantía de salir con vida. Es un país para aquellos que se esconden del
resto del mundo. ¿Realmente nos dejarán marchar una vez que sepamos de su
existencia? Por eso pienso que es necesario que nos ganemos su confianza de
alguna manera.
“No sé qué peso tendrá en ellos el nombrar
el nombre de la bruja, Erika.”
“Lady Erika mencionó que en caso que su
rey siga siendo el mismo en todos estos años, seguro que nos ayudarán...”
“Si su rey sigue siendo el mismo,
claro.”
En estos momentos, aún desconocemos la
perspectiva de los que viven en ese País del Fin del Mundo. ¿Serán hostiles a
la diosa? ¿Qué piensan de la Raíz de Todo Mal? ¿Cómo reaccionarán cuando vean a
un humano?
Bajé la mirada
¿Es posible que Piggymaru y Slei sean sorprendentemente
útiles para probar que tengo buenas relaciones con los monstruos? Podrían ser
un buen ejemplo para demostrarlo.
“En cualquier caso, necesito la ayuda del
Clan de las Palabras Prohibidas para aprender a usar la magia prohibida.”
Miré las alforjas atadas a la espalda de
Slei, una de las cuales contenía los tres Pergaminos de Magia Prohibida.
Magia que la propia Diosa prohibió.
Necesito saber qué es exactamente, porque eso dictará el modo en que puedo
usarla en mis estrategias. Dependiendo de cómo lo vea, mi viaje podría estar
más cerca del final de lo que creo. Me reuniré con el Clan de las Palabras
Prohibidas y aprenderé magia prohibida... y luego la usaré para aplastar a esa
Diosa asquerosa. Eso es todo lo que me queda por hacer.
Sólo tengo que eliminar todos los
obstáculos que se interpongan en mi camino e ir adelante.
Estoy seguro que Vicius tiene la intención
de mantener a todos en la palma de su mano. Pero la misma Diosa ya está
bailando a nuestra melodía. La única pregunta que queda es, ¿hasta qué punto
caerá en nuestras trampas? La existencia de nuestra Brigada El Lord Mosca sólo
provocará en darle más preocupaciones.
LA DIOSA VICIUS
“ELLOS UTILIZARON POR SÍ SOLOS ESA MÁGICA
MALDITA para derrotar a un Demonio del Círculo Interior de los ejércitos del Rey Demonio. Su contribución
durante el conflicto en la Ciudadela Blanca de Protección fue tan grande que
cambió las tornas de la batalla. Además, existe la posibilidad de que posean
antiguos ítems mágicos.”
“Poseen un monstruo gigante parecido a un
caballo... Antiguos miembros de Ashint que llevaron a la perdición al Hombre
Más Fuerte del Mundo... O hoh hoh, ¡sin mencionar que Seras Ashrain sigue
viva!”
Vicius lanzó el informe sobre el escritorio
que tenía ante ella.
“Esta Brigada El Lord Mosca me
interesa— y mucho.”
SOGOU AYAKA
SOGOU AYAKA Y LOS DEMÁS HÉROES del frente
sur, acompañados por un pequeño destacamento de soldados, regresaron
temporalmente a Alión. El resto del ejército del sur continuó sin ellos rumbo a
Shinad, capital de Magnar. Las historias de la feroz batalla en la Ciudadela
Blanca de Protección llegaron al país antes que ellos.
Por lo que escuché, no fue sólo nuestro
frente el que se enfrentó a intensos combates...
Numerosos soldados de otros frentes se
habían visto obligados a enfrentarse en terribles batallas. En la mayoría de
los casos, la victoria había sido pírrica en el mejor de los casos. El ejército
del sur se encontraba en la misma situación. Teniendo en cuenta el número de
bajas, era difícil para cualquiera de los soldados celebrar sus logros como una
especie de triunfo.
... Pero hubo momentos brillantes.
Cuando se difundieron las noticias sobre
los que se consideraban desaparecidos o muertos, Ayaka sintió que una pequeña
ola de salvación la invadía.
El “Asesino de Dragones” Banewolf estaba
vivo, pese a que no podría volver al frente debido a la gravedad de sus
heridas. Aun así, estaba consciente y podía hablar. Ayaka corrió a su lado en
cuanto supo que había sobrevivido.
“Lo siento... Supongo que dejé la batalla
antes de tiempo”, se disculpó ante Ayaka, que tenía lágrimas en los ojos.
Le bastaba con que estuviera vivo y
pudiera hablar con ella. Él le explicó que, tras ser abatido por uno de los
tipos humanoides y su transformación se desvaneciera, no estaba en condiciones
de luchar y apenas podía moverse. Se escondió bajo el cadáver de un monstruo y,
por suerte, sobrevivió a la batalla sin ser descubierto.
Eso tiene lógica, dado la cantidad de
vendas con las que está envuelto ahora.
“Bueno, de todas formas... al menos no me
olvidé de ti, Sogou-chan”, dijo con una sonrisa.
Es cierto... Recordó Ayaka— el uso de su habilidad roba sus
recuerdos.
Intentó levantar el brazo para asegurarle
a Ayaka que todo iría bien— pero se dio cuenta de que no podía hacerlo.
Banewolf se limitó a sonreír, a pesar que los labios estaban agrietados y
ensangrentados.
“Es frustrante, pero no creo que pueda
seguir luchando durante algún tiempo más”, dijo él, entrecerrando los ojos
hacia ella. “¿Te molestaría si dejo el resto de esto en tus manos?”
“Sí”, respondió ella, asintiendo con
determinación. “Nosotros, los Héroes, derrotaremos al Rey Demonio, Bane-san.
Por favor, deberías descansar aquí.”
Juntó los pies cuidadosamente y bajó la
cabeza hacia él.
“Y gracias... Muchas gracias por
salvarnos. La única razón por la que estoy aquí hoy como una heroína, es
gracias a ti.”
Banewolf iba a ser llevado de vuelta a
Ulza por medio de Alión, y por eso viajaba con Ayaka y los demás Héroes.
Agit Angun, uno de los Cuatro Ancianos
Sagrados, también había desaparecido, tras salvar a tantos en el campo de
batalla al usar sus ataques de largo alcance para defender a Ayaka y a los
demás Héroes de un tipo humanoide. Lo apartó lejos del campo de batalla,
salvando al grupo de Kirihara en el proceso.
También fue encontrado con vida — pero a
duras penas. Sus heridas eran incluso peores que las de Banewolf — el médico
que lo atendió en primera instancia dijo que había sobrevivido de milagro.
Ayaka fue a verlo, aunque aún permanecía
inconsciente. No importaba cómo se mirara, sería imposible para él regresar al
campo de batalla... pero estaba vivo. Ayaka sintió una oleada de alivio
mezquino al escuchar la noticia.
En cuanto a Oyamada Shougo, que había
desaparecido en medio de una nube de polvo entre la confusión, y Yasu Tomohiro,
quien se había zafado de los gritos de auxilio de su grupo y huido tras perder
varios de sus dedos — ambos habían sobrevivido a la batalla.
Oyamada Shougo fue encontrado dentro de la
propia ciudadela, en el rincón de una celda de la mazmorra, encogido en un
ovillo y temblando de espaldas a la puerta. Cuando el soldado que lo buscaba lo
llamó, él respondió con un grito feroz. Tras terminar sus lamentos, sus hombros
comenzaron a temblar y volvió a agazaparse en el rincón. Por suerte, no tenía
heridas visibles de las que mencionar.
Pero cuando Ayaka lo vio a continuación,
estaba transformado — como si fuera una persona completamente distinta. Había
cambiado tanto que Ayaka ni siquiera era capaz de encontrar las palabras para
dirigirse a él. Regresó junto al resto a Alión, pero desapareció en cuanto
llegaron al castillo.
Yasu Tomohiro fue encontrado en las
planicies, a cierta distancia de la Ciudadela Blanca de Protección. Su hallazgo
se produjo un tiempo después del de Oyamada, por lo que no había acompañado a
los demás en su viaje de regreso. Actualmente viajaba de regreso a Alión con
otra escolta de soldados, según las noticias que ellos habían recibido por
medio de una paloma mágica de guerra. Por lo visto, había cocinado y devorado
el caballo en el que había cabalgado, incapaz de mitigar su hambre por más
tiempo.
“Tarde... ¡Llegas tarde...!” Dijo el soldado que lo encontró, “¡Soy un Héroe de
élite, superviviente del ejército del sur! ¡La última esperanza de la alianza!
¡Nada más y nada menos que un Héroe de clase A! ¡Envíen por ella de inmediato!
Usa tu cerebro, ¡ya sabes a quién me refiero! ¡La Diosa! ¡Dile que los dedos de
Yasu Tomohiro requieren tratamiento inmediato!”
Salvo sus dedos mutilados, se encontraba
ileso. Según lo que había dicho cuando lo encontraron, parecía que Yasu pensaba
que Ayaka ya había muerto.
Pese a todo, ambos siguen vivos. Es un
milagro que hayan sobrevivido. De quienes aún no tenemos noticias son de
Kashima-san y los demás del frente oeste.
Ayaka estaba especialmente preocupada por
Kashima Kobato — aún no había noticias respecto a su seguridad. Ayaka había
oído informes según los cuales, la capital de Yonato se había convertido en un
campo de batalla, y que allí habían sufrido pérdidas devastadoras.
Kashima-san, Asagi-san... Espero que todas
estén a salvo.
“Oh cielos, oh cielos. ¡Cielos, cielos,
cielos, todos ustedes lo hicieron de maravilla!” La Diosa Vicius apareció ante
ellos. “¡Qué resultados tan maravillosos, incluso superando mis expectativas!
¡Maravilloso! ¡Me conmovió tanto escuchar los informes! Oh sí, ¡estoy muy conmovida!”
Ayaka y el resto de Héroes se encontraban
en el patio interior del castillo, un lugar que habían visitado muchas veces
antes de partir hacia sus respectivos frentes. La Diosa los observaba a todos
con un toque de nostalgia. Antes, solía haber más de ellos de pie ante ella —
el Asesino de Dragones, los Cuatro Ancianos Sagrados...
Los Tigres Dientes de Sable no están aquí
— estaban en el frente oeste. Me pregunto, ¿qué sucedió con ellos? Nyantan-san
tampoco está aquí. Ahora que lo pienso, no la he visto ni una sola vez desde
que regresamos.
“¡Especialmente a Sogou-san!” La Diosa
sonrió a Ayaka, y aplaudió, luego se acercó y tomó las manos de Ayaka entre las
suyas.
“Esa clasificación de clase S tuya no es
sólo para aparentar, ¡¿verdad?! Por no mencionar a los de tipo humanoide,
¡nunca habría soñado que partirías en dos a un Demonio del Círculo Interior,
el Segundo de los Juramentados! ¿Puedo hablar con franqueza? Siempre tuve
confianza en ti. ¡Mi severidad contigo provenía del deseo que despertaras tus
habilidades antes! ¡Felicidades por adquirir tu habilidad única, digna del
nombre de clase S!”
La diosa insistió e instigó con sus
palabras. Pero entonces se detuvo — como si alguien hubiera puesto en pausa un
vídeo. Su amplia sonrisa se congeló en su lugar. “¿O realmente esperabas que
fuera tan descarada?”
Hizo otra pausa, congelada en su lugar,
sin ninguna emoción.
“Oh ho ho, eso hubiera sido mucho
más familiar, incluso para mí. Fui terriblemente mala contigo, Sogou-san. Pero
ignorar por completo mi comportamiento en el pasado y cambiar de tono
repentinamente al despertarte sería... muy desmañado, ¿verdad?”
Vicius se llevó las manos a la espalda, se
inclinó un poco hacia delante y sonrió. “No pasa nada, me arrepiento de mis
actos de todo corazón.”
La Diosa recuperó su altura completa y,
tras enderezar la espalda, inclinó la cabeza profundamente.
“Lo siento, de todo corazón. Quizás fue mi
visión nublada la que me impidió ver los talentos ocultos que posees. Bueno, la
raíz de todo esto, por supuesto, fue tu cruel comportamiento hacia mí después
de la invocación, lo cual me dejó tan herida y confundida. Pero a fin de
cuentas soy una Diosa. Debo admitir mis faltas, incluso cuando no estoy
equivocada, y ser generosa para disculparme en momentos como este. Lo siento de
verdad, Sogou-san.”
Luego levantó la cabeza y volvió a
sonreír. “Dejemos que el pasado sea pasado, y derrotémos juntas al Rey Demonio
mano a mano como amigas, ¿sí? Mis disculpas. Ahora todo eso es cosa del pasado,
¿no es así? Jaja...”
Suspiró la Diosa, aliviada, y se llevó una
mano al pecho.
“Estoy tan contenta que seas tan
inteligente como para estar de acuerdo conmigo, Sogou-san, en el fondo lo
estoy. Ahora veo que esto es lo que significa ser representante de clase, ¿no?
El motivo para derrotar al Rey Demonio es proteger a tus amigos. ¡Por supuesto!
¡Oh, que loable de tu parte! Luchando no por mí, sino por tus compañeros de
clase. Realmente, respeto profundamente eso.”
Fue la primera vez que Ayaka había estado
en el lado receptor de un respeto tan fino como el papel. Pero no era
como si la difícil personalidad de la Diosa fuera algo nuevo.
“Si ese es el caso, entonces, Diosa—”,
inició ella.
“Sí, sí, trabajemos juntas a partir de
ahora”, interrumpió la Diosa.
“Considerando nuestro mutuo perdón, ¿puedo
hacer una petición?”, preguntó Ayaka.
“Oh, ya empezamos con eso, ¿verdad? Qué...
que codiciosa de tu parte”
“Me gustaría solicitar un tratamiento”,
continuó Ayaka, sin inmutarse. Las cejas de la diosa se arqueaban en respuesta,
pero no había ni pizca de calidez en ellas.
“¿Eh? ¿Tratamiento para quién, me
pregunto?”
“Banewolf-san, Agit-san, Oyamada-kun y
Yasu-kun... Usted curó la mano de Sakura-san cuando fue cortada en las Ruinas
de Huesos Encantados y la devolvió a la normalidad. ¿Podría tratarlos de la
misma manera que lo hizo con ella?”
“Ah, ya veo. ¡Realmente siempre estás
pensando en los demás, Sogou-san! Eso nunca cambia. Esperaba más arrogancia, o
que estuvieras ebria de poder— ah, pero no... Pese a que hacer una petición a
una Diosa es algo arrogante por naturaleza, dependiendo de la perspectiva de cada
uno...” Esbozó una sonrisa irónica y se llevó una mano a la boca. “Cielos,
cielos, ahí voy otra vez dejando escapar comentarios como esos, y arruinando el
estado de ánimo. Oh hoh hoh, no le des importancia. No te molesta,
¿verdad?”
Ayaka ignoró sus provocaciones y la
presionó. “¿Puede hacerlo?”
La diosa se quedó inmóvil por un instante
antes de contestar.
“Hmm, no es que no pudiera, por
supuesto... pero el problema de Oyamada-san parece ser de carácter mental. No
es algo que se pueda tratar fácilmente. Además... bueno, mi《 Curar》tiene algunos efectos secundarios.”
“¿Efectos secundarios?”
“Mi habilidad puede curar casi cualquier
lesión, por grave que sea. Pero a veces provoca que aquellos a los que se la
lanzo caigan en un profundo sueño. No puedo garantizar si despertarán.” Bostezó
cubriéndose la boca con la mano mientras continuaba. “Por supuesto, tampoco es
seguro que una persona concreta a la que cure sea puesta a dormir. Todavía no
comprendo los factores que llevan a algunos a sucumbir y a otros a no verse
afectados en absoluto. Algunos despiertan tras un breve reposo— pero lo cierto
es que cuanto más graves son las lesiones, mayor es la probabilidad de que el
periodo de reposo sea prolongado.”
Entonces, su habilidad es divina, pero no
del todo poderosa. Algunos incluso mueren antes de despertar — es básicamente
una apuesta. Pero esto significa que hay una alta probabilidad de que Bane-san
y Agit-san tengan que recuperarse por un largo tiempo, ¿no es así? ¿Esto
significa que no debemos confiar en la Diosa para tratar sus heridas?
“Si nos enfrentamos a la realidad de
nuestra situación y no nos dejamos llevar por nuestros ideales, es un
despilfarro de recursos y mano de obra atender a aquellos de los que ni
siquiera podemos estar seguros de que vayan a despertar. Por eso no deseo
recurrir a《Curar》en la medida de lo posible. Además, a mí
personalmente me resulta agotador... Me cansa. ya ves.”
La diosa tomó aire, como si estuviera
tratando de eludir algo molesto.
“Especialmente cuando se trata de
ustedes, los Héroes, no es bueno tenerlos durmiendo aquí mientras la Raíz de
Todo Mal sigue ahí fuera. Si los Héroes resultan gravemente heridos justo
cuando más se les necesita para combatir, dudo sobre si realmente merece la
pena salvarlos. Aunque me duela mucho tomar esa decisión.”
Bajó las cejas, mostrando una total
ausencia de preocupación genuina.
“A los Héroes de clase baja los entiendo,
pero ¿a los de clase S? ¿Cuál era el sentido de invocarlos, si sólo era para
mandarlos a dormir? Entonces, ¿qué puedo hacer para satisfacerte, Sogou-san?”
Escuché que es realmente un milagro que
Agit esté vivo — su condición aún es inestable.
“Me gustaría pedirle que trate a Agit-san.”
“Entendido. Pero recuerda que me debes
una.”
“Y Banewolf-san y Yasu-kun todavía están
conscientes. Me gustaría que considerara la posibilidad de curarlos, si cada
uno está de acuerdo después de explicarles los efectos secundarios.”
Los ojos de la diosa se entrecerraron, y
sus pupilas doradas miraron fijamente a Ayaka, que se apoyaba en una muleta.
“De acuerdo, hagamos lo que dices. Ah, ¿y
Sogou-san?”
“¿Sí?”
“Estoy segura que entiendes todo lo que te
acabo de decir. Date prisa y recupérate pronto, ¿puedes? Estoy muy satisfecha
de lo fuerte que te has vuelto, pero estoy segura de que no puedes luchar en
ese estado.”
“S-sí...” dijo Ayaka con determinación,
girándose para mirar directamente a la Diosa.
“Bien entonces. Si eso es todo,
Sogou-san...” La Diosa se irguió y le sonrió. “Es posible que no podamos hacer
mucho con nuestras personalidades incompatibles, pero hagamos lo que podamos. A
ambas nos vendría bien empezar a comportarnos como adultas.”
Ella giró sobre sus talones.
“Ahora, tengo algunos asuntos menores que
atender, si me disculpan. Enviaré a mis subordinados para que den nuevas
órdenes en un momento, por favor esperen aquí un momento.”
Justo antes de abandonar el patio, dio
media vuelta e hizo otra reverencia y desapareció en el interior del castillo.
Kirihara salió al patio tan pronto como la Diosa se marchó.
“Oh, así que eres tú, Sogou.”
“Kirihara-kun.”
Kirihara Takuto se dirigió hacia ella,
adornado de pies a cabeza con un equipo digno de un Héroe. Y se detuvo frente a
Ayaka.
“Me alegra verte de vuelta a salvo,
Kirihara-kun.”
“Esto es lo que ella quiso decir, ¿ah?”
“¿Eh?”
“¿Sogou— estabas preocupado por mí?”
“¿Eh? ¿Sí? Escuché que el Rey Demonio
apareció en el este. Y entonces—”
“¿Realmente creíste que perdería
ante el Rey Demonio? ¿Tan poca imaginación tienes?”
Parecía agitado por algo. Un momento
después, otros dos Héroes de élite aparecieron en el patio — las hermanas
Takao, completamente ilesas por lo que Ayaka pudo ver.
Hijiri-san e Itsuki-san están a salvo
también... Estoy tan feliz.
“Ah, pero escucha, Kirihara-kun,” dijo
Ayaka, cambiando de tema. “Estoy segura que ya te has enterado, pero...
Oyamada-kun, él—”
“La noticia ha llegado a estos oídos míos,
Sogou.”
“Sí, él es muy—”
“¿Mataste a un Demonio del Círculo Interior?”
Preguntó Kirihara, interrumpiéndola.
“¿Eh?” Quedó desconcertada. ¿No estaba
hablando hace un momento de Oyamada?
“Uno grande, por cierto. El Segundo de los
Juramentados, dicen. Si se trataba de algún espectáculo para demostrar tus
estadísticas actuales, entonces, no soy quién para detenerte.”
“Si te preocupa la brecha entre las
estadísticas de la representante de clase y las tuyas, solo dilo de una vez”,
interrumpió Takao Itsuki, como si estuviera hablando consigo misma.
Kirihara se apartó el flequillo hacia
atrás, con una expresión de asombro en el rostro. “No lo entiendes, Itsuki. Es
obvio. Sogou sólo derrotó al Segundo de los Juramentados, mientras que yo envié
al Rey Demonio a casa con el rabo entre las piernas. La brecha entre nosotros
es más clara que el agua. Sobrepasa lo cegador en lo obvio que es.”
La incomodidad de Ayaka seguía — ¿Kirihara
ni siquiera está preocupado por Oyamada Shougo?
Miró al grupo de Kirihara alineado a su espalda.
Cuando él apareció por primera vez, todos habían corrido hacia él, pero ahora ella
los vio dudar.
“Oye, representante de clase, escuché que
finalmente tienes una habilidad única ahora, ¿huh?”, Itsuki le preguntó a
Ayaka.
“¿Eh? Sí, bueno...”
“Je, como que, Kirihara, ya no puede
hablarte con desprecio, ¿verdad?”
“¡¿Yo?!” Kirihara dejó de frotarse la nuca
con la mano y miró a Itsuki de manera incómoda. “Tu memoria es demasiado corta,
Itsuki. Deja de inventarte mentiras convenientes según te convenga.”
“¡Cállate de una vez!” Itsuki le fulminó
con la mirada. “Tratas de hacer como si fueras el único que hizo retroceder al
Rey Demonio. Aneki fue quien realmente—”
“Está bien, Itsuki”, la detuvo Hijiri.
“¡Pero Aneki!”
“Es cierto que la habilidad única recién
subida de nivel de Kirihara-kun es lo que hizo retroceder a las oleadas
invasoras en el frente este.”
“Por fin empiezas a lamerme las botas,
¿verdad, Hijiri? Bueno...” Resopló triunfante. “Por fin estás viendo al
verdadero Kirihara, aunque sólo sea a través de una pequeña rendija en la
puerta. Tu colgada hermana debería seguir tu ejemplo — aceptar lo que está
claro.”
Itsuki gimió y se aferró al brazo de su
hermana.
“No puedo ni con este tipo. Es tan
molesto.”
“No hay nada que hacer al respecto — este
es otro mundo, después de todo”, señaló Hijiri. Luego giró para mirar a Ayaka.
“¿Cómo te sientes, Sogou-san?”
Sintiéndose extrañamente feliz ante una
pregunta considerada, Ayaka no pudo evitar sonreír. “Creo que voy a poder
recuperarme. Pero creo que tardaré un poco más en recuperar todas mis fuerzas a
este ritmo.”
Hijiri guardó silencio un momento antes de
retomar la palabra.
“No fue el Segundo de los Juramentados
quien te hizo esto, ¿verdad?”
Las heridas que Ayaka recibió de Zweigseed
no eran la razón por la que necesitaba su muleta. Los lugares en los que su
espada de sangre la cortó ya casi no le dolían. Era el daño que la técnica kyokugen
había causado en el cuerpo de Ayaka lo que la estaba afectando — mucho, mucho
más que sus heridas visibles. Sin embargo, su cuerpo no estaba roto, sólo
necesitaba un periodo largo de descanso.
No sabía que me sentiría tan exhausta,
incluso con la ayuda de mis modificadores de estadísticas de Héroe ayudándome.
Ayaka había sido capaz de crear un “hilo”
en la batalla. Se decía que los maestros de la antigüedad eran capaces de unir
muchos de esos hilos — y en su época se les conocía como Maestros Supremos.
No quiero ni imaginarme lo que supondría
tener dos hilos. ¿Alcanzaré su nivel si sigo entrenando? Superando con creces
mi yo actual — en el reino de los verdaderamente fuertes.
“En realidad, yo—”
“No hace falta que me cuentes nada más al
respecto”, la interrumpió Hijiri, y luego miró a Kirihara por un instante.
“¿Eh?” ¿Podría ser que ella no quiere
que Kirihara descubra qué es lo que está causando mis heridas?
“De todos modos, como que...” Itsuki puso
ambas manos en la nuca. “Derrotaste a uno de esos demonios del Círculo Interior,
¿verdad, representante de clase? ¿Cuánto has subido de nivel?”
“Ahora mismo mi nivel es...”
Ahora que lo pienso, ¿en qué nivel estoy?
Todo había sido tan confuso tras su pelea
con el demonio, que incluso se había olvidado de comprobarlo. “Estado Abierto.”
Sólo la Diosa y cada uno de los Héroes
podían comprobar sus estadísticas, así que Ayaka tuvo que decir el número en
voz alta.
“Veamos... dice que soy Nivel 499—”
«Whoosh... ¡Clink!»
“¡¿Eh?!”
El cuerpo de Ayaka reaccionó sin siquiera
pensar — pero eso fue un error. Se movió como si estuviera fresca y lista para
la batalla, pero el dolor que recorrió su cuerpo le dijo que no lo estaba.
“Kirihara-kun, tú...” Fue Hijiri— había un
tono de acusación en su voz.
Ayaka miró hacia arriba para ver como la
espada de Kirihara, permanecía congelada ante sus ojos.
No... él no se detuvo— fue bloqueado.
Hijiri estaba al lado de Ayaka, con su
espada desenvainada y en posición horizontal hacia arriba de ella.
El corazón de Ayaka latía rápidamente. ¿Qué
acababa de pasar?
De repente, Kirihara había intentado
asestarle un tajo— e Hijiri había saltado delante de ella con su propia espada,
bloqueando el golpe. Un sudor frío brotó del cuerpo de Ayaka.
No tan frío como la mirada de Hijiri, que
era aguda e inquisitiva cuando miraba a Kirihara. Cualquier calidez en su voz
desapareció cuando preguntó: “¿Qué pretendías con ese ataque, Kirihara-kun?”
Ese ataque de hace un momento,
Kirihara-kun, él... Había una clara intención asesina detrás de él.
Lentamente retiró su espada, y la colocó
de nuevo en su vaina. “Es obvio, pero supongo que tengo que deletrearlo.”
Ayaka realmente no tenía ni idea de lo que
era obvio en esa situación. Él suspiró y continuó tranquilamente.
“Era una prueba, sólo eso. Pronto nos
enfrentaremos al Rey Demonio. No podrás luchar en el campo si no eres capaz de
esquivar ataques como el que acabo de hacer.”
Hijiri envainó también su espada.
“No importa cómo lo mires, Sogou-san está
lejos de su plena fuerza en este momento. Si quieres saber lo fuerte que es
realmente, ¿sería más lógico esperar a que se recupere?”, sugirió ella.
“Sogou no pudo manejar mi ataque.
Analizaste la situación y juzgaste que no tenías otra opción que detenerlo. Lo
bloqueaste...” Se golpeó la sien con la yema del dedo. “Y lo predije todo —
hasta un punto aterrador.”
“Tenías la intención de matar a Sogou-san,
¿verdad?”, preguntó Hijiri.
Kirihara chasqueó la lengua, como si
quisiera quitarle importancia a la pregunta. “¿Realmente crees que habría algún
valor en un ataque que no tuviera la intención de matar tras él? La gente habla
de luchar por la vida, ¿no? Tienes que ser seria...”
Kirihara no estaba actuando como un mal
perdedor. Estaba totalmente impenitente — pronunciando cada palabra como si
todo aquello hubiera sido esperado.
“Si Sogou no hubiera podido bloquear y
hubiera muerto, ese habría sido simplemente su destino. Pero no me daré por
vencido tan fácilmente. Ella no podrá seguir el ritmo en las batallas venideras,
y tú tampoco, Hijiri.”
“Me pareció que tus acciones parecían
haber sido desencadenadas por alguna opinión tuya respecto al nivel de
Sogou-san.”
Kirihara se acarició el cabello de la
nuca, luciendo irritado. “Eso fue lo que te pareció a ti, nada más. No
pensé que fueras una persona grosera que menospreciara a otro por meras
especulaciones, Hijiri.”
“Te lo dije Kirihara, deja de hablarle así
a Aneki—” Itsuki comenzó a vociferar, pero fue interrumpida por un fuerte grito.
“¡Oye, Kirihara!” Ella era Murota Erii,
del grupo de Kirihara.
“¡¿Qué?! ¡¿Qué fue eso de ahora?! ¿Cómo te
atreves, Murota?”
“No me prestes atención. ¡¿En qué estás
pensando?! La representante de clase nos salvó la vida, ¡¿lo sabías?! ¡Cuando
te fuiste, era súper peligroso ahí fuera! ¡¿No oíste nada de eso?!”
Kirihara frunció el ceño y miró a Murota
en silencio.
“¿No tienes nada que decir en tu defensa?”,
dijo Murota.
“Ella tuvo suerte al sobrevivir”, contestó
Kirihara finalmente. “Pero de aquí en adelante las cosas se van a poner aún más
difíciles...”
“¡Te equivocas!”
“...”
“¡¿No puedes verlo?! ¡¿O lo estás
ignorando a propósito?!” Murota extendió la mano salvajemente detrás de ella
para señalar al resto del grupo de Kirihara. “¡Ikumi se ha ido!”
Kirihara volteó la cabeza hacia un lado.
“Ya veo. Una desertora, entonces”, dijo
después tras pasar varios segundos.
La expresión de Murota se contrajo, su
cara se torció. “¿Qué demonios...? ¡¿Esa es tu reacción?! Lo sabía, hay algo
raro en ti. ¡Has estado raro desde que llegamos a este mundo, Kirihara!
“¡Ikumi está muerta, ¿sabes?! Ni siquiera
tenemos su cuerpo. ¡Ni siquiera pudimos saber cuál de los cuerpos era el de
ella! ¡No podremos curarla como lo hicimos con Sakura! ¡¿Lo entiendes?!
Recuerdas a Ikumi, ¡¿sí?! Bueno, ¡ella ya no está!”
Lágrimas corrían por su rostro — como si
todo lo que había estado conteniendo se hubiera liberado de golpe.
Ayaka recordó las secuelas de la batalla.
Al principio, todos se habían alegrado mucho al enterarse de que Banewolf había
sobrevivido, pero al poco tiempo la euforia inicial se había apaciguado y una
ola de pérdida los había invadido. Lo mismo había ocurrido cuando Hirooka
Akiyoshi y Sakuma Haruhiko, los dos chicos del grupo de Yasu, murieron en la
estampida.
La muerte de un compañero de clase — era
tan terriblemente irreal, pero al mismo tiempo sentían como si les abriera un
agujero en el pecho a todos y cada uno de ellos. Después de aquello, la
princesa Cattlea les ayudó en el funeral. Mucha gente lloró — incluso aquellos
que no habían estado tan unidos a Kariya Ikumi en el viejo mundo.
“Hay un joven economista”, Kirihara se
volteó hacia Murota — había un tono de amonestación en su voz. “Amigo de mis
padres. Tiene un canal con más de 200.000 suscriptores — y hay una cosa que
dijo una vez. Cuanto más dispuestos están los países a reducir sus pérdidas
con los desertores, más rápido crecerán. Y aquellos que asignan recursos a los
desertores sólo hacen que todo el país sea cada vez más pobre para todos los
demás, aparentemente.”
“¡¿Qué?! ¡No tengo ni idea de lo que estás
parloteando ahora mismo! Quiero decir... ¡¿cosas de economía?! ¡Eso no tiene
nada que ver con que Ikumi esté muerta!”
“Quiero decir, que en lugar de lamentarte
y lloriquear cada vez que alguien muere, deberías usar ese tiempo de forma más
productiva y mejorar. ¿No era eso obvio?”
Murota se acercó a Kirihara, balanceó su
mano detrás de ella y—
Kirihara atrapó su muñeca antes que ella
tuviera la oportunidad de llevar adelante en una bofetada.
La nariz de Murota se torció y se arrugó.
“¡Esto no es una broma, Murota! ¿Acaso
Sogou te ha envenenado?” Le apretó la muñeca con fuerza.
“¡E-eso d-duele...!” El rostro de Murota
se retorció ante el dolor.
Itsuki colocó una mano en la empuñadura de
la espada que llevaba en la cintura, lista para desenvainar.
“¡Ya es suficiente! No permitiré más de
esto”, gritó Ayaka.
“¿Ni siquiera sabes lo que es defensa
propia?”, replicó Kirihara.
“Puede que fuera Murota-san la primera en
levantar la mano contra ti. Pero quiero que trates de entender cómo se siente
ella en este momento, aunque sea un poco.”
“Si te dedicas a ser considerado todo el
tiempo con los sentimientos de todas y cada una de las personas
insignificantes, nunca serás una ganadora”, dijo Kirihara.
“Precisamente en momentos como éste, que
ser considerado es tan importante.”
“No eres diferente de esos idiotas que
piensan que pueden resolver todos los problemas con esfuerzo y determinación,
¿cierto? Recuerda el mundo anterior. Allí, los ganadores eran todos aquellos a
los que no les importaban ni un segundo los sentimientos de los demás. Si quieres
ganar, sólo tienes que demostrar fuerza. Deja de permitir que las reglas y la
ética se interpongan en tu camino.”
Ayaka se preparó para usar su técnica kyokugen
— la única manera en que sería capaz de mover su cuerpo en su estado actual.
Odio tener que hacer esto... pero hay
cosas que no se pueden transmitir sólo con palabras. Eso lo he aprendido aquí —
en este mundo. Quizá, tan sólo una vez, necesite demostrarle este poder a él
directamente.
... Sin embargo, sólo para incapacitarlo,
no para herirlo. Sí. Si utilizo la técnica Kisou prevista para la captura de
los enemigos en general, entonces—
“Hmph.” Kirihara soltó la muñeca de
Murota. “Parece que estás preparada para ello. Sin embargo, veo que Hijiri se
interpondrá en nuestro camino. No puedo evitar concluir que esto sería una
pérdida de tiempo.”
Las rodillas de Murota cedieron y cayó al
suelo mientras Kirihara pasaba junto a ella.
“¿Y, bueno, cuando intenté cortarte antes?”
Él extendió su brazo. “Si realmente lo hubiera hecho en serio, habría
usado《Dragonic Buster》.”
Aparecieron unos pequeños dragones dorados
en el aire a su alrededor. Giraron en el aire, rodeando a Kirihara mientras
volaban, como si lo estuvieran protegiendo.
“Parece que Murota y los demás se pusieron
de tu lado. Supongo que ahora tú te encargarás de ellos.”
“Kirihara...” dijo Murota, dándose la
vuelta mientras se alejaba de él, con lágrimas aún en los ojos. Los dragones
dorados que le rodeaban se detuvieron.
“Los grandes reformadores del mundo nunca
son comprendidos en un principio”, dijo. “Aquellos que están en la cima de la
humanidad siempre están sujetos a los vientos de la crítica errónea y
equivocada. Esa es la soledad que conlleva ser un rey. No importa la época,
parece que no hay nada que hacer para ayudar a la estupidez de los plebeyos que
han dejado de pensar por sí mismos.”
“Por eso, los grandes deben ignorar los
balidos de los inferiores y mostrarles resultados. Al final, todos
llegarán a saber quién es el verdadero rey. Aprendan de la historia —
estúdienla. Los verdaderamente grandes pueden enfrentarse a la desgracia en su
tiempo, pero siempre son bien juzgados por aquellos que vienen después. No
puedo abandonar mi destino.”
Dirigió una mirada a Ayaka.
“En cualquier caso— hay una cima a la que
no pueden llegar aquellos a quienes les queda blandura dentro.” Kirihara crujió
su cuello. “Todo lo que puedo hacer es dejar de lado la desgracia, tu falta de
comprensión, y continuar demostrando cuánta razón tiene Kirihara. Ahora
no puedo discutir con la historia, ¿verdad?”
“No hace falta que lo digas, Itsuki”, dijo
Hijiri, deteniendo a su hermana antes que irrumpiera. Kirihara suspiró con
exasperación.
“Haz algo también sobre lo bajos que están
esos puntos de ebullición tuyos — tú en particular, Itsuki.”
Itsuki le sacó la lengua, el gesto
juguetón contradecía la seriedad de sus ojos.
“De todas formas, Sogou, nos estamos
desviando del tema — resulta que ellos sobrevivieron entonces, eh”, dijo
Kirihara.
Al fin volvemos a hablar de Oyamada Shougo,
entonces.
“¿Cómo era Seras Ashrain en persona?
¿Igual que en los retratos?”
¿Eh?
“Escuché que ahora está en un grupo
llamado la Brigada El Lord Mosca. Tch... ella fue se fue a la compañía
equivocada, ¿no es así?”
¿De qué está hablando?
“Escuché que el Lord Mosca o como se llame
acabó con el Primero de los Juramentos. Los Demonios del Círculo Interior realmente están empezando a demostrar que son una
vergüenza para su propio nombre.”
“No creo que eso sea cierto. Los Demonios
del Círculo Interior eran enemigos temibles.”
“Hmm, es posible. Pero perdieron contra
alguien que ni siquiera era un Héroe — y eso es más que suficiente para
concluir que no eran más que patéticos debiluchos. Si ese poder de magia
maldita está sujeto a las leyes de este mundo, entonces su fuerza tiene un
límite.
“Y además, cualquiera que se llame a sí mismo Lord[1] no es un verdadero rey. Tch... Él y Seras son dos peces gordos en su pequeño estanque.” Puso la mano sobre su espada. “Me corresponderá a mí mostrarles a ambos, hasta qué punto están fuera de sus casillas.”
Ayaka y los demás Héroes esperaron en el
patio hasta que un sirviente de la Diosa llegó para transmitirles sus órdenes.
Les dijo que regresaran a su dormitorio y permanecieran en espera, y también se
les dieron varias instrucciones y otras precauciones durante ese tiempo.
También se les informó que, en su debido momento, se llevaría a cabo una
investigación acerca de la Brigada El Lord Mosca.
Kirihara no escuchó nada de eso, ya que no
estaba presente. Abandonó la plaza tras su incidente con Ayaka.
“¡Oye, la Diosa dijo que esperáramos aquí
por órdenes!” Itsuki le había llamado
mientras él se alejaba.
“Con frecuencia hacemos barbacoas en
nuestra casa, y mis padres invitan a sus conocidos. Hace poco vino una persona
que triunfó en los negocios en línea. Esto es lo que dijo: 'Hoy en día no
existe ni una sola persona con un negocio exitoso que se siente y espere a
recibir pedidos'. Lo entiendes, ¿verdad?”
Ayaka estaba sentada en su habitación
privada. El sol ya se había puesto y Takao Hijiri había venido a visitarla.
Delante de ellas había una mesa, y sus sillas estaban tan juntas que sus
hombros casi se tocaban. Hijiri escribía algo rápidamente con su bolígrafo en
un notepad que tenía delante.
“Parece que tu bando lo pasó bastante mal”,
dijo ella.
Ellas estaban intercambiando información —
al parecer, el notepad y el bolígrafo estaban en el bolsillo del uniforme de
Hijiri cuando fue teletransportada a este mundo.
En este mundo, los smartphones no pueden
conectarse a Internet ni recargar su batería, pero los objetos analógicos, como
los bolígrafos, siguen funcionando... hasta que se les acaba la tinta. Aun así,
en otro mundo como este, ese notepad y ese bolígrafo parecen casi fuera de
lugar.
“Pero Belzegea-san, al que mencioné antes
— creo que él nos ayudó a evitar el peor de los casos”, respondió Ayaka.
El peor de los casos: la destrucción
completa de todos los ejércitos del frente sur y de la Ciudadela Blanca de
Protección. Todos nuestros compañeros desapareciendo junto a él.
“Mmm.”
“¿Hijiri-san?”
“Este personaje Belzegea... ¿dónde crees
que se encuentra, Sogou-san? Al parecer no está del lado del Rey Demonio, en
vista que mató al Demonio del Círculo Interior “, señaló Hijiri.
“Seras-san estaba con él, así que pensé
que podría ser un aliado de Cattlea-san.”
“Tras la batalla, desaparecieron, ¿verdad?”
“Sí, eso escuché. Se fueron al norte,
creo.”
Hijiri presionó el dorso de su bolígrafo
contra sus labios, pensativa. Fue un gesto sin importancia, pero extrañamente
cautivador a su manera. Sus largas pestañas se inclinaban ligeramente hacia la
mesa y sus finos labios parecían saludables y exuberantes.
“Entonces, su grupo no se unió a la
Princesa de Neah después de la batalla. Eso implica que Seras Ashrain no puede
regresar a Neah tal y como está la situación— o hay alguna razón que le impide
hacerlo.” Hijiri se detuvo un momento. “Cuéntame más sobre Belzegea. ¿Cómo era
él?”
Ayaka relató todo lo que pudo de la
conversación que tuvieron, y su impresión de él. La pluma de Hijiri corría por
el notepad, rápida, pero sin garabatear. Su escritura era clara y hermosa.
“Es difícil saber si es un enemigo o un aliado...
o si podría convertirse en nuestro amigo en el futuro.”
“Sentí que era alguien en quien podía
confiar.
“Cuando alguien tiende una mano para
ayudar en un momento de gran peligro, la mayoría de los seres humanos tienden a
terminar confiando en esa persona. Incluso hay trastornos como el síndrome de
Estocolmo — las emociones e impresiones humanas pueden cambiar en un abrir y
cerrar de ojos cuando se producen acontecimientos dramáticos. Un día alguien
puede ser alabado en entrevistas y en televisión, pero tras un simple escándalo
su reputación cae por los suelos en un instante. ¿Alguna vez ha visto que esto
suceda?”
“... Puede que lo haya visto, sí.”
Había una celebridad que era sumamente
popular, hasta que una noche pareció que todo el mundo la eligió como blanco de
sus críticas.
“Ten cuidado, si sólo eres capaz de ver
las cosas desde una perspectiva de una sola dimensión, serás mucho más
vulnerable al engaño.” Hijiri suspiró. “Me disculpo, me desvié del tema. Así
que Belzegea — puede que sea un aliado de Neah, pero no necesariamente del lado
de la Alianza Sagrada”.
“Ejem, quieres decir—”
“Quiero decir que no necesariamente es
amigo nuestro”, zanjó Hijiri.
Ayaka bajó los ojos y cruzó las manos
sobre su regazo. “Me gustaría evitar luchar contra él, si fuera posible...”,
dijo ella.
“No estoy diciendo que sea necesariamente
un enemigo. Incluso se podría decir que Kirihara-kun es claramente mucho más
hostil.”
“Oye, Hijiri-san.” Ayaka juntó las manos y
guardó silencio unos instantes. Hijiri esperó en silencio a que continuara. “Las
cosas que dice Kirihara-kun... ¿Crees que él tenga razón?”
“Ya que me lo preguntas, ¿puedo suponer
que te has dejado engañar un poco por sus argumentos?”
“¿Eh? Ah... No lo sé. Creo que tal vez
sigo siendo ingenua. Que tal vez esa parte blanda mía fue la que hizo que
mataran a Ikumi-san”.
Si hubiera despertado antes mi técnica kyokugen, no hubiéramos tenido que perder a tantos.
¿Todo esto se debe a que he sido demasiado
blanda?
“Tienes razón— y te equivocas”, dijo
Hijiri, observando cómo Ayaka se castigaba a sí misma. Hizo girar el bolígrafo
en su mano. “Las simpatías de las personas cambian dependiendo de sus
posiciones, es natural. Somos criaturas subjetivas hasta la médula. Por eso hay
personas como Kirihara-kun que creen que, como son los que están en el poder,
nunca estarán en la mano perdedora. En el caso de Kirihara-kun, él siempre
asume que nunca se convertirá en uno de esos desertores de los que
habla. Creo que será bastante difícil para él, si por casualidad acabara en ese
grupo en algún momento del futuro.”
Hijiri guardó silencio unos instantes y
luego se golpeó dos veces el labio inferior con la punta del bolígrafo. “Pero
creo que quizá ésa no era la respuesta que buscabas”, dijo finalmente.
“No, está bien. Gracias por pensarlo tan
profundamente, Hijiri-san.”
“Creo que deberías seguir creyendo hasta
el final en lo que piensas que es correcto, Sogou-san.”
“Lo que creo que es correcto...”
“Por lo que he observado, muchos de
nuestros compañeros ahora te siguen — confían en ti. Por ahora, ¿no es
esa respuesta suficiente a tu pregunta?” Hijiri continuó: “La perfección no
existe en este mundo. No hay nada que podamos hacer, salvo lo mejor que
podamos. Con lo limitados que somos los humanos, creo que es suficiente.”
“Hijiri-san...” Ayaka dejó escapar una
pequeña risita. “Gracias.”
“De nada”, respondió ella con
indiferencia, y continuó con sus preguntas. “Dado el estado de ánimo general,
¿puedo suponer que Nihei-kun, Murota-san y todos los demás se unirán a tu
grupo?”
Después que el sirviente de la Diosa los
despidiera a todos en el patio, había sido Ayaka quien fue a hablar con ellos
personalmente, preguntando a Murota, Nihei y a todos los demás que se
encontraban detrás ellos, si deseaban unirse a ella.
“Después de todo, esos dos grupos fueron
abandonados por sus líderes”, apuntó Hijiri.
“Yasu está vivo, pero Nihei y los demás
dijeron que ya no querían trabajar junto a él. Murota y su grupo dijeron más o
menos lo mismo — que ellos querían estar conmigo.”
“¿Qué es lo que va a hacer Yasu-kun?”,
preguntó Hijiri.
“Trataré de invitarlo. Realmente ayudaría
tener a otro Héroe de clase A con nosotros. Bueno, no es sólo eso... Si no le
invito, se quedará solo, como un marginado.”
Hijiri suspiró. “Te respeto.”
“¿Eh?”
“Y aunque podría ser bastante entrometida
de mi parte...”
Hijiri procedió a hacer sugerencias.
Primero, que el grupo de Ayaka se dividiera en escuadrones más reducidos, con
un sublíder en cada uno. Suou Kayako para liderar el escuadrón de Suou, Nihei
Yukitaka para liderar el escuadrón de Nihei y Murota Erii para liderar el
escuadrón de Murota. Hijiri señaló que probablemente sería difícil para
aquellos que no eran particularmente buenos amigos, el cooperar juntos.
“También te aconsejaría que te decidieras
por un lugarteniente para que tome las decisiones en tu lugar, en caso de que
no puedas liderar tú misma a todo el grupo. Personalmente recomendaría a
Suou-san.”
“Estoy de acuerdo, se puede contar con
Suou-san.”
Ella ha crecido tanto ahora. Recientemente
me enteré que aparentemente Asagi se acercó para tratar de reclutarla. Ella dio
instrucciones claras para mantener a todos juntos en la última batalla. Estoy
tan contenta que Suou-san haya venido a ser parte de mi grupo. Pero me pregunto
qué fue lo que la atrajo a mí en primer lugar.
Ayaka recordó que ella no había sido uno
de los desertores, sino una de las heroínas programadas para ser
eliminadas por la Diosa. Su mente retrocedió a los recuerdos del viejo mundo.
Suou Kayaka no parecía tener muchos amigos íntimos en clase — por supuesto, esa
era una de las razones por las que Ayaka solía hablar con ella regularmente,
para ver cómo se encontraba.
En cualquier caso— tengo mucho que
agradecerle.
Continuaron su conversación. Ayaka estaba
asombrada de lo mucho que Hijiri había averiguado, especialmente de que supiera
una cantidad inusual de cosas sobre este mundo en el que ahora se encontraban.
“¿Sabías que hay una gran biblioteca en el
castillo?”
“Sí, lo sabía”, dijo Ayaka.
“¿Y también sabías de las estanterías
cerradas?”
“... No.”
Estanterías cerradas... igual que en el
viejo mundo, libros que no puedes sacar por tu cuenta. Supuestamente tienes que
pedirle al bibliotecario que vaya a buscarlos por ti.
“Obtuve permiso de la Diosa, así que a
menudo voy allí para investigar.”
“Ya veo...”
Ah. Ahí está nuevamente...
Una tenue y dulce fragancia llegó desde la
dirección de Hijiri. Con lo juntas que estaban sentadas, Ayaka lo notó
enseguida. Hijiri la miró de reojo.
“¿Te molesta el olor?”, preguntó ella.
“Ah, lo siento— ejem, ¿es perfume lo que
llevas?”
“Mi persona misma es una presencia extranjera
aquí, pero llevar este perfume procedente de este mundo tranquiliza un poco a
los lugareños. Es mi apelación silenciosa a ellos, que estoy tratando de
aceptar la cultura de este mundo.”
Es increíble, pensar que ella lo ha
pensado con tanta profundidad. Aunque no es sólo eso...
“Hijiri-san... Realmente eres hermosa.”
“Lo acabas de decir en voz alta, ¿te diste
cuenta?” Señaló Hijiri, con su mano aun escribiendo en el notepad ante ella.
“Eh.” Ayaka se llevó una mano a la boca. “L-Lo
siento.”
“Te aconsejo que te abstengas de hacer
comentarios irreflexivos sobre las apariencias de los demás. Estoy segura que
tú misma no te das cuenta, pero cuando eso viene de ti, algunas personas
podrían interpretar como mezquindad lo que comentas. Al menos, eres consciente
de lo inequívocamente hermosa que eres, ¿no es así, Sogou-san?”
“¿Eh? Yo no—”
“'No soy realmente hermosa? ¿Es lo
que estabas a punto de decir?”
“Ah...”
“Es posible que otros también
malinterpreten esa respuesta. Creo que deberías dejar de usarla.”
Los hombros de Ayaka comenzaron a
tensarse. “Seré más cuidadosa”. Luego soltó una pequeña risita.
“¿Qué sucede?”, preguntó Hijiri sin
apartar los ojos del notepad.
“Bueno, es sólo que, creo que ahora
entiendo por qué le agradas tanto a Itsuki.”
Itsuki tenía buen aspecto, pero por lo
visto estaba fatigada y ahora dormía en su habitación.
“Tenemos la misma edad y, sin embargo,
pareces mayor que yo. Casi como una hermana mayor a la que puedo acudir en
busca de consejo.” Ayaka no tenía ninguna hermana mayor propia, pero siempre
había deseado tener una.
“Somos gemelas, por lo que la diferencia
es simplemente cuál de las dos salió primero al nacer. Pero supongo que el
hecho de que mi hermana menor me tratara siempre como la mayor durante nuestra
infancia me ha moldeado.”
“Oye, Hijiri-san. “ La expresión de Ayaka
era seria ahora. “Lo que dijiste antes, sobre los grupos... creo que serías
mejor que yo liderando a todos.”
“Imposible.”
Ayaka quedó un poco sorprendida por la
rapidez de su rechazo.
Hijiri puntualizó: “Puede que no lo notes,
pero hay muchos alumnos que han tomado antipatía hacia nosotras, las hermanas.”
“¡Eso no es cierto! O al menos no creo que
lo sea... Aun así, creo que si todos aprendieran más sobre ti, entonces—”
“Más allá de las preferencias individuales
de cada uno, existe una cierta armonía dentro de cada grupo. Los que vienen del
exterior pueden alterar el equilibrio, aunque no tengan intención de hacerlo.
No subestimes este hecho. Añadirnos ahora a tu grupo arruinará por completo su
equilibrio— de eso estoy segura.”
Ella prosiguió. “Algunas relaciones
funcionan mejor cuando existe una distancia adecuada entre todas las partes.
Tengo la intención de ayudar a todos a volver al viejo mundo, por supuesto.”
“Lo entiendo. No trataré de forzarte”.
“Sé que se necesita mucho valor para
pedirlo. Mis disculpas.”
“No... estoy más que feliz de saber que
estás dispuesta a ayudar. Está bien, está bien. Siempre y cuando no dejemos
morir a nadie más, y logremos regresar al viejo mundo, entonces yo...”
De pronto, Ayaka notó que Hijiri la miraba
fijamente, como si tratara de entender algo.
“Sogou-san. Esto es sólo algo hipotético,
pero—”
Los ojos escrutadores de Hijiri estaban
ahora fijos en la puerta. Anotó algo y luego deslizó el notepad hacia Ayaka.
“Siguéme la corriente”, decía la nota.
“... Si te dijera que tengo sentimientos
románticos hacia ti, ¿qué dirías?”
“¡¿Eh?!”
Ayaka notó que los ojos de Hijiri trataban
de decirle algo — estaba mirando hacia la puerta.
Ah, ya entendí. Hay alguien afuera. Puedo notar su presencia. Esa es la razón por la que Hijiri quiere que siga con lo que está diciendo.
Ayaka respiró profundamente antes de responder.
“T-Todo es tan repentino, que... yo—
bueno... no sé cómo responder.”
Hijiri se limitó a sonreírla.
Wow...
Ayaka estaba fascinada, pese a sí misma.
Debe estar sonriendo de esa manera porque
así es como quería que respondiera.
“No tengo intención de presionarte en que
me des una respuesta inmediata. Simplemente, quería que fueras consciente de
mis sentimientos. Tal vez comience a intentar acortar la distancia entre
nosotras poco a poco en el futuro — a menos que tengas alguna objeción.”
“Eh-ehm... no lo sé. Todo esto está
sucediendo tan rápido... que no he tenido tiempo de pensar en cómo me siento.”
“¿Te estoy molestando?”
“No es eso, e-es sólo que... ejem.”
¿Será por esa sonrisa de antes?
Ayaka sabía que Hijiri estaba actuando— y,
sin embargo, había un extraño hormigueo en los latidos de su corazón que
simplemente no se detenía.
Ah, pero esto puede hacer que mis
reacciones ante sus avances suenen más convincentes.
Le pareció extraño lo lúcida que estaba
logrando ser con respecto a todo esto.
Hijiri hizo ademán de levantarse de la
silla. “Espera un momento. Esto es importante... Iré a comprobar que no haya
nadie en el pasillo escuchando.”
Ayaka sintió que la presencia se alejaba
conforme Hijiri se dirigía a la puerta, luego giró de nuevo hacia la mesa para
tomar asiento una vez más.
“Buen trabajo, Sogou-san.”
“¿Te importaría explicarme eso?”
“Eso fue para crear un
malentendido. Es posible que a partir de ahora venga a reunirme contigo con más
frecuencia. Preferiría que mis acciones no fueran vistas con sospecha.”
“Ah, entonces por eso tú...”
“Mientras se extienda el rumor de que
tengo un interés romántico hacia ti, podemos convencer a los demás que mi
atracción es la razón por la que ambas nos reunimos con mayor frecuencia.”
Probablemente Hijiri-san esté tramando
algo— despistando su olor de la Diosa.
“Sin embargo, me sorprendió un poco”, dijo
Ayaka.
“Lo siento, no fue razonable pedirte eso
tan repentinamente.”
“Bueno, ciertamente en parte es eso”, dijo
Ayaka, dejando escapar una risa. “Pero después de todo puedes sonreír, ¿verdad,
Hijiri-san?”
“No soy buena forzando sonrisas para los
demás, pero tampoco soy incapaz de sonreír cuando me apetece, ¿sabes?”
“Ya veo.”
“Mis sonrisas son naturales. Las sonrisas artificiales
son convenientes y hay demanda de ellas en el mundo. Simplemente no soy buena
cultivando ese tipo de sonrisas.”
“Je, je, es una forma muy
interesante de verlo.”
Hijiri se llevó una mano a la mejilla y
miró a Ayaka con calidez en los ojos. “Mucho de ti también es natural, ¿verdad?”
“N-no te estarás burlando de mí, ¿verdad,
Hijiri-san?”
“Ni en sueños se me ocurriría eso.”
Ayaka miró hacia la puerta. “Me pregunto
quién habrá estado al otro lado de esa puerta”, reflexionó ella.
“Por la forma en que sus pasos y presencia
estaban tan encubiertos cuando se marcharon, creo que casi con toda seguridad
era uno de los lacayos de la Diosa. De hecho, me siguieron desde que salí de mi
habitación. Los despisté cuando pude. Mi perseguidor de antes debió de darse
cuenta al fin que era aquí adonde me dirigía.”
Entonces, se detuvieron a escuchar una vez
que la encontraron.
“Eres como la protagonista de alguna
película de espías”, dijo Ayaka.
“Quizá mis modificadores de estadísticas
de clase S tengan algo que ver. Pero tú también notaste su presencia, ¿verdad,
Sogou-san?”
Ahora que lo pienso, sí. ¿Quizás la razón
por la que ella fue capaz de sentir la intención asesina de Kirihara-kun antes
que él actuara, se debió también a sus modificadores de estadísticas?
“Estabas a punto de decir algo antes que
nos interrumpieran, ¿cierto?”
Hijiri acortó la distancia entre ellas,
como si estuviera a punto de contarle un secreto a Ayaka. Ayaka tragó saliva.
“De momento no es más que una hipótesis,
pero aun así quiero preguntarte de todos modos”, dijo Hijiri.
“D-De acuerdo...”
Los ojos claros de Hijiri — miraban directamente a los suyos. “Si te dijera que podría haber una forma de regresar al viejo mundo sin depender de la Diosa—¿qué responderías?”
Referencias
- Nota de RKB7: La palabra Lord también podría leerse como Rey, por eso el enojo de Kirihara según el tiene que haber un solo verdadero Rey. ↩